ÙNETE a la comunidad de SILWY en FACEBOOK! http://www.facebook.com/groups/323375691027181/

Still In Love With You

Una Novela de Nick & Tú <3

Más reciente

Los números de 2012

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

Aquí hay un extracto:

600 personas llegaron a la cima del monte Everest in 2012. Este blog tiene 7.900 visitas en 2012. Si cada persona que ha llegado a la cima del monte Everest visitara este blog, se habría tardado 13 años en obtener esas visitas.

Haz click para ver el reporte completo.

WEDDING BELLS. ONE SHOT.

 

She says «Can you keep a secret? A ceremony set for June. I know it’s a rush, but I just love him so much. I hope that you can meet him soon»

 

No I don’t want to love, if it’s not you.
I don’t want to hear, the wedding bells bloom

 

Image

 

¿Qué hacer, qué sentir cuando tu primer amor te anuncia su matrimonio?

¿Cómo evitar esas campanas de boda repicar?

 

Escribí Wedding Bells inspirada en la canción que Nick hizo para Miley. Es hermosa, me encanta. Admito que no sea el mejor de mis trabajos, pero tenía que escribir algo al respecto.

 

Para mí, volver a escribir algo sobre Nick fue como reencontrarme con un viejo amigo. Es bueno volver a los hábitos antiguos.

¿Quieren leerla? Pendientes en la página de SILWY del facebook.

http://www.facebook.com/groups/323375691027181/

<3

 

¡Feliz Cuarto Aniversario!

Hola! Soy Ceci. Han pasado  como cinco meses desde el último post, el capítulo final. Ahorita estoy haciendo mi tarea de literatura, y las entradas de agradecimiento, nostalgia y terneza tamaño biblia ya se me pasaron de moda :)

De modo que sólo vengo a decir que hoy 31 de Agosto se cumplen cuatro años desde el inicio de Still In Love With You, y estoy muy feliz. Actualmente estoy enfocada mucho en un proyecto que llamo «El otro lado del alféizar», una novela de fantasía que espero algún día tener impresa aunque sea para mí solita <3

He visto que el contador de visitas marca más de 69 000, y me pregunto si llegará a a 70 000 pronto 8) sería fantástico.

Entre tanto, yo sigo activa y creo que también ustedes en lo que es el grupo de facebook de SILWY.
http://www.facebook.com/groups/323375691027181/
Si todavía no se unen, UNÁNSE! Ya vamos más de 70 lectoras ahi :)

Y como no quería pasar desapercibido el día… Decidí hacer algo especial. Publicar los capítulos de la que iba a ser una novela nueva, pero que ya no tiene continuación. De modo que si alguna quisiese inspirarse en ella o tomarla, cambiarle detallitos y seguirla escribiendo, lo hiciera.

Además, en el grupo comparto fotos de los Jonas :B y hablamos, y a veces subo escritos ;)

No sé siqueira si alguien leerá esto.. jeje. Pero es bueno darle clic al botón publicar otra vez y ver una nueva entrada :)

¡Felicidades, _________ y Nick por su historia de amor!

 

Capitulo 38 ♥ Segunda Temporada ♥ THE END.

Increíble. Me parece increíble que este día haya llegado por fin.

He aquí, el último capítulo de la novela. El último capítulo de la segunda temporada. El capítulo final de Still In Love With You.
Se supone que esto es una «despedida» pero ¿saben algo? Esta novela no termina, en serio. No mientras haya una sola persona que entre al blog de vez en cuando, alguien que quiera leer un capítulo en especial o que desee releer toda la novela de nuevo. Still In Love With Nick Jonas seguirá presente a pesar de no tener más capítulos. Mientras una sola lectora la recuerde y se lleve un pedacito de ella a sus corazones, esta novela no terminará.
Pues todas y cada una de ustedes pueden darle su propia continuación ¿saben? ¡Aduéñense de esta historia y háganla suya! Eso es lo que siempre he querido. ¡Vivan su propia historia de amor!  Porque verdaderamente existen, yo confío en ello. Quizás están escondidas… A lo mejor varias de ustedes ya la están viviendo. No importa, el caso es que el amor estará siempre allí.
He aprendido mucho a lo largo de estos cuatro años. En lo personal, me llevo una grata experiencia. SILWY vivirá conmigo por el resto de mi vida, porque ya forma parte de mí <3 Por eso sé que nunca terminará.
Y ustedes, chicas, también forman parte de mí. No he olvidado como al principio de todo hablé con tantas de ustedes y formé irreemplazables amistades. Sé que muchas ya no están aquí para leer esto, quizás algunas llegaron después de esa temporada en la que las conversaciones eran realmente frecuentes…
Puedo mencionar a varias personas: Mikayla, Vania, Paula, Marilu, Karla, Maddie, Dany, Ro, Luisa, Pouchi, Alondra, Erika, Marifer, Johana, Nehama…
Estoy casi segura que la mayoría de ellas no leerá esto, pero en realidad no me importa. En mi corazoncito guardo esos hermosos momentos que me hicieron vivir en la computadora por horas. Gracias al cielo sigo teniendo contacto con poquitas de ellas, pero la verdad es que a ninguna la olvido.
Lo que sí me pasa es que a veces los nombres se me revuelven c’: y si no las puse, créanme que las quiero igual. Tengo la certeza de que al menos en alguna ocasión he tratado con ustedes, y con el simple hecho de leer cualquiera de sus comentarios me han marcado muy a fondo.
Gracias por motivarme a soñar, chicas. Realmente, muchas gracias.
Still In Love With You comenzó el 31 de agosto del 2008. Según las estadísticas, ha tenido desde entonces casi 68 mil visitas, arriba de 3 mil comentarios y más de 100 posts… hasta la fecha, hoy, 17 de marzo del 2012 (un día después de mi cumpleaños :P)
Yo… No sé qué decir. Esto es emocionante. Lo único que pido es que comenten. HOLA LECTORAS FANTASMAS! Sean visibles por una vez en la vida c:
A comparación de antes, las que leen la novela son realmente pocas. El capi final de la primera temporada tuvo como 70 comentarios c: y esté tendrá mucho menos. Y estoy agradecida. Se quedaron las que debieron quedarse. Gracias por acompañarme, por permanecer allí.
Desde que tenía doce años, hasta ahora, con 16 años y un día.
Las quiero con todo mi corazón.
Disfruten este capítulo, que va dedicado para ustedes. Nunca las olvidaré. Seguimos en contacto por face ¿vale? Ya conocen el grupo de SILWY. Cualquier novedad se las notifico (: y saben que pueden contar conmigo para LO QUE SEA. Mi correo es karelamusical@hotmail.com y mi twitter http://www.twitter.com/cecygoober
Al final del cap hay algo especial. Espero que lo lean… Se trata de una de las razones por las cuales esta nove marcó mi existencia. Una enorme coincidencia bastante especial. Las cadenas.
Las quiero, las quiero, las quiero.

Capítulo 38. Fin. Epílogo.

El monótono golpeteo de las gotas de lluvia al caer sobre los techos, las calles y las ventanas de la ciudad se hacía presente en todas partes. El sonido era demasiado puro que se tornaba tranquilizador. Arrellanada en el sofá de la sala y sólo con el soniquete del gigantesco reloj que marcaba las once, leías apaciguadamente el treceavo capítulo de un libro de misterio.

Te acomodaste el cojín de terciopelo en el regazo y suspiraste. La biblioteca de tu madre resultaba cada vez más interesante, y aquél era sólo el quinto libro que sacabas de sus estantes.

A mitad del segundo párrafo, alguien tocó la puerta.

Cerraste el libro a la primera, convencida de que tu abuelo e Isabella yacían cada quien en su cuarto lo bastante indispuestos como para bajar a atender la entrada. Cruzaste el arco que separaba a la ostentosa sala del recibidor y te asomaste por la ventana, atisbando entre las cortinas.

Un muchacho con sudadera gris y la capucha puesta, esperaba de espaldas a la puerta, mirando hacia la calle. Quienquiera que fuese estaba lo suficientemente mojado como para no apiadarse de su condición bajo la lluvia.

Abriste la puerta con precaución, preguntándote quién se atrevería a ir tan tarde y con tal clima a llamar la puerta. El muchacho se volvió, temblando de frío, y te miró con unos ojos indecibles. Tu corazón se olvidó de latir por un segundo.

Tu: Nicholas [sin aliento]

Nick intentó sonreír, pero las fuerzas le fallaron. No podía quitarte la mirada de encima.

Nick: Hola.

Lo contemplaste un instante más, evaluando las posibilidades; no estabas segura de que fuera un sueño, o quizás una ilusión.

En cualquier caso, él estaba empapado. Y estaba allí.

Tu: Entra [parpadeaste]. Estás chorreando.

Nick: No quisiera molestar… [murmuró azorado]

Tu: Pero vas a enfermarte. [replicaste, sintiéndote atontada] Tienes una presentación en los Grammy.

El chico te miró con agradecimiento y, quitándose la capucha, pasó. Cerraste la puerta tras él, aturdida.

Tu: ¿Viniste en auto? [sin osar a verle]

Nick: Me dejaron a unas manzanas de aquí.

Tu: ¿Caminaste desde allí?

Nick: Necesitaba venir.

Nicholas maldijo para sus adentros. La voz cada vez le temblaba peor.

Tu: Vayamos a la sala, entonces. [dijiste con el corazón agitado]

Le indicaste con una breve mirada que te siguiera, y él avistó con disimulo la casa de tu mamá. Hacía mucho que no pasaba por allí. Trató de distinguir lo que sea que no fueras tú.

El sillón los recibió, cómplice de lo que se avecinaba. Apartaste tu libro de bolsillo a un lado e hiciste un ademán para que tomara asiento.

Tu: ¿Se te ofrece algo? [preguntaste con tus dedos entrelazados nerviosamente] ¿Un vaso de agua, un chocolate caliente..?

Nick: Estoy bien, gracias. [asintió con las manos en los bolsillos] Yo… Me gustaría poder hablar contigo, si me lo permites.

Su imagen parecía, como todo vestigio, deslumbrante. Aún no te acostumbrabas a mirarlo nuevamente. Sentiste escalofríos al advertir lo que su mera presencia estaba causando. Su voz, ronca y melodiosa, resonaba como eco al son de la lluvia.

Tu: Sentémonos. [asentiste por toda respuesta]

Nick apenas se apoyó al respaldo a cierta distancia tuya. En realidad, la que midió el trecho fuiste tú, considerando la idea de que verdaderamente él se encontraba allí, y todo lo que eso significaba.

Además, temías que de pronto se desvaneciera. Precisabas tenerlo cerca.

Nick: Lamento si es muy tarde [rompiendo el hielo]

Tu: Descuida [le despreocupaste]. Yo estaba leyendo, no es tan tarde.

Nick: ¿Leyendo?

Tu: Novela de misterio [afirmaste]

Nick te observó con discreción pero con mucho, mucho cuidado. Advirtió que, consciente o inconscientemente, rehuías su mirada.

Nick: Quería hablar contigo.

Tu: ¿Para disculparte?

Nick: Más que eso.

Tragaste saliva. De repente reparaste en que, a pesar de todo, tenías la incertidumbre de querer realmente tenerlo cerca.

Tu: Habla, pues.

Nick: [suspiró] Perdóname, ________.

Escuchar tu nombre salir de su boca deshizo tu corazón en mil pedazos. Millones de emociones te obligaron a volverte hacia él, con el llanto contenido.

Tu: ¿Perdonar? [sonreíste tristemente] No hay nada, Nick, qué hacer al respecto. Yo te entiendo. Está bien.

Nick: No está bien [negó con vehemencia]. Y no lo va a estar, porque yo… Todavía te quiero.

Tu: ¿Y?

Nick: ¿Y? [repitió] Y estoy aquí para que lo sepas. Para que sepas que… Todo lo que dijiste sobre mí, era cierto. Fui un cobarde, fui un estúpido. Tenía miedo. Estaba ciego… Y te hice sufrir.

Tu: No tienes porqué hacer esto.

Nick: Claro que tengo, porque debería haberme dado cuenta de que no eras sólo mi novia, ________. Tú eras mi vida.

Apretaste los labios.

Tu: ¿Y aún así me dejaste ir?

Nick: Me prometiste que no te irías mientras así no lo quisieras.

Tu: Pero me dejaste partir.

Nick: Porque me pareció la mejor opción. [se explicó, sin apartar su vista de ti] Sé que estás cansada de oír que lo hice por ti, así que no lo diré: Lo hice por mí. Quería excusarme, quería verle sentido… No quise aceptar que era porque realmente tenía un conflicto conmigo mismo.

Tu: ¿Contigo mismo? [con la voz ahogada]

Nick: Supongo que todo se resume a que soy un tonto en el amor, [encogiéndose de hombros] y a que temía no ser lo suficientemente bueno para ti.

Tu: ¿Para mí?

Nick: Por eso vine. [continuó] He regresado, por última vez, para comprometerme contigo y con lo nuestro. Para hacerte saber que si de mí depende, esto no terminará hasta que el corazón nos diga lo contrario.

Tu: ¿Y tú cómo estás tan seguro de que sigo sintiendo cosas por ti? [formulaste anonada]

Nick siguió mirándote fijamente. Sacudió la cabeza.

Nick: A veces imagino cosas [contestó]. Hace un rato me di cuenta que aún era correspondido, lo sentí en mi interior… Pero el corazón también puede decidir ¿sabes? No es en su totalidad cuestión del cerebro. ¿Vas a decirme lo contrario?

Bajaste la mirada. ¿Decirle que no lo amabas? ¿Decirle que una parte de tu alma no lloraba por él cada noche antes de dormir? ¿Confesarle que aquel maravilloso mes había sido maravilloso porque no estaba en él? ¿No era maravilloso, acaso, porque tu hogar estaba contigo? ¿Qué le faltaba a tu hogar? ¿Era él esa pieza faltante que añorabas cada vez que divisabas la casa contigua? ¿Esa paz que tenías contigo se trataba sólo de un consuelo? ¿No era la realidad? ¿Qué era la realidad?

Perdiste el aliento al sentir su tibio contacto en tu barbilla. Sus dedos rozaron tu mentón moviéndote suavemente hasta hallarte frente a sus pupilas.

Nick: Mírame a los ojos y dime que no me amas. [te pidió sin alejar su mano de tu rostro] Yo lo entenderé.

Tu vista se humedeció.

Tu: ¿Tú me amas?

Nick: Siempre te he amado.

Tu: ¿Y por qué yo no puedo olvidarte?

Nick: ¿Te acuerdas que solíamos decir antes que no se puede regir al corazón?

Asentiste.

Nick: Aplican las mismas reglas ahora [esclareció]. Yo tampoco he querido. Y me prometí… Asumí que no importaría qué pasara, realmente siempre iba a seguir enamorado de ti. Sin remedio. Sin explicación. Es algo que está fuera de mi alcance.

Tu: ¿Y todos tus problemas? [titubeaste] ¿Tus conflictos contigo mismo?

Nick: Los he solucionado todos. [murmuró] Aclarar esto es lo único que me falta por resolver. [limpiando una de tus lágrimas] Y es lo que más me importa.

Tus entrañas temblaban con conmoción. Querías buscar una salida, una alternativa para reafirmar aquellos muros construidos con tanto esmero. La madurez que te convenciste hubiste adquirido a su lado se desvanecía con su figura. ¿No habías aprendido la lección? ¿No era que estabas resuelta a no tropezar con la misma piedra?

Pero aquella no se trataba de la misma piedra, adivinaste con precisión. Nick tenía algo diferente, un ánimo distinto, un amago de cumplir con hechos.

Él jamás se había propuesto a comprometerse. A prometerse a sí mismo. A prometerse para y únicamente por ti.

Además, esa madurez era fruto de esfuerzos para seguir adelante ante las adversidades. Que Nicholas se presentase allí no refería ningún revés. Aún no lo superabas, y no te planteaste superarlo. En lo que al amor respecta, nunca se es demasiado sabio.

Nick se fijó en tu mejilla, pálida y húmeda. La acarició con dulzura, disfrutando del contacto, deseando poder aventurarse a más.

Fue entonces cuando tu mano encontró la suya, y la arropaste con premura. Avistó fugazmente tu gesto, que como una descarga electrizante, le provocó un estallido en su pecho. Para cuando quiso darse cuenta, tu respiración ya estaba mezclándose con la suya, y tu calor se extendía abiertamente sobre su piel. Entonces más que nunca deseó que dijeras que sí, deseó poder entregarse a ti, poder besarte y acariciarte tan lejos como habían llegado…

Estaba loco por ti. Y tú, hipnotizada por él.

Nicholas entró en pánico.

Nick: No [dijo con un hilo de voz, alejándose lentamente]. No podemos hacer esto, _______.

El corazón se te hizo pedazos al negarse a besarte. Tu mirada se perdió. Comprendiste, de pronto, lo perdida que habías estado sin sus muestras de cariño y terneza…

Nick: Desde siempre te he hecho promesas… [murmuró] Promesas que no he sabido cumplir. Lo menos que puedo hacer ahora es, regresarte a la realidad. ¿Recuerdas lo que te mencioné hace un momento? El corazón también puede decidir.

<¿Decidir el qué?> quisiste decir, pero tu voz no reaccionó.

Nick: Me conoces demasiado bien. Supiste que algo andaba mal desde un principio… Y quiero que sepas, que son esas cosas que el corazón te dice  las que necesitas escuchar. [apretó tu mano] Yo he decidido amarte. Decidí estar preparado para el amor. Para darnos una nueva oportunidad… Porque es lo que en verdad deseo. Tú también decide si me quieres a tu lado o no. Decide si podemos darnos no otra, sino una nueva oportunidad. La definitiva.

Echaste un profundo suspiro. Tenías los ojos empañados en lágrimas, demasiado débil para responder. Apenas si lo escuchabas… ¿Decidir entre hacerlo o no? Nunca te habías parado a pensar en ello. Nunca habías tenido que pensar dos veces antes de amar a Nick… Y ahora que el muchacho te lo pedía, había muchas cosas en qué pensar.

Nick: Gracias por escuchar [susurró con la garganta ensanchada]. Piénsalo esta noche, más tranquila ¿de acuerdo? Me dices luego lo que has elegido. Lo que sea ¿me oyes?

Tu: Sí.

Nicholas se puso de pie, echándote una última mirada, intensa, y giró sobre su lugar para dirigirse hacia la salida. Estaba consciente de lo que acababa de hacer, de lo que podía estar dejando atrás… Y de que esa noche, todo dependía de ti.

Tardaste en reparar el sitio vacío que el chico dejaba a tu lado. Recuperaste el aliento y lo descubriste demasiado cercano a la puerta como para sentirte cómoda. Te levantaste de un salto, con presteza.

Tu: ¿A dónde vas? [preguntaste con un desliz de súplica]

Nick se detuvo y te oteó por encima del hombro.

Nick: No te entretengo más. Iré a casa.

Tu: ¿Con esta lluvia? [te excusaste] No puedes… Te enfermarás. Ya estás calado hasta los pies.

Examinó su vestimenta con una mueca y dio media vuelta para verte, ladeando su cabeza.

Tu: Quédate a dormir. [concluiste sonrosada, procurando que no sonase como un ruego] La tormenta está horrible, sólo conseguirás un resfriado si sales y caminas hasta tu casa. Tienes este concierto importante… No me lo perdonaría nunca si te cancelasen tal cosa.

Nick: ¿Estás segura?

Tu: Mi mamá y mi abuelo estarán ya dormidos. Puedes quedarte en uno de los cuartos para invitados. [afirmaste] Veré si te consigo algo de ropa para que puedas secarte y eso… No es molestia, en serio.

Nick: ¿Segura? [repitió]

Tu: Claro. [confirmaste] Segura.

Nick: Bien [aceptó con una cabezada]

Nicholas siguió tus pasos camino a las escaleras para subir al segundo piso. Una vez arriba, abriste una de las habitaciones de huéspedes con sigilo, esperando verlo todo en orden. Las paredes estaban pintadas de un color celeste pálido a juego con unos edredones blancos con figuras azuladas. Le invitaste a pasar. Nick se mordió el labio inferior contemplando todo a su alrededor, al pie de la cama.

Abriste un arcón que crujió al alzar su tapa. Dentro sacaste un par de prendas viejas que creíste podrían servirle a Nick para mudarse la ropa.

Tu: Espero que te queden [se las entregaste].

Nick: Gracias [poniéndolas sobre la cama]. Lamento la molestia.

Tu: No pasa nada [sonreíste levemente]. Yo estoy al final del pasillo, en la puerta blanca con el cuadro. Si necesitas algo…

Nick: Gracias.

Tu: Por nada. [vacilaste antes de marcharte] Buenas noches.

Nick: [devolviéndote la sonrisa] Buenas noches.

Te obligaste a ti misma a andar rumbo a tu pieza. Tomaste el pomo de la puerta, no sin esfuerzo, y la cerraste detrás tuyo. Reprimiste un sollozo. Seguías tan colmada del torbellino emocional que difícilmente podías mantenerte de pie. A trompicones, llegaste a tu habitación. Sesgada por dentro, te tumbaste sobre el colchón.

Nicholas no se movió ni un centímetro de su puesto. La simple idea de poder pasar la noche contigo le hacía mucha ilusión, pero tenía que abstenerse a todo impulso. Reflexionó acerca de todo lo que te dijo, y sobre todo, de la escena del beso. Pues pudo haberte besado, sí, pero se contuvo por la simple y sencilla razón de que no podía aprovecharse. No quería cometer los mismos errores. No quería quebrantarte aún más. Debía respetar tu derecho de pensarlo dos veces. Debía de darte la oportunidad de elegir.

Y fuese cual fuese lo que tú eligieras, él lo iba a aceptar. Sin embargo, realmente deseaba que pudieses concederle la esperanza. Realmente quería repararlo todo, hacerlo mil veces mejor, y darte el mejor beso de tu vida…

Observó la ropa que le tendiste. Era una locura. Quisiera o no, en ese momento ya estaba pasando la noche contigo. Y eso estaba muy, muy mal.

Palpó sus bolsillos. Aún tenía una última promesa que no estaba dispuesto a romper.

– – – – –

– Demonios, _______. ¿Cómo fue que caíste tan pronto? ¿No te habías dicho a ti misma que no volverías a caer por él?- mascullaste para ti misma.

Evocaste el momento de su ruptura. Habías estado decidida a terminar con todo aquello antes de que él lo hiciera. Muy en el fondo, se trataba un tanto de orgullo femenino, pero sobre todas las cosas, decidiste hacerlo por ti misma. Porque era tu elección seguir tu camino.

Elecciones. Decisiones. Opciones. La vida está repleta de ellas. Día con día uno debe escoger entre una cosa y otra, entre decir sí o no, entre ir a un lado o a otro. A toda hora, y en todo lugar, las decisiones estaban presentes.

<Y a veces son tan duras. Tan complicadas> suspiraste.

Te habías convencido de que podrías olvidar a Nick, pero no al sentimiento. Te preguntaste, entonces, si no eran acaso la misma cosa. Después de todo, en ese momento estabas demasiado dolida y decepcionada, por no decir enojada, y no podías verlo con objetividad. Luego de reflexionarlo mucho, cavilaste las verdaderas posibles razones de Nick y afloró la compasión. Y todo fue más fácil, o al menos, más digerible.

Mas nunca esperaste que al volver a verlo las cosas se tornaran de ese modo. De nuevo, las emociones contradictorias nacían ante su presencia.

<Pero yo no puedo tolerar más rupturas..> insististe para convencerte. Tus palabras resultaban cada vez más carentes de sentido. Necesitabas argumentos, hechos con los cuales cimentar la opción de negarte a volver a su lado. Pero por más que rebuscabas entre las docenas de razones, más insignificantes parecían al lado del único motivo por el que le dirías que sí: el amor.

<Sí, vaya… Todo por un sentimiento>

Un sentimiento vivo y verdadero. Un sentimiento que no importó cuántas veces quisiste quitártelo, romperlo, ocultarlo, evadirlo o engañarlo… Persistía como ningún otro. Seguía allí porque lo amabas con toda tu alma.

Porque si él no era el indicado ¿por qué te sentías tan a gusto y bendecida a su lado? ¿por qué sus manos siempre encajaban la una a la otra con tanta perfección? ¿por qué sus corazones contestaban siempre la llamada del otro?

Si él no fuese Nick ¿seguirías teniendo la fuerza para mantenerte en pie?

Y si no estaban hechos el uno para el otro, ¿por qué tu corazón seguía empeñado en decir que sí?

Si no lo necesitases, no habría razón por la cual sollozarías en tu cama, por la cual su nombre resonaría en tu cabeza… Si realmente no fuese importante, nunca te habrías tomado la molestia de imaginar y consentir la posibilidad de compartir tu vida con él, de considerarlo el padre de tus hijos, de tener la ilusión de perecer a su lado.

Porque lo amabas. Amabas a Nick, fuese correcto o no. Y lo extrañabas. Querías estar con él.

Te pasaste la mano por el cabello. Tu vista se quedó sujeta a una fina línea oscura, una cicatriz. Aquella era la quemadura que te diste al enterarte que la familia Jonas había vuelto a California. Sacudiste la cabeza. No podías soportarlo más. Te levantaste como resorte de tu cama, enjugándote las lágrimas, con el propósito de buscarlo en el cuarto de invitados. Era imposible aguardar hasta la mañana…

Abriste la puerta.

Tu: ¿Qué…? [articulaste sin aliento]

Te acuclillaste justo frente al umbral. Colocaste, sobre tu regazo, una cajita color negro. El tiempo se detuvo en cuanto la reconociste.

– Si me permites tenerla, una vez más, te prometo que no volverá a suceder. Nunca debí quitármela… La tendré conmigo por siempre y para siempre, no importa lo que pase.

– Es tuya. En cuanto pueda, te la daré.

– Prometo cuidarla como a mi propio corazón.

Rozaste con cuidado la cadena. Tu cadena. Su cadena.

– Te lo obsequié porque quería que tuviésemos algo con lo cual recordarnos. Quería que no me olvidaras -dirigiéndote una mirada intensa-. Necesitaba saber que me recordarías por siempre.

Todo lo demás ocurrió a una velocidad de vértigo. Resguardaste con vehemencia tu cadena muy cerca de tu pecho, arropada entre tus manos, mientras echabas a andar a toda velocidad a lo largo del pasillo, bajando las escaleras, con ímpetu hacia la salida.

La puerta estaba intacta mas no te sorprendió encontrar las llaves fuera de su lugar, mucho menos la cerradura abierta.

La lluvia te recibió bañándote sin piedad. Recorriste la oscuridad de la noche con la mirada, tratando de descifrar la figura de Nicholas iluminada bajo la lúgubre luz mercurial.

Una vaga silueta se distinguió bajo el orvallo.

– ¿Y si resulta que él está preparado y desea volver contigo? ¿Le abrirías las puertas?

Tu: ¡NICHOLAS! [gritaste a todo pulmón] ¡NICK!

El muchacho se paró por un instante, indeciso, creyendo alucinar. Su oscilación te dio tiempo para correr y acercarte aún más. Él se volvió.

Tu: Nick…. [le llamaste con la respiración entrecortada, a tan solo unos metros]

Nick: _______… [sorprendido]

Tu: Yo… ¡Te dije que no te fueras! [estallaste en sollozos] ¡Te dije que te quedaras! ¡Nick!

Te tambaleaste al caminar y Nick se apresuró a retenerte en sus brazos.

Tu: No vuelvas a… No… [golpeándolo en el pecho] No te vayas [murmuraste], por favor. No me dejes sola. Quédate conmigo. Por favor.

Nicholas te alzó la cara. Ambos estaban empapados, y sin embargo, sus ojos lacrimosos eran más que suplicantes. Una vez conectados con la mirada, no pudieron alejarse de las profundidades del otro.

Tu: Yo te amo. Te amo. Te amo [repetiste con la voz ahogada]. Sigo enamorada de ti. Quiero estar contigo. Te necesito… Y te he echado tanto de menos.

Nick: Oh, pequeña… [abrazándote con terneza] Esas lágrimas, _______. Es la última vez que pasamos por esto. No me alejaré de ti nunca ¿me oyes? No mientras sigas sintiendo algo por mí.

El chico acarició con dulzura tu mejilla y se adosó con suavidad. Esa mirada, larga y significativa, simbolizó todo lo indecible, aquello indescriptible que rebosaba en su corazón y su alma. Sobrentendieron, con suma claridad, las emociones del otro, y se transportaron, una vez más, al lugar del que sólo los dos tenían conocimiento. Aquel sitio en donde los sentimientos afloraban y su amor existía por y para ustedes.

Nicholas posó sus labios, con apego y pasión, sobre los tuyos. Le echaste los brazos al cuello, percibiendo su empapada piel y la calidez que emanaba bajo sus ropas mojadas. Enredaste tus dedos entre sus rizos, embelesada por el placer de su boca, por el hormigueo que te recorría como escalofríos de pies a cabeza, extasiada.

Nick reparó, por un breve instante en que abrió los ojos, la cadena que sostenías entre tus manos. Sonrió a mitad del beso, rodeándote aún más por la espalda y la cintura, sintiendo como sus cuerpos se ensamblaban perfectamente con reciprocidad, vertiendo todo su sentir en ese maravilloso momento. Él también llevaba puesta la suya. Había acertado. Verdaderamente había hecho lo adecuado y contaba con plena seguridad de que la felicidad, la dicha y el encanto durarían por un largo  y vasto tiempo.

Años después, recordarían alborozados, lo especial que ese beso se tornó. Su beso bajo la lluvia. El comienzo de una nueva etapa para ambos. La noche en la que unieron sus vidas por siempre y para siempre.

 __________ apoyó su cabeza sobre mi hombro, echando un suspiro. La ceñí aún más, besándole la frente. Aquella noche en Nueva York todo era perfecto. Y la cosa aún no terminaba.

Avisté mi reloj sin apartarme de mi amada. Era casi media noche.

Tu: ¿A dónde vamos?

Nick: Hay una última cosa que me gustaría hacer. Ya sabes, algo romántico.

Tu: Oh [sonrojándote]

Caminamos por las calles de aquél antiguo barrio neoyorkino acompañados de una oronda luna que nos bañaba de luz blanquecina, iluminándonos a lo largo de la calle. Las estrellas, por alguna razón, no salieron en todo su esplendor aquella ocasión.

Nick: La luna debería tenerte celos esta noche [le murmuré al oído, haciéndole cosquillas]

Tu: Claro [reíste]

Unos minutos más tarde, _______ dejó escapar un gemido de asombro, antes de llegar al final de la larga avenida. Al pie de la escalinata del edificio, un fino carruaje antiguo tirado por dos hermosos caballos blancos reposaba con toda serenidad bajo el resplandor de un alto farol.

Tu: ¡Pero qué bello! [murmuraste en un hilo de voz]

Sonreí. Tomándola de la cintura, nos acercamos hacia un hombre vestido de traje, el chofer de la carroza.

Nick: Buenas noches, señor. [saludé amablemente]

Chofer: ¡Ah! Buenas noches, muchachos. ¿Qué se les ofrece?

Nick: A mi pareja y a mí nos gustaría dar un paseo.

Chofer: Oh, eso. [negó] Lo lamento, jovenazo. El horario de paseos es hasta las 12.

Nick: [perplejo] ¿Y qué horas son?

Chofer: Quince minutos pasadas de las cero horas. Vuelvan el próximo fin de semana, si gustan. Nosotros ya tenemos que irnos.

Nick: Oh, de acuerdo. [me lamenté] Gracias.

Un momento después, alejados del carruaje, observé a _______ azorado.

Nick: Perdón, bonita. Debí haber hecho una reserva o algo. [apenado] Se supone que hoy iba a ser todo perfecto, y de plano te hice caminar sin motivo… Con lo que te gustan los caballos. Creo que lo arruiné todo.

________ me regresó una mirada llena de afecto, sonriente. Alzó mi barbilla, haciéndome topar con sus ojos.

Tu: ¿Que lo arruinaste, dices? Ay, Nick ¿cómo ibas a arruinar una noche tan perfecta? No te preocupes por lo del paseo. Otro día venimos. A mí de veras me ha encantado el detalle. Eres el mejor novio del mundo ¿por qué deberías pedirme disculpas?

Sus palabras me llenaron el pecho de orgullo, pero sobre todo, de aprecio hacia la mujer de mi vida. La tomé del rostro y la acerqué para plantarle un largo beso. Ella suspiró.

Nick: Volvamos al parque, tengo algo importante que decirte.

Tu: ¿Otra cosa? Pensé que ésta era la última por hacer.

Nick: No me dirás que tienes sueño ¿o sí?

_______ se mordió el labio inferior, sonrojada. Cuando bajó su mirada, no pude evitar posar una alegre sonrisa. Ya me imaginaba yo qué se le estaba pasando por la mente: la noche anterior la habíamos pasado juntos, durmiendo casi nada.

Nick: Podemos regresar a casa [ofrecí, comprensivo].

Tu: Oh, no. [negó con vehemencia] Tengo un poco de sueño, pero puedo soportar una sorpresa más. [bromeó] No me molesta en nada desvelarme a tu lado, lo sabes de sobra.

Nick: Te prometo que será rápido. Andando.

De frente a una colosal fuente, blanca como la luna, nos detuvimos a presenciar el despeje del cielo. Las nubes se movían, en serena lentitud, dejando entrever una que otra estrella prendida al cielo. Pensé ver a una estrella fugaz; no estaba seguro.

El viento nos susurraba cosas al oído, mientras rozaba las ramas de los árboles y las hojas de las plantas, haciéndolas menear. Su sonido silbante nos conmovió hasta un punto en que a mí me dieron ganas de echar a llorar. Estaba tan emocionado…

Nick: Te amo tanto ¿sabes? [le dije hundiéndome en su sedoso cabello]

Tu: Yo también. Muchísimo.

Nick: ¿Te acuerdas cuando nos conocimos?

Tu: Aquí vamos otra vez…  [reíste, poniendo los ojos en blanco] Por supuesto que sí. ¿Qué cosa me vas a decir? Te vuelves bastante meloso cuando empiezas a recordar lo que pasó hace años.

Nick: Hace casi 10 años.

Tu: Sí….

Nick: Llevamos casi 8 años de novios.

Tu: Y que lo digas. Los mejores de mi vida [sonreíste]

Nick: Quiero que mi vida sea así para siempre; estar contigo por siempre y para siempre…[continuó] A través de lo bueno, de lo malo, de todo. Me hace mucha ilusión pensar que he crecido a tu lado, y ahora deseo envejecer junto a ti…

Tu: Nick [enternecida]. Ese pensamiento es tan bonito.

Nick: Te ves hermosa esta noche [murmuró]

Tu: Ah, príncipe encantador. [jugando con su nariz] Por siempre y para siempre parece no ser lo suficientemente largo para nosotros, considerando que ya siento que he pasado toda una eternidad suficiente contigo.

Nick: ¿Has visto una estrella fugaz?

Tu: ¿Hoy? No. ¿Por qué?

Nick: Porque la tengo frente a mis ojos…

Tu: Por más que trato no puedo superarte en esto ¿cierto? [le besaste] Eres demasiado lindo… Nunca cambias. Estoy tan agradecida por ello.

No pude soportarlo más.

Nick: Cásate conmigo.

Tu: [sonreíste] Claro.

Yo me le quedé mirando un rato más. Se lo pedía en serio, pero de inmediato comprendí que ________ estaba demasiado acostumbrada a escucharme anhelarlo que realmente no captaba la petición. Después de todo, unos meses antes hubimos pasado por lo mismo, y ella había dicho que no por la simple y sencilla razón de que no sentirse preparada. Mas, presentía, ella ya lo estaba, y como siempre estuvo dispuesta…

Me aparté cuidadosamente de ella. Flexioné mi pierna, arrodillándome con una sonrisa. De mi saco extraje una diminuta cajita  aterciopelada, color rojo. Su mirada siguió cada uno de mis movimientos con atención. Satisfecho de mí mismo, contemplé su pérdida de aliento.

Nick: Cásate conmigo [repetí, observándola intensamente]. ¿Te casarías conmigo?

Sus ojos se anegaron en lágrimas de regocijo. Una maravillada sonrisa se ensanchó en su hermoso rostro. Pude leer la respuesta en su expresión, y su corazón, hinchado de emoción.

Tu: Sí [asintió con la voz ahogada] ¡Sí, sí! ¡Claro que me caso contigo! ¡Sí!

Apenas me puse de pie, __________ se hubo echado encima mío, abrazándome con alborozo. No me molesté en reprimir las lágrimas: en mi interior rebosaba una maravillosa alegría que pocas veces tuve la dicha de sentir.

La alcé y dimos vueltas. Su mirada buscó la mía y nos perdimos. Casi pude escuchar las campanas. En sus ojos veía el fuerte deseo de ver el sueño cumplido. Ella era tan hermosa, tan hermosa…

Nos besamos como nunca. Nos besamos y agradecí al cielo, y al destino, el haberme mandado tan grata bendición a mi vida.

◊ ◊ ◊

Al veros aquí me surge una pregunta: ¿cómo habéis llegado hasta aquí? El banco de los contrayentes es un sitio muy raro. Muy común, pero muy raro. Uno está ahí porque ha tomado la decisión, que se toma pocas veces, de poner en juego su vida de una forma consciente y voluntaria.
El riesgo consiste en haber puesto la vida el uno en las manos del otro o al menos por depender del otro para la felicidad, para el crecimiento, para la simple tranquilidad.
Al fin y al cabo un matrimonio es como el misterio de la santísima trinidad, que es uno pero son tres. O siendo menos poético es como el lubricante, «tres en uno».
Porque no se debe olvidar que cada persona tiene sus necesidades y gustos, que no se puede aparcar el «tú» ni el «yo». Pero lo que define la relación es el «nosotros».
Ese filósofo cotidiano que es Forges, en una viñeta sobre el día de la mujer, escribe:
«Ni soy tuya ni eres mío, ni mi dueño ni señor.
Yo soy mía, tu eres tuyo y nuestro amor de los dos.»

El hecho es que uno da su vida y recibe también una vida, y que esa decisión primordial establece ya una de las reglas de la convivencia, uno de los fundamentos de la relación, como son el aprender a dar y el aprender a recibir.
Hay que advertir que dar es mucho más fácil que recibir. Cuando damos nos sentimos generosos, altruistas, superiores y tendemos a aislarnos en nuestra satisfacción. En cambio, cuando recibimos quedamos con una deuda de gratitud, frágiles en nuestra necesidad o en nuestro deseo, vinculados al otro por la exigencia de ofrecerle contrapartidas y, en el caso que nos ocupa, mayor amor aún. El amor, no consiste en no tener que decir nunca lo siento, sino en saber dar las gracias y en sentirlas…

Nick: _____________ [todo tu nombre completito c’: ] ¿Quieres ser mi mujer?

Tu: Sí, quiero. [consentiste con una apasionada mirada] Nicholas Jerry Jonas ¿Quieres ser mi marido?

Nick: Sí, quiero. [asintió entusiasmado]

Tu: [sonreíste]

Nick: ______________, yo te recibo como esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

Tu: Nicholas Jerry Jonas, yo  te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida. Y más allá.

El señor, que hizo nacer entre vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo, que habéis manifestado ante la Iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Tu: Oh, Nick [murmuraste, embelesada]

Nick: Lo sé. [dijo con voz apenas audible]

Sus manos, unidas con gran brío, se apretaron con fuerza.

Proclamemos la bondad de Dios para con estos hijos suyos.

Nick: Al entregarte este anillo, [sin apartarte la vista de encima] yo te doy testimonio de mi amor sincero, y prometo serte leal y fiel, amarte y apoyarte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe…

Tu: Recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti. [agregaste]

Con los anillos puestos, el resto pareció esfumarse.

Los declaro, marido y mujer. Puedes besar a la novia.

<A mi esposa> pensó Nick en sus adentros.

< Al hombre de mi vida> suspiraste tú.

Jamás olvidarían el arrebato de emociones que hinchió su interior al verse en el altar. Nicholas, al fondo del domo, con su impecable traje negro. Y tú, de mano de tu padre, traspasando los pilares del arco con tu precioso vestido blanco, de ensueño, y tu manojo de flores.

– Te amo tanto…- alcanzó a decir Nick, antes de oprimir sus labios contra los tuyos.

Frente al beso, todo el auditorio se alzó en vítores y aclamaciones. Pero, ustedes dos, estaban demasiado lejos como para notarlo. Salvo las campanas.

◊ ◊ ◊

Nick: Italia, la ciudad del amor.

Tu: Eso es en Francia.

Nick: Da igual.

La estreché más hacia mi cuerpo y le besé cariñosamente en la mejilla. Mientras tanto, el atardecer seguía oteándonos desde el horizonte, más allá de las montañas, atravesando el pueblo entero, y escudriñando entre las ventanas de la fabulosa estancia en nuestra Luna de Miel.

Tu: Esto es tan hermoso. [comentaste luego de un silencio]

Nick: Sí.

Tu: Me gustan mucho los balcones. ¿Recuerdas cuando platicábamos cada uno en el de nuestras habitaciones?

Nick: Sí.

Tu: Me recuerdan a Romeo y Julieta.

Sonreí. Me sentía tan afortunado, tan dichoso…

Nick: ¿Eres feliz, bonita?

Tu: Claro que sí. En especial teniéndote aquí, conmigo. ¿Por qué lo preguntas?

Nick: Porque me gustaría hacerte la mujer más feliz del mundo.

Tu: Ya lo soy, Nick. Ya lo soy.

Nuestras miradas se unieron por unos segundos eternos. Deseé ceñirla aún más de la cintura y envolverla con mis brazos; sentí la necesidad de tenerla extremadamente cerca, colmarla de besos… Pero era nuestra primera noche, y no deseaba estropearlo todo si ella así no lo quería.

En sus ojos detecté, de pronto, un destello de comprensión.

_________ se puso de puntillas y me besó, lenta y profundamente… Aquello sólo podía interpretarse como un consentimiento; la respuesta que yo esperanzaba tener.

Nos alejamos de la terraza, fijados el uno al otro con un fuerte apego. Mis manos recorrieron su cuerpo, acariciándola con vehemencia, mientras el largo beso continuaba desatando entre ambos una emoción contenida, una entrega que era del otro y de nadie más.

La dejé caer sobre la cama cuidadosamente, besando su cuello…

Nick: ¿Estás segura? [murmuré con afectuosa cautela]

___________ me miró con los ojos repletos de amor y agradecimiento.

Tu: Sí, Nick. [asentiste] Te quiero.

Encontré su mano justo en donde esperaba y la aferré con vigor. Viéndola tan ilusionada, lo único que deseé en ese preciso instante fue darle la noche de su vida.

 ◊ ◊ ◊

Nick: __________ ¿estás bien?

Sus mejillas se encendieron de pronto, desviando su mirada.

Tu: Hay algo que tengo que decirte…

Nick: ¿Qué pasa? ¿Estás enferma?

Tu: [sonreíste] No. No es nada malo. Gracias por preocuparte.

Nick: ¿Entonces?

__________ me contempló con una tranquilizante sonrisa por un buen rato, mientras los nervios me comían por dentro. En sus ojos había algo, una pista, un brillo especial… Toda la semana estuvo actuando fuera de lo normal, y se trataba de algo importante.

Mi mujer suspiró. Fue entonces cuando reparé en que su izquierda, reposaba inconscientemente sobre su vientre… Y lo comprendí.

Nick: _______… [dije sin aliento]

Tu: Vamos a tener un bebé, Nick. [asentiste, emocionada]

◊ ◊ ◊

Tu: Oh, Nicholas. [gemiste] Estoy tan gorda. [mirándote al espejo] Este vestido me queda pésimo.

Nick: ¿Perdón?

Tu: No sé si está bien que me ajuste el cinturón… Vaya.

Nick: ¿Es mi imaginación o acabo de escucharte decir que estás gorda?

Tu: Mírame la barriga. [le incitaste] Además, creo que me ha crecido la papada. ¿No notas acaso…?

Nick: Shhhh. [siseó poniéndote un dedo sobre los labios] Nunca te había visto tan bella. No sé de qué hablas.

Tu: Es que el vestido no me queda. Es el que me regalaste…

Nick: Te compraré otro.

Tu: Pero… Lo siento, estoy algo sentimental. [avergonzada, bajaste la cabeza] En realidad no me molesta estar gorda.

Nick: [sonrió] Pero si no estás gorda…

Tu: Lo sé, lo sé. Sólo soy una mujer embarazada [resoplaste]. ¿Está mal querer, no sé, no deformarme del todo?

Nick: [echándose a reír] Oh, ________. ¿De veras te preocupas por estas cosas? Tu cuerpo está cambiando… Maravillosamente. No quieras evitarlo, ni mucho menos ocultarlo. No me gustaría perderme ni un segundo el crecimiento de nuestro bebé en tu vientre. ¿Está mal quererte tal y como eres?

Tu: Awn, Nick.

Nick: Si tú no cedes, quizá el nene quiera escucharme ¿eh? [palpando tu estómago] Pequeñín ¿me escuchas? ¿Por qué no le dices a tu mami que es la mujer más fantástica del mundo y que no está gorda? ¿qué me dices?

Tu: [mordiéndote el labio] Supongo que aún está un poco pequeño para dar volteretas y eso. ¿Te imaginas cómo será cuando dé sus primeras pataditas?

Nick se quedó acariciándote el vientre, con una mirada llena de emoción contenida, sin responder.

Nick: Tal vez, [dijo después de un rato] herede las acrobacias de su padre. ¿Te imaginas?

Soltaste un risita olvidándote de todo. La curva de tu abdomen no te desagradaba en nada… En cambio, te hacía apreciar el mundo de mil colores; y aquello parecía surtirle efecto de igual manera a tu esposo. Esos primeros meses eran tan solo el comienzo de una gran aventura.

◊ ◊ ◊

– ¡AHHHH!

A Nick se le abrieron los ojos como platos. El hombre estaba sumamente nervioso y angustiado. Te tenía la mano casi pálida de sostenértela con tanta fuerza, y es que oprimir era lo único que se sentía capaz de hacer al respecto. Tus alaridos también le ponían los pelos de punta, pero trataba de disimularlo.

Claro que, apenas si escuchabas sus palabras de aliento. Sus caricias parecían hormigueos y el apretujón que te daba asimilaba a sólo un pellizco. El labor de parto ocupaba toda tu concentración en ese momento. Sudorosa y exhausta, las contracciones eran lo único que importaba.

– ¡Aquí está! – exclamó el médico.

Un llanto irrumpió la sala con precipitación. A Nicholas le faltó el aliento y se quedó con la palabra en la boca. No reaccionó hasta que le hubiste tirado del brazo que tan energético te sujetaba, y lo miraste con dulzura, agradecida por haberte acompañado.

En lo que fue una laguna de impaciencia, ninguno de los dos supo cuánto tiempo pasó para que pudiesen ver a la pequeña criatura por vez primera. Enrollada entre las mantas, las enfermeras la dejaron reposar sobre tus brazos. Agotada, la estrechaste con amor. Era lo único que le podías dar, dadas las circunstancias. Si no fuera porque realmente necesitabas contemplarla y asegurarte de que estaba bien, podrías haberte puesto a dormir con gusto.

Nick: Es una niña… [murmuró con la voz tambaleante]

Tu: Oh, es tan linda.

Nick acercó su mano con timidez y le rozó sus manitas, arrugadas y tiernas.

Tu: Tenla.

Se puso pálido.

Nick: ¿Yo? ¿Cargarla? ¿Y si se me cae?

Tu: Tenla [insististe]. Eres su papá, no la dejarás caer.

Nick: No… [sujetándola con cariño] Claro que no. Nunca. [maravillado] Hola, princesa. Soy Nick, tu papi.

Unas lágrimas de alegría te surcaron el rostro. El alivio inundó todo tu ser. Aquella imagen la conservarías hasta el último de tus días en lo más profundo de tu corazón.

Nicholas advirtió la forma en la que los mirabas, y sonrió.

Nick: ¿Crees que seré un buen padre?

Tu: Por supuesto que sí [suspiraste cansada]. Además, Claire se parece a ti.

Tu esposo no pudo evitarlo: también se puso a llorar.

 ◊ ◊ ◊

Claire: ¿Hola? ¿Hay alguien allí?

Nick: Escucha más fuerte [murmuró]

Claire: ¿Hermanito? [pegando su oreja a tu vientre]

Tu: [reíste] Creo que quiere decirte algo, no sé.

Nick: Háblale de nuevo.

Claire: ¿Y si no me quiere? [se entristeció] Tal vez, todavía no nace y ya me odia…

Nick: A ver, a ver, a ver. ¿Odiar? Qué fea palabra, princecita.

Tu: Es tu hermanito, preciosa. Cuando él nazca, tú lo vas a cuidar y él te va a querer mucho.

Claire: [mirando a tu ombligo] ¿Y ustedes no me van a dejar de querer a mí..?

Nick: ¿Dejar de quererte? Qué ideas. ¡Claro que no!

Claire: ¡Oh! [dio un salto] ¡Ha dado una patadita!

Tu: ¿Lo has sentido?

Claire: ¡Sí, sí! ¡Creo que me ha escuchado! [emocionada]

Nick: ¿Ves? Ya sabe que eres su hermana mayor.

Claire: ¡Ya quiero que nazca, papi! ¡Ya quiero verlo! [retozó de alegría]

 ◊ ◊ ◊

Claire: ¡MAMÁAA!

Tu: Ay, hija. ¿Qué..?

Claire: ¡Mira lo que Nick está haciendo! [lo acusó]

El niño, con un montón de colores de cera sobre el piso, pintaba las paredes con figuras policromas. Te echó una mirada inocente.

Tu: ¡Oh! Nicky. ¿Qué…? [controlándote] Está bien, está bien. Deja esos colores ya.

NickJr: Mamá. Ve el dibujo [señalando al muro] Yo lo hice para ti.

Tu: Sí, mi niño, pero en las hojas que te di el otro día ¿No te acuerdas? [recogiendo los colores] En las paredes no ¿me oyes? No vuelvas a hacerlo otra vez.

NickJr. ¿No te gustó?

Tu: [suspiraste] ¿Qué me dices que hiciste?

El pequeño alzó su mano muy alto. Entre garabatos y formas, unos círculos y líneas se tomaban de las manos bajo un enorme sol amarillo. Los cuatro miembros posaban unas anchas sonrisas, y los más altos, se abrazaban con cariño.

NickJr: Cuando fuimos al picnic [explicó expectante]

Claire: Mi pelo no es así… [criticó mientras examinaba uno de sus bucles]

Nick: ¡Ah! Conque estaban aquí… [entrando al cuarto] ¡Vaya! Alguien estaba aburrido.

NickJr: ¡Papá! Mira mi dibujo ¡Mira!

Nick: ¿Cuál de todos?[sonrió] Oh. ¿Éste? Hmm… Muy cabezón de tu parte. ¿De veras estoy así?

NickJr: Antes de que te cortaras el cabello [asintió]

Nick: Si, bueno… [riendo mientras se rascaba la nuca] Qué bonito, hijo.

Tu: Es precioso. [concluiste] Deberíamos dejarlo así. Después de todo, es tu cuarto. ¿Tú qué dices, cariño?

Nick: Pues si hay un artista, habrá que ver sus obras.

El pequeño Nicholas II sonrió ampliamente y abrazó a sus padres, contento.

– ¿Nicholas?

Abrí los ojos. A un costado estaba _________, observándome fijamente con una leve sonrisa.  Su cabello teñido de gris le caía hacia los lados enmarcando su envejecido rostro, con las líneas de expresión surcándole la frente y las mejillas, pero con aquellos ojos que brillaban como dos estrellas.

Tu: Anda, viejo. Estabas dormitando. Mejor apago la tele.

Parpadeé, intentando despabilarme. Pronto, las luces del televisor se extinguieron dejando el cuarto a oscuras. _______ se arrellanó bajo las colchas y siguió mirándome.

Tu: ¿En qué piensas?

Tardé un segundo en comprender que no era un sueño.

Nick: Estaba mirándote.

Tu: ¿Y qué mirabas?

Nick: Todo. Tus ojos, tu sonrisa…

Tu: ¿Sin los lentes?

Nick: Sin los lentes [afirmé, sonriendo]

Tu: Oye, tu nieta me preguntó una cosa hoy.

Nick: ¿Isabella?

Tu: Sí. Me dijo que tenía un trabajo escolar, de esos que tienes que preguntarle a tus abuelitos cómo era su vida y eso.

Nick: Oh. ¿Y qué le dijiste? No era como en nuestros tiempos. Nuestros abuelitos apenas si conocían la electricidad mientras que de jóvenes nosotros vivíamos en aviones [se rió]

Tu: Bueno pues, a comparación de ahora, el mundo ha cambiado mucho.

Nick: Me alegra que nosotros no cambiemos. Al menos no en el interior.

Tu: Ay, Nick. Ya empiezas [poniendo los ojos en blanco] En fin, Isa quiso saber cómo nos conocimos.

Nick: ¿Eso le preguntan en la escuela?

Tu: No sé. Quizás sí. Pero ya sabes que es muy curiosa…

Nick: Se parece mucho a ti [interrumpió risueño]. También le tiene pánico al público.

Tu: Yo nunca le tuve pánico al público [protestaste]. Al fin y al cabo, los años de artista pasaron volando.

Nick: Te tocó la suerte de que tu primera película fuese nominada a un Academy Award. [comentó]

Tu: Que no ganó, pero no importa [te encogiste de hombros]. Nicholas, estábamos hablando de Isabella.

Nick: Ah sí, claro. Continúa.

Tu: Bueno, no le conté mucho… En realidad [despreocupadamente], le dije que te lo preguntara a ti.

Nick: [extrañado] ¿A mí? ¿Por qué?

Tu: Es que Claire me dijo que estaba enamorada [murmuró], y como que se la está pasando un poquito mal por el chico que le gusta. A lo mejor tú le puedes subir los ánimos.

Nick: Cariño, eso me parece mejor que sea de mujer a mujer.

Tu: Ah, no. Que se entere que no todos los hombres son iguales, Nicholas. [refunfuñaste] Tal vez le des la esperanza de encontrar el amor más pronto de lo que ella cree.

Nick: ¿Y qué le digo?

Tu: Cuéntale de lo que te acuerdes. [bostezaste] Mañana van a venir a desayunar.

Nick: Y… ¿si se lo contamos juntos? Es que tú siempre eres la que se lo dice a los chicos.

Tu: Sólo a Claire. [sonreíste] Ya, Nick. No es tan malo. No te asustes, saldrá bien.

¿Saldría bien?

No era nada del otro mundo, la verdad. Se trataba de la simple tarea de relatarle a nuestra nieta mayor la manera en la que nos conocimos ________ y yo, hacía muchos, muchos años. Décadas, incluso.

Pero ese no era el problema. Lo que me desconcertaba era que _______ no se hubiese tomado la molestia de narrarlo, dado que le encantaba echar un vistazo a los recuerdos. A mí también me gustaba recordarlo, todavía parecía como si hubiese pasado ayer, pero siempre me cautivaba oírla a ella, asintiendo y agregando uno que otro detalle en cada pausa.

Después de vivir toda una vida a su lado, la conocía como la palma de mi mano. Esa mujer hacía todo por una razón. Tal vez era hora de que ella se diera el gusto de escuchar nuestra historia desde mis palabras.

¿Y cómo empezar…?

Era una noche veraniega en California, a mediados del 2006, cuando estaba por cumplir catorce años. Mis hermanos y yo apenas nos introducíamos a la industria de la música, con nuestro primer album, It’s Abut Time. Éramos entonces unos novatos, ilusionados por el sueño que se volvía cada vez más real y amando cada segundo de la aventura.

Ese día nos preparábamos con unos espléndidos trajes para aquella fiesta de disfraces en un enorme salón de eventos. Mamá nos consiguió unos antifaces increíbles. Joe eligió el más gracioso y extravagante, mientras que Kevin y yo preferimos unos más discretos. La idea de llegar y ser otra persona, sin que nadie te reconociera, parecía divertida. En el camino, nos pasamos un buen rato riendo sobre la de cosas que podríamos hacer con otra identidad.

Sin embargo, cualquiera de esos planes se deshicieron tan sólo al llegar. Intimidados ante una de nuestras primeras fiestas al estilo L.A., cada quien hizo lo que pudo para sobrevivir aquella noche. Kevin se encontró con Mandy, nuestra mejor amiga de Nueva Jersey y Joe hizo de las suyas socializando con un grupo de muchachos. En lo que a mí respecta, me pasé un rato acompañando a Kevin solo hasta que la música avivó la pista de baile y el gentío se alborozó de inmediato, acarreando a mis hermanos y a Mandy al bailoteo.

Yo permanecí un poco distante. Aún no me acostumbraba a lo singular de la situación. De modo que, tratando de pasar el rato luego de perder de vista a mis amigos, me acerqué a la mesa de dulces sirviéndome un vaso de ponche.

No tenía la menor idea de a qué sabía esa cosa. El color guindo lo hacía parecer jugo de fresa, o quizás de sandía. Sopesé las probabilidades de dejar allí la bebida sin que nadie reparara en el desperdicio. En realidad, prefería un vaso de agua.

– ¡Oh no! ¡Ya no hay vasos! – escuché decir a una chica, apurada – Deben de estar por aquí…

Recorrí mi vista por toda la mesa y descubrí que, efectivamente, ya no había más recipientes. Yo había tomado el último y estaba a punto de tirarlo a la basura.

– ¡Bah! – se quejó, mascullando cosas por lo bajo mientras seguía buscando.

Nick: Disculpa [interrumpí], si tienes mucha sed, yo te puedo dar mi vaso de ponche.

– ¿Qué? ¿Perdón? – reaccionó, distraída.

La chica se volvió. Por un momento que se me antojó eterno, la contemplé admirado. Era bastante linda. Su brillante vestido hacía juego perfecto con su ornamentado antifaz, lleno de destellos que enmarcaban unos ojos aún más brillantes. Su mirada, cubierta de sorpresa, era la mirada más tierna que había visto jamás.

Nick: Que ya que estás tan sedienta… Te doy mi vaso [respondí, vacilante]. ¡No te preocupes, que aún no he tomado nada de ahí! [agregé, con una risita nerviosa]

Tu: [soltó una diminuta risa] Muchas gracias. Pero de todos modos es tu vaso…

Nick: ¡Qué dices! Yo no tengo sed. [me apresuré a decir, con amago de alargar la conversación]  Y como soy amigo del de esta fiesta, con más confianza y le digo que ponga más vasos, hehe.

Ella dudó un instante más hasta que, sonriente, aceptó. Le entregué la bebida con torpeza y ella tomó un sorbo, como queriendo hallarle un sentido al silencio incómodo que se nos vino encima. No tardé en notarlo, pero estaba demasiado ocupado examinando cada uno de sus movimientos que no encontré ninguna frase inteligente.

– Hmmm… ¡Wow! Si que el ponche está delicioso – dijo rompiendo el hielo-  ¿No quieres un poco? Digo, ya que éste era tu vaso, hehe.

Alcancé a ver, tras aquella máscara, un leve color rojizo. Posiblemente ella también se hallaba nerviosa, cosa que me dio ánimos y un poco de confianza.

Nick: No, no. ¡Gracias! De repente se me quitó la sed. [confesé sin mentir]

– Aww. ¡Esta canción me encanta! – añadió, reconociendo la tonada.

Nick: ¿En serio? [dije con el corazón agitado] ¡A mí igual!

– ¿Ah sí?- se sorprendió, riendo-. Bueno, entonces compartimos los mismos gustos .

Su entusiasmo me contagió. En realidad, apenas si estaba escuchando la música. La canción me era desconocida, pero ese dato parecía ir de más entre ambos. No me molesté en hacérselo saber.

Nick: Y, emm… Oye ¿quieres bailar? [ofreciéndole la mano]

Impresionado por mi atrevimiento, me imaginé saliendo corriendo. La había cogido por sorpresa, mas contestó en un santiamén:

– ¡Claro! ¿Por qué no?

La canción era una balada romántica, suave y melodiosa. Me di cuenta que nunca había bailado una de esas, a no ser con mi mamá. Ya en el centro de la pista acerqué mis manos, temeroso, a su cintura. Deseé que no lo tomase a mal y que se diese cuenta que el resto de las parejas hacían lo mismo. Ella no se molestó; en cambio, posó sus brazos sobre mis hombros. Su contacto empezó a hacerme sudar.

A lo lejos vi a un par de chicas, una rubia y otra pelirroja, dando saltitos de emoción mientras cuchicheaban, sin apartar la vista de nosotros. Últimamente sucedían escenas extrañas como esas y deseé realmente que no decidieran acercarse. Me percaté entonces de que lo menos que quería era que aquella chica, mi pareja de baile, se uniera al club de fans.

Nick: Oye, no te ofendas pero… Eres un poco rara. Digo, si me ofrezco a bailar con cualquier otra chica normal, sólo estaría gritando.

– ¿Gritando? – se desconcertó- Haha. Muy gracioso.

Reí. Quizás ella ni siquiera conociese la existencia de la banda.

Nick: Oye, yo nunca te había visto en estas fiestas…

– Ah, es porque yo vivía en Europa y me acabo de mudar para acá… -explicó, titubeante- Y mi prima Mandy, como ella conoce a un montón de gente, me invitó a esta fiesta.

Nick: ¿Ah, en serio? Entonces debe ser una persona famosa…

Ni se me ocurrió atar cabos.

– Pues, si con eso te refieres a que es muy popular – se encogió de hombros, confusa -, supongo que sí.

Su sonrisa brotó nuevamente, como el sol al amanecer. De pronto me dieron ganas de tenerla aún más cerca, de llegar a conocerla a fondo y de que, si a ella le apetecía la idea, dejarme ser parte de su vida.

Nick: Oye, te ves muy linda con ese vestido  [sintiéndome obtuso]

Se ruborizó. Un punto para mí.

– Aww. ¡Pues gracias! – rió, azorada- Tú también te ves muy bien con ese traje.

Nick: Gracias [turbado], creo que yo también me puse rojo…

Nos echamos a reír. Con su cálido cuerpo rozando el mío al ritmo de la música, tuve que aceptar que jamás había estado tan fascinado con ninguna persona en la vida. Ella tenía algo, una pizca de encanto, un brillito en sus pupilas, una manera de actuar que me tenía sintiendo maripositas en el estómago… Dándole vueltas a las ganas de escribir una canción acerca de ella.

El tiempo voló y yo sólo tenía ojos para su hermosa figura.

– Oye, como que ya llevamos mucho tiempo platicando y ni siquiera sabemos cómo se llama el otro – observó, entre risas.

Nick: Es verdad [asentí dándole la razón] Bien, mi nombre es Nicholas. ¿Y el tuyo, linda?

– Mi nombre es __________.

Le di una vuelta, según el compás de la canción, maravillado por tatuarme su nombre en el pecho.

Nick: ¡Ah! ¡Es muy lindo!

Tu: Oh, gracias de nuevo [repitió riendo]

Su candidez era tan apacible que los nervios hubieron desaparecido después de un rato. Me sentí optimista y confiado. _________ se trataba de una muchacha cuya gracia desbocaba emociones nunca antes experimentadas en mi interior y realmente me gustaba. Y quería que lo supiera.

Nick: Dime, [inquieto]  ¿Tienes novio?

Su respuesta me mató. Su picarona sonrisa, peor.

Tu: ¿Y a dónde quieres llegar con esa pregunta?

Nick: No lo sé [le devolví la sonrisa] ¿A dónde quieres llegar tú?

Tu: [soltó una carcajada] Eres muy simpático… No tengo novio.

Nick: ¿Ah no? [me emocioné] Genial.

Tu: ¿Genial? [extrañada] ¿Por qué genial?

Nick: [ruborizado] No lo sé…¿Cómo es que una chica tan linda como tú no tiene novio?

Tu: Hehe, no sé. Digo, gracias por el cumplido… [vacilante] ¿Tú tienes?

Nick: ¿Qué? ¿Yo? Mmm… No, no tengo.

Tu: Ah, ¡genial!

Nick: [divertido] ¿Genial? ¿Por qué genial?

Tu: Pues, no sé. Tal vez… por tus mismas razones. [sonrió]

Nick: [reí] La verdad es que no tengo novia…

¿Le gustaría yo a ella?

Nick: … pero igual sí tengo montones de fans [dándome aires] Te ves muy linda esta noche, ¿sabes?

Tu: Si por fans te refieres a pretendientes…

Nick: ¡No! En realidad son fans. [contento] Pero tú llámalas como quieras… Ya veo que te pusiste un poco celocita.

Tu: ¿Yo? ¿Celosa? [saltó] ¡Yo no soy celosa!

Nick: ¿Ah no? [con picardía]

_________ negó reprimiendo una buena sonrisa. Si seguía siendo así de asombrosa, terminaría comiendo de la palma de su mano.

Ella entrecerró sus ojos, mirando por encima de mi hombro, dudosa. Volví mi mirada, extrañado, y maldije para mis adentros. Lo primero que pensé fue que las había invocado gracias a mi vanidad. Resoplé.

– ¡Hola! Ay, no puedo creerlo. ¡Eres Nick Jonas! – canturreó la muchacha pelirroja, agitando su antifaz en su diestra.

– ¡Aww, sí! ¡Eres tú! No lo creo ¡Soy tu fan! – acompañó su amiga, la misma rubia con la que la vi anteriormente.

– ¡Por favor, baila con nosotras!

Volteé con _______, preocupado. Agradecía mucho la atención de ambas chicas, y la ocasión refería para ellas un sueño hecho realidad… Pero la idea de apartarme de _________ resultaba terrible, en especial por la comodidad con la que había contado a su lado. Eso me pasaba por bocazas, murmuré en mi mente.

Quise transmitirle una mirada de auxilio, o de perdón. Lo que fuera. Su expresión me dejó perplejo.

Tu: Ay chicas, obvio que bailará con ustedes [consintió haciéndse a un lado] Así que mejor yo los dejo solos…

Sonreí, a mi pesar. Sólo sería por un rato. La rubia se acercó y yo la traté con toda la gentileza de la que fui capaz, pero con la mente alejada de ello. No podía dejar de pensar en ________.

La cosa no fue tan mala, después de todo. Alcancé a atisbar a una ________ repleta de hilaridad mientras me observaba, burlona, desde una de las mesas.  En cuanto podía, y siempre y cuando las chicas no se diesen cuenta, hacía muecas y gestos que le provocaban aún más gracia, y comprendí que realmente quería gastarme la broma dejándome en aprietos con mis fans por egocéntrico.

Al final, quizás, sí se había puesto celosa.

Llegué a su mesa y me senté en la silla de al lado, cogiéndola a mitad de un profundo respiro.

Nick: ¿Suspirando?

Ella rió, abriendo sus ojos.

Tu: Nicholas…

Nick: ¿Ya te dije lo linda que estás hoy?

Su sonrisa no desapareció.

Nick: ¿Por qué me dejaste con esas chicas?

Tu: Bueno, tú dijiste que yo era una chica celosa. Así que… Yo quise demostrarte lo contrario.

Nick: No, [embelesado] es sólo que sabes que eres mucho más hermosa que ellas… Por eso no estás celosa.

Tu: [riendo] Tú eres todo para ellas, Nicholas. Después de todo, son tus «fans». [se burló]

Nick: ¿Sabes? [cambiando de tema, sin parar de mirarla] Creo que es hora de que ambos nos quitemos estos antifaces y mostremos nuestros rostros…

A medida que iba diciendo esto, la muchacha descubrió mi amago de quitarle la máscara. Apartó mis manos de su cara, para mi desconcierto. Se me cayó el corazón al suelo al imaginarme que esa noche podría tratarse de tan sólo un sueño, y de que quizás, jamás descubriría la verdadera identidad que se ocultaba detrás de aquella doncella enmascarada…

Tu: Vamos, Nicholas [protestó amablemete]. Esta es una fiesta de antifaces. No podemos quitárnoslos hasta que termine…

En ese momento, otra balada comenzó.

Nick: ¿Bailas?

La ceñí aún más fuerte que antes, dejándole ver mis miradas significativas. Si eso era un sueño, no estaba dispuesto a permitirle acabar tan rápido. Y si era un sueño…

Nick: ¿Ya te mencioné que estás muy linda hoy? [repetí, elegante]

Tu: [riendo] Créeme que ya he escuchado eso como un millón de veces esta noche…

Nick: ¿Ah sí? ¿Yo y quién más te ha dicho eso? Porque supongo que es justo decir que yo sí soy un chico celoso.

Tu: Oh, haha. Tú sí que no eres un chico tímido… [murmuró, bajando la vista]

Nick: Pienso que si actúo como alguien tímido, perdería millones de maravillosas experiencias en mi vida… Como ésto [dije pausadamente], y como lo que he querido hacer toda esta noche.

Tu: ¿Qué dices?

Nick: Que he querido hacer algo toda la noche…

Su ojos parecían dos pozos sin fin. Un pozo en donde deseaba ahondar para descubrir el secreto de su mirada, para leer su alma y su corazón.

Hipnotizado, me adosé a su cuerpo con mi vista fija sobre ella. Parecía que el pecho me iba a estallar. Su calidez me embriagó tanto como su aroma tan cercano… Nuestras narices rozaron y su respiración se mezclaba con la mía. No existía nadie en el mundo que no fuera ella. No quería a nadie más que a ella.

Y entonces la besé, dejándome llevar por el impulso, olvidando la inexperiencia y reparando en que todo su ser no era una alucinación. Ella era realmente un sueño hecho realidad, y al cerrar los ojos para fundirme en las emociones del momento, todo se tornó indescriptible, inmejorable.

Muy en mi interior presentí que yo no era el único que lo creía así. Si no me equivocaba, ambos nos encontrábamos frente a nuestro primer beso, nuestro primer amor.

________ se había quedado sin aliento. La miré, sobrecogido, con el sabor de sus labios todavía presente en mi boca y le sonreí. Ella me dedicó una mirada indecible y, acto seguido, recargó su cabeza sobre mi pecho, sin dejar de bailar.

Yo no lo supe entonces, pero el destino ya tenía escrita nuestra historia. Una historia que duraría hasta el fin de nuestros días.

Nick: En serio, _______. Esta noche ha sido sumamente especial para mí.

Tu: Para mí también, Nicholas. Fue la mejor…

Nick: Yo no sé quién es tu prima, pero agradezco infinitamente que me haya dado la oportunidad de pasar los mejores momentos de mi vida al traerte a esta fiesta.

Y cuando estuvimos a punto de besarnos por segunda vez, su teléfono nos interrumpió. Ella respondió, exasperada. Parecía ser su prima, no estuve seguro. Su rostro pasó de lo apacible, al desasosiego.

Nick: ¿Sucede algo, linda?

Tu: [suspiraste] Me acaba de llamar mi prima. Me dijo que debíamos irnos…

Nick: ¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Pero no te puedes quedar más tiempo?

Eran pasadas de medianoche. La verdad, las horas se fueron volando… Y deseaba compartir el resto de mi vida con ella. No podía dejarla marchar.

Tu: [triste] Mis padres y los de Mandy son sumamente estrictos, no creo que tengamos opción…

Nick: Oh. Pues…. Si en verdad te tienes que ir [la tomé de las manos], sopongo que debo decirte que esta noche ha sido la mejor de mi vida.

Lo había repetido tantas veces que en vez de perder el sentido, me hacían convencer más de que estaba en lo correcto. Yo no sería el mismo después de ese encuentro con ella.

Tu: Yo también disfruté mucho, Nicholas. No puedo esperar para volver a ver… [se calló, desesperanzada]

Nick: ¿A verme? [completé] Yo también esperaré ese día con ansias.

Tu: [en voz baja] Espero que en verdad llegue ese día…

La realidad me cayó como una losa.

Nick: No sabes si te quedaras en California ¿cierto?

Tu: [conteniendo las lágrimas] No. No lo sé.

Nick: [abrazándola] Si eso pasara, te aseguro que la distancia va a ser poco para nosotros. Estoy seguro.. [con la voz ahogada]

Tu: Yo nunca te olvidaré, Nicholas. [lagrimeando]

Nick: Eso espero. La verdad es que yo no quiero que me olvides…

Tu: ¡Nicholas! ¡Obvio que no te olvidaré! Yo nunca olvidaría a una persona tan linda como tú. ¡Yo siempre voy a recordar esta noche por ser una de las más especiales y por lo que estoy segura que ambos sabemos siempre vamos a recordarla!

Sonreí con un dejo de tristeza. Ella también lo había sentido.

Nick: Debe de haber algo… Algo con lo que ambos nos recordemos en todas partes adonde vayamos.

El tiempo se agotaba. Puse a mi cerebro a trabajar con urgencia ¿cómo podía hacer que ella nunca me olvidase…? Bajé mi cabeza, abatido. La luz emergió en la oscuridad y vislumbré todo con claridad.

Yo tenía una cadena con dos dijes gemelos; en ellos estaba grabada la palabra love. Me la quité con premura y saqué uno de los colgantes para ponérselo sobre la palma de su mano. _______ se enjugó las lágrimas y negó.

Tu: Awn, Nicholas. No es necesario…

Nick: Tal vez no lo sea, pero de todas formas, consérvalo. Por favor [supliqué, cerrando su mano en un puño, con el dije en su interior]. Así estaré cien por ciento seguro de que siempre me recordarás…

Tu: Nicholas…

La escena siguiente se quedaría memorizada en mi corazón por tiempos desmesurados. _________ se quitó una cadena plateada que llevaba puesta al cuello, sencilla y delgada, para incrustar el dije que acababa de obsequiarle  en ella. Alzó la vista con un brillo de lucidez y apasionamiento para decir:

Tu: Este dije siempre va a ser conjunto con esta cadena, la cual prometo portaré por siempre…

Lo que le siguió fue lo más confuso de la noche. Todo lo evocaba con detalle, salvo el momento de la despedida. Yo sólo tenía en mi cabeza la sensación de estar apunto de perder un pedacito de mí tras la partida de mi primer amor. Cuando nos volvimos a besar, decidí buscarla… Pero me di cuenta que era imposible. Que por algo nunca nos quitamos los antifaces. Y sin embargo, supe que no la olvidaría.

Lo último de nuestro primer encuentro fue el momento en que yo tomé mi cadena y la besé. _______ hizo lo mismo, a un metro de la salida, con la cadena que nos uniría por siempre.

Por siempre y para siempre.

Medio siglo después, seguía agradeciéndole al cielo el haberme destinado a trazar una eternidad con ella, con la mujer de mi vida, la que dormía a un lado mío. __________.

Mis ojos se habían empañado. Recordar era tan bonito, tan preciado…

– El amor existe – murmuró Nicholas Jonas, muy cerca de tu oído. – Lo sé. Gracias por enseñarme que soy capaz de amar, bonita – sonrió – Muchas gracias por estar conmigo.

Nick no obtuvo respuesta, pero sabía que tu corazón escuchaba, y eso le bastaba.

Entretanto, tú soñabas… Y aún en tus sueños, seguías enamorada de él.

FIN.

2:38 pm del 14 de marzo del 2012. Es difícil hacerme llorar. Pero muy fácilmente lloro por dentro. En mi interior, mi corazón convulsionó de pura emoción.

¿Ven las cadenas de arriba? Tal vez las reconocieron. ¡Son las cadenas de la novela! Aquella que Nick te obsequió, que los unió…

Son reales. Y hay una historia detrás de ello. Una coincidencia. Algo magnífico y curioso. Una cosa personal.

Yo escribí el primer capítulo en el 2008  y describí «[..]Esa cadena era como la de la foto, solo que tenía 2 dijes y en ellos estaba grabada la palabra LOVE» En la foto que señalaba, estaba Nick con su cadena de la diabetes, aquella que siempre trae puesta.

Ciertamente no entré mucho en detalles, pues en realidad nunca fui capaz de imaginármela. Sólo sabía que era cuadrangular y que tenía Love grabada. Pero para ese entonces, la cadena sólo estaba en mi imaginación…

Casi un año después, fui a USA de compras. En una tienda de ropa, escogí un conjunto que llevaba un saco de cuadros, una camisa amarilla, y un collar. La compré porque estaba barata. No fue hasta unas semanas después que me di cuenta de que ese collar no era un collar cualquiera…

Tardé en relacionarlo con la novela, pero al final me di cuenta que de veras se trataba de algo especial. Era una cadena con dos dijes idénticos. Los dos cuadrangulares, parecidos en forma al de Nick Jonas, y con la palabra Love grabada. Son los mismos que los de la fotografía.

Coincidencia o no, estaban directamente enlazados con la novela. Escribí sobre ellos y meses después me los encontré físicamente. Como acto del destino.

Desde entonces los llevo puestos al pecho a todas partes. Jamás le había tenido tanto afecto a una cosa material, pero es que también tiene algo de sentimental. Como han pasado casi tres años, están oxidándose y destartalándose un poquitín. Las piedritas brillantes que tenían se han ido despegando, y la imagen que tienen impresa está difuminándose.

Estoy viendo si puedo mandarme a hacer una de plata, para que dure muchísimo más. Son como mi amuleto, y todos saben que tienen un significado especial para mí. Son pocas las personas a las que les he contado el porqué, pero todos los que me han preguntado saben que mi respuesta es: «Me la dio Nick». Y cuando se ponen escépticos, sonrío y digo: «Algo de cierto tiene eso. En serio».

Ojalá capten lo significativas que son para mí. Parece de fantasía. Cada vez que las veo me acuerdo de esta novela, y todo lo que eso conlleva. Es como una prueba de amor. Es difícil explicarlo, quizás me comprendan. Y esto es muy personal. La novela siempre ha sido muy personal para mí, incluso lo que siento por Nick. Esta cadena lo es aún más, pero decidí compartir mi historia con ustedes (:

Y esto es todo. Fin.

Capitulo 37 ♥ Segunda Temporada ♥

Capítulo 37

En el Valle de San Francisco las áreas verdes se distribuían por todas partes dejando ver amplios jardines y frondosos árboles frente a cada casa y esquina. Eso era, quizás, lo que más te gustaba de la ciudad. La infraestructura casi no languidecía a la naturaleza. Y esto te recordaba al pueblo de tus abuelos.

Asomaste la cabeza por la ventana, sintiendo la brisa en el rostro a medida que el auto avanzaba en aquella tranquila mañana dominical, mientras tu larga melena se te revolvía ondulante a merced del viento. Diste un profundo respiro y sonreíste.

– ¡Mete la cabeza! – interrumpió el muchacho al volante – Sólo te falta sacar la lengua, y digamos que no me gustas mucho como mascota. Prefiero a un raza pura.

Pusiste los ojos en blanco reprimiendo una carcajada.

Tu: ¡Grosero!

El chico sonrió ampliamente. Movió la palanca de cambios con agilidad y torció en una calle estrecha, alejándose de la avenida.

Tu: Enséñame a manejar.

– ¿Segura? No sé… Podrían meterme a la cárcel por introducir un peligro al tráfico.

Tu: Patético. [bufaste] Ya sé que le has enseñado a Sophie ¿por qué a mí no?

– Tu papá me mataría.

Tu: No si lo convenzo [sonreíste, pícara]

– Hablo en serio sobre lo del peligro al tráfico. La sociedad nunca me lo perdonaría.

Tu: Ay, por favor. ¡Si no me has visto!

– Pues si conduces como con la bicicleta, considéralo un caso perdido

Le miraste con reproche, sin acabar de tomártelo en serio. Tuviste que morderte la lengua para evitar reír.

Tu: Pues yo todavía no veo tu licencia de conducir.

– Busca en mi cartera.

Tomaste su billetera de cuero del tablero y buscaste en las micas. Realmente sabías que ya tenía el permiso; no era la primera vez que te montabas en su auto y salían a pasear. Y además, ya habías visto su credencial antes, a hurtadillas.

Como toda típica fotografía para documentos oficiales, la imagen era cómica. La observaste con poca disimulada gracia.

– ¿Ya viste…?

Tu: Uh sí. [con sorna] Vas para super modelo con esa cara, Jerz.

Jerry se volvió para protestar. Sacudió la cabeza al abrir la boca, y reprimió sus pensamientos, atendiendo al camino. Te echaste a reír.

Jerry: Voy a sacar el anuario de sexto grado y veremos quién se ríe más fuerte.

Tu: ¿En el que apareces con lentes?

Jerry: No. En el que apareces con tu super granote tres mil.

Tu: Eres un tonto.¡Tenía varicela!

Jerry: Dime tú ¿a quién le da varicela a los once años?

Tu: A mí. [mascullaste] Tonto.

Jerry se detuvo frente a un semáforo y aprovechó para pasarte el brazo por los hombros y darte un beso en la frente. Hiciste una mueca.

Tu: Últimamente estás insoportable.

Jerry: Estoy feliz [encogiéndose de hombros]

Sus ojos cafés brillaban de pura felicidad, a juego con su sonrisa de oreja a oreja. Aquél muchacho era encantador. Cuando hubo llegado a California meses atrás, su cabello le caía hasta las orejas en largos mechones lisos color marrón con los que jugabas sin parar. Ahora, su nuevo corte lo hacía parecer aún mayor y mucho más resuelto, como dejando todo rastro de niño atrás para mostrar el guapo joven que era, peinándose el flequillo hacia arriba, como en crestas.

Reprimiste el impulso de llenarle las mejillas de besos.

Después de todo, había otra persona a quien considerabas su dueña.

– ¡CHICOS!

Sophie salió corriendo de su casa abriendo el barandal y recibiéndolos con los brazos abiertos. Te dio un fuerte abrazo y en seguida, se volvió para un corto beso con su novio.

Sophie: Vengan. Los perritos ya llegaron. [apremió contentísima]

Cuando llegaron al patio, la mamá de Sophie y su hermano, Daniel, observaban embelesados como los cachorritos recién nacidos se empalmaban con Darany, la Cavalier King Charles Spaniel. Sus grandes ojos se posaron un momento sobre ustedes para después, devolver su mirada a los pequeños que amamantaba.

Tu: ¡Son tan bonitos!

MamáDeSophie[MdS]: Acaban de nacer a las 7 a.m. Nos cogieron por sorpresa [sonrió mientras los saludaba a los dos]

Jerry: ¿Cuántos son?

Daniel: Son cinco.

Daniel te dirigió una significativa mirada por un instante. Parpadeó y, azorado, se metió las manos a los bolsillos.

Tu: Me gustaría quedarme con uno.

Sophie: Pues ya son oficialmente los padrinos, por así decirlo [bromeó]

MdS: ¿Tu papá te dejará, hija?

Tu: No creo que haya problema, siempre que lo cuide, claro. Pero supongo que primero deberán pasar unas semanas con su mami.

Daniel: Son dos meses, al menos. [confirmó, poniéndose de cuclillas]

Sophie agarró la mano de Jerry y le susurró algo al oído. Él sonrió.

Tu: ¿Todavía está en pie la tarde de películas?

MdS: ¡Pero si todavía es temprano! ¿No quieren almorzar antes de arrellanarse en el sillón?

Momentos después, todos se concentraron en la mesa para comer. La mamá de Sophie los atendió amablemente, como siempre que iban a visitarlos. Ella era la madrina de Jerry, por lo que estaba encantada por tenerlo como yerno. Éste se sonrojaba siempre que lo mencionaba, y Sophie le reclamaba a su mamá culpándola del divorcio.

Era bastante divertido. Amabas que los dos finalmente se dieran la oportunidad para tener su relación.

Desde tu regreso a California, tuviste que ponerte al corriente de muchísimas cuestione y, sin embargo jamás habías estado tan a gusto en un lugar como en aquel mes.

Una semana antes de terminar octubre, su avión había aterrizado en el aeropuerto de Los Ángeles como tenían previsto. A Marilu y a ti los recibieron sus familias tan solo al arribar. Se fueron todos a comer en un restaurante de comida rápida por la tarde y después, cada una agradeció con un largo suspiro poder tumbarse en sus respectivas camas para dormir, por fin, en casa.

Te reencontraste con Jerry y Sophie al día siguiente. Ellos te visitaron cuando seguías en pijamas a plena medio día, sacándote una enorme sonrisa con la que los avasallaste de abrazos. Más tarde, el día entero lo gastaste en la casa de tu abuelo, con la familia de tu madre.

Conseguiste un empleo en la heladería en la que Sophie trabajó durante el verano. Ambas acordaron compartir el turno, por lo que nunca se aburrieron al tenerse la una a la otra. Marilu iba, de vez en cuando, a molestarlas después de la escuela. Sophie seguía en la academia de fotografía, vecina a la universidad de Marie. Por ello, a falta de escuela a la cual matricularte, decidiste aprovechar el  fin de año ganando un poco de plata. Ya habías decidido no regresar a la Hollywood Pop Academy. Si todo iba bien, terminarías estudiando Relaciones Internacionales o Enseñanza en Lenguas Extranjeras. El ingés y el español ya eran ambos, idiomas maternos.

Dakota también había vuelto a California unos días después. Eso te dio excusa para volver a ver a la pequeña Taylor, quien también solía ir todos los viernes a la heladería con sus amiguitas para saludarte. Sin duda, todo iba excelente.

Daniel se acercó a la sala para sentarse en el borde de la silla contigua a la butaca donde estabas sentada.  Sophie fue a su cuarto para buscar su laptop, de donde conectarían la televisión para ver los filmes. Jerry la siguió por detrás camino a las escaleras. Así, tú y tu ex ex ex exnovio se quedaron solos en el salón.

Daniel: Me parece que estos dos van a tardar un rato en bajar. [murmuró con guasa, rompiendo el hielo]

Tu:  [asintiendo] ¿Te vas a quedar con nosotros?

Daniel: A mi hermanita no le dará mucha gracia. Espera que salga con unos amigos más tarde.

Tu: ¿Y vas a salir?

Daniel: [sonrió] Si me invitas a quedarme, podría reconsiderarlo.

Tu: A mí no me importa. [alzaste los hombros] Es tu casa.

Daniel: No les gusta mucho que esté contigo, ya sabes. [respló]

Tu: Descuida… [incómoda]

Daniel: Me sigues gustando.

Sonreíste para ti misma. Eso no era una sorpresa. Después de todo, ya lo sospechabas, y Sophie te había alertado unos días atrás. No era la primera vez que él se te insinuaba con su natural picardía que hacía rendir a muchachas más glamorosas que tú. No obstante, seguías sin entender porqué insistía una y otra vez por alguien tan poca cosa comparada con sus otras novias. No tenías nada en especial y, por mucho que te atrajera, tu primera amarga experiencia con él te había dejado un latente recelo, aunque bien sabías que él no se atrevería nunca a volver a jugar con tus sentimientos.

Ya le tenías, por tanto, una respuesta preparada.

Daniel: ¿Qué dices?

Tu: Lo mismo de siempre [respondiste, resuelta]: No.

Daniel sonrió.

Daniel: No sé, a lo mejor por eso no dejas de gustarme. [replicó sin inmutarse] Porque te empeñas en negarte, siempre.

Tu: Será porque sabes que no te diré que sí, mejor dicho. [sonreíste] Tú sabes que en realidad no me dan ganas de andar contigo. No creo estar a tu altura.

Él dejó escapar una risa sardónica.

Daniel: Cada vez eres peor.

Tu: Oye, [protestaste aún sonriente] tú sigues siendo un patán.

Daniel: Bien sabes que no. [mirándote relajado]

Tu: De acuerdo, tal vez hayas cambiado, pero bien sabes que seguiré diciéndote que no.

Daniel: Y por eso mismo he decidido cambiar [explicó pausadamente], para que personas como tú no me digan que no.

Tu: Eres lindo. Demasiado lindo para mí [le guiñaste un ojo]

Ciertamente, Daniel te caía cada vez mejor. Le creías cada vez que te repetía que había cambiado, y sus conversaciones, llenas de sarcasmo, estaban teñidas de honestidad al cien por ciento. Lo que más te gustaba era que nunca se tomaba a mal tus palabras, porque lo único que quería era que supieras lo que sentía. Siempre sabía que ibas a decirle que no.

A veces pensabas que eras cruel; que, de esa forma, le hacías pagar aquellas ocasiones en las que jugó con tus emociones: la vez en la que te enamoró y te usó para encelar a su exnovia, y cuando te besó a sabiendas de que eras novia de Nick.

Pero él era lo bastante inteligente como para saber que se lo merecía, y que adrede no se lo hacías.

Daniel: ¿Y cuándo empiezas a tener novios otra vez, ________? Ese Nicholas me agradaba mucho. Se veía que te trataba bien. [mientras se apoltronaba en la silla] ¿Por qué rompieron, eh? Todavía me acuerdo cuando le fui a decir que no fuera un imbécil y que te pidiera perdón cuando se pelearon.

Tu: Ah, cosas de la vida.

Daniel te miró de soslayo, escéptico, pero no añadió nada más. Un rato más tarde, el olor a palomitas y a botanas los acompañaba a los cuatro en una buena película de comedia.

[–Por la noche–]

Jerry se despidió de ti sin bajar de su auto; esperó a que abrieses la puerta y cuando te vio con un pie dentro de la casa, se fue.

Le seguiste con la mirada mientras agitabas la mano en ademán de adiós. Cuando su carro desapareció a lo lejos, volviste tu vista a la enorme casa de enfrente.

Todos los días te sorprendías a ti misma observando aquella casa. Tan bonita, tan llena de recuerdos. Era una añoranza que conocías a la perfección, pues no era la primera vez que estabas en tu hogar y la familia Jonas andaba de gira en el otro lado del planeta. Iban a su gira en sudamérica, decían, pero en realidad para esas fechas ya estaban en Europa. Según Marilu, quien se contactaba con Joe cuando coincidían por la pc, la semana pasada estaban en Inglaterra y Analy fue a uno de sus conciertos en la LG Arena.

Los extrañabas, ya se lo habías dicho a Kevin en un una videollamada. Tuviste oportunidad, tan solo al llegar a California, de llamar a Canadá y notificarles a Denise y a Paul Kevin que ya habían bajado del avión. Sobre todo les hablaban para agradecerles por todo. Por su atención, sus cuidados, sus molestias… Les pasaron el teléfono a Frankie y a Joe para saludar y después, colgaron.

Extrañabas a la familia. A tu segunda familia. A todos ellos… Incluso a Nick.

Nick, a quien Daniel hubo aludido unas horas antes. Ya te habías acostumbrado a la idea de que si se volvían a encontrar, lo tratarías con deferencia. Ignorarlo no era una opción, y no deseabas hacerlo, porque al fin y al cabo, su dolorosa decisión la tomaba por su bien. A esas alturas no podías culparlo, lo tenías bien asimilado. Empero, era complicado acatar el hecho de tratarlo con el cariño de un amigo. Él nunca había sido un hermano, ahora no eran novios, y no volverían a ser amigos. Entonces, pues ¿qué eran?

<Eres Nick. Y yo soy ________> le dijiste a él, semanas atrás.

Y sí, parecía suficiente. La verdad no se te antojaba experimentar con nada más. Ni una lágrima fue derramada a tu llegada. Ni siquiera cuando se lo contaste todo abiertamente a Jerry, o cuando Sophie te escuchaba con el cejo fruncido. Su relación fue y terminó, y el cuento de hadas lo guardaste con afecto, en un recodo de tu corazón para no ser abierto otra vez. Era lo mejor. Y te agradaba que así fuese.

Ese mes había sido reconfortante. Un respiro. Todo lo que deseabas. Todo lo que realmente necesitabas…

[–En Europa–]

Paris, Francia. La ciudad del amor. Todo el mundo a pie. Largas filas para divisar la Torre Eiffel. Un cielo nublado. La última semana de noviembre. El último concierto.

Nicholas suspiró, cambiando de posición en su cama. Estaba muy cansado. Pero, como de costumbre, antes de acostarse dedicaba un momento para pensar en ti.

Desde que el sol salía hasta que se posaba detrás de las montañas, la jornada estaba siempre ocupada. No le costaba trabajo, pues, distraerse. Entre viajes y conferencias, conciertos y entrevistas, fotografías y reuniones, ensayos y demás, la hora de dormir era la bendición. El lapso del día en el que su cabeza se ponía en orden, su respiración se aliviaba y el corazón le recordaba, con nostalgia, el rostro de la mujer que amaba.

Contrario a todas las veces en las que se separó de ti, le confortaba preguntar a Joe, después de saber que se había comunicado con Marilu, qué noticias tenía de ti. Le ayudaba, de alguna manera, a enfrentar el dolor. ¿Por qué? Ni él mismo estaba seguro. A veces llegaba a pensar que era porque no tenía ni la más mínima intensión de olvidarte, otras porque le gustaba imaginar que a pesar de los esfuerzos no llegarías a serle indiferente del todo. El punto era que, a pesar de haber roto, Nicholas aguardaba día tras día la fecha en la que volvería a encontrarse contigo, como esperanzado de que al verte no sentiría nada por ti. Dispuesto a verte a la cara, sonreírte, y no sentir nada.

Pero sentía algo muy intenso. Lo primeros días fueron bastante duros, mas la resignación le llegó casi como un bálsamo. Se sobrepuso al dolor, con esfuerzos olímpicos, y se aferró a su decisión. Al final, él hizo lo que consideraba más correcto, y tenía que apegarse a esa idea con todo el convencimiento del mundo pues realmente no quería ver todo ese sacrificio hecho para nada.

Pero seguía amándote. Si bien no logró hacer desaparecer el dolor por completo, sí lo hizo disminuir. No obstante, su amor por ti era cada vez más fuerte, más apasionado, más real y más inevitable. Y estaba consciente porque, de escoger entre el sufrimiento y el amor, había elegido el amor por sobre todas las cosas. Y eso, día a día, hacía parecer la vida un poco más sencilla.

Porque lo que hizo fue por amor…

Tu voz  le retumbó en su mente, masacrándolo por dentro: <¡Eres un egoísta!>

Quizás lo fuera. Tal vez, de algún modo, lo era… Porque efectivamente, la distancia era algo que siempre le escocía muy en el fondo. Pero Kevin comentó, unas semanas después, algo que le hizo lucubrar durante un tiempo:

Kevin: ¿Sabes, Nick? Todo pasa por algo.

Nick: Sí. Ya lo sé.

Kevin: Si de verdad la relación era difícil, y te hacía sufrir, hiciste lo correcto al dejarla ir…

Nick: [desconcertado] No te entiendo.

Kevin: No sé, es que, no me considero un sabio en el amor pero.. Te conozco, y creo que aún no estabas preparado para ello.

Nick: ¿Para amar a _______? [perplejo] ¿Me estás tomando el pelo..? ¡Yo siempre estuve dispuesto a estar con ella!

Kevin: Sí, sí. A lo que me refiero era a que tú luchaste, pero este obstáculo era demasiado grande… Que dejarla ir fue lo más sensato que se te ocurrió. ¿Y sabes por qué? Porque tú te sentías mal por ________. No te sentiste preparado. ________ tal vez sí estaba preparada, pero tú no.

Nick: No…

Kevin: Y _____ habría estado muy mal en retenerte.

Nick: No estoy seguro. [balbuceó]

Kevin: Acéptalo, hermano. [dándole unas palmadas] Lo que pasó entre tú y ______ ocurrió por una razón: para que aprendieras al respecto.

Nicholas no sabía qué sentiría si al encontrarte detectase desconfianza, daño, apatía o enojo en tu mirada. No sabía si lo soportaría. No sabía si trataría de vivir con ello. No sabía nada… Solo sabía que aceptaría las consecuencias de sus actos. De que si te amaba lo suficiente, ese amor le permitiría dejarte ir. A donde tú quisieras. Pues otra vez, entre el sufrimiento y el amor, el amor ganaba todas las batallas.

Menos una, que estaba ya perdidísima.

– – – – – –

Frankie pasó sus dedos sobre la repisa, inspeccionándolo todo. Levantó la mano, con aspecto concentrado. Carraspeó.

Frankie: Me parece que todo aquí está muy sucio, mamá. [aseveró observando el polvo en las yemas de sus dedos]

Denise: Díganme, entonces ¿quién se anima a ayudarme con los quehaceres domésticos? [con los brazos en jarras]

Joe: Yo me voy a la cama. [tumbándose en el sillón] La extraño casi como a Marilu…

Nick puso la última maleta debajo de los pies de Joe. Éste le dio una patada que le golpeó en la cintura.

Nick: Auch. Ten más cuidado. [sobándose]

Joe: Lo siento.

Frankie: Mamá ¿dónde están mis juguetes? Se le acabó la batería a mi videojuego en el camino.

Denise: Sí, mi hijo. Ya me dijiste. Habrá que ir a comprar algunas cuando salgamos por la despensa.

PapaJonas: ¡Vaya! ¿Alguien sabe si el señor _______ (tu apellido) está en casa? Veo su auto pero están todas las luces apagadas.

Denise: ¿Les llamas por teléfono?

PapaJonas: Quería agradecerles por cuidar los rosales [sonrió], pero no importa. Joe [le echó una mirada], levántate de allí, hijo. Tenemos que ir a la casa de tus abuelos.

Kevin: [bajando las escaleras] ¿Qué? ¿Todavía no suben sus cosas? Oh [sacando su celular] ¡Es Dani! En seguida vuelvo, seguro es por lo de las lámparas de la recepción.

Denise: ¡Si tienes problemas me avisas! [antes de que entrase a la cocina] Ya va a ser la boda. Tenemos que ver quiénes están pendientes de invitaciones, cariño.

PapaJonas: ¿Qué hacemos, entonces? ¿Vamos con tus papás o descansamos?

Denise se mordió el hombro, indecisa:

Denise: ¿Qué dicen chicos? [entrelazando sus dedos en los mechones de Frankie]

Joe pestañeó, en intentos de despabilarse mientras se arrellanaba en el sofá. Frankie bostezó, encogiéndose de hombros y Nicholas miró a todos alternativamente, esquivando la necesidad de volverse hacia la ventana.

Denise: Creo que mejor los dejamos dormir, amor. Yo también estoy muy cansada.

PapaJonas: Bueno [asintió], todos a sus cuartos, pues. ¡No olviden llevarse su equipaje!

El señor Jonas cogió una maleta de Frankie y subió con él al segundo piso, seguidos de Denise. Joe sólo echó un resoplido y rendido, se puso a dormir con un cojín entre sus brazos. La voz de Kevin apenas si se escuchaba al otro extremo de la cocina, mientras hablaba por teléfono. Nick se puso de pie y corrió la cortina, escudriñando a través de la ventana la puerta de tu casa.

Efectivamente, el auto de tu padre yacía estacionado frente a la calle, pero la casa parecía estar absolutamente sola.

El estómago se le revolvió. La posibilidad de tenerte tan cerca, pero a la vez tan lejos… Sacudió la cabeza. Él también necesitaba descansar. Se echó una de las mochilas al hombro y agarró otra maleta, en dirección a su habitación, dudando en si iba a ser capaz de dormirse dadas las circunstancias.

[–Al día siguiente–]

Joe: ¿Y _________?

Marilu cerró los ojos, sintiendo el cálido contacto de la nariz de su novio contra la suya. Su respiración le rozó el rostro. Joe la ciñó más contra él, sin apartar los ojos de encima. Cada día la veía más hermosa.

Marilu: Está en casa de sus abuelos. Creo que sus tíos la invitaron a ir al lago, o algo así. No me dijo bien.

Joe: Con razón no está en casa.

Marilu: [se encogió de hombros] Está pasando tiempo con su mamá.

Joe la miró por un momento y se acercó para besarla. Marie se dejó llevar, fuera de sí.

Joe: Creo que me has extrañado [murmuró en su oído}

Marilu: [con cosquillas] Un poquito, quizás.

– Joe… Ah, hola Marie.

La pareja se volvió hacia las escaleras. En los últimos peldaños estaba Nick, algo incómodo por haberlos interrumpido. Marilu advirtió que tal vez, su inquietud refería a otra cosa.

Joe: ¿Qué hay?

Nick: Mamá dice que vayas a ver si… Uhm, ya sabes. Tu ropa interior.

Joe: [azorado] Ya vuelvo.

Marilu asintió, sentándose en una de las butacas. Joseph pasó a un lado de su hermano con las mejillas teñidas y los dejó solos.

Nicholas: ¿Se te ofrece algo? ¿Un vaso de agua, jugo?

Marilu: Estoy bien, gracias. [sonrió]

Nick se sintió mejor con esa sonrisa. Lo primero que se le vino a la mente al verla fue la pelea que tuvieron.

Nick: ¿Cómo estás? [un poco aliviado]

Marilu: Muy bien ¿y tú? ¿Qué tal el viaje? Joe me ha contado que llegaron exhaustos.

Nick: Bastante [confirmó, tomando asiento]. Es bueno estar en casa.

Marilu: Me alegro por ustedes. De veras necesitan relajarse un poco. Trabajan muy duro.

Nick respondió con una sonrisa, percibiendo el ambiente aún demasiado tenso. Bajó la mirada, pensando en lo vergonzoso del asunto. Si la miraba se acordaba de que la última vez que hablaron fue para reñirse, de lo hiriente que resultó y de cómo se había ganado esa cachetada. Igualmente, no podía evitar verla sin recordar a su mejor amiga, o sea tú.

Marilu: Lamento mucho haberte golpeado. [se disculpó, apenada]

Nick: Ah… [aturdido] No pasa nada. En serio.

Marilu: Joe no sabe ¿verdad? Imagino que no le dijiste a nadie.

Nick: [negó]

Marilu: Estaba muy enojada. En realidad lo siento.

Sentía haberle cacheteado, no haberle dicho todo lo que le dijo. A Nick no le pasó por alto ese detalle, pero no se molestó.

Nick: Descuida… Yo lamento haberte hecho sentir mal. Creo que sólo dijimos la verdad, eso es todo. [murmuró, apesadumbrado] ¿Todo en orden?

Marilu: Sí. Todo en orden. [sonrió] ¿Tú estás bien?

Nick: Sí, claro. ¿Por qué?

La chica se mordió el labio inferior, vacilante.

Nick: Bueno… Estoy bien. En serio.

Después de un breve silencio.

Marilu: Ella también está bien, si te lo preguntas.

Nick quiso contestar algo, pero cerró los labios, sin palabras. El comentario lo había cogido por sorpresa.

Joe: Ya llegué [bajando por las escaleras]. ¿Nos vamos, Marilu?

Nick: ¿Saldrán?

Joe: A pasear.

Nick:  ¿No ibamos a ir con los abuelos?

Joe: Más tarde, creo que hasta en la noche.

Nick: Bueno. Que les vaya bien, diviértanse.

Marilu: Gracias, Nick. Adiós.

Joe: [tomándola de la cintura] Nos vemos más tarde.

Los muchachos salieron sin prisa. Nick alcanzó a escuchar el motor de la camioneta andar y perderse en la lejanía. Abstraído, titubeó frente al umbral. Finalmente, con la garganta seca, sucumbió al impulso de abrir la puerta y cruzar la calle.

No obstante, antes de pisar la acera, se detuvo de golpe. Tenía el pecho subiendo y bajando sin cesar, mientras divisaba, agitado, la imagen de tu piso. Estaba vacío, al igual que ayer. No sabía porqué, pero agradeció en sus adentros que no estuvieras allí para obligarle a hacer una locura…

Contempló, acongojado, tu balcón y la barandilla sobre la que solías acodarte para charlar, desde el otro lado del pavimento, con él antes de dormir. Allí se habían besado. Allí habían mirado las estrellas. Allí era todo perfecto.

Giró sobre sus talones, de regreso a su alcoba. Deseó poder dormir, a pesar de no tener sueño. Deseó pensar en ti, en la seguridad de su habitación… Sin peligro de salir de casa para cometer una insensatez.

[–Más tarde, contigo–]

– Por cierto, esperamos esta cuenta regresiva para la temporada de premios que ya va comenzando- comentaba el locutor de la estación de radio – El próximo dos de diciembre, tenemos el evento de Nominaciones de Premios Grammy 2010 que se celebrarán el 31 de enero del próximo año. En el evento que nos dará a conocer a los nominados de los más codiciados premios de la música, los platos estarán a cargo del DJ David Guetta, mientras que los encargados de la música en vivo, se nos informa, serán la banda Black Eyed Peas, Sugarland y Nick Jonas en su primera presentación como solista con su banda The Administration. Éste último será presentado por sus hermanos y compañeros, Joe y Kevin Jonas, de los Jonas Brothers, quienes estuvieron nominados el año pasado al premio de Mejor Nuevo Artista. Se realizará, además, un tributo al fenecido Rey del Pop, Michael Jackson, a cargo de Maxwell. Como es costumbre, la presentación…

Diste un respingo, pegando la oreja a la bocina de la radio. El corazón se te descontroló tanto que amenazaba romperte las costillas. ¿Cómo había dicho? ¿Los Jonas Brothers en la presentación de los nominados a los Grammy? ¿Nick Jonas en su primer concierto como solista?

<Who I Am> pensaste de inmediato <Va a cantar con su banda  Who I Am>. Él te había dicho que posiblemente, aquella canción sería su primer sencillo. ¿Por qué  no cantarla entonces en un evento de tal magnitud? Claro que iba a hacerlo. ¿Eso significaba que iba a sacar su álbum en estas fechas? <Me dijo… Me dijo que a inicios del próximo año> te esmeraste a recordar.

Sonreíste de oreja a oreja. ¡Qué felicidad para la familia Jonas! ¡Qué orgullo! Nicholas por fin cumplía con su sueño, y sus hermanos estaban allí para apoyarlo, e iba a demostrarle al mundo su nueva faceta en un acontecimiento de altura… ¡Los Grammy!

No tardaste en acordarte como, hacía un año, los chicos no paraban de retozar, gritar y llorar de alegría y emoción cuando se enteraron de que estaban nominados para tales premios. Estaban tan entusiasmados, y tú tan contenta por ellos… Significaba tanto que Nicholas regresó a casa para abrazarte y besarte con regocijo fuera de sí…

– … el rapero y productor musical LL Cool J como anfitrión y con Katy Perry, Linkin Park, George Lopez, Ringo Starr, T-Pain y Dwight Yoakam como presentadores… – continuaba el locutor antes de pasar a la siguiente canción.

Tragaste saliva. Esos sí eran buenos recuerdos… Pero no podías pensar en las veces en las que Nicholas te había alzado como a una pluma para darte vueltas en el aire, mientras te besaba con pasión. Eso era cosa del pasado. Cosas que no debías evocar.

Oteaste la lancha que surcaba los confines del lago, en donde iban trepados tus primos y tíos. Pronto descenderían para darle espacio a tus padres, a ti y a dos de los más pequeños para dar una vuelta. Dudaste en conseguir regresar a tierra firme con el estómago en su lugar; ya sentías la necesidad de devolver el desayuno.

Si aquello era el 2 de diciembre, los chicos no tardarían en presentare para los ensayos. Tal vez estuvieran en California ahora mismo, pensaste, pero no estabas segura. Recordabas haber escuchado mencionar a Marilu algo al respecto de la fecha de su regreso, mas no pusiste atención.

Mientras observabas al bote regresar, con tus dos primitos saltando de emoción a un lado tuyo, suspusiste que si la familia Jonas había regresado estaría demasiado ocupada con tal suceso que apenas se dejarían ver. Los extrañabas mucho y querías saludarlos y, conociendo las buenas nuevas, darles tus mejores felicitaciones; pero seguramente la agenda les vendría muy apretada. Regresar a Toluca Lake sería también voltear los planes en casa. Si ellos tenían tiempo para reuniones con amigos ya te avisarían.

Por lo pronto, estaría bien dejar de preocuparte. Realmente no había ningún problema en retrasar el reencuentro… No lo habría, al menos, si Nick no estuviese en él. Aún no decidías cómo te hallabas al respecto. Era confuso pensarlo, incluso.

Para cuando la lancha se estaba orillando, tu padre casi te lanzaba adentro desde el embarcadero de un salto. Los chiquillos retozaban demasiado que tuviste que sujetarlos con ambas manos para que tampoco cayesen al agua. De pronto, hundirse en las profundidades del lago no parecía tan malo.

[–Al día siguiente–]

Nicholas bajó apresurado de su cuarto. Azotó la puerta sin querer, con la respiración agitada. Tenía que salir, le urgía salir…

Un par de ojos verdes lo miraron con suspicacia, haciéndole parar en seco. Kevin entornó los ojos, sin decir nada. Nick se vio a sí mismo apartándolo con tan solo un empujón, de modo que pudiese aproximarse a la entrada que le obstruía. Tuvo que reconsiderarlo, tragando saliva. Estaba lleno de emociones contradictorias: necesitaba salir para relajarse porque se sentía encarcelado… Mas, si salía, lo haría también con la intención de encontrarse contigo. Quería verte, pero le daba temor. Deseaba escuchar tu voz, pero no podía imaginarse la de cosas que podrías decirle.

Su hermano mayor se cruzó de brazos, con una negación casi imperceptible en su cabeza. Pero eran sus ojos, su mirada…

Kevin: ¿A dónde vas?

Nicholas no tenía palabras. De acuerdo, tal vez salía para verte. Pero¿y después? Se dio cuenta de inmediato que no sabía qué decirte. No sabía si las disculpas le saldrían de la boca, o siquiera si serían apropiadas. ¿Qué sentido tenía encararse?

Nick: Yo.. Yo no sé.

No, realmente no sabía. Hacía tiempo que no sabía nada.

Kevin: Entonces, vuelve cuando lo sepas.

El chico se dio cuenta de que estaba perdido. Profundamente perdido… Y solo. Muy solo y vacío.

Regresó tras su pasos, de vuelta a la habitación. Se encerró y se tiró al suelo, con la espalda apoyada contra la puerta y el rostro hundido entre las manos. Los ojos se le tiñeron de lágrimas.

<¿Qué he hecho? Dios mío ¿Qué me pasa?> sollozó mentalmente.

Observó las cuatro paredes en las que se había aprisionado. Advirtió que el corazón le sangraba de puro dolor. Pensó en todas las posibilidades, todo el futuro, toda su vida y todo su ser perdidos por un descuido. Por un instante de pánico, por la extrañeza de no saber si realmente debería ser él. Por el grito de la subconsciencia alertándole de pensarlo dos veces, porque podría no estar listo.

<…Listo, preparado, dispuesto ¿qué más da? Yo no quería esto. Yo la quiero a ella. Yo amo este sentimiento, amo este amor… Amo a ______. ¿Por qué carajo? ¿Por qué?>

Se limpió los ojos, melancólico. Agarró su guitarra y la sacó de la funda, recostándose sobre la cama. Se sorbió la nariz, sobreponiéndose. Las cuerdas producieron un triste sonido a la vez que él las rozaba con la punta de sus dedos. Cerró los ojos, respirando hondamente, inhalando y exhalando, tranquilizándose.

– Supongo que no te sabes ninguna de Lines, Vines & Trying Times ¿verdad?

– No realmente. Pero me encanta Turn Right.

– Es una canción…. bastante linda.

Visualizó tu rostro, tu afectuosa sonrisa, tu simpática risita, tu entrañable mirada…

– Bésame otra vez- suplicó él hundiendo su rostro en tu cabello- Bésame siempre… Bésame día y noche y te juro, te juro – con la voz ahogada-, nunca te dejaré partir.

– Nick… No tengo razones para partir. Si yo no quiero jamás me iré…

Nicholas siguió, absorto en recuerdos, tocando una canción sin título.

– Es una bonita marca de amor.

– Tú también me has hecho una.

– ¿Qué dices? ¿Yo también te hice un…?- perpleja, mientras buscabas en su cuello la marca rosada.

– Ah. No, no. – echándose a reír- No me refiero a esa marca. Digo, tú me has tatuado el corazón…

– Awn – enternecida -, Nick. No me vuelvas a asustar de ese modo – esbozando una sonrisa-. Te quiero.

Otra lágrima se deslizó por su mejilla.

 -¿Qué sientes, Nick? Dime qué sientes cuando estoy contigo. Cuéntame qué es lo que te alienta a estar conmigo.

– ¿Qué siento cuando estás conmigo? Vaya… Siento tantas cosas. Me siento completo. Alegre y vivo. Pienso que es como si me fuera a un retiro espiritual, o algo por el estilo… Porque tú me traes tanta calma, tantas emociones que sólo he encontrado a tu lado. Y me gustan.

Pick up all your tears
Throw ‘em in your backseat
Leave without a second glance
Somehow I’m to blame
For this never-ending racetrack you call life

So turn right, into my arms
Turn right, you won’t be alone
You might fall off this track sometimes
Hope to see you on the finish line

You’re driving all your friends out
Get to a speed they cannot follow
And soon you will be on your own
And somehow I’m to blame
For this never-ending racetrack you call life

So turn right, turn right, into my arms
Turn right, turn right, you won’t be alone
You might, you might, fall off this track sometimes
Hope to see you at the finish line

I did all I could, and I gave everything
But you had to go your way
And that road was not for me

So turn right into my arms
Turn right, you won’t be alone
You might, you might, fall off this track sometimes
Hope to see you at the finish line

-… Y lo que me alienta a estar contigo es eso -continuó-. Pero ¿sabes algo? – frunció su entrecejo – Lo he estado pensando. Es como si no importara lo que pasara entre nosotros. Vamos a volver una y otra vez, sin remedio -silenció-. Al menos sé que yo estaré siempre enamorado de ti. Creo que está bien empezar a asumirlo… Por si alguna vez deseo lo contrario.

– Yo también estaré siempre enamorada de ti. Es algo que elegí desde el primer día en que te conocí.

– ¿Ha..hablas en serio?

– Claro. Muy en serio. Así que, pase lo que pase…

Se detuvo. Te acababa de dedicar la canción que debió haberte cantado cuando se lo pediste, ilusionada. También había recordado la charla en la que, con toda honestidad, se juraron prácticamente amor eterno.

– Siempre y para siempre -murmuró él.

De pronto, su vista se fijó en el porta guitarra, con vacilación. Allí había algo guardado desde hacía meses… Meses que parecían años.

Titubeante, posó la guitarra a sus espaldas y lentamente, se acercó a la funda color negro. Identificó el bolsillo interior y abrió el cierre, con el corazón en la garganta. Requirió dar un profundo respiro para que, con el pecho hinchado de resolución, metiese finalmente la mano.

Minutos después contemplaba, embelesado, el par de cadenas plateadas cuyos dijes rezaban la palabra Love en cada una de ellas. La cadena que los hubo unido en una noche de antifaces, la misma que los hizo reconocerse al empezar su relación. El emblema de su amor.

Muchas cosas adquirieron sentido.

Lívido y resuelto, tomó una decisión.

[–Contigo–]

Isabella: ¡Hija! ¡Ya llegó tu papá!

Tu: ¡Ya voy!

Dejaste el cuchillo a un lado y bajaste la llama de la estufa. Diste una última movida al sartén antes de taparlo nuevamente. Saliste de la cocina con un paño, limpiándote las manos.

Tu: ¡Hola!

TP: Cariño [abrazándote], Marilu me dijo que a ver cuándo te dejabas ver. Acabo de volver de casa.

Tu: ¿Ah en serio?

TP: Me pidió que te avisara que más tarde iba a la heladería.

Tu: Primero he de terminar la comida.

TP: [sorprendido] ¿Ahora cocinas?

Isabella: Ayer vimos una receta en la tele. ¿Te quedas o tienes mucho trabajo?

TP: Creo que me quedo, definitivamente. No intentarás envenenarnos ¿verdad?

Tu: ¡Ay, papá! [reíste]

Isabella: ¿Necesitas ayuda, hija?

Tu: No, gracias [sonreíste]. Supongo que está en unos diez minutos. Por cierto [dirigiéndote a tu papá], hice galletas.

TP: ¿Galletas? [abrió los ojos con entusiasmo] Ya me convenciste.

Volviste a la cocina, escuchando alegremente las voces de tus padres tomando asiento frente la mesa. Guardaste unos ingredientes en el refrigerador y sacaste la jarra de limonada. Hoy pintaba para ser un bonito día, en especial porque tenías muchas ganas de trabajar. Últimamente estar en acción, haciendo cosas productivas, te causaba bastante placer.

– ¿De veras? – preguntó tu mamá – ¿Y qué dicen? ¿Cómo están?

– Muy bien. Hablamos por un momento, pero Kevin parecía realmente contento- escuchabas desde el comedor- ¿No te contó la niña que iban a estar en el evento de nominaciones de los Grammy?

– ¿En los Grammy? Vaya, esa es una excelente noticia – replicó contenta- Pero _______ no me dijo nada. A lo mejor no lo sabe. No creo que siquiera sepa que los Jonas ya llegaron, supongo que de haberlo hecho estaría todo el día allá.

Aguzaste el oído para captar sus palabras que de pronto, habían disminuido de volumen a propósito.

– De todas formas no creo que quiera hablar al respecto- añadió Isabella, con un dejo de preocupación- Ya sabes, por lo de Nick.

– Justamente es él quien va a presentarse con su banda de solista.

– Mmm, sí. Algo sabía de ello. Sería bueno reunirnos con ellos pero… Ah – suspiró -. ________ parece tan tranquila. ¿En serio piensas que los dos terminaron bien? Quiero decir, por supuesto que no me gustaría saber que le rompió el corazón. Pero, ya ves, Nick es un buen muchacho.

– No sé qué le hizo, y no sé si me dan ganas de saberlo -gruñó- Me cae bien, sí. Pero yo le advertí que en cuanto se le ocurriera…

– No empieces, por favor. – interrumpió- Si son solo adolescentes.

– Kevin me dio las gracias por haberle cuidado el jardín- cambiando de tema- Supongo que así disminuimos la tensión.

– La familia Jonas es muy amena y amigable. Sería ir demasiado lejos al recriminarlos por lo que nuestros hijos hagan. Denise y Kevin son buenos amigos nuestros, y ni se diga de la de cosas que han hecho por _______.

– No les guarda rencor- agregó con voz cansina- El otro día la vi en su laptop platicando con Joe…

Sujetaste la manija del sartén y retiraste la tapa con la otra mano. Ahogaste un grito alejando con precipitación el brazo, casi dejando caer la cubierta  al piso. Agitaste el miembro con dolor, parpadeando repetidamente para evitar las lágrimas. Cuando el ardor fue disminuyendo en la quemadura y con el corazón todavía bullendo en tu interior, divisaste una fina marca rosada extendida sobre tu piel. No era nada grave, pero la distracción pudo haberte producido mucho más daño.

Apenas si habías entendido la inquietud de tus padres. En cuanto oíste las noticias de tu padre, quien aparentemente acababa de conversar con el señor Jonas, el corazón te dio un vuelco. Aquello sólo significaba que los Jonas estaban en la ciudad. Que tus amigos estaban cerca. Que Nicholas había vuelto.

Un acervo de sensaciones te sacudió desde adentro noqueándote todos los sentidos y asaltándote con arrebatos emocionales llenos de recuerdos. El dolor físico te ayudó sólo a tornar a la realidad.

<Pero no significa nada> te tranquilizaste a ti misma <Si los chicos quieren verme, me lo dirán. Ahora están muy ocupados>

Aunque muy en el fondo tenías que aceptar que, pese a todo, deseaste pasar a casa con la minúscula esperanza de volver a verlos. A todos ellos.

[–Al atardecer–]

Nicholas salió de casa a eso de las seis de la tarde, cuando el sol se estaba poniendo tiñendo los confines del cielo en un amarillo anaranjado,  con las grisáceas nubes flotando sobre su cabeza. Joe tenía una cita con Marilu y otro par de amigos, sus padres y Frankie acompañaron a Kevin al centro de la ciudad para arreglar algunas cuestiones de la boda y él se había quedado excusándose en el hecho de que saldría a comer con un compañero que ellos no conocían. Kevin le dijo que sería excelente contar con él en los preparativos de la boda, pero Nicholas respondió diciéndole sólo y únicamente a él que debía hacer algo importante aquella tarde. Su hermano no insistió. Asintió sonriente, y le dio unas palmadas deseándole buena suerte. Para Nick eso significó convencerse aún más de que estaba haciendo lo correcto.

Se metió las manos a los bolsillos mientras cruzaba la calle. Estaba nervioso, con el corazón realmente acelerado, pero firme. Mientras caminaba, no apartó en ningún momento la vista sobre tu puerta. No tenía la menor intención de darse la vuelta y correr, porque tampoco tenía miedo. Sólo sabía que necesitaba que lo escuchases, que lo supieses, que le ayudaras. Independientemente de tus respuestas, él ya estaba preparado para todas ellas. Sólo necesitaba un momento para intentar solucionar sus errores.

Alzó la mano y tocó el timbre. Las ventanas estaban iluminadas y el carro de tu papá, el cual no estaba estacionado al mediodía, había regresado hacía una hora, indicándole que muy posiblemente estabas en tu domicilio.

Se repitió a sí mismo por enésima vez, la razón por la que se encontraba allí, tratando de hallar la manera de calmar su nerviosismo.

Cuando la puerta se abrió, tardó un segundo en reparar en el rostro que le recibía. El corazón se le detuvo.

– Nicholas – mencionó con un seco tono salpicado de desconcierto.

A Nick apenas le salió la voz. Estaba pasmado.

Nick: Jerry [murmuró]

Jerry parpadeó, volviendo a la realidad. Cuando reconoció por fin quién era el que estaba enfrente, entornó los ojos y preguntó:

Jerry: ¿Qué estás haciendo aquí? [con recelo]

Nick: Yo… [aturdido] Vine a buscar a _______.

Jerry: Ya puedes irte, entonces. [gruñó con el amago de cerrar la puerta]

Nick: ¡No! Aguarda [le retuvo] ¿Está ______ en casa?

Jerry: Vete. [fulminándolo con la mirada] No tienes porqué hablar con ella.

Pero Nicholas no le escuchó. Su atención se posicionó más allá del muchacho, a la imagen que alcanzaba a divisar a través del resquicio de la puerta, donde un montón de cajas y muebles amontonados dejaban la sala al descubierto: sin cuadros, sin ornamentos, sin nada.

La verdad le cayó encima como una losa.

Nick: ¿Dónde está ______? [gritó fuera de sí, preocupado] ¿Qué ocurre ahí adentro? ¡Respóndeme! [exigió mientras trataba de apartarlo del camino]

Jerry: ¿Pero qué te pasa? [le espetó, empujándolo hacia atrás] No grites, imbécil. El papá de ________ podría oírte, y no creo que se alegre mucho de verte [zanjó áspero, cerrando la puerta]

Nick: ¿Adónde van? ¿Por qué está todo empacado? [continuó impaciente]

Jerry: Eso no te interesa. ¿Qué haces aquí?

Nick: [conteniéndose] He venido a hablar con ________.

Jerry: [frunció el ceño] ¿Y se puede saber con qué motivo?

Nick: No te interesa.

Jerry: Claro que sí.

Nicholas lo observó con actitud desafiante por un momento hasta que, rendido, dejó caer sus hombros y toda la tensión. Sintió que el desaliento le constreñía muy adentro, causándole dolor. Realmente, pensó, había tenido un ápice de esperanza.

Jerry lo contempló y posó una media sonrisa, casi amarga. Su rostro impasible no se inmutó con la fiera mirada de su oponente durante todo ese rato. Nick imaginó que sólo estaba burlándose.

Jerry: Ya veo [murmuró, con la hosca sonrisa]. Tienes miedo ¿eh? No pensabas encontrarme con _________. ¿Cierto?

El chico apretó los dientes. No quiso darle la razón, pero era bastante obvio. ¿Cómo no se figuró antes la idea de que quizás ______estuviera ya con alguien más? Jerry, en California, esperándola. Después de todo, hubieron sido novios después de haber roto en New York y mientras él todavía la amaba. Aún así, la noticia lo pilló dejándolo anonado.

Nick: Por favor. [suplicó] No… No es asunto tuyo.

Jerry: ¿Tú crees? _________ es mi amiga. Por supuesto que es asunto mío, aunque no lo creas. Y te digo porqué.

Nick: ¿Amiga? [cortó turbado]

Jerry: Mejor amiga [asintió sonriente] ¿Lo ves? Tú sólo caes, Nicholas. ¿En serio crees a ________ capaz de estar con alguien después de ti? ¿Realmente tienes tan mala perspectiva de ella?

Nick: Yo…

Jerry: ¿Imaginas acaso que sus sentimientos por ti han sido sólo un juego? ¿Un amor de adolescentes?

Nick: No.

Jerry: Bien. Eso nos ayudará a aclarar las cosas.

Nick: No hay nada que aclarar [apuntó irritado]. Quiero verla. Necesitamos hablar.

Jerry: No voy a permitir que te acerques a ella otra vez, Nick. [clavándole una fría mirada] No a sabiendas de lo estúpido que puedes ser.

Nick: No me hables así [bramó enfadado]. ¿Quién eres tú para creerte con el derecho de decidir sobre lo que ella hace o no? ¿Acaso te ha dicho que no quiere volver a verme?

Jerry: Para tu alivio, ni lo ha mencionado. Pero eso puede cambiar. Yo sólo quiero protegerla.

Nick: ¿De mí?

Jerry: Sobre todo de ti.

Nick: [sacudió la cabeza] Jerry, no he venido a hacerle daño…

Jerry: ¿Y tú cómo sabes? Apuesto a que nunca has tenido esa intención, y mira hasta dónde hemos llegado.

Nick: Ya basta.

Jerry: No, basta tú. [interrumpió]

Volvieron a retarse con la mirada. Jerry suspiró, tratando de serenar el asunto.

Jerry: Vas a irte [empezó con lentitud], porque ______ no está aquí. Nadie se está mudando ni nada por el estilo [leyendo los temores en su expresión, Nick resopló con sosiego]. Han comprado una sala nueva y el señor ______ [tuapellido] solo planea pintar las paredes y redecorar un poco. ________ está en la casa de su madre por mientras.

Nick: Entonces iré para allá, gra…

Jerry: No vas a ninguna parte hasta que me escuches con atención, Jonas [manifestó en un tono teñido de autoridad]. ¿Entendido?

Nick: [con desconfianza]

Jerry: _________ no tiene ninguna obligación de estar contigo, Nick. [declaró, cruzándose de brazos] Si ella decide amarte será porque así lo quiere, no porque realmente se sienta con el deber. Eso ha sido un hecho que, desde siempre, ha estado presente. Me extraña verdaderamente que pases tantas cosas por alto. Tú, que tanto la conoces y le amas por completo, deberías saberlo más que nadie.

Nick: Yo lo sé.

Jerry: No, no lo sabes [negó]. Y no lo entiendes. ¿Qué fue eso de separarte de ella para supuestamente hacerla feliz? ¿Alguna nueva grotesca y distorsionada versión de «si la amas lo suficiente debes dejarla ir«? Por todos los cielos, [bufó exasperado] eso está en las películas y ocurre siempre y cuando la chica ama a otro. ¿Creíste que a lo mejor ella no sentía lo mismo por ti?

Nick: Ella sentía algo por mí. [se defendió]

Jerry: ¿Y por qué la dejaste ir?

Nick: Porque creí que era lo mejor. Tú conoces perfectamente los sacrificios que ha tomado al respecto.

Jerry: Los conozco, sí [confirmó], y por ello sé que los ha tomado todos gusto. Incluso ahora, que todavía te quiere y te echa de menos.

Nick: [perplejo] ¿Todavía…?

Jerry: No iba a deshacerse de lo suyo tan rápido, para su desgracia. [se encogió de hombros] O para bien.

Nick: [abriendo la boca para hablar]

Jerry: Pero ese no es el punto. [siguió] Tal vez algún día se olvide finalmente de ti, o tal vez no. Pero es una demencia de tu parte que, a pesar de todo, vuelvas tras ella para hacerla sufrir. ________ se ha dado cuenta y no quiere permitirlo. Debido a esto decidió dejarte partir para que pudieses resolver tus problemas tú solito. Se ha dado cuenta de que por más que ha querido, no puede ayudarte si tú no das el primer paso.

Nick: ¿De qué estás hablando?

Jerry: De que esta decisión no es suya ni mía, Nicholas: es tuya.

Nicholas tragó saliva.

Jerry: Ella está dispuesta a dar su vida por ti. ¿Te sientes tú capaz de hacer lo mismo por ella?

Nick: Por supuesto que…

Jerry: Piénsalo bien. Ella ha dado su vida por ti desde el primer día ¿o me equivoco? Podemos hablar de sacrificios, si así lo quieres. ¿Qué has sacrificado tú?

Nick: Quizá nada [murmuró], por eso te he dicho que es bastante difícil…

Jerry: Has hecho lo suficiente para hacerla feliz, Nick. La has enamorado. Pero empieza a pensar en que, si eres el hombre de su vida, realmente tendrás que estar en su vida. Y ella estará en la tuya. ¿Y todo porqué? Por amor. Por puro amor.
>>  Hagas lo que hagas, _______ es demasiado buena como para guardarte rencor. Querrá perdonarte todas tus equivocaciones, pero ella misma sabe que existe un límite. Comprenderás entonces que si estás a su lado la convertirás en la mujer más feliz del mundo… Sólo hasta que tus confusiones y miedos vuelvan a hacerse presentes y le rompas el corazón. El amor es ciego. Le costó mucho trabajo asumirlo. Y yo la apoyaré en eso, por eso no permitiré que nada de aquello suceda de nuevo. Así que decídete de una vez.
>> Pregúntate a ti mismo si realmente estás dispuesto a continuar su relación con todo lo que ello conlleva: la distancia, el tiempo, la farándula, las terceras personas… ¡Yo qué sé! Una relación es de dos. Al empezarla, fue con amor. Si vuelven y llegan algún día a acordar terminarla por cualquier motivo, será también con amor.

Nick: No quiero terminar… [negó] Ni siquiera sé si de verdad podrá perdonarme esta vez. He ido muy lejos.

Jerry apreció con discreción cómo las mejillas de Nick se tornaban rojizas, mientras que sus ojos parecían volverse de cristal. Resopló.

Jerry: Esto está muy mal, Nicholas. [comentó, sintiéndose mal por el otro] ¿Sabes algo? Cuando salí con _________ hace unos meses ella de verdad me quería, y yo a ella.

Nick lo miró.

Jerry: Pero nunca ha querido a nadie como te ha querido a ti. Eso es evidente.

Nick: Tampoco yo he querido a alguien tanto como a __________. [suspiró]

Jerry: Viniste para hablar con ella. [aseveró] Realmente no sé qué te diría. Quiero pensar que has venido con argumentos… No sólo con unas tontas disculpas producto de añoranza y promesas. Nicholas, un verdadero hombre no promete: se compromete.

Él bajó su cabeza, reflexionando.

Jerry: No pienses en lo que deseas hacer ahora, sino en lo que quieres hacer siempre, de ahora en adelante. [prosiguió con firmeza] Sabes lo que es estar con y sin ella; la conoces tanto como deberías conocerte a ti mismo. Has tenido bastante tiempo como para sopesar todo lo que su relación implica, lo bueno y lo malo. Dudo mucho que alguno se muera de tristeza si al final no sale como se esperaba, pero las heridas pueden curarse.
>> Es tu decisión, realmente. O lo tomas o lo dejas. Si te atreves a arreglar las cosas y después de un tiempo la abandonas, considérate hombre muerto. Pero si en cambio, asumes el compromiso, todo estará de maravilla. También puedes elegir dejar las cosas como están, claro. Sea cual sea tu decisión, será respetada. Mas no olvides, ni por una milésima de segundo, que deberás llevarla hasta el final. No te permitas el lujo de actuar como el imbécil que no eres. Ni aunque te paguen.

Nick asintió, meditabundo. Si antes había estado enérgico por hacerte saber lo que pasaba por su cabeza, ahora realmente tenía en cuenta que no se trataba del presente, sino también de las repercusiones del futuro. De su futuro.

Jerry: Piénsalo bien. No se trata de ella. Se trata de ti. Ella sí está preparada.

<Maldita preparación ¿qué todos se ponen de acuerdo?> pensó inquieto. Levantó la cabeza con un brillo en su ojos y le miró.

Nick: Me comprometo a hacer lo adecuado [aseguró]. Gracias, Jerry. Y discúlpame si en algún momento…

Jerry: Qué va, tú sólo haz lo que te digo. [lo despreocupó] En serio me importa ________.

Nick: Igual a mí.

Un momento más tarde, la luz del día iba decayendo con su señor Sol. Un anoche de tormenta se avecinaba. Las nubes querían llorar.

¿Qué sucederá?

omfg. Éste cap es un tanto más corto que los demás, lo sé, pero tenía que pararlo allí…

Chicas, les dije que les tenía una noticia buena/mala(?¿) que dar. Para mí es buena, pero quizás pueda ser calificada como «mala». Si no me equivoco… Este es el penúltimo capítulo de la novela.

Sip. Como lo leen. Probablemente el siguiente capitulo que suba sea el último de la novela, el final. Aunque también sería como un «epilogo» pero realmente los subiría al mismo tiempo. No sé cómo se sientan al respecto… Pero yo en lo personal me siento extraña. Estoy emocionada por dar por terminado finalmente este hermoso momento de mi vida y por continuar con otros proyectos que me ilusionan tanto… Y vaya, casi han sido cuatro años. El otro día salió el tema hablando con mi mamá (sobre algo que les contaré en el próximo post), e hice cuentas. Me dio un no sé qué de quién sabe cómo que me puse toda feliz.

Doy por sentado que voy a tardarme en subirlo xD Tengo muchos proyectos, tareas, exámenes… Y largas consideraciones a tomar en cuenta para escribirlo lo más bonito que se pueda :’)

Pido entonces un FAVORSOTE que realmente no es nada pesado. Comenten, anden. Me siento agradecida por las lectoras que tengo y por las que se dan la molestia de dejar su huellita, pero vamos… ¡Hay como 70 miembros en el grupo de face y ni un cuarto comenta!

Estos caps son bastante especiales, porque son los últimos. Al menos quisiera, realmente, que dedicaran un minuto de su tiempo a teclear unas cuantas palabras en el capítulo final. Créanme, significaría el mundo para mí.

~~~

DEMI VIENE A MI CIUDAD!!!! CBFBVIREJBGVIREVK Ya compré los boletos :’) estoy emocionada. Espero que no cancele ni nada de eso *con la suerte, pff*…

No tengo mucho qué decir, más que COMENTEN! Por favor. Se los ruego de rodillas y asi con carita de perrito :B

LAS QUIERO!

PD. Saludos a Macy que me mandó saludos :P

.

Capitulo 36 ♥ Segunda Temporada ♥

Capítulo 36 ♥

Cuando Marilu te distinguió a lo lejos lo primero que pensó fue que debía de inventar alguna excusa para permitirse ir a hablar contigo por un momento. No le costó mucho trabajo pues, le dieron el encargo de ir a entregar unos papeles a una de los empleados de producción, en una de las cabañas de allí cerca. Si bien el equipo de producción la tomaba muy en cuenta, no solo porque fuera recomendada y protegida por la familia Jonas, sino porque estudiaba también aquél arte, además de que se trataba de una muchacha de bastante entrega y muy útil, muchos de sus quehaceres consistían en hacerse de recados y encargos, por debajo de los verdaderos asistentes.

No le molestaba en nada. A cambio, vivía muy de cerca la evolución del proceso de filmación, tomando notas siempre que podía y recibiendo consejos de sus superiores. De cuando en cuando aportaba alguna opinión en el tema y le dejaban intervenir en una que otra toma, pero, al fin y al cabo, no era más que una aprendiz. Muy agradable y eficiente para todos, por cierto.

En cuanto se alejó del equipo, se preocupó por alcanzarte, a dondequiera que te dirigieras.

Marilu: ¡________!

Tu: [deteniéndote] Hola [sonreíste] ¿A dónde vas?

Marilu: Voy a entregar esto ¿me acompañas?

Tu: Como sea [te encogiste de hombros]

Torcieron a la izquierda de camino a una de las cabañas asignadas para la producción. Marilu no supo como introducir el tema, pero en cuanto dejó de mirarte de soslayo notó tu expresión sombría, habitualmente contagiada de buen humor. Algo en tus ojos le decía que te enfrentabas a una aflicción intensa, y tampoco supo si te había visto con aquella expresión antes.

Marilu: ¿Estás bien?

Te lo pensaste antes de contestar.

Tu: Creo que sí.

Estabas cruzada de brazos, sumida en pensamientos, con la mirada perdida. Suspiraste.

Tu: Acabo de romper con Nick [murmuraste, con voz neutra]

Marilu abrió los ojos al máximo, parándose en seco. Se volvió hacia ti sorprendida un tanto por la noticia, pero también por el indiferente tono en que lo hubiste dicho.

Marilu: ¿Rompieron? ¿Por qué? [atónita]

Tu: Fui a hablar con él para despejar las dudas, y ya ves [te encogiste de hombros]. Teníamos razón. Él quería romper conmigo.

Sin embargo, Marilu alcanzó a detectar un desliz de pena en tus palabras.

Marilu: Lo lamento mucho. [aún incrédula] ¿Cómo te sientes?

Tu: No tan mal, según parece.

Marilu torció la boca. Al final, Nick lo había hecho. Volvía a destrozarte el corazón. La simple idea la llenó de rabia, como cada vez que se paraba a pensar en todas las ocasiones en las que habías salido herida por su causa. Con todo lo que le querías. Y sobretodo, con todo lo que él te correspondía.

Marilu: No sé si te haga sentir mejor, amiga [refunfuñó], pero yo sigo con planes de partirle la cara al tipo ese.

Esbozaste una sonrisa cansada y le miraste.

Tu: Dijiste que ibas a hacerlo si me hacía sufrir, Marie [recitaste tranquilamente]. Me da igual si lo haces o no, pero quiero que sepas… Que yo no estoy dispuesta a sufrir por él. [murmuraste, decidida] Claro que a lo mejor voy a llorar y entristecerme, irremediablemente, pero lo haré por un sentimiento. ¿Entiendes? No voy a llorar por él. No otra vez.

Tu amiga asintió con lentitud, admirando tus sabias palabras y preguntándose hondamente, de dónde habías sacado tanta madurez. Alguna vez se dijo a sí misma que eras la persona más fuerte que ella había conocido; supuso que esa misma fuerza era la que te motivaba a sobreponerte ante el dolor.

Tu: He aprendido mucho a su lado [continuaste], y todo eso me hizo cambiar. Sin embargo, llorar por él no va a cambiar las cosas. No mientras él no cambie, y Nick no está dispuesto a hacerlo. De modo que yo no soy quién para obligarlo.

Un breve silencio inundó el ambiente hasta que finalmente dijiste:

Tu: No importa cuanto duela.

Cuando llegaron a la cabaña, Marilu entró sola para dejar los papeles en el escritorio de quien fuese que era el encargado de ello. No a cualquiera se le consentía el paso a las cabinas de producción, como ellos mismos las llamaban, así que simplemente te limitaste a quedarte de pie ante la puerta, a pesar de que tu amiga te aseguró que no habría problemas.

Una vez sola, con la espalda recargada perezosamente sobre la pared, resoplaste. Había sido más sencillo de lo que esperabas, pensaste, y no obstante, cada palabra que pronunciaste te pesó como una losa. Era confirmar y consentir tus propios razonamientos en voz alta, y a otra persona. <No es por él. Es por un sentimiento> Y tenías mucha razón.

Por un segundo dudaste en contárselo, temiendo que las emociones se desbordaran contrariando a tus reflexiones. Después de todo, se trataba de tu mejor amiga, y a ella no podías ocultarle absolutamente nada.

Tu: He hecho bien en decírselo [musitaste en voz alta con una media sonrisa]. Superar a Nick va a ser pan comido.

Pero te removiste de inmediato, insegura. <Está bien. Voy a superar a Nick… ¿Y el sentimiento?>

Eso era algo que no podías responder.

Más tarde, del otro lado del campamento, Nicholas tiraba piedras al lago, ensimismado. Había llorado, y mucho. Se sentía desgraciado y un desalmado por romperte el corazón. Porque, curiosamente, Nicholas pensaba que tú estabas sufriendo como nunca. Mucho más de lo que él lo hacía.

En ningún momento se le antojó pensar que quizás él fuera el más afectado de los dos, que los papeles se habían invertido y que era él el que dependía de ti y no al revés. Estaba tan acostumbrado a ver su relación como tu punto débil que no se daba cuenta que era él mismo el punto débil de la relación, y eso le daba un nuevo sentido a las cosas.

Pero seguía sintiéndose demasiado desdichado como para siquiera reparar en que alguien estaba de pie a sus espaldas.

Joe: ¿Te sientes bien?

Nick: [dando un respingo] ¿Estás siguiéndome? [entre enfadado y desconcertado]

Joe: No iba a dejarte hacer una locura, hermano.

Nick: Da igual. [respondió ácidamente] Ya lo hice. Dejé a ________.

Joe: ¿Que hiciste qué? [sin dar crédito a sus oídos]

Nick: Mejor dicho: ella me dejó a mí, antes de que yo lo hiciera. Eso es orgullo de mujer. [murmuró, con los ojos húmedos]

Joe: Pero ¿por qué?

Nick: [sin contestar]

Joe: [sentándose a su lado] Ya sabíamos que algo te pasaba, pero no pensaba que iba a resultar tan grave.

Nick: Yo sólo quería que fuera feliz… [encogiéndose en sí mismo] Pero ella se dio cuenta.

Joe: ¿Cuál es la diferencia? De todas formas ibas a romper con ella.

Nick iba a volverse con indignación para gritarle algo, pero reprimió el impulso. Lo menos que podía esperar de su hermano era que lo apoyara dadas las circunstancias, no que le echara en cara las verdades. No obstante tuvo que aceptar, con un suspiro exasperado, que tenía la razón. Además, tú también eras como una hermanita para Joe, por no mencionar que la mejor amiga de su novia. Que tú hubieses descubierto lo inevitable no cambiaba las cosas.

¿Pero en verdad era algo inevitable?

Nick: Si has venido a hacerme sentir peor de lo que ya me siento, puedes marcharte. No necesito tu ayuda.

Joe: Ah, Nick… Perdóname. [negó, apesadumbrado] Es sólo que… ¿Cómo se te pudo haber ocurrido semejante cosa?

Nick: [bajando su mirada]

Joe: Tienes miedo… ¿de qué?

Nick: No quería verla sacrificar otras cosas por estar conmigo. Cosas importantes. [tragó saliva] Sabes de qué hablo.

Joe: Sí, comprendo que te sientas así. [ceñudo] Lo que no comprendo es que te hayas dejado llevar por esas dudas… Después de todo lo que han pasado, hermano, ya deberías de saber que ________ está dispuesta a renunciar a todo por ti.

Nick: Es por eso, Joseph, que lo hice. [bramó] Sé que está dispuesta a hacer eso y a mucho más, no deseo ser yo la razón. En serio.

Joe: ¿Y no se te ocurrió pensar las consecuencias de obligarla a renunciar a ti?

Nick: [calló, herido]

Joe: Ya veo que no.

Los dos se quedaron, mudos, oteando el atardecer.

Joe: Te ha dado fuerte, ¿eh?

Nick: ¿El qué?

Joe: El todo.

Nick: No me hables en claves que sólo tú entiendes, por favor. [espetó] No estoy de humor.

Joe: Me refiero a _______. [continuó, ignorando el tono de Nick] Quizás no pensaste en ella cuando decidiste terminar, pero ¿no fuiste capaz de pensar en ti? Mírate.

Nick se sintió tentado a ver su reflejo sobre el lago sólo para reconocer que era el mismo de siempre, que no había cambiado, que seguía siendo el mismo Nicholas del que te habías enamorado por primera vez… para demostrar que estabas equivocada.

Evocar tus palabras le sesgó el alma en pedazos. Las lágrimas volvieron a aparecer.

Nick: Soy un desastre [hundió el rostro entre las manos]. Oh, Joe. Nunca me había sentido tan culpable.

Joseph le pasó el brazo por la espalda, como gesto consolador. Nick no tardó en echarse a llorar balbuceando entrecortadamente, en el hombro de su hermano y mejor amigo, cuánto le afectaba haberte perdido.

Al día siguiente le mandaste un breve mensaje por correo electrónico a Analy, contándole lo que había pasado. Ni con ella ni con Marilu hubiste entrado en detalles sobre la pelea antes del rompimiento, no era necesario. No obstante, entrar al tema significaba recordar casi con frialdad cada doloroso instante transcurrido en esa habitación, cosa que te estremecía pero, también te recordaba que no valía la pena.

Al fin y al cabo, lo único que deseabas comunicarle era que se habían separado y que, como le juraste, no padecías ningún corazón roto. Al menos en el sentido depresivo.

Marilu: ¡Traje pan dulce! [enseñándote una bandeja, mientras entraba al cuarto] ¿Quieres?

Tu: Gracias [tomando uno y dándole una mordida] ¿Nos vamos ya?

Marilu: Si ya lo tienes todo preparado podemos bajar. [asintió con la boca llena]

Te echaste a reír. Marilu hacía todo lo posible por parecer más graciosa de lo habitual sólo para levantarte los ánimos desde la tarde del día anterior. Le agradecías en tu interior sus esfuerzos. Te reavivaba contar con la certeza de que había muchas cosas más importantes que los chicos y todo lo que podían causar. No en vano Marilu siempre sería tu chica.

Al subir al elevador se encontraron con Demi y algunas bailarinas. Se saludaron con gusto mientras las puertas de éste se cerraban y las conducía hasta el primer piso. Marilu y ella se limitaron a ignorar su antipatía y aplaudiste su osadía, porque nunca antes las habías visto dirigirse una mirada menos hipócrita. Reprimiste una carcajada, pero no pudiste evitar sonreír socarronamente. Dakota, que entraba en el lote de danza, lo percibió.

Dakota: ¿Por qué tan contenta, eh?

Tu: No sé. Es mejor que estar triste.

Bebiste de aquella idea como una fuente en medio del desierto, pues sin ella no saldrías adelante.

Marilu: Muy cierto. ¿Tú qué opinas, Demetria?

Demi se volvió con una mirada suspicaz, interrumpiendo la charla que mantenía con sus otras amigas. Se esforzó por mirarte a ti y olvidar que fue Marilu la que le había pedido su opinión, de modo que muy sinceramente y dirigiéndose sólo a ti replicó:

Demi: Bueno, por supuesto que tienes razón _________. [risueña] ¿De qué nos sirve estar tristes?

Por el rabillo del ojo pudiste detectar en Marilu un matiz de autocontrol, mientras se mordía el labio inferior y observaba, aparentemente desinteresada, algo en el techo.

Dakota: ¿Y a éstas qué les picó? [murmuró a tu oído, consciente de que ambas se desagradaban mutuamente]

Tu: Me están haciendo reír, supongo. [encogiéndote de hombros]

Cuando por fin bajaron del ascensor, el vestíbulo los recibía lleno de actividad, como cada mañana que partían para las filmaciones. Últimamente a todos les gustaba concentrarse en un mismo lugar, y supusiste que era porque todos sabían que el martes siguiente se avecinaba la despedida. Probablemente la mayoría no volvería a verse hasta unos meses después, cuando asistieran a la premiere de la película. Te preguntaste entonces si tú estarías invitada.

Dakota: Miren ¡allí están los chicos!

Marilu forzó una sonrisa, sin apartarse de tu lado.

Dakota: ¿Vamos o qué? Hace mucho que no los veo por aquí, en el hotel.

Tu: Vayan, si quieren. Yo me espero aquí.

Dakota: ¿Por qué? ¿No quieres saludarlos?

Y antes de que Marie pudiera decir algo, murmuraste:

Tu: Es que me parece que a Nick no le va a hacer mucha gracia saludarme.

Dakota: [perpleja] ¿Me estás tomando el pelo?

Pero los chicos ya habían reparado en ellas y como si no los hubiese visto, Marilu se dio la vuelta, dándoles la espalda, rogando que a Joe no se le ocurriera acercarse.

Marilu: Quiero ir al baño ¿me acompañan? [desviando el tema]

Dakota: Aguarden, ¿qué les pasa?

Tu: [ignorando los saludos de Joe] Pasa, Dakota, que Nick ya no es mi novio.

Dakota: [boquiabierta] ¿Qué? ¿Desde cuándo?

Tu: Desde ayer.

Dakota: Ay _______… Lo siento mucho. No puedo creerlo.

Tu: Ya lo sé [sonreíste, tranquilizándola]

Dakota: … O sea, cuando me dijiste que te preocupaba algo… Vaya, y yo que te dije que todo me parecía perfecto. ¿Qué les pasó, amiga? [consternada]

Marilu: Pasó que el muy idiota no la merece, Dakota. [masculló sin poder contenerse]

Tu: Bueno, Marilu ha hablado. [y sonreíste, con ademán despreocupado]

Dakota: Entonces mejor nos vamos a otro lado. [se apresuró a decir] ¿Se suben al autobús?

De modo que, cuando dieron media vuelta para irse al estacionamiento, volviste tu mirada para regresarle el saludo amistoso a Joe, sonreírle a Kevin, y fijarte en Nick, que de pronto estaba muy ocupado con su teléfono celular.

Cuando por fin se fueron, Joe bostezó y se rascó la nuca.

Joe: Ya levanta la cabeza, señor. [dándole unas palmaditas en el hombro] No hay muros en la costa.

Nick tuvo que confiar en la burla de su hermano para guardar su móvil. No se sorprendió al ver la seca expresión de su hermano atisbándolo fijamente, pues su tono le sonó muy amargo. Miró a Kevin a su izquierda; éste fruncía ligeramente los labios con la vista en otro sitio, poniendo lo mejor de sí para no mostrar ningún gesto desalentador hacia Nick. Se sintió con el estómago revuelto. El mayor de sus hermanos le había echado una buena reprimenda en cuanto se hubo enterado del rompimiento. Pero, como era propio de él, Kevin no dejó verse enfadado con Nicholas en ningún momento, ni tampoco le reclamó sus actos… Simple y sencillamente, se mostró comprensivo pero firme. Se le ocurrió preguntarse qué dirían sus padres, que estaban tan a gusto con aquél noviazgo.

Para colmo, se acordó de que tus papás también estaban al tanto de su relación, especialmente porque él se los había confirmado de frente, cuando vinieron a buscarte después de darte la noticia de la muerte de Buddy.

<Al menos sabemos que está en buenas manos. No olvides no herirla> había dicho tu padre. Inmediatamente, Isabella añadió <Como si se le ocurriera. Este muchacho es un ángel._________ estará siempre muy bien contigo>

La culpabilidad volvió a atormentarlo, punzante como un veneno. <Por lo menos estuve junto a ella cuando se enteró de lo de Buddy> se dijo, pensando en reconfontarse, pero eso sólo hizo recordarle que el anciano en vida siempre estuvo muy contento con lo que ambos sentían, y que mientras tú lamentabas su muerte, Nick había recibido de tu parte un valioso regalo de cumpleaños.

De modo que se sintió horriblemente miserable, y únicamente el hecho de que el sitio estuviese repleto de personas le ayudó a evitar lanzar un grito de cólera, imaginando si lloraría cada vez que se sentase a escribir alguna canción en aquel piano blanco, y si alguna de ellas no estaría dedicada para ti.

Las cosas no mejoraron al llegar al campamento. Para su desgracia, Nicholas no pudo evitar encontrarse contigo al arribar. Al final, la tentación le hubo vencido.

Deshaciéndose de sus hermanos, divisó a lo lejos el gran camión que transportaba a una parte del elenco a las locaciones. Uno a uno bajaban con mochilas en las espaldas, bolsos colgados del hombro o pertenencias en los brazos. No tuvo que aguardar mucho para ver a Marilu descender de las escaleras, y tras ella, al amor de su vida.

A Nick se le encogió el corazón. Verte de lejos era doloroso, pero el sentimiento cambió casi de inmediato. De la tristeza pasó al desconcierto y después, a los celos: un muchacho te pasaba un morral con una sonrisa, a la cual le correspondiste con agradecimiento mientras compartían una carcajada. Apretó los dientes.

Sabía de sobra que su noviazgo había terminado y que no era quién para inmiscuirse en tus relaciones con otras personas, pero no pudo evitar incomodarse. <Pero si acabamos de romper  ayer…> pensó, herido. La simple idea de que tan pronto te hubieses recuperado le inquietó. <Eso no puede ser. No puede irse con otro chico así de rápido>

No se molestó en pensar que aquél bailarín tenía una novia y que les conocía a los dos. En realidad, sólo se encrespó al recordar que era mucho mayor que tú al reconocerlo. Cuatro años, al menos. <Que se atreva a ponerle las manos encima> gruñó para sus adentros.

Sin embargo, se arrepintió del todo al notar que el chico se había alejado y que, abstraído, se olvidó de que tenía sus ojos puestos en ti. Y ya era demasiado tarde: sus miradas se habían encontrado.

El corazón se le detuvo por un instante. Abrió la boca para decir algo, pero sus cuerdas vocales no le respondieron. De todas formas, dada la distancia, era imposible que lo escuchases. Y ciertamente, no tenías ganas de escucharlo. Tú le dedicaste una estrecha mirada y te marchaste, resuelta.

El muchacho se quedó sin aliento. Tu mirada penetrante le revolvió las entrañas. Nunca le habías mirado así.

Tú no conseguiste hacer otra cosa más que decepcionarte. Intuiste la escena que Nicholas había visto, y mientras te alejabas, deseaste estar el California. Lo único que le faltaba era montar un acto de celos. Una inmensa indignación te oprimió el pecho. ¿Cómo era posible que, a pesar de haber planeado abandonarte, todavía pretendiese amarte? <Oh, Nicholas. Eres un estúpido>

Porque, por más que le dieras vueltas al asunto, aún no te cabía en la cabeza que dos personas enamoradas pudieran separarse. Que él quisiera que se separasen. No era justo.

Nick consiguió pasar el día distraído. Con las grabaciones, la gente y los apuros, debía actuar profesionalmente. Ya dejaría sus emociones para después, aunque eso sólo aumentara la tortura.

Al atardecer quiso buscar a su padre en la cafetería para hablar sobre su proyecto de solista. Las canciones estaban listas y tenía entendido que su progenitor había recibido buenas nuevas esa misma mañana al respecto, pero, dadas las circunstancias, Nick prefirió aplazar las noticias para más tarde. Cuando abrió la puerta de la enorme cabaña, no le gustó lo que vio.

En una de las mesas, Denise hacía de niñera cuidando a Frankie y a sus otros amiguitos. Pero su madre no estaba sola. Sentada a un lado de los niños, yacías tú.

Denise: ¡Ah, hijo! [saludó antes de que Nick pudiese dar media vuelta]

Tragó saliva y con infinito esfuerzo, se acercó. Como tú estabas de espaldas y no supiste a cuál de todos los Jonas se refería, te arriesgaste a mirar. Nick ya estaba demasiado cerca.

Nick: Hola chicos [dirigiéndose a los niños, quienes le agitaban la mano gritando su nombre]

Frankie: Ah, ya has venido. [se lamentó] Nos estábamos divirtiendo.

Tu: [ignorándolo] Oye, Frankie, sígueme contando lo de la feria.

Frankie: Eh… [echándole un ojo a su hermano mayor] Bueno, después de subirnos…

Nick: Estaba buscando a papá. [prosiguió, intentando pasarte por alto]

Denise: Uy, acaba de irse. Deberías buscarlo con los del equipo, ya sabes cómo le encanta el cuento [sonrió]. ¿Es por lo del álbum?

Nick: Sí [asintió, incómodo]

Denise: Oh, [extrañada] pensaba que ______ sabía…

Tu: Sí sé [contestaste, inmutable], ya me lo había contado. ¿Es del proyecto en solitario?.

Nick: [sorprendido]

Denise: Sí, ese mismo [sonrió, aliviada]. Pensé que arruinaba la sorpresa.

Tu: Ah, no. Descuide, ya lo sabía.

Y te volviste a seguir charlando con Frankie, quien fruncía un poco el entrecejo, confuso.

Denise: ¿No quieres quedarte un rato? ¿Estás libre?

Nick: No… Le dije que lo estaría buscando. Pero los veo más tarde ¿vale? Adiós muchachos.

Todos: ¡Adiós Nick! ¡Hasta luego!

Pero él no les prestó atención. Tú no te uniste al coro, pero lo hubiste mirado otra vez, esbozando una ligera sonrisa… Y el mundo pareció congelarse en ese momento hasta que, lentamente, tu expresión le devolvió a la realidad. No había cariño en esa mirada. La sonrisa no era más que un gesto.

Nicholas giró sobre sus talones, de vuelta a la puerta, desesperanzado. Por un momento creyó ver en ti una señal de afecto, diferente a lo que le hubiste transmitido horas antes en el autobús, pero tu amabilidad no era más que pura deferencia. Ni siquiera estuvo seguro de que aquella expresión estuviese ligada a la amabilidad, concluyó al cerrar la puerta. Obviamente te inclinabas a la displicencia.

Al escucharlo salir, echaste un resoplido. No te hizo gracia tener que disimular frente a la señora Jonas, pero tampoco estabas dispuesta a tratarlo con indiferencia. Mejor que supiera que no andabas alicaída, pensaste con resignación. Especialmente después de haber notado cómo te miraba.

Denise te sacó de tus pensamientos.

Denise: Si quieres puedes acompañarlo, mi hija [te animó con amabilidad]. Yo puedo quedarme con los niños.

Tu: Ah, no. Descuide, Denise [la despreocupaste con gesto agradecido]. No pasa nada.

Denise: ¿Segura?

Asentiste, con lentitud.

Tu: Puede que necesite estar solo.

Denise: [desconcertada] ¿Por qué lo dices?

Tu: Supongo que necesita ordenar sus ideas [encogiéndote de hombros, casi con indiferencia]. Tiene muchas cosas en qué pensar.

Denise: Oh…

Tu: Pero será mejor que él se lo cuente personalmente [añadiste de inmediato].

Denise: Entiendo… ¿Es algo malo?

Te mordiste el labio inferior, desviando la mirada.

Tu: No sé. Creo que era justo lo que él quería.

Denise no dijo nada más, pero no pudo evitar sentirse inquieta. Sospechaba que no te apetecía contarle más de lo debido.

Mientras tanto, retomaste la conversación con Frankie como si  nadie los hubiese interrumpido. Rogaste, no obstante, porque Denise pasara tu actitud por alto. Te preguntaste si alguna vez ella y el señor Jonas hubieron tenido los mismos tipos de problemas cuando eran jóvenes, y si lo hubieron hecho, cómo fueron capaces de resolverlos. <Quizás cuando se enteren, ellos puedan hacerlo entrar en razón> murmuraste en tu subconsciente, desolada  <De modo que a la próxima no cometa los mismos errores… Por el bien de sus próximas novias>.

[–Siguiente Día–]

Joe: ¡BRUJITA!

Sonreíste. No tardaste en cruzar la cafetería para sentarte junto a Joe y a Marilu.

Tu: ¿Cómo amaneciste, Josephin? [en tono burlón]

Marilu: [sacándote la lengua]

Joe: Tremendamente bien [risueño] ¿Y tú? ¿Cómo te encuentras?

Tu: También bien. Ha sido una noche tranquila, sobretodo si olvidamos los ronquidos de cierta personita… [socarrona, mirando a tu amiga de soslayo]

Marilu: Oh, cállate.

Todos: [se ríeron]

Joe: Qué bueno… Ya sabes, dadas las circunstancias.

Marilu le dirigió una mirada alarmada pero tú no te inmutaste.

Tu: No importa [continuaste, sonriendo]. Estoy bien.

Joe: Estoy de tu lado, si eso te hace sentir mejor…

Marilu: Joe… [presionándole el antebrazo]

Tu: [frunciendo el entrecejo] ¿De qué me estás hablando?

Joe: De que si no fuera mi hermano, [apretando el puño] le partiría…

Marilu: Joe [cortó muy seria], basta. [después de un tenso silencio, para calmar los ánimos] Todos sabemos que la que le dará una cachetada a la primera oportunidad seré yo.

A duras penas sonrieron nuevamente.

Joe: La verdad, lamento mucho que haya sucedido. [murmuró] Me alegra que no nos guardes rencor, eso es todo.

Tu: ¿Guardarles ren..? Oh, a la familia Jonas, te refieres [comprendiendo]. Pero, Joe ¿cómo se te ocurre pensar…?

Joe: Si yo fuera chica, no me lo pensaría dos veces.

Tu: No es razón [negaste, resuelta]. Los fallos que cometa tu hermano no tienen por qué enemistarme con ustedes, mucho menos con tus padres. Son la familia que nunca tuve… Con hermanos y papá y mamá juntos. Él… Nick es otra cosa.

Bajaste la mirada.

Marilu: Oye, _________. Acabamos de pedir unos huevos a la cazuela ¿no quieres ordenar otra cosa?

En ese instante el mesero ya venía con dos apetitosos platos llanos sobre la bandeja. Cada uno se irguió para dejar espacio en la mesa, de modo que el hombre sirvió los platillos a la pareja. Tus tripas rugieron.

Tu: No me caerán mal, dadas las circunstancias [y miraste a Joe, juguetona]

El chico te devolvió la sonrisa. No tendrían una amistad de años, pero le bastaba con verte para saber que utilizabas todas tus fuerzas para superarlo. Marilu ya se lo había confiado.

Un rato más tarde, su desayuno estaba casi terminado. Tu amiga había devuelto el jugo de naranja a medio beber, entre risotadas. Joe y tú no podían mantenerse serios al respecto.

Marilu: Pero si son perversos [acusó ojeándolos alternativamente]

Joe: Bueno, bueno… [besándole la mejilla] No pasa nada ¿verdad?

Marilu: [sonrojándose] Está bien. Los perdono.

Tu: [rodando los ojos]

Joe: Cambiando de tema, ¿si saben de la fiesta que va a hacer el equipo, no?

Tu: ¿La del viernes?

Joe: [asintió]

Marilu: Ya nos habían contado.

Joe: ¿Y van a ir? [entusiasmado]

Se miraron. Muchos esperarían hasta el próximo fin de semana para tomar sus aviones de vuelta a casa, una vez que hubiesen tenido su fiesta de despedida posterior al término de las grabaciones, lo que sería el martes. La fecha ya estaba encima, y no todos estaban muy ilusionados.

Marilu: Tú sabes que no…

Al menos, tú habrías preferido tomar un avión hacía dos días.

Tu: Yo les prometí a mis padres volver en cuanto pudiera. No quiero quedarme más tiempo.

Marilu: Y yo me voy en el mismo vuelo que ella [aclaró al ver a Joe replicar]

Joe: Vale. Habría sido divertido asistir con ustedes, pero tienen razón: Necesitan volver a California.

Tu: Gracias por comprender, Joe. Créeme que a mí también me habría gustado acompañarlos.

Joe: Las damas primero [haciendo ademán de insignificancia]

Marilu: Hablando de eso: vámonos, ______. [con mal disimulada voz baja] Dejemos que el caballero pague la cuenta.

Minutos después abordaron el viaje directo al campamento, en el antepenúltimo día de filmación.

El lago se extendía más allá, entre las aberturas de los árboles más alejados que se divisaban desde aquella pequeña cabaña, perdida entre la foresta, distanciada del resto. Dos muchachos yacían acodados sobre la balaustrada de madera, ensimismados. Después de terminar una larga charla, la chica no tardó en proseguir diciendo:

Demi: Lo hecho está hecho. El día en que dejes de equivocarte, será el día en que dejes de aprender.

Nick separó los labios para contestar, pero los cerró, pensándoselo mejor.

Demi: Sí, Nicholas. [adivinando sus pensamientos] Miley lo dijo.

Se quedaron otro momento en silencio. Nick acababa de contarle de su rompimiento; no en vano podría considerarse una de sus mejores amigas. Sin embargo, no entró mucho en detalles. Lo habló general, como con sus hermanos, pero quizás un poquito más desasosegado. Esa mañana necesitaba desahogarse con una opinión femenina.

Demi: Deberíamos aprender las lecciones… Pero caemos en lo mismo una y otra vez.

Nick: [volviéndose hacia ella] ¿Cómo vas con Joe?

Demi: [sonrió] Bien. Igual que siempre .

Nick: Lo dices por él ¿no?

Demi: [encogiéndose de hombros] Ya he comprendido que no importa cuánto aborrezca a su novia, no lo podré hacer cambiar de opinión.

Nick: Pero sabes que te quiere, Demi. Te aprecia mucho como amiga.

Demi: Claro que lo sé… Él es mi mejor amigo [con una mueca]. Debería estar feliz por eso ¿no? Es su felicidad, como tú dices.

Nick: Marilu no es tan mala como piensas.

Demi: Ya, qué va… Si nos odiamos [rió]. Eso tampoco va a cambiar.

Nick: [sonrió ligeramente]

Demi: Hay algo que tú sí puedes hacer, Nick. A ti te sigue importando _________, y mucho.

Nick: [asintiendo cabizbajo]

Demi: Ayer… cuando la vi [pausadamente], no se veía entristecida. De hecho, hablaba sobre que estar feliz era mejor que estar triste y eso. No vi que estuviera… sufriendo. Pero hay muchas maneras de ocultar lo que uno siente ¿no? Creo que está haciendo un buen trabajo, pero, de todas formas… Eres un buen chico, Nick. No era tu intención lastimarla.

Nick: Se lo dije. No creo que lo creyera del todo.

Demi: Deberías repetírselo. Acabas de decirme que sientes que la has perdido ¿verdad? No como tu novia, sino como amiga.

Nick: [asintió pesadamente]

Demi: Yo hablaría con ella. A nadie le gusta terminar mal, y su noviazgo no es lo único que está en juego.

Nick: No sé… La veo tan indiferente. [afligido] Sé que está enojada.

Demi: Pero es ________. Ella es como una hermanita Jonas. La encontraste con tu mamá ayer, ¿crees que se arriesgaría a romper esa relación con tu familia? ¿Sólo por algo sentimental?

Nick: No lo creo. [negó] Nunca ha estado dispuesta a darles la espalda, por mucho que… Me odie, si es que me odia. Ella no sería capaz.

Demi: No te precipites [le consoló, tomándole el hombro]. A lo mejor hay solución.

Nick: [asintió] Intentaré hablar con ella para ver si quiere que sigamos siendo amigos, o al menos… Para aclararle que no tengo nada contra ella. Sin rencores, vaya.

Demi: Es lo mejor que puedes hacer, de momento. [coincidió]

Nick: Gracias [suspiró]. Kevin se decepcionó mucho con la noticia, y Joe… se enojó. Claro que no me lo dijeron abiertamente. Son mis hermanos, no querían hacerme sentir mal, pero los conozco bien. Sé que creen que no debí hacerlo.

Demi: ¿Y tú has cambiado de opinión?

Nick: Es demasiado tarde para hacerlo [sacudió la cabeza]. Plantearme la posibilidad solo empeoraría las cosas y no quiero que ________ vuelva a perdonarme. No lo merezco.

<Y ella tampoco querrá perdonarme> juzgó, pero no le entraron ganas de admitirlo en voz alta. Resultaba demasiado lacerante.

En cuanto acabaron con las primeras escenas de ese día y se dispusieron a tomar un refrigerio, él decidió que si te veía cerca asumiría el riesgo e iría a tu encuentro. No sabía cómo le recibirías, pero albergaba la esperanza de que reflexionaras un poco sobre el tema. Imaginaba, en realidad, que tras ese frío talante deseabas conservar lo que ambos siempre apreciaron por sobre muchas cosas: su amistad. Porque, como días atrás lo habían expresado, siempre hubieron contado el uno con el otro como un irreemplazable amigo. Un mejor amigo.

<Siempre te he amado como novio, amigo o lo que sea, de la misma manera. Intensamente…>

Tu voz le ensanchó la garganta. Esperaba que las lágrimas no surgieran por su parte si lograba platicar contigo. Lamentablemente, no estaba muy convencido.

No te advirtió hasta que se encaminaba a la locación de su próxima escena. Sopesó sus posibilidades, mientras combatía contra los agitados latidos de su corazón. Aparentemente todavía no notabas su presencia, puesto que lucías muy concentrada tomando apuntes en un delgado cuaderno, mientras apresurabas el paso. Estuviste a punto de chocar contra un par de muchachas, por lo que te disculpaste apartándote de su camino. Al alzar la vista, sin embargo, te encontraste con la mirada de Nick y supieron que se dirigían al mismo sitio.

Cerraste tu libreta de golpe, rompiendo el contacto visual. Te guardaste la pluma en el bolsillo, y diste media vuelta.

Nick: _______. [te llamó con a penas un hilo de voz]

Volviste tu cabeza, impasible.

Tu: Ah, hola.

Nick: No…

<<No te vayas>> suplicó él en su mente. Pero tú ya te habías marchado, con precipitación.

Desapareciste de su vista el resto del día. Preguntó a varias personas por ti, antes de regresar al hotel al filo de la noche, mas nadie supo darle respuesta.

Una vez en la suite, tendido sobre su cama, agarró su teléfono y buscó en su lista de contactos. Observó la foto que te identificaba en el directorio. Era una nítida imagen tuya, de tu cabeza recostada sobre su pecho. Sonreías con timidez y estabas ruborizada. Tus brazos rodeaban la cintura de él.

Suspiró, con tristeza, y presionó el tecleado para mandarte un mensaje.

Hola, _________. ¿Podemos hablar?

Se lo pensó por un buen rato antes de atreverse a enviarlo. Era sencillo. Era todo lo que ocupaba decirte por el momento. Tampoco iba a escribirte la biblia en un simple mensaje de texto, porque para explicarse necesitaba tenerte presente… No osar ocultarse detrás de una diminuta pantallita electrónica. No acobardarse.

Los segundos de espera le parecieron eternos. La duda lo embargó casi de inmediato: ¿qué dirías? ¿lo leerías? ¿responderías? ¿lo ignorarías? ¿lo eliminarías?

Por toda contestación, su corazón se olvidó de latir por un instante al reparar que, efectivamente, su celular timbraba. Se dio cuenta que no había pasado ni un minuto desde que lo mandó. Tragó saliva.

Le costó mucho dormir después. Tenía la sensación de que su mundo estaba agrietándose cada vez más y más que no tardaría en derrumbarse por completo sobre él, pereciendo aplastado bajo los escombros. Habría preferido morir en tus brazos.

No

Fue tu mensaje.

Mientras tanto, en una habitación localizada unos pisos más abajo, tus hombros se convulsionaban en un silencioso llanto colmado de contradictorias emociones.

[–Al día siguiente–]

– ¡________!

Tu: [dando un respingo] Ay. Marilu, hola.

Marilu: Hola [sonrió] Adivina qué tengo aquí [enseñándote una libretita]

Tu: Uhm… No sé. ¿Qué es?

Marilu: No, adivina [insistió]

Tu: ¿Un cuaderno?

Marilu: Ya, tú ganas. [haciendo una mueca]

Tu: [reíste] ¿Qué es?

Marilu: [componiéndose] Es la información de los boletos para California.

Tu:  Oh ¿en serio?

Marilu: Sí. Me dieron la información hace rato, así que pedí unos cinco minutos para venir a buscarte.

Tu: Si quieres me lo cuentas luego. No vaya a ser que te regañen por tardar.

Marilu: ¡Qué va! [sin darle importancia] Ya pasaron los cinco minutos hace mucho. Te aseguro que no me echan de menos.

Tu: Si tú dices [sonreíste] ¿Qué te dijeron?

Marilu: Pues bien [revisando sus anotaciones], el precio de los boletos se queda como habíamos quedado.

Tu: ¡Menos mal!

Marilu: Tomamos el avión este miércoles, a las 11 a.m.. Hice cuentas y a lo mejor llegamos a… ¿qué será?  ¿a las cuatro?

Tu: Pero con el cambio de horario vendrían siendo… [contando con los dedos]

Marilu: ¿A las tres?

Tu: No, a la una p.m. en hora de Los Angeles. Voy a avisarles a mis papás para que nos recojan ¿no?

Marilu: De preferencia, sí [asintió]

Tu: De acuerdo… ¿qué más?

Marilu: Pues tenemos que estar en el aeropuerto a las 9. Los boletos los vamos a recoger en recepción y supongo que tendremos que avisarle al señor Jonas que usaremos el servicio de transporte del hotel al aeropuerto. ¿Tú qué dices?

Tu: Sí, así está bien. ¡Perfecto!

Marilu: [sonrió] Ya sabía que te ibas a poner feliz.

Tu: Ya quiero volver a casa. ¿Tú no?

Marilu: Sí… Papá cumple años este viernes. No quiero perderme otra fecha como cuando estuvimos en España. ¡Van a estar en casa!

Tu: ¿De veras? Hace mucho que no veo a tus papás.

Marilu: Yo tampoco :P Con eso de que cumples 18 y te descuidan porque eres «adulta».

Tu: Jaja. Tienes la casa para ti solita.

Marilu: Pero no tiene sentido si Joe no quiere entrar conmigo ¿no lo entiendes? [bromeó]

Se echaron a reír casi de inmediato. Para cuando quisieron darse cuenta, se vieron interrumpidas por alguien a sus espaldas.

– Hola chicas.

Sus cabezas se volvieron hacia el chico. Callaron.

Marilu: Ah, hola Nick.

Nick: Marilu, [sin rodeos] ¿me permites hablar a solas con _________?

Desviaste tu mirada.

Marilu: Sólo si ella quiere [después de un breve silencio]

Tu: Da igual. [te encogiste de hombros] Tú tienes que volver al trabajo.

Marilu: ¿Trabajo? [ceñuda] ¿Cuál trabajo?

Tu: [sonreíste, tranquilizándola] Descuida. No pasa nada.

Marilu: [soslayando a Nick] Bien. Hablamos más tarde. Adiós, Nick.

Nick: Adiós.

Marilu se marchó a regañadientes. Nick se colocó a tu lado, de vista al lago, el cual observabas con quietud, cruzada de brazos. Solo después de eso, trató de romper el hielo.

Nick: Ayer te envié un mensaje. [lacónico]

Tu: Y te lo respondí.

Nick: No querías hablar conmigo [murmuró, encubriendo su pena]

Tu: Ya era tarde y no me dieron ganas de hablar. Eso es todo. [explicaste, sin dirigirle la mirada]

Nick: ¿Y ahora? ¿Podemos hablar?

Tu: [suspiraste] Sí. Voy a escucharte. [volviéndote hacia otro lado] ¿Qué pasa?

Nick: [tragó saliva] Nunca quise hacerte daño, _______. [escupió afligido]. Lo lamento mucho.

Tu: No importa [negaste lentamente] ¿Eso era lo que querías decirme?

Nick: Sí, pero… [sacudió la cabeza] No, no es todo.

Le miraste.

Tu: Ya veo… No te gusta cómo están las cosas ¿verdad? Vienes porque… No quieres que terminemos así.

Nick: Sé que estás enojada. [prosiguió, sujetando tu vista] No has dejado de mirarme tan secamente y actúas… Me siento mal con tan solo verte.

Tu: [ladeaste la cabeza] ¿Y cómo esperabas que fuera, pues?

Nick: Así no. [murmuró] Escucha, quizás no podemos recuperar lo nuestro, pero hay algo que no me gustaría perder… Y es tu amistad.

Tu: [endureciendo tus facciones] ¿Mi amistad?

Nick: Sí. [asintió] Tú sabes que te he considerado mi amiga desde siempre. El otro día…

Tu: El otro día [cortaste] te dije que te he querido intensamente… Desde siempre. Porque siempre he estado enamorada de mi mejor amigo. No me hagas esto, por favor.

Nick: [sin comprender] ¿No quieres…?

Tu: No importa cuántas veces te vayas, Nick. Yo estaré esperando… Y va a pasar, como ya ha pasado, que vuelves y me enamoras. Una y otra vez. [dijiste, manteniendo la calma] La distancia es lo de menos, pero no estoy dispuesta a vivir con ello si tú no pones de tu parte ¿me entiendes? Esa amistad que no quieres perder… Yo no puedo mantenerla. No, si ya sé cómo va a acabar.

Nick: O sea que no seremos nada [concluyó, desolado]

Tu: Eres Nick. Y yo soy ________. [zanjaste con indiferencia] Con eso nos basta.

Nick: ¿Y mi familia?

Tu: Yo a tu familia no le voy a dar la espalda [declaraste, resuelta] Joe y Kevin son comos mis hermanos, Frankie es mi hermanito. Tus padres son mis padres. Ninguno de ellos tiene la culpa de lo que pase entre nosotros.

Nick: ¿Y esperas entonces que pretendamos ignorarnos… cada vez que vengas a casa, que nos juntemos?

Tu: Yo no voy a ignorarte. [entornando los ojos] Claro que tampoco voy a tratarte como en pedestal. El hecho de que te apellides Jonas me pone en deuda. Tú y tu familia siempre se ha preocupado por mí, no quiero ser desagradecida.

Nick: ¿Qué sentido tiene, entonces? [parpadeó, perplejo]

Tu: Yo no voy a actuar como si nada hubiese pasado. [resoplaste] Me será indiferente.

Nicholas echó la cabeza hacia atrás, asimilando tus palabras. Indiscutiblemente no encontraba manera de zanjar todo aquello en buenos términos. Cada palabra que te escuchaba decir le caía como una losa, pesada y helada, sobre la espalda. Jamás creyó sentirse tan desesperanzado.

Y sin embargo, tú seguías tan apacible…

Tu: No quiero que termine siendo el problema de otras personas… [añadiste, con un hilo de voz y la mirada perdida] ¿Y tú, Nick? ¿Quieres que ellos se entrometan?

Nick: No.

Tu: Deberías decirle a tu mamá, por lo tanto.

Nick: [desconcertado] ¿No le dijiste tú?

Tu: [esbozando una amarga sonrisa] Por más que le tenga cariño, tú eres su hijo. Además, [continuaste con reproche] no puedo explicarle cosas que no entiendo.

Nick quiso replicar, pero calló, abatido. Al final, habló otra vez.

Nick: Pensé que cuando te encontré con ella… ya se lo habías contado.

Tu: No. Ése es asunto tuyo.

Bajaste tu mirada. Querías que la conversación terminara… pero si no le decías todo lo que pensabas en ese preciso momento, quizás no se presentaría otra oportunidad. No importaba si se te quebrantaba el corazón con cada oración. Él necesitaba escuchar la verdad… de que ya no querías que formara parte de tu vida. De que tú también habías tomado tu propia decisión.

Nick se removió en su lugar, inquieto.

Nick: ¿Entonces no hay nada que hacer al respecto?

<¿Para qué? ¿Para salvarnos? ¿Para seguir juntos? ¿Para evitar todo esto?> preguntaste en tu interior, dolida. Sólo se te ocurría una cosa… Y tenías muchas ganas de hacérselo saber.

Tu: Quizás puedas hacer algo [respondiste y volviste a mirarlo fijamente a los ojos] Eres un buen chico, Nick. Yo lo sé [admitiste con una leve sonrisa, y un destello de empatía en la mirada. Nicholas se aferró a esa imagen con el corazón acelerado] Pero también eres un idiota.

Al muchacho se le cayó el alma a los pies en cuanto contempló que ese brillo de afecto desaparecía para mostrar uno de profunda tristeza.

Tu: Te creo si me dices que no era tu intención herirme, Nick, porque te conozco, y no me cabe en la cabeza que quisieses hacer lo contrario… No obstante, [afirmando tu voz] sigo sin comprender tus razones. Y, al fin y al cabo, quieras o no: me duele. Y por lo que veo… A ti también te duele. [resoplaste, rendida] Y eso lo hace aún peor porque no entiendo cuál era tu intención si sabías de sobra que tanto para mí como para ti iba a ser difícil.

Una lágrima recorrió tu mejilla tan ligera que ni siquiera la percibiste caer por tu mejilla, de tan concentrada que estabas en ordenar tus pensamientos. Empero, Nicholas la hubo notado, y se le encogió el corazón. Notó entonces que sus ojos también estaban húmedos, pero un remolino de emociones ahogaban tu semblante que aquello no le preocupó. Reprimió el deseo de estrecharte entre sus brazos y susurrarte palabras de consuelo. Deseó con todas tus fuerzas que todo fuera un mal sueño. Una pesadilla…

Y observó que tras la inmensa tristeza, se escondía el cariño.

Tu: Pero en fin [continuaste]… Lo que quería decirte era que, a la próxima, te acuerdes que una relación es de dos.

<Porque yo también tenía derecho a pelear por lo nuestro, Nick. Esta era nuestra batalla, y tú te rendiste.>

Nick: Si te hace sentir mejor [comentó con un hilo de voz], no sé si podré enamorarme otra vez después de esto.

Tu: [boquiabierta] ¿A qué le temes, Nick? [espetaste, irritada] ¿A cometer un hermoso error? ¿Le temes al amor?

Nick: ¿Y tú? [apostilló con dureza] ¿No temes equivocarte?

Le dirigiste una mirada helada, ofendida. Nick en cambio, no se arrepintió. ¿Que si le temía al amor? Al amor no. Al dolor, tal vez. Pero no se puso a razonar: el simple hecho de que le tratases tan bruscamente, como si no tuviese sentimientos, como si no se sintiese lo suficientemente desdichado, le lastimaba. De hecho, le dolía aún más eso: que no comprendieras que él sí temía equivocarse y que alguien más saliera perjudicado por su culpa.

En especial, si esa persona eras tú.

Tu: Temo a no aprender de mis errores. [zanjaste desafiante] Pero lo estoy haciendo ¿sabes? Justo en este instante.

Ninguno se inmutó. Se quedaron observándose un segundo más hasta que, agotada, cerraste los ojos.

Tu: Si te conozco lo suficiente como creo, Nick, tendrás que aceptarlo. [le miraste] Yo también he tomado mi propia decisión.

Nicholas inclinó la cabeza, expectante.

Tu: Adiós.

Diste media vuelta y te alejaste. Mordiéndote el labio inferior, detectaste un sabor salado en ellos. Retiraste las lágrimas con el dorso de tu mano. No ibas a volver, él no iba a volver, no iban a volver… Pero volviste tu vista,  echándole un ojo por encima del hombro.

Se te rompió el alma en pedazos al verlo con el rostro hundido entre las manos. Era tan injusto, tan injusto…

Y él lo sabía. Y aún así, quiso hacerlo. Por eso estaban así. Por su culpa.

[–Más tarde–]

Kevin se despidió de sus amigos con un gesto y se alejó. Un minuto después, se plantó frente a una de las cabañas y tocó la puerta.

Le recibiste, sorprendida.

Tu: Hola Kevin ¿pasa algo?

Kevin: Te vi venir hacia acá y me di cuenta que hace unos días que no hablamos a solas [encogiéndose de hombros]

Tu: Oh [sonreíste]. Entra, entonces. O podemos ir afuera. Sólo vine recoger una cosa.

Kevin: Adentro, si quieres.

Tu: Ven, pasa. [le invitaste] Tienes toda la razón. Hace mucho que no hablamos.

Kevin: No había entrado a su cabaña [contemplándola con atención]. De verdad es más grande que las demás.

Tu: Sí. Idea de ustedes, por cierto [sentándote en la orilla de tu cama] ¿Qué me cuentas?

Kevin: Nada interesante. Que mañana es el último día [acomodándose a tu lado]. ¿Puedes creerlo? Se me ha pasado muy rápido.

Tu: Creo que sí. Supongo que muchos de ustedes desearían que no acabara.

Kevin: Pues si es como en la película anterior, seguramente habrá muchos que se pongan a llorar [rió]

Tu: ¿Y tú no?

Kevin: No creo. Me la he pasado muy bien, hemos convivido y conocido a tanta gente… Pero son ellos los que se sienten parte de esto, ¿cómo explicarlo? Como si de veras hubiese sido un campamento. Ellos vuelven a sus casas y el verano se les termina. Acá mi familia, con lo sedentarios que somos… [bromeando] Tú sabes a qué me refiero.

Tu: Sí. Siempre viajando y trabajando como súper estrellas [sonreíste]. ¿Y Dani? ¿Has hablado con ella en estos días?

Kevin: [ensanchando su sonrisa] ¡Sí! Está en Nueva Jersey, con su familia. Desde allí están haciendo algunos ajustes para la boda. Todos estamos muy emocionados [contento]

Tu: Se te nota. ¡Mira nada más qué cara pones!

Kevin: Tú no piensas faltar ¿verdad? [volviéndose seriamente] Sería todo un horror no tenerte allí.

Tu: Oh ¡No pienso perdérmelo! Es la boda de dos grandes amigos. ¿Cuándo reparten invitaciones?

Kevin: Un mes antes, más o menos.

Se quedaron por un rato más hablando del tema. Kevin comenzó a contarte, con mucha ilusión y alegría, cómo estaban planeándolo todo: desde la lista de asistentes y las invitaciones, hasta las decoraciones, los obsequios, la iglesia, la recepción… Guardando siempre ciertos detalles como sorpresa, esquivando algunas partes del protocolo y admitiendo, sobretodo, que muchas de esas elecciones estaban puestas provicionalmente, pues al fin y al cabo, necesitaban armar la ceremonia como pareja.

Kevin: Sólo espero que salga como un sueño para ella. [susurró, extasiado] No quiero imaginar si quiera que planearlo todo a distancia pudiese estropear los preparativos…

Tu: No digas eso. Apuesto que todo saldrá perfectamente. [le animaste con un empujoncito] Ya hasta me han dado ganas de casarme. [reíste]

Kevin te dirigió una larga mirada, convirtiendo su sonrisa en una de lástima.

Kevin: ¿Cómo estás, eh?

Tu: ¿Cómo estoy de qué? [haciéndote la que no sabe]

Kevin: De la ruptura.

Tu: Ah, sí. [resoplaste] Lo cierto es que me lo estoy tomando mejor que en otras ocasiones. [desviando la mirada] Tú conoces cómo se han puesto las cosas entonces.

Kevin: [frunció el ceño] ¿Estás segura?

Tu: Sí. Muy bien.

Él ladeó la cabeza, sin creerte. Maldeciste para tus adentros, pues tu voz había temblado a pesar del esfuerzo. Imaginaste por qué.

Kevin: La verdad es que siento que les hubiese pasado esto. Pero imagino que estás cansada de darle vueltas al tema ¿no?

Tu: En realidad… [entrelazando tus dedos, confusa] No he hablado mucho del tema.

Kevin: [extrañado] ¿No…?

Tu: No quise, porque se supone que no debería de darle tanta importancia si quiero superarlo pero… [con la voz ahogada] Ya no sé si es por él o por un sentimiento.

Kevin reaccionó de inmediato para abrazarte. Hundiste tu cabeza en su hombro y te echaste a llorar, con la incapacidad de contenerte aún más. Agradeciste que fuera él y no otra persona, la que te viese lloriquear.

Desde el rompimiento te propusiste a mantenerte serena e impasible. Apenas si hubiste comunicado el final de la relación, para evitar dar esas vueltas a las que Kevin se refería. Por eso te encerraste en ti misma, fuerte e inspirada, sin el menor deseo de traslucir la pena que embargaba tu interior… Y lo habías hecho, con éxito.

Mas aquel chico era otra cosa. Por encima de cualquier otro, para ti Kevin siempre había sido un caso especial. Siempre era dulce y ameno, amigable y sincero, gracioso a su manera. Jamás iba a darle la espalda a alguien; estaba para servir y echarle una mano a todo quien lo necesitara. Cuando el mundo habría de perder su luz, él permanecería allí para asegurarse de que todos sus seres queridos estuviesen bien. Su preocupación por los demás era, sin duda, una cualidad que le admirabas tanto como persona.

Porque no era la primera vez que su corazón de oro, su sonrisa reconfortante y su mirada llena de comprensión, te llevaban a darte cuenta que no valía la pena mentir a su lado. Kevin tenía, por así decirlo, el don de leer los sentimientos. Por más que los ocultases… Él lo sabía. Y no era la primera vez que te consolaba para calmar el dolor.

Él se sabía mejor que nadie la historia entre tú y Nick, al revés y al derecho.

Y como hubo tocado el tema y la charla con Nicholas aún estaba fresca, no pudiste soportarlo.

Tu: ¡Oh, Kevin! [sollozaste] No debería… No tengo por qué llorar… Yo no quiero… Me prometí no sufrir pero… Soy una tonta.

Kevin te palmeó en la espalda sin apartarse ni un centímetro, escuchando.

Tu: No he llorado, Kev [confesaste, muy triste]. He estado sobrellevándolo bien pero… [sorbiéndote la nariz] Nick quiso hablar hace rato y pues, nada mejoró.

Kevin: ¿Qué te ha dicho?  [anonado]

Tu: Que fuéramos amigos [murmuraste, dolida]. En otras circunstancias, yo habría aceptado. Tú sabes que nunca lo he odiado ni guardado rencor por nada. Sabes que para mí su amistad no tiene precio…

Kevin: ¿Y qué pasó, pues?

Tu: Que le dije que si seguíamos siendo amigos, yo no podría evitar enamorarme de él. Es un cuento de nunca acabar ¿entiendes? Y él lo que quiere es que no vuelva a pasar nada entre nosotros.

Kevin: Pero, ________…. [angustiado] Esto no tiene pies ni cabeza. Los dos se aman.

Tu: Lo sé [le miraste]. Tu hermano ha querido terminarlo, de todas formas. Que para hacerme feliz.

Te encogiste de hombros y negaste con la cabeza, al notar su expresión de incredulidad.

Tu: Piensa que estoy sacrificando parte de mi vida por él, y no quiere que lo haga.  [explicaste, con la voz entrecortada] Dice que estaré mejor si aprovecho las oportunidades que he dejado pasar por su causa… Pero yo sé que en realidad, lo que le pesa es la distancia. [suspiraste] Esa es la razón. Gracias a ella, se tienen tales consecuencias…

Kevin: ¿Y tú no le dijiste lo contrario?

Tu: De mil maneras, Kevin. Creía que ya se lo había dejado en claro muchas veces. Esta vez no ha sido por desconfianza, ni por otras personas… Ha sido por él.

Kevin calló, cavilando en su lugar. Bajaste tu mirada, igual de pensativa.

Tu: Estoy muy enojada. Pero también me siento entristecida y decepcionada. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿No se supone que era amor verdadero?

Kevin: Si el destino los quiere juntos…

Tu: El destino no se decide, Kevin [interrumpiste, acongojada]. Y no sé si puedo esperar más. Ya he decido que no.

Kevin: ¿Le dijiste que no lo querías ver ni en pintura?

Tu: Pues si lo captó así, da igual. Mientras no vuelva a meterse en mi vida… Sé que podré estar bien ¿comprendes? Lo sé por experiencia.

Pensaste en Travis y en cómo te hubiste enamorado perdidamente de él, no hace mucho, cuando quisiste renunciar a toda posibilidad de amor luego de que Nick te rompiese el corazón sin siquiera darse cuenta. Suspiraste. <Nick no existía en ese momento ¿verdad? Pero cuando volviste a América y te lo encontraste él existía más que nadie ¿no? Él siempre existió.>

¿Podrías olvidarlo alguna vez, entonces?

Kevin: Si me permites decírtelo, [comentó apartándote un mechón del rostro] estoy orgulloso de la perspectiva que le estás dando a la situación.

Tu: ¿Cómo dices?

Kevin: Que has crecido, _______ [sonrió a su pesar]. Ya no eres la misma chiquilla que el año pasado se pasó deprimida semanas… Ni tampoco la desilusionada que se marchó de Europa con un mal sabor de boca hace un par de meses. Has madurado mucho.

Tus lágrimas se mezclaron con un dejo de felicidad y alivio al oír sus palabras. Sonreíste.

Tu: Te lo agradezco mucho, Kevin. Eso… Significa bastante para mí.

Kevin: Es la verdad. [confirmó, asintiendo lentamente]

Tu: En el fondo no creo que sea tan malo. [dijiste, luego de un breve silencio]

Kevin: ¿El qué?

Tu: El haber llegado a esto. [esbozaste una triste sonrisa] Si él no estaba a gusto… Tampoco lo iba a obligar ¿verdad? Le he llamado egoísta antes… [memoraste su pelea y sacudiste la cabeza] Se excusa en el hecho de hacerme feliz, pero al final lo está haciendo por él. Sería yo la egoísta si me empeñara en que aceptase nuestra relación a pesar de su sufrimiento.

Kevin: Quizás porque tú sí te sientes preparada, pero él no. [alzó sus hombros] Ha tenido malas experiencias antes. No sólo contigo. Y siempre es por lo mismo.

Tu: No… No es por lo mismo. [negaste] No es la distancia. Es su vida. Algún día tendrá que entenderlo ¿no?

Kevin: No está preparado [repitió]

Tu: Claro.

Todas tus emociones se esfumaron de repente para abrirle paso a una nuevo enfoque. Sentiste lástima por él. ¿Qué le deparaba la vida si no podía aceptar que todas sus relaciones sentimentales implicarían obstáculos de tiempo y espacio?

Tu postura en cuanto a sus decisiones y al sufrimiento que te derivaba no cambiaba ni un ápice, pero, en definitiva, aquella idea de ponerte en sus zapatos calmaba el enojo. Después de todo, a lo que él se enfrentaba era lo que tú siempre quisiste evitar evadiendo sus esfuerzos para adentrarte en la industria. Él, quien se desarrollaba plenamente en su cenit viviendo el sueño, no podía escapar de eso.

Tu: Espero sinceramente que algún día esté preparado. [agregaste, meditabunda]

Kevin: Sé que lo hará en su momento… [pestañeó] ¿Por qué lo dices?

Tu: Terminaré por encontrármelo tarde o temprano si sigo en contacto con ustedes [sonreíste cansada]. No me gustaría llevarme la sorpresa de que no se ha librado del problema. Por su bien, y por el de cualquier otra chica que se enamore de él.

Kevin: [dubitativo] Y… ¿si tú eres esa chica?

Tu: Te dije ya que no voy a permitir…

Kevin: No. No me refiero a eso. [intervino con delicadeza] Quiero decir… ¿Y si resulta que él está preparado y desea volver contigo? ¿Le abrirías las puertas?

Su pregunta te dejó sin habla.

Tu: Yo… No lo sé , yo… [balbuceaste] No quiero hacerme ilusiones [sacudiste tu cabeza].

Kevin: Pero podría pasar.

Tu: Pero eso nadie lo sabe. [esquivaste]

Kevin: Tendrás tiempo para pensarlo. [murmuró] Dudo mucho que si pasase, fuera fácil y rápido.

Tu: De momento… Mejor preocuparme por el hoy en vez del mañana ¿no?

Kevin: [sonriendo] Olvídate de lo que te he dicho. Me alegra de que estés bien.

Asentiste sosegada, encontrando en su mirada un bálsamo para tu herida. Dado que no te habías desahogado antes, dejar fluir tu aflicción fuera de tu ser te sentó casi de maravilla. No cabía duda que a la próxima acudirías con Kevin para obtener un poco de alivio; viéndole el lado positivo al asunto, estabas aprendiendo muchas lecciones de vida en muy poco tiempo.

Tu: ¿Ya has hablado con Nick, por cierto?

Kevin: Sí… [sombrío] Espero que se recupere pronto.

Tu: Oh [gemiste]. Ojalá sepa que no le guardaré rencor, después de todo. Ahora que lo pienso, quizás debería de pedirle disculpas yo a él. Tal vez fui muy dura…

Kevin: ¿Qué?

Tu: No. Olvídalo. [te encogiste de hombros, exasperada] Tienes razón. En su momento estará preparado para todo. Es lo mejor.

Finalmente convencida, le abrazaste con cariño, pidiendo para que cuando llegase el invierno, el cielo bendijera su unión más allá del matrimonio. Kevin era un ángel, se lo merecía.

[–Con Nick–]

Marilu vio a Nick el resto del día. Estaba muy serio, tal vez un poco más que de costumbre, pero no podía estar completamente segura.   Intentó encontrar un momento en el que pudiese hablar con él a solas, pero éste no se presentó hasta mucho después, casi en las últimas tomas del día.

Marilu: Nick [le llamó, igual de seria]

Nick: Oh, hola Marie. ¿Qué pasa?

Marilu: [cerciorándose de que no los escuchaba nadie] ¿A qué has ido a hablar con _____?

Nick: [endureciendo sus facciones] De cosas. Pero no importa, eso es asunto nuestro.

Marilu: [entornando la mirada] ¿Y que sea mi amiga no te parece suficiente razón como para preocuparme?

Nick: Claro que sí. Pero te lo repito, es asunto nuestro.

Marilu: No me vengas con eso, por Dios. [exasperada] Ves todo lo que le haces y todavía la persigues para hacerla sufrir. ¿Qué rayos te pasa?

Nick: Nada, Marie. [tratando de controlarse] En serio, no te entrometas. Si ______ no te cuenta las cosas, será por algo.

Marilu: Quizás porque son muy dolorosas [masculló]. Quiero ayudarla, al menos permíteme hacer algo por ella. Algo que no has podido hacer tú. [echándoselo en cara, lacerantemente]

Nick: ¿Qué quieres, pues? [irritado] Le dije que fuéramos amigos. ¿Ya? Ahora, vete.

Marilu: ¡Aguarda! [deteniéndolo] ¿Has hecho qué? ¿Pedirle amistad? ¿Te has vuelto loco?

Nick: [volviéndose] Ella no me odia.

Marilu: Ah, no. No eres tan importante. Ya me imagino porque te dijo que no.

Nick: [tragó saliva] No sé a qué has venido si ya lo sabías.

Marilu: No lo sabía. [cruzándose de brazos] No he visto a ________, pero ahora que me dices que le pediste que fueran amigos estoy convencida de que te dijo que no. No querría volver al juego.

Nick: No es ningún juego.

Marilu: Ciclo, repetición, lo que sea. [se encogió de hombros] ¿Cómo pudiste pensar en la posibilidad de que ella aceptase? ¿Querías alejarla de ti, no?

Nick: Ya, Marilu [conminó]. No quiero hablar del tema.

Marilu: Eres un tonto. ________ no volverá contigo y eso te duele. ¿Cómo pudiste romperle el corazón otra vez? ¿No te das cuenta de todo lo que ella da por ti…?

Nick: ¡Cállate! [desbocado] ¡Vete! ¡No sabes nada!

Marilu: No me grites, Nicholas [exclamó, enfadada] ¡Trato de abrirte los ojos porque _______ es mi amiga!

Nick: ¡Pues déjame en paz! ¡Prefiero que estas cosas me las diga Joe o cualquiera! ¡Vete con ella! ¡Es ella la que te necesita!

Marilu: ¡Ya lo sé! A diferencia de ti, yo nunca la abandono.

Nick: Como quieras. [rezongó] Comprendo perfectamente que tu amistad con _______ es meramente especial y que la quieras sobreponer por sobre todas las cosas, pero tú no eres más que su mejor amiga. Una relación es de dos ¿entiendes? No tienes nada qué hacer al respecto. Es entre ella y yo.

Marilu: Quiero ayudarla [repitió, enfurecida]

Nick: Yo también he querido ayudarlos a ti y a Joe en varias ocasiones, pero jamás me he metido en lo suyo como tú ahora. Siempre los he respetado.

Marilu levantó la mano y le propició una cachetada.

Marilu: Le prometí a _________ que si volvías a dañarle te rompería la cara. No me obligues.

Nick: [entrecerrandolos ojos] Pensé que éramos amigos.

Marilu: Sí, Nick. Siempre te he considerado un amigo. Pero _______ es más importante.

Nick: Bien por ella. Cuídala de mi parte, pues.

El chico dio media vuelta, dispuesto a irse, pero Marilu lo retuvo nuevamente.

Marilu: Ella te ama, Nick. ¿Cómo pudiste…?

Nick cerró los ojos, pero no se volvió.

Marilu: [sacudió la cabeza] No merece lo que le haces. No vuelvas con ella a pedirle semejante cosa como amistad, o amor, si no eres capaz de dárselo tú mismo. No vuelvas a menos que sepas lo que haces. Por el bien de los dos.

Él hizo un ademán de despedida, aún de espaldas, y continuó su camino, preguntándose si de verdad merecía esa cachetada, y si fue porque ella quiso hacerlo o porque sus palabras de veras le hirieron.

Se acordó de la primera vez que rompió contigo, mucho tiempo atrás en California, cuando tú misma le abofeteaste. El dolor acrecentó. En todos los sentidos.

[–Miércoles–]

Nick: [separándose] ¡______!

Selena: ¡_______! [actuando]

Tu: ¿Tú y Selena..? ¡Nick!

Nick: ¡No! ¡No es lo que tú piensas!

Tu: ¡Claro que sí! [llorando] ¡Nick! ¡La estabas besando!

Nick: ¡Ella me besó!

Tu: ¿Qué? [mirándola]

Selena: ________ ¡Estoy tan avergonzada! Ni siquiera sé yo porqué lo hizo.

Tu: ¿Qué dices?

Nick: ¡Selena!

Selena: ¡Yo nunca querría arruinar nuestra amistad!

Tu: [mirando a Nick con lágrimas] Entonces sí fuiste tú el que la besó…

Nick: ¡No! ¡Mira! Escúchame. ¡En realidad nada de esto es lo que parece! [empezando a llorar]

Tu: ¿Escucharte? ¿Para qué si ya vi suficiente!

Nick: Por favor, ________. Yo quise decirte pero.. [lo interrumpes]

Tu: ¿Pero qué? ¡Yo nunca pensé que serías así Nick!

Nick: ¡No! ¡Ella miente! [sollozando]

Selena: ¡Nicholas! ¡Al menos sé sincero con ella!

Tu: ¡Basta Nick! Si no vas a ser sincero conmigo al menos hazlo contigo mismo. En serio pensé que eras diferente…

Nick: [gritando y llorando desesperadamente del otro lado de la calle] ¡_________! ¡__________! ¡Noooooo!

—–

****: ___________-!!! =D

Tu: HoL… [—mirando quien era–] Que haces aqui??!!! D=

Nick: ________ yo puedo… debo explicarte….[–lo interrumpes–]

Tu: explicarme qué Nick??!!! no tienes, debes ni puedes explicarme!!!.. yo lo vi todo…. no crees que me has hecho sufrir demasiado???

Nick: pero ________…..

Tu: estoy en una camilla del hospital con una bolsa de suero a un lado por ti… tal vez eso te respondería la pregunta

Nick: es que debes escucharme!!! yo…

Tu: por favor vete Nick…..

Nick: no me iré sin que me escuches!!!

Tu: Nick!!!

Nick: yo se que será dificil creerlo pero lo que tu viste no fue real!!! yo nunca lo quise hacer…. acepto que nos besamos pero no es lo que tu piensas!!! era solo actuando no siento nada por ella!!! =’(

Tu: actuar??? por que piensas que te creere eso??? [–no muy convencida–]

Nick: mirame a los ojos… me tienes que creer… y así comprenderás las cosas….. =’(

Tu: [–mirando a todas partes menos a él–] ¿por que mejor no te vas ahora y me ahorras la pena de pedirtelo gritando???

Sonreíste. ¿Qué rabieta era esa? ¿Qué estupidez hubieron hecho entonces? <Éramos unos niños> pensaste de pronto, mas tuviste que rectificarte, porque eso había pasado no hacía mucho tiempo. Y sin embargo, parecía una eternidad.

Entonces apenas si se habían besado. Ni siquiera eran novios. Que Nicholas se besara con Selena por pura publicidad te había roto verdaderamente el corazón. Aquél suceso era como su primer rompimiento, la primera gran pelea… Y a pesar de eso, de que pensaste odiarlo mientras yacías acostada en una camilla de hospital, lo perdonaste. Porque le amabas. Le amabas, aunque fuesen sólo amigos. Amigos que deseaban llegar a mucho más.

Nick: tu sabes que lo que siento por ti es especial!

Tu: y tu igual pero…

Nick: pero? pero siempre tienen que haber peros no?!

Tu: algo que no funciona siempre tiene peros!

Nick: y nosotros tenemos demasiados no? demasiados peros para ser novios no?!

Tu: que estas diciendo?!

Nick: que tal vez todos fué un terrible error! Nunca debimos de estar juntos…

Tu: Nunca? [aun más fuerte] NUNCA?! tu fuiste el que dijiste Siempre y para Siempre!

Nick: tu fuiste la que juraba que estabamos destinados a estar juntos! que El destino nos quería Juntos!

Tu: pues tal vez el destino se ha equivocado! y Nosotros no nos merecemos el uno al otro!

Nick: si no hay confianza que se supone que hacemos juntos eh?!

Tu: yo te lo estaba apunto de preguntas Nicholas! tan solo verte con tanta indiferencia en el rostro me causa repugnancia!

Nick: entonces? que esperas?! Acabemos con todo esto! Terminemos! Vete! vete de mi cuarto! vete de mi casa! alejáte de mi vida!

Tu: [te acercaste desafiante hacia él] me voy porque quiero, no porque me lo digas! [mirandolo fijamente]

Nick: [entrecerró sus ojos con odio]

Tu: [te alejaste un poco de el con la misma expresion] esto ya no me sirve para nada… [te quitaste tu cadena de tu cuello forzozamente] nunca parecio significar nada… [lanzándole su cadena en la cara]

Nick: no importa porqué te vayas, solo, ¡ALÉJATE!

Y le diste una cachetada. Un golpe que te destrozó el alma en pedazos. Y le aventaste un pedacito de tu ser, un trocito de la historia más maravillosa de amor… Y lloraste por días y semanas. Esa agonía sólo te hizo caer en cuenta de lo mucho que perdías. De que Nick realmente estaba marcando tu vida.

Porque Nick era tu primer amor. El verdadero amor. Romper con él en aquellas circunstancias, por desconfianza, significaba sólo el comienzo de todos los obstáculos… Que a pesar de todo, fueron superando de la mano. Juntos.

Sacudiste la cabeza con los ojos en blanco, pensando <Qué exagerada era>. Viéndolo entonces, meses después, aquél sufrimiento no parecía más que un puchero. Fue real. Muy real. Y quizás no era sólo por exageración… Sino porque así eras tú. Aún no aprendías mucho del amor. El tiempo fue forjándote poco a poco hasta permitirte dejar de ser dependiente de él. 

Miley: Oh dios! [se levanto mojada y algo frustrada]

Nick: miley! ¿estas bien?

Tu: ay MILEY! ¡Los siento mucho! [te levantaste apenada] ¡No fué mi intencion!

Miley: basta ______, no te preocupes! Fué un accidente.. [controlandose mientras se quitaba el exceso de bebida en su ropa]

Nick: vamos _______, ¡dame otra servilleta o algo! [te ordenó mientras la ayudaba a limpiarse]

Tu: ¿perdón? [disgustada con Nick por la forma en la que te hablo]

Nick: ¡que vayas por algo! [te miró]

Tu: Oh claro! [contestaste sarcástica y enfadada] ¡Claro qu iré por algo!

Entornaste los ojos.

Nick: [resopló triste] Estoy dandole muchas vueltas al asunto, no quiero hacerlo ____. No quiero hacerte sufrir.

Tu: [cerraste tus ojos y te dejaste caer por la pared hasta arrodillarte] Nick, yo.. yo te quiero.

Nick: _______, antes de que me digas otra cosa, dejáme explicartelo ¿sí? Yo.. yo te debo muchas disculpas y no te culparía si me odiaras.

Tu: yo nunca te voy a odiar. [le aseguraste esperando la dolorosa continuación]

Nick: soy un estúpido, _______ [suspiró] me besé con Miley.

—–

Nick: No fué un accidente, y fue algo más que un impulso. Yo quería besarla.

—-

Nick: ¿dudas de mí?

Tu: De tí no, Nick. De alguna manera estoy dudando de tus sentimientos. ¿Qué sientes por Miley?

Nick: ese es el problema.. [susurró lagrimeando] No sé lo que siento. No sé lo que mi corazón quiere..

Tu: ¿y lo que necesita? ¿Sabes lo que tu corazón necesita? [insistí]

Nick: te quiero, ______. [sollozó]

Tu: No lo digas si no lo sientes, por favor.

Nick: Es que.. yo te quiero. Yo sí te quiero, pero estoy confundido.

—-

Nick: … No sabe cuanto me duele.

Tu: ¿y a mí? ¿crees que a mí no me duele? [sollozaste] No es justo Nick, no es justo.

—-

Nick: No mereces el dolor, y eso es lo único que te he dado.

Tu: y amor [murmuraste débilmente]

Nick: y amor. [repitió como si lo hiciera para él mismo]

—-

Nick: No lo digas.. [interrumpió en un hilo de voz] No digas adiós.

Tu: Ya lo hiciste.

Nick: ¿Es lo mejor?

Tu: [no respondí]

Nick: Perdón.

Tu: No hay nada que perdonar, Nick. Nada.

Suspiraste. Aquella vez te lo tomaste mucho mejor, con más calma… Pero sin duda, fue aún más doloroso. No te importaba en realidad el hecho de que Miley estuviese involucrada… Eran las promesas rotas. Una tras otra. Antes de haber terminado, las peleas eran indudablemente provocadas por disgustos y desacuerdos que eran tan fáciles de resolver, tan fáciles de evitar… Pero Nick estaba confundido. De pronto no sabía lo que sentía entre dos personas…

Era el sentimiento. La sensación de haber perdido algo tan hermoso que habían construido juntos. La primera vez que viste el final de su historia juntos demasiado cerca. Demasiado…

Y después el tiempo transcurrió. Frunciste levemente el entrecejo. Estuviste con Jerry, con tu mejor amigo, con tu primer novio… ¿No sería una loca idea para sacarte a Nick de la cabeza? <No. ¿En qué piensas? Eso es una tontería> Porque viste en Jerry algo mucho más grande que un «reemplazo». Era la idea de sentirte feliz otra vez. La esperanza de que no todo estaba perdido, y de que todavía quedaban oportunidades… Muchas cosas por delante. De que eras joven y que el amor podría todavía estar allí fuera.

Pero luego Nick volvió al cuadro. Semanas sin plantarse la cara y de pronto volvían, lentamente, a recuperar su amistad. Jerry seguía siendo especial, pero estaba esa diferencia que le confesaste a Marilu antes de aclarar tus sentimientos <Con uno sé que no hay problema si sólo fuese mi amigo, mientras que con el otro, yo no sé si soportaría una simple amistad>. Luego no fue tan complicado descubrir que sobre todas las cosas, Jerry era tu mejor amigo. Y ya.

Te entraron unas ganas enormes de que el avión aterrizara pronto. Jerry y Sophie eran novios, y los dos estaban en California. Era sencillo imaginárselos como pareja, porque realmente estaban hechos el uno para el otro. <Las vueltas que da la vida> concluiste, sonriendo.

Bajaste la mirada. Ya habías dicho esa frase en el inolvidable viaje a Europa que hiciste con Marilu y los chicos, cuando ella deseaba definir su relación con Joseph y cuando tú, ansiosa, partías ilusionada por empezar de nuevo con Nick.

Pero habías llegado tarde. Nicholas, cuya compañía jamás cesó mientras declaraba felizmente que estaba enamorado, dirigía esas hermosas palabras a alguien más. Y a ti, cegada por amor, no te costó trabajo creer que eras tú la dueña de sus pensamientos. Que efectivamente existía una posibilidad… Que se vino abajo en cuanto te enteraste que era a Miley a quien amaba.

<La diferencia entre «me ilusionó» y «me ilusioné«> Suspiraste, entristecida. Tenías que aceptar, después de todo, que en esa ocasión Nicholas jamás quiso herirte. Ni siquiera fue consciente de tus anhelos. De que era él el deseo de tu corazón… De que te emborrachaste de dolor. Por él.

Te mordiste el labio inferior, abstraída. ¿Qué había dicho entonces? ¿Cómo había sido su despedida… su adiós?

Nick: A lo que iba… Ambos sabemos que yo he hecho cosas malas. Quizá no adrede, pero sí te han afectado.

Tu: [desconcertada] No te entiendo.

Nick: Que han sido más de una vez las veces en las que te he hecho daño. Tú sabes… como novios y tal vez también como amigos.

Tu: Oh… [comprendiendo]

Nick: Y me disculpo por eso.

Tu: Eso ya pasó [sonreíste apenada] No te inquietes.

Nick: Pero me preocupa el futuro. No quisiera volver a hacerte daño.

Tu: Está bien, no hay manera de que lo hagas.

Nick: Sólo quiero que me perdones si vuelve a pasar. Si vuelvo a meter la pata, [suspiró] discúlpame.

Tu: Claro [te encogiste de hombros] Lo haré. Siempre lo hago. Es una promesa.

Nick: Uh.. No. [negó con su cabeza] No quiero que lo prometas. Quiero que lo hagas por voluntad, recordando que soy un idiota.

Tus ojos se humedecieron. Te llevaste la mano a la boca, acongojada y sin palabras. ¿Él ya sabía que iba a pasar..? ¿Acaso él tenía idea…? Negaste con vehemencia. Era imposible. Él no podría haberse referido a lo que estaba ocurriendo en esos momentos. Intentaste ordenar tus pensamientos con el fin de encontrarle razón al recuerdo.

<Él decidió alejarse de mí> comprendiste <Por eso me dio el libro. Él sabía que yo seguía enamorada… Y quería que lo seperara. De verdad pensó en mí entonces>

Marilu dormía profundamente a tu lado y lo agradeciste. Todo parecía tan irreal.

<Y si pensó en mí entonces… ¿Seguiría enamorado de mí? ¿No aceptamos pues, que nunca nos olvidamos el uno del otro? No importó con cuántas personas estuviéramos… Lo nuestro jamás desapareció>

Te encogiste en tu asiento y apoyaste la cabeza sobre las rodillas.

<No puedo guardarle rencor> dijiste <No es un egoísta. Sólo está asustado. Si yo lo amo como tanto digo, sabré comprenderlo. Necesita tiempo para estar preparado>.

Te limpiaste los ojos con el dorso de la mano, con una leve sonrisa.

<En serio, Nicholas. Haz lo que debas hacer… Pero no te olvides que amar es bueno. Con quien sea que estés, a quien sea que ames… No importa. Me alegraré mucho de saber que has superado el último obstáculo>

Porque no se trata de caprichos amorosos. No se trata de rendirse ante la persona que amas… Sino de superar los retos de la vida. El amor es un reto. Y una bendición...

Tu: Lo pasado es pasado y no hay nada que hacer al respecto.

Nick: Eso es lo que tú dices. ¿Por qué siempre quieres mentirte a ti misma? Siempre hay algo qué hacer al respecto.

Tu: ¿Y qué quieres cambiar?

Nick: Nada [respondió de inmediato] Porque todo lo que en verdad me ha importado es lo bonito. Lo demás va de sobra y lo ignoro. Lo que de verdad importa son lo que fueron las sonrisas.

Tu: [sonreíste] Ojalá y hubiese pensado eso hace meses.

Nick: Está bien, todos cometemos errores.

Tu: Tú también los cometes, así que no te preocupes. Yo entenderé.

Y lo entendías. Gracias a Dios lo entendías. 

¿Qué pasará?

¡AHH! Aunque no lo crean, batallé mucho para saber las razones de Nick. Es como si actuara por su propia voluntad a veces ¿saben? No importa que yo escriba sus diálogos :P *okay no*

Al final tuve que ponerme en los zapatos de todas las personas que han estado asustadas del amor. La verdad es que yo nunca me he encontrado en una situación similar. Por ello, creo que siendo así de objetiva, una puede descifrar los motivos del otro. Supongo que siempre hay un motivo para las cosas ¿no? En especial para las incomprensibles, porque siempre habrá una explicación para todo. Las respuestas a nuestras preguntas están allí, aguardando a ser descubiertas y pensamos a veces que simplemente no las hay, pero es que aveces ni siquiera nos formulamos las preguntas correctas.

Este es un pensamiento de mi novio ficticio, Chirstian/Kirtash de Memorias de Idhún (creo que ya les he mencionado bastante cuán obsesionada estoy por esos libros…)

En fin. ¡Espero que les haya gustado! Ya no sé cómo seguirle xD Así que si me demoro para subir el próximo… Pido comprensión.

¡Muchas gracias por unirse al grupo de facebook de SILWY! -> http://www.facebook.com/groups/323375691027181/ Ya somos 67 miembros :’)  Si aún no te has unido, ¡haz clic en el link! 

Gracias también por leer el OneShot de San Valentín que subí como documento allí. Ojalá les haya gustado mucho. (:

Y en otras noticias… ¡LOS JONAS BROTHERS EMPIEZAN A ESCRIBIR Y GRABAR SU PRÓXIMO ALBUM EN ESTOS DÍAS! EmocionadaON :D

Pero Nick y Delta rompieron o_o No sabía como reaccionar al principio. Nunca me agradó la idea de que estuvieran juntos, pero de veras que me ponía feliz pensar en que hacía mucho tiempo que Nick no disfrutaba de una relación así. NUNCA, la verdad. Entonces es como que, pobrecito, ahorita está triste :c y con lo mucho que nos acostumbramos a verlo agarrado de la mano de Delta… Sólo espero que no se la pase tan mal. Y que se relaje un poco, porque tendrá una agenda bastante ajetreada en estos días pff…

Bueno. Tendría que estar haciendo tarea ahora xD Así que me despido.

¡Comente, por fis! Y chan chan chan chaaaaaan:

¡RECOMENDACIONES! :D

http://www.just-a-dream.metroblog.com

XD

Ahora, posdatas!

A Carolina: Hola tocaya :P Gracias por tu comentario! Quería decirte que no te preocupes por eso de quedarme con personajes de farándula. Acabando esta novela, tengo otros proyectos de los que estoy ansiosa (: Con personajes míos míos <3 que espero realmente poder publicar algún día en papel para que los lean! Gracias por tu apoyo ;)

A Luisa: ¿TE QUEMO EL RANCHO? JAJAJAJJAJAJA ME HAS HECHO REÍR MUCHO!

A Grizzly: Dios mío :’) ESTO: «...Eso que a mi no me gustaba leer pero gracias a tus novelas me pareció genial. Definitivamente algo nuevo reir, llorar , sonreir, alegrarme, emocionarme, apenarme hasta sentir mariposas en el estomago y tantas mas emociones que solo pense que se podia sentir en la vida cotidiana, pues no pensaba que eso se podia sentir con solo leer unas cuantas palabras que significaban tanto.» Es como si dijeras que  gracias a mí te ha empezado a gustar la lectura T.T y eso es lo más bonito que se le puede decir a un escritor profesional, ¡y yo ni siquiera soy profesional! GRACIAS GRACIASGRACIAS<3.

A Macy: cuewfcikewndfknvrwkgnvfrikdn ¿SABEN QUE ESTAMOS EN LA MISMA ESCUELA?! lol. Cada vez que salgo de clases, como ya están todos los de la tarde allí, pienso que te voy a encontrar, no sé xD.

GRACIAS A TODAS LAS QUE ESTÁN COMENTANDO (: Sus opiniones me hacen el día. LAS AMO!

Chaitooo <3.

ONESHOT Día del amor&la amistad. FACEBOOK!

HOLA CHICAS! Esto es algo super express ¿okay? Primero que nada ¡Feliz día de San Valentín! Espero que se la hayan pasado requetequebien. Yo me tomé un momento para escribir un MINICAP alusivo a la fiesta ;) & lo publiqué en nada más y nada menos que el grupo de facebook de Still In Love With You! Así que las INVITO A TODAS a que se unan no sólo para leer el OneShot, sino para mantenernos en contacto, dar avisos, saber cuándo subo nuevo cap y demás cosillas. He aquí el link: http://www.facebook.com/groups/323375691027181/

  Es mi primer oneshot :$ espero que les guste y que me digan qué opinan. A mí me pareció muy bonito. Y UNANSE! pliiiis(: Saludos!, *Cecy.

Capitulo 35 ♥ Segunda Temporada ♥

Capítulo 35 ♥

Analy y tú se fueron a sentar a las orillas de la piscina del hotel. Había una que otra gente disfrutando del agua tibia, y otras más almorzando en las mesitas del jardín. Querían meterse a tomar un baño, pero a ninguna se le ocurrió traer su traje, y mucho menos habían pensado en ir de compras para conseguir uno.

Realmente, su cabeza no estaba en su lugar. Analy pasaba sus últimos días en Canadá antes de su retorno a Inglaterra y ya parecía que la echabas de menos. A ella, por el contrario, le preocupaban otras cosas. Por supuesto le entristecía tener que marcharse, pero al mismo tiempo ansiaba irse y encontrarse con su encantador hogar del otro lado del océano. En realidad ya lo había asumido. En lo que no paraba de pensar era en su plática con Marilu temprano por la mañana. Una charla que hablaba de ti y Nick.

Tu: Estás muy distraída.

Analy: [sacudiendo la cabeza] Perdón, es que… Estaba ida [sonrió] Tendríamos que ir con los muchachos. El concierto ya es hoy y todavía no nos invitan formalmente.

Tu: [enrojeciste] Bueno… Yo quería que Nick viniera a buscarme él sólo.

Analy: [rió] Seguramente está algo ocupado. Ven, vamos. [tendiéndote la mano]

Salieron de la zona recreativa en dirección a los cuartos. Analy llamó por teléfono a Kevin para saber dónde estaban y les dijo que llegarían más tarde para recogerlas y llevárselas al concierto de Kings Of Leon. Así pues, tenían toda la tarde para ustedes solas y Marilu no tardó en reunirse con las dos.

Después de la comida, Nick te llamó por teléfono.

Tu: ¿Bueno?

Nick: Hola, hermosa.

Tu: Hola Nick [sonrojándote] ¿Cómo estás?

Nick: Muy bien, gracias ¿y tú? ¿qué haces?

Tu: También bien. Estoy con las chicas, viendo unos vídeos en la lap.

Nick: Oh, qué bien. Nosotros seguimos acá grabando una entrevista para un show de tv. Me encantaría que nos hubiesen acompañado, a Joe le ha pasado de todo hoy.

Tu: Jaja ¿Cómo qué?

Nick: Pues tan sólo salimos y se tropezó. Ha estado contando unos chistes horribles y tuvieron que conseguirle una camisa extra porque el niño, bueno, digamos que no deja de sudar.

Tu: Ay, Nick. A cualquiera le pasa.

Nick: Pero luego dijo que se le olvidó ponerse desodorante, y no estoy seguro de que sólo lo hubiera dicho en broma…

Tu: [riendo]

Nick: Okay, pero olvídate de eso. En realidad lo que quería era invitarte al concierto de Kings Of Leon, que era una sorpresa, pero que seguramente ya te enteraste.

Tu: Podemos hacer como si no supiera nada. [sonreíste]

Nick: Jaja, si quieres. Por mí no hay problema.

Tu: Empezaba a preocuparme. [confesaste] Pensé que olvidarías llevar a tu novia.

Nick: Nunca te olvidaría, _________. Estás en mis planes incluso antes de que los tenga previstos.

Tu: Awn. Imagina que te doy un beso ahora ¿sí?

Nick: Oh… uhm. Imagina que te lo devuelvo, y que te abrazo y te tomo de la mano…

Tu: Sería mejor que estuvieras aquí, pero puedo conformarme con que nos veamos en la noche. [interrumpiste] ¿A qué horas llegan?

Nick: La verdad no sé, pero será antes de siete. Todavía tienen tiempo para arreglarse y hacerse todo lo que las chicas hacen antes de una cita. [burlón]

Tu: Ja-ja. Qué risa.

Nick: Por lo menos a mí me gusta que te pongas guapa. Más de lo que ya estás, porque ya es mucho. ¿Cómo puede haber tanta maravilla en una persona, ________?

Tu: De la misma manera en la que una se enamora de un arbusto andante, con ojos color chocolate y lunares por doquier.

Nick: Pues eso explica muchas cosas [rió]

Tu: Está bien. Entonces ¿nos vemos más tarde?

Nick: Sí. Cuídate, te amo.

Tu: Te amo.

Nick: Muchos besos.

Tu: Adiós, Jerry.

Nick: ¿Por qué me dices Jerry?

Tu: Porque sé que te molesta…

Nick: Suena bien si tú lo dices.

Tu: ¿No íbamos a colgar?

Nick: Sí,pero me gustaría hablar contigo día y noche…

Tu: Romántico, vuelve al trabajo. Que sea tu novia te distrae mucho ¿sabes? Hasta en la noche.

Nick: [entre risas] Adiós _________.

Marilu y Analy se echaron una mirada, pero no comentaron nada. Tú, en cambio, estabas en las nubes.

[–En el concierto–]

Sus asientos estaban apartados, casi escondidos, del resto. No importaba que no estuvieran completamente cerca, porque a pesar de escuchar y cantar las canciones del grupo musical, no dejaban de conversar entre ustedes, sacando siempre una broma que podía estar poco o muy fuera de lugar, riendo, y cómo no, dejándose querer.

Nick te tenía abrazada a tus espaldas, rodeándote la cintura con dulzura. De vez en cuando bajaba su cara sólo para rozar su mejilla contra la tuya y murmurarte cosas al oído. Hubo un instante en el que no pudo evitar la tentación de besarte el cuello e incluso, mordisquearte con suavidad la oreja.

Tu: Eres un tonto [con cosquilleos]

Nick: ¿No te gusta?

Tu: Sí, claro… [roborizada] Es que me dan cosquillas. Y se siente curioso.

Nick: A mí me gusta tu risa.

Tu: Y a mi me gustan tus besos [recargando tu cabeza hacia atrás, en su hombro]

Nick: Oh, oh. Escucha…

Tu: Nick, no me sé ni la mitad de las canciones… [avergonzada]

Nick: Ya me di cuenta [rió]. Ésta se llama True Love Way. Me gusta mucho una parte que dice… Espera que te la canto al oído.

Tu: Okay [asentiste]

Nick: We’d be so free, [cantándote al oído] happy alone; sharing a smile, so far from home. And we would laugh, laugh till we cried. Making up songs…

You’re making me lie, decía el último verso, pero Nick no quiso cantarlo.

Tu: Lástima que no sea una canción con un final feliz.

Nick: Happy alone…

Tu: [suspiraste] Cantas hermoso.

Nick: [sonreíste] Gracias. No muchos me dicen eso.

Tu: [reíste] Eres un presumido.

Nick: ¿Te estás divirtiendo?

Tu: La verdad, sí. Es la primera vez que me traes a un concierto que no sea tuyo. Estoy muy a gusto.

Nick: Me alegro. Es de las pocas veces que tenemos la oportunidad de asistir a conciertos de otros artistas… Y me alegra que lo haga contigo.

Tu: [estrechándole sus brazos, que te ceñían de la cintura, con ternura] Me saco la lotería a tu lado, Nick. En serio no me importaría irme lejos contigo y sentirme libre. Reiríamos hasta llorar… ¿y qué más?

Nick: Compartiríamos una misma sonrisa.

Tu: Eso. Y también un corazón…

Nick: Yo lo compartiría todo contigo. De pies a cabeza. Mi tiempo, mi corazón, mi alma… A veces me gustaría que fuésemos uno sólo.

Tu: ¿Cómo que uno sólo?

Nick: Uno sólo. Una sola esencia. Que nada pueda separarnos, literalmente.

Tu: Oh… Bueno. [dubitativa] Si tú quieres.

Nick: ¿A ti no te gustaría?

Tu: Por una parte sí, mas sería acaparar toda tu vida. [intentaste explicar] Estarías atada a mí. No podrías hacer nada tú sólo.

Nick: Ni tú tampoco… [murmuró para sí]

Tu: Cada uno necesita su espacio ¿no? Pero no me malinterpretes [aclaraste con prisa, volviéndote hacia él]. A mí no me importaría pasar el resto de mi vida a tu lado, como ahora estamos, juntos… Pero créeme, acabarías hartándote de mí.

Nick: Te entiendo perfectamente. [respondió con una sonrisa y una mirada intensa] Y, siéndote sincero, lo que menos quiero es tenerte atada hacia mí. Quiero que vueles alto. Quiero que vivas una dichosa vida por el camino que tu elijas. Independiente, como tú siempre te has defendido.

Tu: ¡Vale! ¿Por fin aceptas que no dependo de nadie? ¿Que puedo hacer las cosas por mí solita? ¡Esto sí que hay que celebrarlo!

Te pusiste de puntillas y le besaste con dulzura. Nick no hizo más que corresponder con el corazón saliéndosele del pecho. Terminado el beso, hundiste tu rostro en su pecho, sujetándole fuerte alrededor del torso. Él hizo lo propio, entrelazando sus dedos entre tus largos bucles.

Nick: Eres una hermosa mujer, _________. Una mujer que no depende de nadie. Ya lo he comprendido.

[–Al día siguiente–]

Antes de mediodía, Analy ya tenía las maletas listas. Todos se fueron al campamento para filmar a excepción de ustedes dos y el Señor Jonas y Frankie. Desde muy temprano por la mañana, las despedidas se hicieron notar. Marilu hizo lo posible por acompañarlas al aeropuerto, pero debía trabajar con la producción. Los chicos también desearon ir, pero se topaban con el mismo problema. Analy prometió no llorar y sin embargo, tampoco pudo. Marilu acababa de romper en lágrimas.

Marilu: Eres mi mejor amiga, tonta. [abrazándola fuerte] Te voy a extrañar demasiado.

Analy: Gracias por hacerme llorar, Marie [rió]. También te echaré de menos. Tus bromas, tus caras, tus tonterías.

Marilu: Ya, admite que me amas [entre risas]

Tu: Ustedes dos. Ya paren que me van a hacer llorar también [aguantándote].

Analy: Ven acá, _______ [abrazándote a ti también]. Cuando esté vieja me voy a acordar de ambas, par de locas.

Marilu: ¿Aunque tengas alzheimer y se te olvide cómo ir al baño?

Analy: Sí, probablemente… [se echaron a reír]

Con los hermanos Jonas fue igual de emotivo, en especial con Kevin. Si bien ninguno de los tres lloró, era bastante obvio que les hacía ilusión que ella no se marchase. Joe cortó la escena con una broma para levantar los ánimos, Kevin la estrechó fuertemente diciéndole cosas al oído y Nick se despidió con breves palabras llenas de cariño.

Analy: Gracias, Nick. Lo aprecio bastante.

Nick: Ya sabes dónde y cómo encontrarnos. Espero que sigamos en contacto.

Analy: Claro. Sí… [lo miró] ¿Puedo decirte una última cosa? [murmuró]

Nick: Sí ¿qué pasa?

Analy: Yo espero que tú estés haciendo lo correcto.

Nick: ¿De qué?

Analy: ¿De qué otra cosa, Nick?

Nick: [desconcertado]

Analy: No quiero escuchar malas noticias.

Nick: Descuida. [carraspeó]

En el aeropuerto, el señor Kevin y Frankie las dejaron un tiempo a solas, mientras se despedían con más libertad.

Analy: El señor Jonas no debió de haber venido…

Tu: Bienvenida a mi mundo, donde todo lo que hace, es tratar de cuidarnos. [sonreíste]

Analy: Prométeme que vas a cuidarte tú ¿sí? No dejes que nada te deprima.

Tu: ¿Por qué?

Analy: Porque toda fortaleza tiene su punto débil y hay una grieta que en ti nunca se borra.

Tu: [frunciste el ceño] ¿Y a qué viene esto?

Analy: A que Nick y tú tienen planes, ________… Y no sé si sean para bien.

Tu: ¿Cómo?

Analy: Tú no quieres irte con él al tour ¿verdad?

Tu: Pues no pero…

Analy: Y a mí me parece perfecto, amiga. Porque este tipo tiene una vida que ya sabes cómo te pone de cabeza. A todas.

Tu: No te preocupes. No pasará nada.

Analy: De veras eso espero. No quiero un corazón roto por allí.

Tu: ¿Corazón roto? [sombría] Ninguno, Analy. [poniéndote seria] Te lo juro. Yo ya no estoy para eso.

Analy: [sonrió] No pienses que sospecho algo. Quiero asegurarme de que estés bien ¿de acuerdo? Eres como mi hermana.

Tu: Igual tú, Anny. Dile a Nathanael que tiene todos nuestros permisos para andar contigo.

Analy: [riendo] ¡Gracias! Eso significa mucho.

Tu: Jeje…

Analy: Adiós [te abrazó] Te quiero, _________. Juntas por siempre.

Tu: Obvio ¿qué otra opción hay? [devolviéndole el abrazo]. Llegas y nos mandas un mensaje. Y apartas esa webcam para nosotras ¿sí?

Analy: Sí.

Las lágrimas empezaron a brotar.

Tu: Gracias por todo, Analy. Ten un buen viaje. Me saludas a tus papás. Estudia mucho y escribe un libro ¿va?

Analy: Ya está [separándose de ti]. Las veo dentro de unos meses… Oye, ni siquiera… ¡Se van a pasar rapidísimo!

Tu: ¿Para la boda?

Analy: Exacto.

Tu: Supongo que sí. [te encogiste de hombros] En serio necesitamos que vengas.

Analy: No voy a perderme la boda de mi ex [bromeó]. Quizás traiga a Nathanael para entonces.

Tu: Los esperaremos, pues.

Analy: [dándote un beso en la mejilla] Nos vemos. Te quiero.

Tu: Yo también ¡Adiós!

Unos minutos después, Frankie te prestaba su videojuego de vuelta al hotel. Mataste a unos cuantos zoombies pero no pudiste quitarte de la cabeza que Analy acababa de irse y que decidió el último momento para advertirte sobre Nick.

Si ella tenía razón, pensaste, tú cumplirías tu promesa.

[–En la madrugada–]

Tu: ¿Nick?

Te volviste hacia todos lados, buscándolo con la mirada. Era de madrugada y a Nicholas se le había ocurrido tener una cita nocturna contigo, en la piscina, mientras todo el mundo estaba dormido.

– Estás loco – le dijiste cuando te llamó por la tarde noche.

– Tú fuiste la que me dijo que quería meterse al agua.

– La alberca estará cerrada – objetaste.

– No si yo la abro para nosotros – contradijo Nick, sonriente.

Ahora estabas allí tú, en medio del jardín de juegos con unos pantalones cortos de licra y una camiseta café, convencida de que si lograban entrar, también entrarían al agua. Te pusiste una sudadera encima para mitigar el frío de la noche y deseaste que a él se le ocurriera traer un par de toallas para secarse.

Por suerte, cuando lo viste venir, traía ya un bulto consigo.

Nick: Las tengo [enseñándote las llaves]. ¿Cómo estás? ¿Tienes sueño?

Tu: Un poquito.

Nick: [te besó] Ahorita te despierto.

Tu: [sonreíste] ¿Cómo las conseguiste?

Nick: [abriendo la puerta] Favores. [sin darle importancia]

Deslizó la puerta, que en realidad era un gran ventanal, y se hizo un lado para cederte el paso con un ademán caballeroso.

Nick: Primero las damas.

Tu: Me enojaré contigo si me tiras al agua después de esto ¿eh? [amenazaste mientras cruzabas el umbral]

Nick: No pensaba hacerlo, pero gracias por la amabilidad. [con sorna]

Nicholas cerró la puerta y corrió unas cortinas.

Nick: Para que nadie nos vea [explicó ante tu duda]

Tu: No creo que a alguien se le ocurra venir.

Nick: ¿Adónde crees que se escapan de vez en cuando Joe y Marilu?

Tu: [boquiabierta]

Nick: Pero esta noche es sólo para ti y yo [cogiéndote de la cintura]

Tu: Me siento halagada.

Nick se acercó aún más para besarte. Tú le rodeaste el cuello con los brazos dejándote caer completamente a sus deseos. El agua de la piscina despedía destellos azulados que iluminaban el sitio de una manera espectacular y romántica. Todo lucía perfecto.

Él te acarició con ternura, palpó tu cuerpo con delicadeza, besó tus labios con suavidad y bajó hasta tus hombros sin separarse ni un centímetro de tu contacto. Su aroma te fascinaba y cada apasionante roce que tenías a su lado te enloquecía hasta el éxtasis. Era la primera vez que se permitían el lujo de hacer algo como aquello. No había límites entre ambos, sobre todo porque se respetaban, y la cosa era que en ese preciso instante, sabían hasta dónde llegar y sabían que lo que sus sentimientos acarreaban era correcto.

Tenían confianza, tenían intimidad… Y su amor era sincero y puro.

Nick: Me encanta estar contigo. [susurró a tu oído]

Tu: [suspiraste] A mí también.

Nick alejó sus manos de tus posaderas, con lo que te estremeciste. Intercambiaron una larga mirada.

Nick: ¿Te parece si entramos?

Tu: Perfecto [sonreíste, complacida]

Tomados de las manos, se pararon en la orilla de la alberca, vacilantes.

Nick: ¿Crees que esté fría?

Tu: Tú no te atrevas a aventarme ¿sí? [poniéndote de cuclillas y hundiendo la mano] Bueno, no está muy fría, creo… ¡AH!

Quedaste empapada. Nick acabó dando un salto para meterse a la piscina, salpicando todo a su alrededor. Cuando salió del agua, sacudió su cabeza y se talló los ojos.

Nick: ¡Ven! ¡No está tan mal!

Pero tú no reaccionaste. Nick se había quitado la camisa.

Y tu mente empezó a trabajar a mil por hora ;)

Tu: [mirándote la ropa]

Nick: No importa que te mojes un poquito [te animó] Vamos, yo te atrapo desde aquí [estirando sus brazos]

Tu: [pensando en si te importaría «mojarte un poquito»] De acuerdo. [azorada]

Te diste media vuelta y te sacaste la sudadera para dejarla a un lado. Cuando volteaste decidida a saltar, Nick te sonreía ampliamente sin apartar su mirada de encima, con las mejillas sonrosadas.

Tu: Ya deja de poner esa cara de tonto.

Nick: ¿Cuál? [sin reaccionar]

Resoplaste con los ojos en blanco, resignada. Corriste hacia la orilla y te tapaste la nariz a mitad del brinco.

Si tu vestido se te pegaba al cuerpo o se te despegaba flotante de él, ya no interesaba. Nicholas te había tomado entre sus magníficos brazos desnudos envolviéndote nuevamente en otro apasionante beso, saciado de placer.

Y hasta el amanecer, pasarían una velada única e inolvidable; una que frecuentaría sus más maravillosos sueños de amor.

[–Al día siguiente–]

Joe: Ya ¿qué es lo que te pasa? Amaneciste de peor humor que de costumbre, hermano.

Nicholas gruñó. Claro que estaba de muy mal humor ¿por qué había necesidad de que se lo recordaran? En especial Joe, porque él intuiría que algo andaba mal y a Nick eso no le causaba nada de gracia. Sus problemas eran sus problemas por un motivo en concreto, y lo menos que deseaba era confundirse más con respecto a una decisión que ya había tomado. Sin embargo, era imposible sentirse culpable y preguntarse, una y otra vez, si estaba haciendo lo correcto.

La noche anterior había sido mágica. Nunca olvidaría cómo se entregaron uno al otro de una forma que, si no fuera por aquel límite que ambos se imponían precisamente porque se querían, habrían despertado debajo de las sábanas, con la esencia del otro muy penetrante en sus cuerpos. Desde luego, qué mejor forma de alcanzar la plenitud de su amor que compartir la experiencia, compartirse el uno al otro, despertar sensaciones juntos, unidos, haciendo el amor… Era la cúspide de todo el recorrido, el roce de la ola más alta del mar con las nubes, el fuego ardiente en medio del hielo.

Era todo aquello que Nick estaría dispuesto a experimentar contigo. Lo único que le faltaba por demostrarte. El momento en el que finalmente sería completamente tuyo.

El suceso que esperaría por años con tranquilidad. Hasta que ambos estuviesen preparados. Hasta que el matrimonio los arropase en su seno. Luego de haber dicho, por siempre y para siempre…

Un sueño. Sí, eso le parecía un sueño. Una ilusión. Casi una alucinación.

Algo inalcanzable… No. No, claro que era alcanzable. Contigo, todo era posible. Todo. Absolutamente todo.

¿Entonces por qué iba a hacerlo? ¿Por qué sentía que el tiempo se le deslizaba por los dedos? ¿Por qué todo parecía una voluta de humo a la que no podía aferrarse?

Y se sintió sucio y mezquino. Desamparado. Egoísta. Sobretodo porque sus elecciones, buenas o no, te acarreaban sin salida. Sin opciones. Porque todo lo que hacía lo hacía por ti. Y quizá eso actuara como una excusa; una manera de explicar y dar por sentado el camino que estaba tomando. De dejar una vía libre. De hacerte feliz.

Se miró las palmas de sus manos, las yemas de sus dedos… Habían recorrido tu cuerpo entero. Habían acariciando tu rostro, tu espalda, tu cadera,  tu vientre, tus piernas, tu pecho… Sus labios habían besado tu frente, tus ojos, tu boca, tu cuello, tus hombros, tus brazos… ¿Cómo no iba a amarte? ¿Cómo no iba a ser capaz de renunciar a todo para que alcanzases tu felicidad?

Y esa mañana se levantó con remordimiento. Y por eso estaba de mal humor. Porque te lo daba todo. Porque estaba perdidamente enamorado de ti, enloquecido, incapaz de ceder ante la indiferencia. Porque necesitaba sentirte cerca, porque no sabía cuánto tiempo quedaba. Porque lo que sentía era real, y de verdad quería disfrutarlo, porque se trataba del presente… Y al menos, por una noche, necesitaba olvidarse del tormento del futuro. Del futuro que él ya había previsto para ambos. Del futuro que presagiaba un fin, después de todo.

Era un remordimiento y una culpabilidad terribles. Porque te daba alas. Incluso él extendía sus propias alas… Pero la realidad le caía de golpe. Y allí estaba la cuenta regresiva.

– ¿Nick?

Joe: Oh. A ver si a ti sí te habla con cariño, ________. [masculló mirándolo de soslayo]

Tu: ¿Qué te ha dicho?

Joe: Cosas feas [poniendo una cara de tremenda tristeza]

Tu: Marilu está esperándote en el salón. Seguro ella te pone mejor. [le guiñaste el ojo]

Joe: Nos vemos en un rato, brujita. [se despidió de mejor humor]

Tu: ¿Nick? [volviste a llamar]

Nick: [saliendo de su ensimismamiento] Hola.

Tu: ¿Estás bien?

Nick: Por supuesto.

Posó una sonrisa tranquilizadora e hizo un ademán para que te sentases a un lado suyo. Aceptaste, agradecida, y tomaste asiento justo a un costado. Él te rodeó los hombros con el brazo y tú te recostaste contra él, echando un suspiro.

Tu: Ayer me la pasé fantástico.

Nick: Yo también [con la voz ahogada]

Tu: Aunque tengo un poco de sueño… [confesaste con rubor]

Nick: [notando tus gestos] Eh, ¿por qué pones esa cara?

Tu: Es que estuve pensando varias cosas cuando volví al cuarto… [agarrando un pedazo de tu blusa, con timidez]

Nick: ¿Cómo qué?

Tu: No sé. Fueron muchas cosas.

Nick: [sonrió] Déjame ver si puedo adivinar: Estabas pensando en mí.

Tu: [esbozando una amplia sonrisa] Pues no iba a pensar en cucarachas, señor sabelotodo.

Nick: Ya bien [divertido] ¿En qué pensabas?

Tu: En que cada vez me siento más cercana a ti. Vaya, ¿cómo explicarlo? ¿No te levantaste esta mañana sintiéndote extraño? ¿Como si de pronto vieses todo diferente, más bonito?

Ciertamente, tan sólo al despejarse unas horas antes todo le pareció mucho más amargo debido a que en su interior estaba esa culpabilidad que le carcomía desde muy temprano. No obstante, miró directamente tus ojos oscuros que contenían un arcoiris de emociones y tuvo que reconsiderar sus pensamientos. En definitiva, la noche anterior se había acostado con una amplia sonrisa sintiéndose un hombre nuevo y pleno. En sus sueños nada lo perseguía. Y al amanecer, por lo menos mientras el sopor desaparecía, memoró los acontecimientos en la piscina y siguió sintiéndose afortunado. Diferente.

Nick: Creo que sé exactamente a lo que te refieres.

Tu: Quizás te parezca un poco ridículo, [empezaste, ruborizada] y debo de confesar que me ha parecido algo infantil, pero es una idea…

Nick: Dímelo. [alentó]

Tu: Es que me siento como si acabara de tener mi primer beso. [murmuraste, apenada]

Nick parpadeó unos segundos, asimilando lo que implicaba tu aseveración.

Tu: Ya sé que es una tontería, pero sentí que necesitaba decírtelo…

Nick: No es ninguna tontería. [cortó serio] Yo también siento algo similar.

Tu: ¿En serio?

Nick: [asintió] Lo que pasa es que pasamos por algo que nunca habíamos pasado. ¿No? Yo nunca… [tragó saliba, azorado] Nunca había tocado a una mujer así.

Nick desvió su mirada con las mejillas encendidas. Tú no fuiste la excepción y una escena hizo presencia en tu memoria.

Tu: Pero no ha sido como el otro día ¿sabes? El otro día en tu cama… Cuando, bueno, íbamos a…

Nick: [volviéndose] No, para nada. Esa noche fue de locos [expresó casi riéndose], pero ayer… Ayer fue fascinante. Ayer de verdad me sentí conectado contigo. El otro día ni siquiera tenía mi cabeza en su lugar.

Tu: Y sin embargo fue hace poquito, y concluimos que no estábamos listos para eso, y ayer…

Nick: [escuchándote con atención]

Tu: Ayer… [buscando las palabras precisas] Sabíamos lo que hacíamos. Y nos respetamos. Y aún así, traspasamos ciertos muros…

Nick:  ¿Estuviste pensando en todo esto?

Tu: Es que no puedo sacármelo de la cabeza. [susurraste, inquieta] Si mañana hemos de separarnos independientemente de las razones, mi corazón se llevará estos recuerdos conmigo.

La mirada de Nick se ensombreció.

Tu: Y ha sido especial. Mucho. Y quiero que sepas, Nick, que estoy pasando los días más felices de mi vida. No sé por qué, pero se me ha hecho una eternidad desde que todo esto comenzó. Y no me refiero a cuando volvimos [añadiste], sino, a cuando nos vimos por primera vez, en el baile de antifaces.

Nick: Estás consciente de que te he amado desde entonces ¿verdad? [dijo, no sin esfuerzo, con una intensa mirada que no mentía]

Tu: [asentiste]

Nick: Perfecto. Recuérdalo por siempre.

Se inclinó hacia ti y te besó en la frente. Tú cerraste los ojos, disfrutando de su calidez, mientras lo estrechabas por la cintura.

Tu: Descuida. Hay muchas cosas que recordaré hasta el último día de mi vida.

Nick: Yo podría dedicarte mi último aliento.

Tu: No digas eso, a lo mejor te casas con una chica mucho más bonita que yo. ¿Qué le dejarás a ella?

Nick: Mejor me lo pienso después.[admitió, eludiéndolo] Lo importante es que, justo ahora, todos mis suspiros son tuyos ¿no?

Tu: [sonreíste] Claro. Lo importante es el ahora.

Y antes de que aporrearan la puerta y les recordaran que la camioneta ya se iba al campamento, se besaron dulce y tranquilamente, en el sofá de la suite.

[–Narro Yo–]

Una semana más transcurrió. Fue una semana diferente, porque a la mayoría de ustedes les pesó la ausencia de Analy, quien los llamó unas horas después de haber llegado a Inglaterra. De ahí en más, su comunicación constaría del correo electrónico. Hicieron una videollamada el miércoles siguiente, y Marilu y tú prometieron que si ella se mudaba en definitivo a tierras británicas, ambas tendrían excusa para irse de vacaciones algún verano.

Tu compañía era Marilu, pero desafortunadamente ella debía trabajar sin interrupciones. Por lo tanto, vagabas de un grupo a otro, como una nómada buscando dónde encajar. Lo bueno era que encajabas en cualquier parte, porque todos a quienes les hablabas eran siempre muy simpáticos y amables. Era de esperarse que te mudases con Dakota y el resto de las bailarinas pronto, pero preferiste no comprometerte con nadie, porque Marilu seguía siendo tu compañera de cuarto y en cuanto ella se tomase un descansito de su trabajo, deseabas estar disponible para ella.

Sin embargo, había siempre alguien a quien esperabas con desesperación, y era a tu novio.

Nick hacía maravillas con las escenas para acabarlas lo más rápido posible e ir contigo. De igual manera, asististe a cada vez más tomas que antes, sin o con él en ellas, porque era más divertido que estar sola pensando en la nada. Una tarde repararon en que el día siguiente se cumpliría un mes desde que volvieron a su relación, pero les pareció todo un lío celebrarlo.

Tu: Habría que dejar las cosas en claro: no es la primera vez que volvemos a andar juntos.

Nick: No.

Tu: La primera ocasión fue… ¿En Junio? No. [frunciste el ceño]

Nick: Fue unos días antes de tu cumpleaños. [murmuró, incómodo]

Tu: ¡Ah, sí!

Nick: ¿Se te hace bien contar las veces en que hemos roto? [haciendo una mueca]

Tu: No estoy contando las veces en que lo innombrable ha sucedido. [dándole un poco de gracia al asunto] Estoy tratando de llevar un calendario de nosotros. Después de eso, celebramos nuestros mesversarios desde el primer día que nos hicimos novios.

Nick: Uhm, sí.

Tu: Hicimos como si nunca hubiéramos roto.

Nick: Yo aún tengo esa idea.

Tu: Y después pasó lo de Nueva York… y volvimos a ser novios. Ya. Mi duda es ¿cuándo vamos a celebrar nuestros aniversarios y todo lo demás? No es que hayamos tenido una relación estable siempre, y tampoco es un secreto que hubiésemos estado con otras personas durante alguno de esos meses pero… [con rubor] Me gustaría saber qué fechas son importantes para nuestro noviazgo.

Nick: Cada día es importante.

Tu: Sí, Nick, lo sé… Pero me gustaría atenerme a algo. ¿A ti no?

Nick: ¿Y todo esto es porque mañana cumplimos un mes de volver?

Tu: No exactamente, pero es una duda. Igual, si simplemente dejamos las fechas a un lado sin darles importancia pues…

Nick: [sonrió] Qué complicada eres.

Tu: Nick [echándole una mirada de reproche]. Basta. Es que para mí es importante.

Nick: Para mí también.

Tu: ¿Entonces podrías hacerme el favor de ponerme atención?

Nick: Escucha, yo prefiero dejar a un lado el hecho de que nos hemos separado en alguna ocasión, porque son recuerdos malos.

Tu: Entiendo.

Nick: Y como nos hemos contentado después de las rupturas, significa que siempre ha existido algo, que nunca ha desaparecido.

Tu: Correcto.

Nick: [quedándose en silencio]

Tu: ¿…y a qué vamos con eso?

Nick: Estoy pensando en ello.

Tu: [mirándolo fijamente]

Nick: [sonrió] Ya está.

Tu: ¿Qué cosa está? [confundida]

Nick: Mira, sobre todas las demás, hay varias fechas que destacan para mí.

Tu: ¿Cuáles? [interesada]

Nick: En primer lugar, la noche de la fiesta de antifaces.

Tu: Claro.

Nick: Después, cuando nos besamos por segunda vez, o por primera. En nuestra primera cita en la playa ¿recuerdas?

Tu: Por supuesto [sonreíste, emocionada]

Nick: La fecha en que nos hicimos novios, y no sólo por eso, sino porque también supimos que nos conocíamos desde hacía dos años entonces,

Tu: ¡Las cadenas! [exclamaste]

Nick: Exacto [risueño]. 

Tu: ¿Y luego?

Nick: Y ya. [se encogió de hombros]

Tu: Bueno, me parece convincente. La verdad es que fueron días mágicos.

Nick: Y han habido muchos otros, _________, habrá que tenerlos en cuenta. Como nuestro mesversario, tu mismo cumpleaños, la navidad pasada, cuando te dediqué la primera canción, cuando escribimos la nuestra, el día del amor y la amistad, el inicio del tour…

Tu: Haríamos una lista bastante larga [comprendiéndolo].

Nick: Mas, a lo que quiero llegar, es que se supone que celebramos nuestro sentimiento común ¿no? Nuestro amor.

Tu: Sí. Eso se hace [asentiste sin apartar tu atención de él]

Nick: No celebramos fechas.

Tu: No… Supongo que no.

Nick: Así pues [te tomó de ambas manos], yo siento este amor desde que tenía trece años. ¿Y tú?

Tu: Yo también [sonreíste]. Desde el 2006.

Nick: Así que pienso que es justo celebrar aquellas fechas… El día en que nuestro amor nació, el día en que por fin lo aceptamos y el día en que nos descubrimos a nosotros mismos y en que decidimos empezar nuestra historia.

Tu: Vaya ¡son tantas cosas! ¿ahora entiendes cuando te digo que para mí ha pasado una eternidad?

Nick: Han sido tres años desde la primera vez… [suspiró]

Tu: Ahora la cosa es… que entonces no haremos nada mañana ¿verdad?

Nick: [te miró] ¿Por qué no? Hay un restaurante bonito al que no has ido. Me gustaría llevarte.

Tu: ¿De veras?

Nick: Oye [intentando parecer serio] ¿por qué sospecho que has iniciado todo esto para que al final te invitase a salir?

Tu: [echándote a reír] ¿Me creerías capaz?

Nick: Yo quería invitarte a salir, de todos modos [terminó sonriente]

Tu: [le abrazaste] Te quiero mucho, Nick. Ojalá todos los días fueran tan lindos como estos.

Nick: Preciosa [murmuró a tu oído], hay algo que nunca va a cambiar, y será que pase lo que pase, las cosas entre nosotros serán siempre lindas.

Al día siguiente, por la noche, Nick iría a recogerte para llevarte a una cena en un restaurante elegante de la ciudad. Así que Marilu y tú estuvieron toda la mañana de compras, recuperando las horas perdidas, y buscando con determinación un bonito vestido que fuera barato y alusivo a la ocasión.

Tu: Si tuviera mi guardarropa de siempre, no habría problema… ¿Te acuerdas de ese vestido morado con la flor en el hombro?

Marilu: Olvídate de él. ¡Mira esa preciosura que dice  «liquidación«!

Horas más tarde, lucías un minivestido azul, con un fondo negro y un moño del mismo tono en la cintura. Te dejaste unos cuantos bucles y Marilu te planchó el fleco. Te pusiste tacones altos y frente al espejo una mueca de tristeza opacó todo lo demás. Llevaste tu mano al cuello y suspiraste. Había algo ahí que no acababa por gustarte, y era el hecho de que una joya plateada remplazaba la larga ausencia de una cadena que se adhirió a tu ser por mucho tiempo, y que ahora no sabías dónde estaba.

Casi ni la habías extrañado pues aquél día que decidiste devolverla a su dueño, era porque sabías que con ello cerrabas una historia y continuabas tu vida sin él. Y eso hiciste, porque para entonces ya tenías superado el asunto y solo tuviste que acostumbrarte a no portarla… Pero ahora que su relación latía con más fuerza que nunca, te preguntaste qué habría ocurrido con ella.

El día anterior, Nick hubo evocado los días especiales, y mencionó «la fecha en la que nos hicimos novios… supimos que nos conocíamos desde hacía dos años». Tú chillaste «¡Las cadenas!» porque sin ellas, probablemente hubieran eludido la verdad por mucho más tiempo. Porque  ellas consistían en la única prueba que les quedaba para reconocer que eran los mismos jóvenes de los antifaces. Porque ellas les recordaban la noche en la que se enamoraron y juraron nunca olvidarse.

Y por muchas otras cosas.

Sin embargo, los meses pasaron y Nick no hizo ningún comentario al respecto.

<<Yo se la mandé por correo pero nunca supe si de veras la recibió>> te dijiste a ti misma y reconociste que, en aquellos días, lo que menos te preocupaba era si la recibía o no, porque lo que necesitabas era deshacerte de ella y ya.

Entonces te entró un pánico inexplicable ¿Y si él nunca la había recibido? ¿Dónde habría quedado aquel vestigio de su amor?. El terror aumentó más cuando reparaste en que Nicholas usaba su cadena de la diabetes, pero nunca lo hubiste vuelto a ver con su cadena que rezaba «Amor» grabado en el dije. ¿Y si se deshizo de ella, igual que tú lo hiciste? ¿Y si la recibió y las tiró a ambas a la basura?

No ibas a reprochárselo, porque entonces ustedes no eran nada y pasaron semanas sin hablar. Tú comenzaste tu historia con Jerry y él con Miley… Pero te parecía horrible pensar en el hecho de que algo tan importante hubiese desaparecido para ambos así sin más. Especialmente ahora que parecían recuperarlo todo. Sus cadenas eran la única pieza del rompecabezas que faltaba.

Entonces decidiste que era tu deber preguntárselo, independientemente de la respuesta que te diese. Por múltiples razones.

Y pasadas las nueve, cuando lo hiciste, Nick se puso pálido. Abrió los ojos, sorprendido, y parpadeó, perplejo.

Nick: Las cadenas… [murmuró con la vista fija en su vaso de refresco]

Tardó unos segundos en decir algo más, segundos que te parecieron eternos. Estuviste a punto de decir algo para cambiar de tema, no sin un poco de tristeza, pues el silencio habló por sí sólo y te echó en cara la respuesta. No obstante, Nick tomó la palabra.

Nick: Ahí están, ________.

Tu: [pasmada] ¿dónde?

Nick: Si no me equivoco, en California. [levantando la mirada, con una expresión demasiado adusta para tu gusto]

Tu: Oh… ¿Las dos? [susurraste, temerosa]

Nick: [asintió, reflexivo] Las dos.

Hubo un pesaroso silencio que los abrumó en medio del bullicio del resto de los comensales. De pronto se sintieron en el sitio y momento equivocado como para hablar del tema.

Tu: He querido saberlo, solamente. [rompiste el silencio] No quiero que pienses…

Nick: Ya que tocaste el tema, _______ [te interrumpió con una voz menos fría, pero igual de seria, y con curiosidad], no sé… Todavía recuerdo cuando la recibí en una cajita color negro con un listón dorado. Fue deprimente.

 Tu: [tragaste saliba] Por un momento pensé que se había perdido en el correo o algo… ¿En serio era negra? Qué funerario.

Nick: [esbozando una media sonrisa] Sí, era negra.

Tu: Vaya [desviaste tu mirada, turbada]

Nick: ¿En qué pensabas, entonces?

Tu: ¿Yo? [nerviosa] No sé. Pensaba… [recordando] Pensaba que era lo mejor. No quería llevar recuerdos atados al pecho, literalmente, y me dije a mí misma que la cadena te pertenecía a ti antes de que todo comenzara, y como lo nuestro había terminado, me convencí de que volvía a ser tuyo…

Nick: [ladeando un poquito su cabeza]

Tu: En realidad no fue difícil decidirlo. [con cierta amargura] Pero… Sabía que estaba entregando un pedacito de mí. [le miraste] Un pedacito de ti.

Nick: ¿Un pedacito de ambos?

Tu: [asentiste, nostálgica]

Nick: [frunció los labios, asintiendo también]

Tu: ¿Tú qué pensaste?

Nick: ¿Cuando la recibí? [afirmaste] Bueno… Qué lástima, pensé.

Tu: ¿Lástima?

Nick: Sí. Lástima e incredulidad. No podía creer que habíamos llegado hasta ese punto después de todo lo que habíamos pasado juntos [confesó, sintiendo los recuerdos latentes]. Pero no sentí nada… Ya lo tenía superado.

Tu: Oh…

Nick: Y pensé en que algo tan importante no debería perderse jamás. Por eso las guardé a las dos.

Un nuevo silencio invadió el ambiente. Un silencio lleno de pensamientos y reflexiones.

Tu: No sabría decirte si yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo. [murmuraste]

Nick: ¿Por qué?

Tu: Porque no querría aferrarme a nada.

Nick: Pero no te desharías de ellas ¿o sí?

Tu: Supongo que las hubiese ocultado en alguna parte. [concluiste después de pensarlo un poco] No me atrevería… por mucho que me arrepintiera de algo.

Nick: Yo nunca me arrepentí.

Tu: Ni yo.

Cruzaron una mirada significativa.

Nick: ¿Tú… Tú la quieres de vuelta?

Tu: [bajaste la mirada] Ayer que hablábamos del día en que nos conocimos y de cuando nos reconocimos… Me acordé. Básicamente no pude dormir pensando en el tema.

Nick: ¿Si te la doy… la conservarás por siempre?

El corazón empezó a palpitarte sin control. La simple idea de tener aquel colgante en tus manos otra vez te traía enormes recuerdos y emociones.

Tu: Me hace ilusión. No sé si me explico… [expresaste con sinceridad]

Nick: A mí me gustaría regresártela, y no exactamente porque volvamos a tener algo entre nosotros.

Tu: [mirándole, dubitativa]

Nick: Que yo recuerde… Esa cadena, o mejor dicho, el dije, te lo obsequié porque quería que tuviésemos algo con lo cual recordarnos. Quería que no me olvidaras. [dirigiéndote una mirada intensa] Necesitaba saber que me recordarías por siempre.

Tu: [emocionada, con un nudo en la garganta]

Nick: Entonces te la di y tú… [sensiblero] Tú me prometiste que el dije siempre haría conjunto con la cadena que aquél día traías puesta… [parpadeó múltiples veces] Prometiste portarla por siempre…

El rostro de Nick se llenó de rubor y sus ojos mostraron un profundo recuerdo lleno de emoción. Estaban titilantes y húmedos. Nublados… No, eran tus ojos lo que se nublaron, los que se habían anegado en lágrimas que resbalaban lentamente por tus mejillas. Las palabras de Nick hicieron estallar tu corazón y ahora llorabas… Y Nick trataba de impedir el llanto, parpadeando una y otra vez, sin dejar de mirarte. Pero al final, no había mucho que hacer, porque su corazón también hubo convulsionado.

Ojalá el lugar no hubiese estado repleto de gente. Ojalá la mesa se hubiese vaporizado de repente para poderse abrazar…

El chico alargó el brazo para tomar tu mano. Recibiste su gesto con afectividad, arropando su mano entre las tuyas, estrechándola con ternura. Le dedicaste una sonrisa.

Tu: No sé cómo decírtelo Nick… [inspiraste profundo] Lamento haber roto esa promesa. Probablemente fue la primera entre nosotros… Y yo la rompí. [apenada] Sin embargo… [con la voz clara y segura] Si me permites tenerla, una vez más, te prometo que no volverá a suceder. Nunca debí quitármela… La tendré conmigo por siempre y para siempre, no importa lo que pase.

Nick: Nada me hace más ilusión a mí, _________. [aseguró en un hilo de voz]. Es tuya. En cuanto pueda, te la daré.

Tu: Gracias, Nick. Prometo cuidarla como a mi propio corazón.

Nick: [sonrió] Me basta con que vuelva a su poseedora eterna.

Nick depositó un suave beso sobre tu mano y la acarició como a un tesoro. Percibiste como el tiempo se había congelado en el instante y supiste que la cita estaba terminando. Suspiraste, aliviada. Entre más pronto se levantaran de sus asientos y salieran de aquel restaurante, mejor. Necesitabas estar a solas con él y él necesitaba estar a solas contigo.

No podías creerte, ni por un minuto, que tantas cosas estuviesen ocurriendo de pronto entre ustedes. Todo lo que nunca hubieron experimentado desde que se conocieron, lo estaban explorando con ímpetu en aquel lapso. Aquel lado que nunca tocaron de su relación, salía a flote con facilidad. Eran tantas cosas. Tantos sentimientos. Tantas memorias.

Y una inquietud volvió a posarse dentro de tu pecho. Volviste a preguntarte, no sin cierto remordimiento, si algo no andaba mal en todo aquello…

Una de las noches posteriores, la luna se alzaba menguante en la cima del cielo. Estaba demasiado brillante. Blanca y brillante sobre la hermosa Canadá.

Nick acababa de componer una canción con una de sus viejas guitarras. Era una canción triste, de amor. Él no tenía un título lo bastante apropiado para ella, pero podría haberle puesto tu nombre, porque cada nota y verso gritaba ________ entre líneas. La escribió con el alma desgarrada y el corazón desangrando. Era muy duro; necesitaba desahogarse. Escribió sobre un sentimiento profundo que era capaz de cambiar el mundo. Habló de la luz de unos bellos ojos, y de como una sonrisa iluminaba el más oscuro abismo. Pero también agregaba una historia difícil, casi trágica pero hermosa, y como el final del camino se abría en dos vertientes y los dos estaban forzados a separarse, o al menos, con el fin de garantizar la libertad y felicidad del otro. Una vida para ella, la muchacha cuyo corazón de oro, puro y fuerte, ansiaba explorar horizontes que a la larga, él no sabría acompañar.

Quizás… en un futuro, el destino de verdad los querría juntos. Tal vez, en algunos años, las circunstancias cambiarían y sus vidas harían ver al amor un poco más fácil de como nunca lo fue.

Pero Nicholas no quería aferrarse a esa esperanza, a una quimera. No podía. Con cada minuto que pasaba, no podía evitar sentir un último capítulo acabar. No importaba cuán cerca estuvieses de él, cada vez te sentía más lejos…. e inalcanzable.

Él ya había decidido dejarte ir.

En tu cabaña, un pensamiento semejante surcaba tu mente una y otra vez. No había manera de eludir el presentimiento de que, entre más próxima estabas a Nick, más evidente era el hecho de que él no estaba allí. Nick estaba lejos, cada vez más lejos… en un lugar donde, sospechabas, no podrías alcanzarle. Y temías. Temías por él, por ti, y por lo que ambos tenían.

Tus hombros se convulsionaron, silenciosos, en intranquilos sollozos. A lo mejor era porque te encontrabas muy sentimental, con el período encima y las emociones a brote. Quizás era porque hacía ya días que no llorabas por varias cosas… Por alegría, por emoción, por añoranza, llorar por tristeza, llorar por miedo, llorar por amor… O, simple y sencillamente, llorar por llorar. Sin más.

Sin embargo, la gota que colmó al vaso tenía nombre, y era Nick. Nicholas, tu novio. Nicholas, tu amado. Nicholas, tu sueño.

Luego de haber tenido su cita en aquél elegante restorán, hubo algo que se avivó en los ojos de él. Se trataba de ese extraño brillo en su mirada, pesaroso y melancólico que notaste desde que volviste del repentino viaje a Europa.

Si contabas las horas a su lado, los dedos de las manos se te acababan. Nick continuó mimándote y demostrándote su intenso cariño de mil y un maneras. Seguía haciendo lo imposible para pasar cada ratito libre suyo a tu lado, regalándote preciosos instantes, enamorándote… Y angustiándote. Sus largas miradas terminaban por afligirte debido a tanta emoción contenida en ellas; emoción cautivadora y trágica, a la vez. En algunas otras ocasiones, el chico no podía sostenerte la vista por mucho tiempo. Y tú, por miedo a descubrir algo que no te gustara, tampoco tardabas mucho en apartarla de él.

Obligada a verle el lado positivo a las cosas, jamás permitiste que esas preocupaciones se reflejasen en tu comportamiento frente a él. No obstante, Nicholas dejaba caer los hombros de vez en cuando, en cuanto creía pasar desapercibido, sumido en lejanos pensamientos. Suspiraba. Te acariciaba y te tocaba con roces que expresaban un fuerte deseo de que no te fueras nunca. Te estremecías. Algo andaba mal. Pero todo era tan mágico y maravilloso. El amor parecía lo más fácil del mundo… Y te dejabas llevar.

Humedeciste la almohada un rato más. El cansancio te venció, al fin y al cabo, pero la incertidumbre se coló hasta el último rincón de tu cuerpo, incluidos tus sueños.

Mientras dormías, un montón de cosas surgieron de tu subconsciencia. Entre ellas, un sueño bonito y triste. Nick aparecía en él, en un lugar de pisos, paredes y techos blancos como la tiza. Estaban despidiéndose. Sabías que  regresaría, siempre regresaba, y tú lo esperarías. Él volvió, mucho tiempo después, mas no tardó en marcharse nuevamente. Así sucedió un par de veces más, hasta que te diste cuenta de que detrás tuyo había un espejo que reflejaba a una menuda anciana… Y Nicholas volvió, y pelearon. Volviste a ser joven, y le golpeaste el pecho, pero el esquivaba cada golpe tuyo… y terminaba besándote. Tú caías sucumbida a sus pies. Él cuidó de ti por mucho tiempo, tanto que pareció una eternidad, pero al final él te habló en un idioma que no lograste comprender. Sin embargo, el mensaje era claro: él necesitaba irse, y tú no ibas a impedírselo. Pero unas cadenas aparecieron y te clavaron en tu mismo puesto, mientras lo veías partir… No, ahora las cadenas eran las de Nick, atadas a ti. Luego cambiaron, eras tú la encadenada a él. Y de pronto hubo muchas cadenas, demasiadas, tantas que te aplastaban bajo su peso. Gritaste el nombre de Nicholas, pero él se encontraba muy lejos, prometiéndote amor, estabilidad, felicidad, independencia… Prometiendo volver. Las cadenas desaparecieron dejando tras de sí muchos rostros conocidos: tu papá, tu mamá, tus amigas y amigos… Y sonreíste, con lágrimas en los ojos. 

Un minuto después, Nicholas se presentó con una docena de rosas, de chocolates, de peluches, de obsequios… En un cuarto vacío, que se hacía cada vez más pequeño… El enorme deseo de tirarte a él y entregarle todo de ti se desató de la nada y pronto, los dos rodaban sobre el piso, sobre la hierba, en una piscina, en el aire… Era tan surreal. Tan todo.

Y volviste a fijarte en él. Nick estaba llorando. Decía que tenía que irse, otra vez. No estabas segura de cuántas veces había dicho aquello hasta entonces, pero supiste que no podrías soportar ninguna otra ocasión más. Le suplicaste que se quedara, y se quedó… Pero un día, te despertaste en los brazos de nada, de nadie. Te sentiste vacía, incompleta, y descubriste en el fondo de tu ser que él no se había ido a ninguna parte. Tú fuiste la que eligió despertar de un sueño. Del sueño de un sueño.

De muchos sueños. Y el mundo se apagó.

Abriste los ojos, mareada. No recordaste nada, a excepción de que Nick era todo un caso de amor.

Amor… Casi habían hecho el amor. Sentiste un nudo en la garganta. Como una tina de agua fría, la realidad golpeó a tu corazón e intuiste, casi tan mecánicamente como uno diría que dos más dos son cuatro, que Nick Jonas estaba apunto de romper contigo.

Tu corazón palpitó ahogado en llanto. Era horrible. Quisiste salir y gritar, deseaste romper las mantas que te cubrían, querías tirar, destrozar y golpear todo lo que se te atravesara en el camino. Y también, quisiste imaginar su cara diciéndote que era mentira, que a él jamás se le había pasado por la cabeza semejante idea.

Pero sabías que ni en tu imaginación podrías convencerte de lo contrario. Por eso, te sentiste una estúpida; colérica y desilusionada. Las cosas lucían tan claras desde aquella perspectiva que dolía, dolía mucho. Dolía pensar que la persona a quien más amabas, y quien te amaba tanto, planeara ponerle fin a todo. Pero ¿y si no te amaba? ¿y si sólo jugó contigo? ¿y si se trataba de una paranoia?

Entrecerraste los ojos, apretando los dientes. Antes de cumplir dieciséis años hubiste roto con Nicholas porque se decepcionaron de la confianza que se tenían el uno al otro. Agonizaste por días. Meses después, el muchacho decidió confesarte que ya no sabía lo que sentía por ti. Lo aceptaste y te deprimiste, deseándoles un final feliz. Más tarde, Nick volvió tras tus pasos hablándote del amor, palabras que te dieron alas. Las alas se te rompieron, se desmoronaron y ardieron con tu última esperanza. Ahora, ambos encontraron las cenizas de su historia y acordaron en continuarla de una manera que nunca soñaron, una manera demasiado insuperable como para ser cierta.

Y por algún motivo que se te escapaba, aquello había tenido fecha de caducidad desde un principio. Los días hubieron estado marcados, en un increíble lapso de tiempo, para manifestar su fin en un ingenioso colapso.

No era un plan maléfico. Tampoco era una casualidad. Tenías la certeza de que tú colaboraste en el rompecabezas tanto como Nick lo hubo hecho, y ambos disfrutaron de aquellos días sin o con la consciencia de que se desvanecerían como un último aliento. Porque tú no querías acompañarlo en su tour. Porque él, de alguna manera, ya no te contemplaba con él; por eso no se tomó la molestia de preguntarte siquiera si contaba con tu presencia en su segunda parte de la gira. Y a ti te hacía más ilusión volver a casa que estar a su lado.

Y el corazón se te agrietó.

<<No, Nicholas. No me lo vas a volver a hacer>> juraste para ti misma.

El día anterior, Marilu había decidido hablar contigo sobre el tema. No te abrió los ojos en nada, sólo en el hecho de que tú no eras la única con la creencia de que algo no iba bien.

Marilu: No quería alarmarte, _________. Pero es lo que pienso… Lo que pensamos, en realidad.

Tu: ¿Tú y quién más? [meditabunda]

Marilu: Joe, Kevin y Analy.

Tu: ¿Analy…? ¿Los chicos? No puede ser [desconcertada]. ¿Qué saben ellos? ¿Nick les dijo algo?

Marilu: No. Nick no habla del tema. [negó] Según ellos, lo evade olímpicamente.

Tu: [frunciste el ceño] Yo ya lo sospechaba.

Marilu: ¿De…de veras? [sorprendida] Pensábamos…

Tu: No se me iba a escapar el detalle, Marilu. Lo conozco demasiado bien. [amargamente]

Marilu: Es una pena… Realmente no sé que le pasa a él por la cabeza. Tarado. [gruñó]

Tu: Tarado o no, yo no quise averiguar más cosas… Lo hablé con Dakota, la noche en la que acampamos afuera. Ella me convenció de que nada ocurría, de que a su parecer Nick no hacía más que actuar como el mejor novio del mundo.

Marilu: Ah. Ya entiendo.

Tu: Pero de verdad estaba preocupada. Y ahora lo estoy aún más [con un nudo en la garganta]. Él ha actuado raro… Pero todo lo que me dijo Dakota con respecto a que Nick me ama con sinceridad no se me olvida, y sé que tiene razón. Todo es muy confuso.

Marilu: Dakota te dijo la verdad, no lo dudes [apretándote el brazo, como consuelo]. Cualquiera pensaría lo mismo que ella. Pero los chicos y nosotras, no somos cualquiera: somos tus amigos. Sus amigos [enfatizó]. Y los vimos desde que comenzaron a salir y también vimos sus tropiezos. Por eso pensamos que hay algo diferente, algo que no se veía cuando estábamos en Cali…

Tu: Lo sé. [murmuraste]

Marilu: ¡Demonios! [estalló] Es que él te promete todo… Pero no ha hablado de lo que pasará cuando el campamento acabe ¿verdad? Te juro, ________, te juro que si al final se atreve a hacerte sufrir, le desfiguro su galante cabezota. [enfadada] No puedo creer que se ciegue a sí mismo, ¿qué le pasa al estúpido? ¡Idiota! ¡Todos los hombres son iguales! ¡Ugh!

Tu: [la miraste] ¿Todos?

Marilu: Bueno… No todos.

Tu: La culpa es la nuestra por enamorarnos de tontos. [mascullaste] Conozco a Nick, Marilu… [hundiendo el rostro entre las manos, dolida] y Kevin y Joe también, por algo son sus hermanos. Ninguno de nosotros ha sabido interpretar lo que le pasa. No comprendo nada. No sé a qué atenerme. No sé qué pensar.

Marilu: A Anny y a mí nos gustaría que vieras por ti, por primera vez. Ya sabemos que te encanta poner a otras cosas de frente.

Tu: ¿Y qué hago? ¿Hablar con él? Yo no… No quiero terminar con él.

Marilu: Lo sé. Y tampoco digo que él quiera terminar contigo, pero, te debe una larga explicación ¿no?

Tu: [después de un minuto callada] Ya me imagino lo que me dirá.

Marilu: Oye, ______. Debes pensar en lo que pasará mañana. En el futuro. ¿Crees entonces que vale la pena?

Tu: [devolviéndole la mirada] No tengo la menor idea. Pero, sí sé cómo se siente que él rompa conmigo. No me lo voy a permitir.

<<No voy a permitirme caer. No tropezaré otra vez con la misma piedra. No estoy para jugar a la llorona. Si él quiere, yo también>> asumiste, decidida.

Y más tarde, después de despejarte y aseverarlo todo, te plantaste frente a la cabaña vecina al puente del lago, con los brazos cruzados. Poniendo un poco de atención, las notas musicales del piano podían distinguirse en su interior. Cualquiera se preguntaría quién tocaba tan bien y qué canción era esa. La canción era familiar, y para ti estaba claro que se trataba de Nicholas.

En lo más profundo de tu pecho, tu entraña latía agitada. Hubiste respirado una, dos, tres veces… preparándote para todo. Habías construido una muralla alrededor de tus sentimientos. Tenías miedo y estabas entristecida, pesarosa. Pero también estabas lista, determinante y fría. Muy en tu interior, deseabas seguir escuchando aquella melodía, sólo para evitar que el momento de afrontarlo llegara…

Mas, una vez que diste un paso al frente, ya no pudiste parar. Llegaste a la entrada y empujaste la puerta.

Nick se volvió enseguida cogido por sorpresa, y sonrió.

Nick: Hola [saludó de buen humor]

El corazón se te cayó a los pies.

Tu: Hola, Nick [le devolviste la sonrisa] ¿Qué haces?

Nick: Tocar [señalando al piano con una cabezada]

Tu: Me lo suponía [acercándote a él] ¿Es una canción nueva?

Nick: No. Es One Day At a Time.

Tu: ¿One…? Oh. Qué bonito.

Nick: ¿Quieres escuchar?

Vacilaste.

Tu: Me gustaría… [con infinito esfuerzo] pero antes tengo que hablarte de otra cosa.

Nick: Claro [se encogió de hombros], dime.

Te mordiste la lengua. No sabías cómo comenzar. Ensayaste el discurso antes de llegar y ahora estabas en blanco. Así que, tumbaste tus barreras, y dejaste que el corazón hablara por sí mismo…

Nick dejó que le tomaras la barbilla y que le alzaras su mirada. Sus ojos se encontraron con los tuyos. Frunció el ceño, pero no le dejaste hablar.

Tu: Nick [murmuraste, sin apartar la vista] ¿Por qué veo tantas cosas en tus ojos… y todas me preocupan?

Nick: [abriendo la boca para decir algo]

Tu: [negaste con la cabeza] No sé dónde estás, ni tampoco qué pretendes. Pero, por favor, dímelo.

Nick: ¿Qué quieres que te diga? [desorientado]

Suspiraste.

Tu: Explícame por qué vas a romper conmigo.

El corazón de Nick dio un vuelco. Desvió la mirada.

Tu: [alejando tu mano de su rostro] Ya, anda. No sirve de nada que…

Nick: ¿Desde hace cuánto? [cortó]

Tu: ¿Desde hace cuánto… qué?

Nick: ¿Hace cuánto que sabes eso?

Tu: [tragaste saliba] Sospechaba algo…

Nick: [te miró] No quería que fuera tan pronto. Lo lamento.

Tu: ¿Qué?

Nick: ________…

Pero ya habías perdido toda serenidad.

Tu: ¿Pronto? ¡Pronto! [estallaste] ¿En qué pensabas, Nicholas? ¡El próximo martes se acaban las grabaciones! ¿Qué querías? ¿Esperar al último minuto y decirme que me amas pero que tenemos que romper? ¡Dime!

Nick: Esperaba poder darnos el máximo de tiempo posible… [con voz ahogada]

Tu: ¿Por qué?

Nick: ¿Por qué más, __________? [alzando la voz] ¿Crees que fue fácil para mí tomar la decisión?

Tu: Fácil o no, Nick, lo vas a hacer. ¿Y sabes qué? No entiendo. ¡No te entiendo! ¿Qué has pretendido todas estas semanas? ¿Por qué te has empeñado tanto en dármelo todo para arrebatármelo ahora?

Nick: ¡No voy a arrebatarte nada! ¡No he querido hacerte daño..!

Tu: ¡Claro que no! ¡Tú nunca quieres hacerme daño! ¡Nunca! [gritaste]

Sus ojos se anegaron en lágrimas. Sus gargantas estaban ensanchadas. Sus respiraciones, entrecortadas.

Tu: ¿Puedes… decirme… a qué has estado jugando? [lentamente]

Nick: No he jugado a nada.

Tu: Entonces, explícame, ¿por qué volviste a pedirme que fuéramos novios para después dejarme?

Nick: Yo no… Es lo más correcto, _______. Entiéndelo.

Tu: Nunca voy a entenderlo Nick [entornaste la mirada, dolida] ¿Por qué no lo entiendes tú?

Nick: ¿El qué?

Tu: El que te amo. [lagrimando] Y yo no quiero marcharme.

Nick: Pero tienes que… [murmuró]

Tu: ¿Por qué?

Nick: Porque ¿qué puedo darte yo…?

Tu: ¡Maldita sea, Nicholas!

Nick: No quiero arrebatarte nada [interrumpió, firmemente]. Esa es la razón.  ¿Crees que no soy consciente de cuántas oportunidades has dejado por estar junto a mí? ¿Crees que no sé cuánto sufres porque hay muchas cosas que dejas a un lado? ¿Tienes la más remota  idea de cuán culpable me siento por ello? [exclamó, víctima de la desesperación] ¡Dejas tu vida a un lado! ¡Extrañas a demasiada gente! ¡Quieres estar en casa! ¿Y yo qué hago? Encadenarte a mí, teniéndote de un lado para otro… No es mi intención tenerte subyugada. ¡Quiero que seas feliz!

Tu: ¿Y de dónde has sacado la idea de que yo no he renunciado voluntariamente a todo eso? [refutaste, enfurecida]

Nick: ¡Dakota¡ ¡Marilu! ¡Analy! ¡Joe! ¡Kevin! ¡Mis padres! ¡Tus padres! ¡Mis amigos! ¡EL MUNDO! ¡TÚ MISMA! ¿Es tan difícil aceptarlo? Ambos sabemos que lo que sacrificas es un precio demasiado alto, no lo valgo… Aunque pienses lo contrario. [insistió, reprimiendo sollozos]

Tu:  ¿Y por qué tan seguro?

Nick: ¡Pues porque no hay nadie que me consuele! [pronunció herido] Porque no es sólo eso… [en un hilo de voz] No soporto tenerte atada a mí. No soporto la distancia. No puedo… Amarte, y saber, que hacerlo es demasiado complicado. Y que sufrimos. [sacudió la cabeza] No mereces estar con alguien que no pueda tirar de la misma cuerda contigo, porque yo aflojo demasiado…

Tu: [estupefacta] ¿Estuviste espiándonos?

Nick: [sin responder]

Tu: ¿Es por eso? ¿Por las cosas que dije? ¿Por eso…?

Nick: Escuché todo lo que tenías por decir, ______. Y lo dijiste todo. Le dijiste a Dakota todo lo que nunca me has podido decir a mí.

Tu: Nick…

Nick: Debiste de habérmelo dicho desde hace mucho. Eso sólo me hizo ver que realmente necesitaba tomar la decisión…

Tu: ¡Eres un egoísta! [chillaste] ¿Y qué hay de mí?

Nick: ¿Qué hay de ti? ¿No me has estado escuchado?

Tu: Escucho mentiras. [replicaste, impaciente] Escucho la mitad de la verdad. Pero no escucho a tu corazón.

Nick: ¿Quieres saber lo que siente mi corazón ahora?

Nicholas alargó su brazo y te tomó por la muñeca, acercándose peligrosamente hacia ti. Observaste sus ojos enrojecidos y su expresión de impotencia. Su respiración estaba tremendamente cerca, y sus labios… Te obligaron a dar un paso hacia atrás y a soltarte de él, con brusquedad.

Tu: No me hagas esto.

Nick: Eso es lo que quiero, ______… Besarte. Pero no puedo. Estoy resignado ¿sabes? Lo mejor que podrías hacer es alejarte de mí, del dolor. Puedes irte con Travis, él te recibirá con todo el amor que no podré darte jamás. Él es el chico perfecto, lo dijiste.

Tu: No. ¡Olvídate de eso! [espetaste] Eres un cobarde. Mira, Nick… ¡Mírate! Después de todo lo que hemos pasado… [sollozaste, rendida] Después de Selena, de Miley, de los medios, de todo… [te estremeciste] ¿Cómo has podido…? ¡Después de las noches, de los juegos, de los sueños! ¿Qué pasa con los besos, con los abrazos, con las risas, con las charlas…! Yo… Yo no puedo creer que hayamos llegado tan lejos… Estaba dispuesta a ser tuya, ________. ¡En el hotel, en tu cama! ¿Dónde quedó el Nicholas de quién me enamoré por primera vez? ¿Dónde está el príncipe que juraba que a mayor distancia más grande era nuestro amor…? ¿Puedes decírmelo? ¿Puedes?

Nicholas no podía más.

Nick: Está aquí… Soy yo.

Tu: No. No eres tú…

Nick: [suspiró] ¿Me perdonarás, _______?

Tu: ¿Perdonarte? ¿Cuántas veces más, Nick?

Nick: [negó de un lado a otro]

Tu: Estás cometiendo un error, Nick… [murmuraste, desolada] Por favor, dime que podemos resolverlo…

Nick: [cabizbajo] No quiero que vuelvas a perdonarme. 

Endureciste tus facciones y respiraste hondo. Un profundo corte surcó tu pecho.

Tu: Bien. [replicaste] Entonces sólo me queda decirte que te voy a dar el gusto… No voy a sufrir por ti. Jamás.

Nick: [te miró]

Tu: Pero si vuelves…

Nick: [con los labios temblando]

Tu: … No olvides tus promesas.

Nick: ¿Qué…?

Tu: [mordiéndote el labio] Creo que te prometiste a ti mismo ser el hombre más estúpido del mundo. A ver quién te lo quita.

Nick: _______…

Tu: Aunque últimamente es difícil que mantengas tus promesas en pie ¿no? [con los brazos cruzados] O quizás eso sea sólo conmigo. No lo sé. Ya no importa.

Nick: Lo… lo siento mucho.

Tu: No. Yo lo siento. [viéndolo fijamente] No sabes cuánto.

Nick quiso abrazarte, por última vez…

Pero tú ya habías girado sobre tus talones, en dirección a la puerta. Él se quedó observando cómo te alejabas, con el corazón hecho pedazos. Deseó poder gritar que te amaba y que siempre lo haría… Que una parte de su alma te la llevabas tú.

Las palabras no salieron. En cambio, las tuyas se escucharon como un eco, rotundo, frío e inexpresivo en aquél cuarto lleno de tensión y pesar.

Tu: Quisiera que me contestaras una última cosa [ladeaste tu cabeza, mirándolo] ¿Cuando me llamaste por teléfono desde Nueva York hace meses, tenías intenciones de romper conmigo, o sólo querías decirme que estabas confundido?

Nick: [aturdido] ¿Cómo dices…?

Tu: Nueva York. Miley.

Nick: Ah… Yo… [haciendo un esfuerzo para que le saliera la voz] Sólo quería quedar en buenos términos contigo.

Tu: [asentiste, meditando] ¿Alguna vez te has puesto ebrio, Nick?

Nick: [negó, confuso]

Tu: Qué bueno. Nunca lo hagas. [tomando el pomo de la puerta] Mucho menos por amor. Mucho menos si está destinado a terminar así.

Nick: Yo…

Tu: Adiós, Nick. Gracias por todo.

Cerraste la puerta tras de ti. No sólo la puerta… Lo cerraste todo. Todo.

Nicholas golpeó la pared, desconsolado. Pateó y dio puñetazos una y otra vez, como si el dolor físico sustituyera o calmara el dolor que le causaba tu partida. Su decisión. Su maldita decisión.

<<Debería correr tras ella. Debería perseguirla hasta el fin del mundo>> pensó, pero, en un recodo de su alma sabía perfectamente que nunca sería tan imposible recuperarte como entonces. Y sabía, también, que quizás te había perdido para siempre. Y que tenías razón: acababa de cometer el peor error de su vida.

Tú pudiste haber corrido, gritado… Pero te sentiste vacía, extraña. Sentiste que de pronto ya nada valía la pena. Te sentiste sola y, sin embargo, estabas feliz.

<<Como que me siento libre>> opinaste, mientras caminabas hacia ningún lugar en especial. <<Me siento diferente. Me siento… con calma>>

Triste estabas, sin duda. Pero ¿qué ibas a hacer? ¿deprimirte? ¿sufrir?. Terminarías por llorar otra vez, en algún momento, con toda seguridad… Mas te agradaba la idea de poder respirar un aire nuevo, de poder haber recuperado el oxígeno del que se te había privado, por todos esos sofocantes días… Salpicados de ternura, pero, al fin y al cabo, agobiantes.

<<Gracias al cielo, he estado preparándome para esto. Para ser fuerte.>>

Y pensaste que el Nick que habías conocido, aquél a quien amabas tanto, estaría orgulloso de ti.

No ese desentendido con el que acababas de terminar. Ese tipejo, ese malgastado lado de la moneda, ese egoísta… Que te impediría desenamorarte. Porque a él también lo amabas.

Pestañeaste, resistiéndote a las lágrimas. <<Gracias por enseñarme lo que es el verdadero amor, Nicholas. Ya es hora de seguir adelante>>.

Pero Nick jamás se enteraría de aquellas sabias palabras. Por el contrario, estaría volviéndose loco por ti. Loco por saber, no que no podía tenerte, sino que no podría recuperarte. Y no supo cómo hacer para sobreponerse hasta el último día de filmación

¿Este es el final..?

Cualquier otra pregunta queda fuera de plano. O_O Recuerdo cómo han sido todas y cada una de las peleas entre __(tú)______ y Nick, porque les juro que hasta yo sufrí con cada una de ellas, con una expresión de dolor en el rostro mientras escribía, pero ésta ha sido algo distinta… Trato de hacerles ver que (tú)__________ ha madurado. Espero que lo hayan notado xD

Y Nick sigue siendo un tonto, como siempre. También me he dado cuenta que le has perdonado muchas cosas ¿no? En la vida real sería complicadísimo sobreponerse a todo eso +_+ pero ya qué, es una cosa que sólo ustedes dos pueden resolver. (lol).

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO! Lo he hecho con cariño <3 y muy alentada y motivada. Sería fantástico llegar al capítulo 40…. pero veremos qué puedo hacer al respecto. No creo extenderme tanto, así que predigo un final prontito c:

Y creo que ya tengo el final perfecto! :D

No tengo mucho que decir, sólo que gracias por sus comentarios (‘: Al menos sigo teniéndolas  a ustedes.
SALUDOS!..

Capitulo 34 ♥ Segunda Temporada ♥

Capítulo 34

Tu: Bueno, Marilu, tú empiezas.

Analy: ¡Uy! De aquí a que acabe… [se
burló]

Marilu: Ay por favor. Ni que fuera una prostituta. [rodó los ojos] De acuerdo, mmm…. Cuando tenía 9 [se sonrojó] estaba con un tipo llamado Giancarlo. Luego anduve con el patán de Travis  y finalmente estoy con Joe. ¿Ven que no soy una saltarina?

Todas se echaron a reír. La cosa era ya como una pijamada dentro de su cabaña. Estaban Analy, Marilu, tú y Dakota, con quien te marcharías después de un rato para dormir en la tienda de campaña que hubieron levantado a unos cuantos metros de allí con la ayuda de las otras dos. Era una lástima que no se pasaran la noche todas juntas porque de verdad se estaban diviertiendo, pero si no era esa noche, jamás volverías a convencerla de que te acompañase.

Echaron las colchas en el suelo y se sentaron en círculo sobre ellas. 

Empezaron a hablar de miles de cosas, terminando con la confesión de cuántos novios había tenido cada una.

Tu: Te olvidas de Mike. [bromeaste]

Marilu: ¿Mike? Oh, por favor. Eso no fue nada… Bien, sigues tú Dakota.

Dakota: Pues… Así formalmente sólo he tenido un novio que se llamaba Virgil. Los demás eran como «estábamos quedando»… Pero nada interesante.

Tu: ¿Sólo uno? Creo que eres la más santa de aquí…

Marilu: Y redoble de tambores para la más hombreriega de todas [tamborileando con las palmas al suelo].

Tu: [resoplaste rendida] Está bien… Ya me imaginaba esto. Mi primer novio fue Jerry; luego Daniel, el hermano de Sophie. Después anduve con Nick… Jerry, otra vez. Travis, el chico de España y finalmente con Nick ahora [sonreíste].

Dakota: No son tantos, sólo cuatro.

Analy: Sólo [riendo].

Marilu: Bueno, es que se hace mucho porque volviste a andar con los mismos… Jerry, Daniel, Nick, Jerry, Travis y Nick. [contando con los dedos] Es como si hubieras tenido seis.

Tu: Ya, qué va. Faltas tú, Anny.

Analy: Pues primero estuve con Edgar, después Kevin y ahora con Nathanael. Fin de la historia.

Marilu: Y con toda la emoción que lo cuentas [con sorna]. Pensé que esto iba a ser más «revelador».

Dakota: Entonces hay que contar nuestros mayores secretos.

Tu: Pero ¿secretos… qué tipo de secretos?

Analy: Ah, tú sabes. Secretos.

Todas: [rieron]

Marilu: ¡Sí! Como que Nick te dejó un chupetón en el cuello la otra noche, que Analy sabe que su novio ya no es virgen o que Dakota tiene la foto de un tipo desnudo en su laptop.

Las tres enmudecieron. Cada una con un nudo en la garganta..

Marilu: O que yo estuve a punto de hacerlo con el patán de Travis… [encogiéndose en sí misma] Lo lamento, se me escaparon sus secretos. [azorada]

Dakota: Pues… No ha sido buena idea. [turbada] Mejor lo dejamos para la próxima.

Analy: Ya que ALGUIEN, no ha podido contenerse ¬¬ [echándole una mirada de reproche a Marilu]

Marilu: Perdón. Si las hace sentir mejor, aquí les va otro secreto mío… [se mordió el labio] Aunque ustedes no quierne sabelro ¿cierto? No les importa. [insistió] Hablemos de otro tema.

Tu: No, ahora nos cuentas. [severa]

Dakota: Sí. Ya que escupiste la sopa.

Analy: Algo que nadie sepa, por supuesto.

Marilu: [resopló] Pff. Esto me pasa por no saber cerrar mi bocota… En fin.

Todas: [expectantes]

Marilu: Yo… [hablando muy rápido] Megustausarmipelocomohilodental. Ya está. [avergonzada]

Después de un breve silencio, un ataque de risa.

Analy: ¡A la próxima, por favor, ahórrate esas cosas! [sin parar de reír]

Tu: Ay no… [rodéandote el estómago de la risa] Oye Dakota,creo que mejor ya nos vamos a la carpa… Jajajaja.

Dakota: Okay… [con los ojos lagrimeando]. ¡Hasta mañana, chicas!

Marilu: Ya, no se rían. Y todo lo que he dicho no sale de esas paredes ¿vale?

Todas: Vale. [a carcajadas]

Dakota&Tú: ¡Adiós! [mientras salían de la cabaña]

Analy: Ah, nunca se es demasiado vieja para estas cosas ¿verdad?

Marilu: Somos chicas. Si cumplimos veinte años será lo mismo, una pijamada es una pijamada.

Analy: Con todo y los momentos incómodos y pervertidos… [tratando de no reír más] Me ha dado sueño. Voy a la cama.

Marilu: Buenas noches.

Analy: [luego de un largo silencio] Te olvidaste de contar tus sueños «especiales» con Joe… [metiéndose a la cama]

Marilu: ¡CALLA!

[–Contigo–]

Tu: ¿No nos falta nada? [cerrando la tienda de campaña]

Dakota: Nop [acomodándose el las colchas]. Me robé unas galletas, ¿quieres?

Tu: Jaja, sí, gracias. [comiéndote una]

Dakota: [encendiendo la lámpara] ¿Crees que venga un monstruo a secuestrarnos por la noche?

Tu: Claro que no. No pasará nada…

Dakota: ¿Acampas muy seguido?

Tu: Más o menos. Cuando estuve en el pueblito de mis abuelos nos fuimos de excursión en algunas ocasiones. A papá también el gusta el campo, así que desde chiquita nos íbamos a pasear y así.

Dakota: Yo una vez dormí en una de estas… Pero a petición de Taylor, en el jardín de la casa.

Tu: [reíste] ¿Te has comunicado con ella? Seguro ha de estar muerta de envidia.

Dakota: Ya sé [sonrió]. La semana pasada les llamé del hotel, dicen que están bien.

Tu: Qué bueno… Marilu se pasó allá adentro.

Dakota: [rió] Ya lo sé. Muchas veces mete la pata, pero en esta ocasión… [negó con la cabeza].Pero.. ¿pero todo lo que dijo era verdad?

Tu: Uhm,sí. Supongo. Al menos lo mío.

Dakota: [sonrió] ¿Y ya se te quitó la marca?

Tu: Sí, ya se está desvaneciendo por suerte. ¡Imagínate llegar a casa y que mis papás me descubran! Está bien que confíen en la familia Jonas, pero ¡imagínate!

Dakota: Y que lo digas.

Tu: Y apoco lo de la foto esa si era cierto… ¿eh?

Dakota: [enrojeció] No me preguntes cómo paró allí. Es de un chico que estuvo en la secundaria conmigo. Un día se lo dije a Marie y pues… No digo más.

Tu: Jaja.

Dakota: Tampoco es que me atreva a mirar todos los días el ordenador. No soy una viciosa. [con cara de asco]

Tu: Comprendo…

Dakota: ¿Tú no tienes alguna foto de Nick desnudo por allí o sí O_O?

Tu: ¡No! [azorada] ¿Cómo crees? No… No, no. Para nada [negando rotundamente] 

Dakota: Jeje, lo siento. ¿Sabes? Todavía me acuerdo de cuando nos conocimos en la Academia. Me empezaste a contar que Nick y tú eran novios porque yo te pregunte si eras la chica que fotografiaban los paparazziMe enseñaste fotos en tu celular y todo..

Tu: Te agarré confianza muy rápido. [asentiste]

Dakota: Y ahora por fin los veo como novios reales.

Tu: Ah sí, te tocó estar allí cuando me dijeron el chisme de que se había besado con Miley y eso. [hiciste una mueca]

Dakota: Fue terrible. Pero ya no hay nada que se interponga ¿no es cierto? Ni Miley.

Tu: Ni ella ni nadie [sonreíste] Espero que las cosas duren así por un buen rato.

Dakota: Oye _______… Quería contarte algo. [recostada] Pero no le digas a nadie ¿sí?

Tu: Uhm, no te preocupes. Mis labios están sellados. ¿Qué pasa? [acostada a un lado suyo].

Dakota: Es que creo que estoy enamorada.

Tu: ¿En serio?

Dakota: [asintió] O a lo mejor me gusta mucho un muchacho. Pero… Es complicado.

Tu: ¿Lo conozco?

Dakota: Bueno, tal vez lo hayas visto de lejos. Es un bailarín del elenco.

Tu: ¡Oh! Entonces esto es reciente [sonreíste]. Pensé que me ibas a hablar sobre que extrañabas a alguien.

Dakota: No. [suspiró] Lo que pasa es que él es de aquí de Canadá…

Tu: Ah, ya entiendo.

Dakota: Sí. Entonces no sé qué hacer. Las chicas dicen que parece que él también siente algo por mí, pero no estoy segura. Además ¿qué pasaría luego? Yo no puedo quedarme aquí.

Tu: Claro.

Escucharon unos ruidos en los arbustos.

Dakota: [asustada] ¿Qué ha sido eso?

Tu: No pasa nada. [sin darle importancia] Algún animalillo,. Estamos bien ¿okay?.

Dakota: Ajam… Bueno, volviendo al tema. Te lo digo porque tú has tenido esa experiencia de «Relación a distancia».

Tu: ¿A ti te gustaría intentarlo?

Dakota: No lo sé. ¿No se dice que es demasiado duro?

Tu: Yo diría… Complicado.

Dakota: ¿No es lo mismo?

Tu: Pues, independientemente, la cosa está entre ambas personas. Es como si ambos estuviesen tirando de una cuerda. Si uno afloja, el otro cae y viceversa. Los dos deben de estar en ello.

Dakota: Como Nick y tú.

Tu: Eh… Sí. Más o menos.

Dakota: [frunció el ceño] ¿No?

Tu: Al menos, por un tiempo, creo. En un principio así era. La distancia siempre ha sido grande en muchos sentidos… Nuestra relación siempre ha sido difícil y creo que siempre lo será.

Dakota: Ay, no digas eso.

Tu: Es que es la verdad. En cierto modo, yo no sé cómo he podido soportar tanto. Me sorprendo a mí misma.

Dakota: Pero al fin y al cabo sus sentimientos son sinceros.

Tu: Mucho muy sinceros [afirmaste]. Yo siempre he querido sacar esto adelante pero aveces parece haber tantos obstáculos… Y sacrificios, por supuesto. Si tú quisieras tener un novio a larga distancia tendrías que enfrentarte con diferentes horarios, con que tienen vidas «distintas», con la inseguridad de no saber qué está haciendo o con quién se la pasa. Es cuestión de confianza. Además de atenerte a las consecuencias de que, por ejemplo, todo el mundo en Cali tenga novio y tú también, pero no está ahí para que te abrace y te bese…

Dakota: El valor de no mirar a otros chicos. [concluyó con un hilo de voz]

Tu: Exacto. Eso también es… complicado. Pero dicen que el amor lo puede todo ¿no? A mí no me importaría tener que sufrir un poco para tener a la persona que amo a mi lado.

Dakota: En tu caso tú siempre viajas con él.

Tu: No siempre. Algunas veces.

Dakota: Eso es un consuelo.

Tu: Por un lado sí, porque nos volvemos a ver. Por el otro… Dejas bastantes oportunidades de lado. ¿Sabes desde cuándo no estoy en casa? Desde Julio. Me he ido por voluntad propia, eso no lo niego. Y no me arrepiento. Pero vaya que uno se mete en líos…

Dakota: _________ ¿Y Travis? [volviéndose hacia ti] Es decir, él fue tu novio mientras estabas en España. ¿No se les ocurrió la idea de que ibas a irte algún día?

Tu: Desde el primer día, te lo aseguro. [dijiste tristemente] Pero estábamos tan enamorados que si bien el tema no se nos olvidaba, sólo queríamos enfocarnos en el presente.

Dakota: ¿Y nunca se preguntaron si podían mantener la relación a distancia?

Tu: Uff, no. [sonreíste con añoranza] Era como si todos nos lo recordaran; hasta nosotros mismos. Pero jamás vimos con toda claridad la posibilidad.

Dakota: ¿Por qué no? Con Nick lo hiciste.

Tu: Porque son diferentes personas, Dakota. [confesaste] Nick es una estrella. Travis es, por así decirlo, un granjero. Un chico normal y bastante lindo. Él se gana la vida con labores de campo, algo que a mí me ilusionó desde el inicio, y él siempre quiso lo mejor para ambos. Él me dijo que yo no pertenecía allá, por más que yo así lo quisiese… Él me conoció lo suficiente como para decirme que mi lugar estaba en California, con los míos, y no en el otro continente, con él.

Dakota: Qué cosa… [acongojada] Seguro te quería muchísimo.

Tu: Sí… Quizás lo siga haciendo. [te encogiste de hombros] Cabe la posibilidad.

Dakota: [parpadeó atónita] ¿Lo volviste a ver cuando fuiste a lo de tu abuelo?

Tu: Sí.

Dakota: ¿Y qué pasó?

Tu: [sonreíste con el recuerdo] Nos besamos.

Dakota: ¿Se besaron! [sobresaltada] ¿Hablas en serio! Pero si ya habías vuelto con Nick…

Tu: Ya lo sé. No creas que fue con intenciones de que seguía enamorada de Travis. Al contrario… Me sentí muy culpable. Lloré, incluso.

Dakota: ¿Por Nick?

Tu: No, ¡qué va! Me sentí mal por Travis, no por Nick.

Dakota: Oh.

Tu: Travis es muy diferente a Nick. Así que llegué a la conclusión de que lo que sentí por Travis y lo que siento por Nick es amor, pero diferente. Porque son diferentes personas. Es raro de explicar… Pero lo comprendí perfectamente mientras estaba allá y Travis me enseñó que hay que estar siempre abiertos al amor, cuando, gracias a Nick, no quería nada con nadie.

Dakota: ¿…porque Nick te rompió el corazón? [sospechó]

Tu: [suspiraste] Sí. Algo horrible, por cierto. Y él nunca se enteró, ni espero que se entere… Pero en fin, me sentí mal por Travis porque no había pasado siquiera un mes y yo ya estaba metida con Nick. Apenas un día estuve triste y al siguiente estaba su condenada sombra, persiguiéndome como de costumbre…

Dakota: ¿Travis cómo se sintió?

Tu: Me comprendió perfectamente. No estaba enojado ni mucho menos celoso. Me dijo que le alegraba mucho. De hecho cuando nos despedimos y terminamos, digamos que yo sí le insinué que intentaría manejar una relación a distancia, pero él dijo que era injusto para ambos. En especial para mí. Que él no tenía ningún derecho para que yo me alejara de otras oportunidades… como otros chicos que pudieran estar a mi lado siempre. No sólo en vacaciones.

Dakota: Pero qué lindo muchacho. Te perdiste una grande.

Tu: No te lo imaginas… [gemiste] Era el chico perfecto. O eso, si no existiera Nicholas.

Dakota: Porque a él lo amas con todo tu corazón.

Tu: Por sobre todas las cosas. Sí. [pensativa] A veces muy por encima…

Dakota: Las filmaciones terminarán en un dos por tres. No creo poder establecer para entonces una relación demasiado sólida con Sean como para que aguante la lejanía.

Tu: ¿Así se llama? ¿Sean?

Dakota: Sí. Sean.

Tu: A lo mejor vale la pena intentarlo. [animaste]

Dakota: Para ti todo vale la pena.

Tu: El amor lo vale.

Dakota: Ya me ha dado sueño…[entornó los ojos] ¿Qué es esa sombra de allí?

Tu: ¿Qué sombra?

Dakota: Ah, no. Creí que se movía. [intentando despejarse] Seguro es un animalillo, como dices tú…

Tu: [te mordiste el labio] Dakota… Tengo miedo de que Nick quiera romper conmigo.

Dakota: ¿Qué dices?

Tu: Eso. Es que… [tragaste saliva]. Siento que todo esto ha sido como un sueño. O el sueño de un sueño.

Dakota: No entiendo.

Tu: Todo ha pasado muy rápido.

Dakota: No me dirás que crees que está jugando contigo.

Tu: Por ningún motivo. Él jamás haría algo similar.

Dakota: ¿Entonces? [confusa]

Tu: Es como si quisiera aprovechar al máximo todo el tiempo que estamos juntos.

Dakota: Eso es lo que está haciendo.

Tu: Y eso es lo que me preocupa [la miraste]. Es como si nos estuviéramos aproximando a una despedida.

Dakota: ¿Tú crees? A mí me parece todo lo contrario. Él está muy enamorado de ti como para dejarte ir.

Tu: No, es que tú no lo conoces… Yo sé que me ama, y haría lo que fuera por hacerme feliz.

Dakota: Por favor, _________. Creo que necesitas dormir un poco. Sólo pasa eso en tu cabeza. Dime ¿por qué razón querría él alejarse de ti? Estamos de acuerdo en que te adora ¿no?

Tu: Sí. [enrojeciendo]

Dakota: Tampoco hay otra chica ¿verdad?

Tu: Para nada.[firmemente]

Dakota: Él no te ha dado indirectas ¿o sí?

Tu: Ninguna. [segura]

Dakota: ¿Por qué mortificarse?

Tu: No sé… Tienes razón. Estoy exagerando [sacudiste tu cabeza]. No hay nada qué temer.

Dakota: Bueno, mejor dormimos. Si alguien te notase tocada por la mañana no quiero que piensen que es por mi culpa [sonrió]

Tu: Dulces sueños. [cerraste los ojos]

Dakota: Igual. Sueña con los angelitos [rió]

[–En la cabaña de los Jonas–]

Joe: ¿Kevin…? ¿Quieres hacer el favor de apagar la luz, por favor?

Kevin: [con la lámpara de noche encendida] Joe, ¿sabes a dónde ha ido Nick?

Joe: ¿Que no está? [se volvió hacia su cama vacía] Qué raro. Bueno, ha de estar con _______- ¿no? [se encogió de hombros, soñoliento] Siempre que desaparece así se va con ella.

Kevin: Pero avisa. Y a menos que hubiesen cambiado de planes, ________ estaba acampando afuera esta noche.

Joe: Uhm, tienes razón. Marilu me dijo eso hoy en la tarde…

Kevin: ¿Y si está con ella?

Joe: Ni loco. [descartó con un ademán] Está bien que esté algo obsesionado pero nunca…

Se escuchó la puerta en la planta baja y después, unos pasos sigilosos subiendo las escaleras.

Joe: ¿Mamá y papá se enteraron?

Kevin: No. Están dormidos. Frankie también.

Nick: ¿Chicos? [susurrando] ¿Qué hacen despiertos?

Joe: Preocupándonos por ti, bobo. ¿Dónde estabas?

Nick: En ninguna parte.

Kevin: ¿Con _________?

Nick: No. [yendose a la cama]

Joe: ¿Entonces?

Nick: Sólo estuve paseando.

Joe: ¿Con _________?

Nick: Ya cállense [cubriéndose con sus sábanas] Estoy muerto de sueño.

Kevin: Oye, Nick, a la próxima avisa. Por favor [bostezando] Hasta mañana.

Joe: Buenas noches. [durmiéndose de nuevo]

Nick: Buenas noches, chicos.

Hubo un –Click– en el cuarto y todo quedó a oscuras de nuevo. Una pálida luz azulada se colaba por las ventanas, pero a Nicholas no le importaba. Esa no era la razón por la que se quedaría despierto un buen rato.

Se hubo arrepentido de haber ido a buscarte. Estaba seguro de que te encontraría despierta, pero no planeó oír nada de lo que oyó. Deseó no haberlo escuchado. ¿Eran todas esas cosas las que no le contabas? ¿Era esa la forma que el otro lado de la moneda lucía, aquél que no tenía nada de maravilloso? ¿Era ese el lado del sufrimiento, sacrificio, añoranza? ¿Lo que se soportaba porque suponía valía la pena? <Si tan sólo ella supiera> se dijo a sí mismo. <Pero ella no lo comprenderá nunca, yo lo sé. Es tan terca>

Así que era eso verdad ¿Si amas demasiado a alguien tienes que dejarla ir? Pero ¿qué pasa si ella te ama de vuelta?¿No lo hace eso más complicado?

<Claro que sí> maldijo en silencio. 

[–Al día siguiente–]

El canto de los pájaros se oyó mucho más alto y melodioso que cualquier otro día por la mañana. Supusiste que eso se debía a que en esa ocasión te despertaban justo en la intemperie, o al menos, dentro de tu tienda de acampar.

Bostezaste ampliamente estirándote cuan larga eras y le echaste un vistazo a Dakota, quien se enredaba en las colchas mientras abrazaba su almohada, casi hecha un ovillo. Estuviste un rato sentada, despejándote, y pensando en las conversaciones que anoche tuvieron lugar. De novios y secretos íntimos dentro de la cabaña, hasta los sentimientos de Dakota y tu relato emocional acerca de dos de los chicos que más querías en la vida dentro de la carpa.

Suspiraste. Ayer habías llegado a unas cuantas conclusiones y te habías abierto con sinceridad respecto al tema. Ni Marilu ni Analy sabían lo que había ocurrido con detalle al regresar al pueblo de tus abuelos para el funeral. Sin embargo, Dakota necesitaba un consejo y aprovechaste el momento para contarle lo sucedido. No lo sentiste exactamente como un desahogo, pero desde un principio tus propias palabras hubieron agitado tu corazón y comprendiste que el tema de la charla jamás lo olvidarías por el simple hecho de que aquello significó demasiado para ti.

La luz del día estaba allí, alumbrándolo todo, pero pensaste que no eran más de las ocho debido al poco movimiento. Así pues, dejaste a Dakota dormir un rato más y saliste de la tienda. El frío te sorprendió provocándote escalofríos.

– ¿Y tu chaqueta? No puedes enfermarte ahora.

Volviste tu mirada. Detrás tuyo estaba Nicholas, quien parecía acabar de llegar. Sus ojos estaban tan despiertos y penetrantes que te ruborizaste un poco. Tú estabas recién levantada y la cosa era que, habías dormido sobre el piso.

Tu: Creo que la he olvidado en la cabaña…

Nick: ¿Cómo has dormido? [mientras se acercaba]

Tu: Bien, gracias. [sonreíste mientras te abrazabas a ti misma temblando] Uno preferiría un colchón, pero todo estuvo bien.

Nick: Tienes frío [te abrazó]. ¿No pasaste frío por la noche?

Tu: [resoplaste] No… Teníamos un montón de colchas [devolviéndole el abrazo] Pero justo así no tengo tanto frío…

Nick: [sonriente] Deberías sacar una de esas colchas y ponértela encima.

Tu: Buena idea.

Te asomaste al interior y reparaste en que tu amiga seguía durmiendo con un sueño pesado. Cuidando no despertarla, apartaste uno de los cobertores con el que te calentaste por la noche y te lo echaste sobre los hombros.

Tu: Ay, mucho mejor. [luego de cerrar la puerta de la tienda]

Nick: [sin parar de mirarte]

Tu: ¿Qué tanto ves?

Nick: Eres tan bonita por las mañanas. [pasando sus dedos por tu cabello] Con nudos en el pelo y todo [con una sonrisa socarrona]

Tu: Pues tú también despertarás muy guapo y todo, pero eres un completo Grinch al levantarte. [devolviéndole la broma]

Nick: [rió] En eso tienes razón. Pero luego me compongo ¿no? Acabo siendo lindo… Al menos contigo.

Tu: Sí. Suele suceder. [asentiste divertida]

Nick se inclinó hacia ti y te besó con lentitud, acariciándote suavemente tus labios con los suyos. El beso te tomó por sorpresa y eso bastó para despabilarte totalmente. Quisiste arrojarle los brazos encima, pero el edredón estaba apunto de resbalarse por tu espalda. Lo único que hiciste fue corresponderle mientras lo sujetabas de los brazos, notando cuán pequeñas aparentaban ser tus manos a comparación de sus musculosos miembros. Una idea te hizo reír a mitad del beso y Nicholas se dio cuenta.

Nick: ¿De qué ríes, eh?

Tu: De nada. Es sólo que… [volviste a soltar una risita nerviosa] ¿Has estado haciendo ejercicio últimamente, verdad?

Nick: [disimulando el bochorno] ¿Por qué lo dices?

Tus dedos comenzaron a bajar sutilmente desde sus hombros hasta su codo, expresando figuras irregulares mientras palpabas con nerviosismo.

Tu: Lo noté desde que llegamos al campamento. [le miraste avergonzada] Tus músculos han crecido durante estos meses…

Nick: Bueno… [azorado] ¿Te gustan?

Tu: ¿Que si me gustan, preguntas? [reíste con sarcasmo, enrojeciendo aún más] Nick…

Nick: ¿Qué? [disfrutando el momento]. Es por salud, la verdad…

Tu: Claro [poniendo los ojos en blanco]. Son lindos.

Nick: Normalmente no dejo que nadie los toque.

Tu: Ya lo suponía.

Nick: Joe sabe que me molesta que lo haga, así que siempre trata de acercarse y pues…

Tu: [reíste] Tú lo golpeas.

Nick: Pero contigo nunca lo haría [te guiñó el ojo]

Tu: Ah, claro que no [envolviéndote más en la colcha]. Yo te dejaría aturdido, de lo contrario.

Nick: ¿Me regresarías el golpe, entonces? [enarcando una ceja] Porque puedes aturdirme de otra manera.

Tu: ¿Haciendo qué?

Nick: Besándome, por ejemplo.

Sonreíste. Era tan coqueto y picarón; pero sobre todo, encantador. <Mi principe encantador> pensaste. Le jalaste la camisa del pecho arrimándolo hacia ti casi con brusquedad. Con ello lograste desorientarlo un poco porque no reaccionó y se quedó con los ojos muy abiertos. Luego se dejó llevar y posó sus manos en tu cintura.

Le mordiste el labio inferior con suavidad antes de separarte. Te miró con cierto mareo.

Nick: ¿Por qué todo me da vueltas siempre que estoy contigo? [suspiró atontado]

Tu: No lo sé. Jamás te habías expresado de ese modo conmigo.

Nick: ¿Cómo? Es que… Me has tomado desprevenido. [sonrió] Eres tan hermosa.

Tu: Desde luego estás un poco aturdido.

Nick: Bésame otra vez. [hundiendo su rostro en tu cabello] Bésame siempre… Bésame día y noche y te juro, te juro [con la voz ahogada], nunca te dejaré partir.

Tu: [confusa] Nick… No tengo razones para partir. Si yo no quiero jamás me iré… [frunciste el ceño] ¿Estás bien?

Nick: Sí [se aclaró la voz] Lo siento. Es sólo que… Uhm, ¿Dakora sigue dormida?

Tu: Eso creo [volteaste a revisar]. No pasamos mucho tiempo hablando… Bueno, quizás sí. Perdí la noción del tiempo.

Nick: [con gesto serio]

Tu: ¿Ocurre algo? [le acariciaste la barbilla]

Nick: [negó con la cabeza]. ¿Y tú?

Tu: Yo sólo sé que te amo. [sonreíste]

Nick: [sonriendo también] He pensando en ti toda la noche.

Tu: Oh ¿de veras? [impresionada] Bueno… Yo también, antes de dormir.

Aquella afirmación te había nacido algo más como para compartir el momento, porque no mentías, pero tampoco estabas dispuesta a comentarle el motivo por el cual habías pensado en él. No obstante, Nicholas hubo metido la pata la noche anterior lo suficiente como para haber salido malparado, y el rostro se le ensombreció.

Tú no lo notaste. En ese preciso instante Dakota acababa de despertarse y preguntaba por ti.

Dakota: ¿_________? ¿Estás afuera? [adormilada].

Tu: Aquí estoy [abriendo la puerta] Hola.

Dakota: Oh. ¿Qué haces allí? [Nick se volvió] ¡Ah, bueno! De haberlo sabido antes, no los hubiese interrumpido. Seguro estarán esperando a que desocupe la tienda para que entren ustedes dos…

Tu: Puedes quedarte ahí dentro, [sonrojada] descuida..

Dakota: No. Mejor que se besen aquí que a correr el riesgo allá afuera [poniéndose de pie mientras se tallaba los ojos] De todas formas, tengo que volver a la cabaña. Me temo que voy a llegar tarde con las chicas, comoquiera.

Tu: ¿Tenías ensayo temprano? [sorprendida] ¡Lo siento mucho! ¿Por qué viniste entonces? No debí haber insistido.

Dakota: No te preocupes [con sus cosas en mano, saliendo de la tienda]. Me ha gustado venir.

Nick: Hola, Dakota. Buenos días.

Dakota: Hola Nick [bostezó] Odio que me vean así. ¿No pueden dejar de mirar? Mi cabello estará hecho un asco.

Tu: Nick me ha dicho que el mío está horrible. Ten calma. [le animaste]

Dakota: Por eso me traje una gorra [poniéndosela en la cabeza]. ¿Te importa que no me quede a ayudarte a quitar la carpa? Tengo que irme ya. Puedo venir más tarde, pero no sé si tú…

Tu: Ya vete, mujer [reíste] Te están esperando. Yo me ocupo de levantar la carpa.

Dakota: ¿Segura? Okay. ¡Hablamos más tarde! Tengo que correr [se despidió y se fue]

Nick: Dakota… [murmuró mientras la veía marcharse] Duerme como un tronco.

Tu: Pero es muy energética y normalmente amanece de mejor humor que Marilu [reíste]. Dime ¿tú también tienes que ir a hacer algo?

Nick: ¿Tú no tienes nada qué hacer aquí? [entornando los ojos con una media sonrisa]

Tu: Vine a base de puros engaños y ahora eres tú el único que me sujeta a estar aquí [señalaste sin mirarlo]. No me queda otra cosa más que esperar a ver cuándo vuelves.

Nick: Tú sabes dónde encontrarme. Sabes que puedes ir a ver las escenas.

Tu: Y sé que por eso no te vas y eso lo hace ver más complicado. Estás aquí trabajando y yo no puedo interrumpirte. Lo único que me queda es aguardar a que termines y recibirte con cariño.

Imitaste su media sonrisa. Nicholas sintió como despertar de un sueño cuando entrelazaste tus dedos con los suyos, dándole un suave apretón de pura ternura. Él suspiró y te miró con un dejo de tristeza.

Tu: ¿Tienes algo? Aún no me respondes si ya debes irte a filmar.

Nick parpadeó.

Nick: Estaba pensando si me alcanzaría para ayudarte a guardar tu campamento… [poniendo los ojos en la tienda]

Tu: ¿Eso? ¡Ah, no importa! Me cambio de ropa y salgo en un rato a dejar limpio aquí. Seguro Analy está en las mismas que yo y me echará una mano. Puedes irte, si quieres.

Nick: La verdad, no quiero.

Tu: ¿Tengo que echarte, pues?

Nick: [sonrió ligeramente] ¿De veras serías capaz de pedirme… que me vaya?

Tu: Si es por tu bien, claro que sí. Ahora, puedes marcharte [dándole empujones en el pecho] Anda, te esperan para grabar, super estrella.

Nick: [siendo arrastrado por ti] Jaja, ¿a dónde piensas llevarme? ¿Piensas siquiera llegar muy lejos?

Tu: No sé a dónde tengas que ir tú [siguiéndolo empujando] Tú… sólo… ve… [resoplaste] Y nos veremos más tarde.

Nick: ¿Lo prometes? ¿Si me voy querrás verme volver?

Tu: Siempre quiero verte volver, dulzura [tomándole del rostro por las mejillas] Jamás pienses lo contrario. Yo siempre estaré aquí esperándote, igual que lo estarías tú para mí.

Nick: [conmovido, colocando sus manos sobre las tuyas] Me gustaría que todo, todo… Completamente todo terminase ahora. Para estar a tu lado.

Tu: Para que termine, tendrás primero que filmar la escena de hoy ¡Ya vete!

Nick: [te besó en la frente] Voy a estar cerca del lago. Si quieres ver yo estaré allí.

Tu: Te pondrás nervioso.

Nick: Soy profesional.

Tu: Eso no evita que te maree mi presencia [le guiñaste un ojo]

Nick: En serio ¿desde cuándo eres tú la pícara? [entre risas]

Nicholas te dedicó una enorme sonrisa, mucho más animado que antes, para después dar media vuelta y alejarse de allí, con tus ojos vigilándolo paso por paso.

Pensaste que habría sido muy lindo que después de que Dakota se fuera, la hubiesen obedecido y se hubiesen metido a la tienda de campaña los dos para permanecer allí por horas, sin que nadie se atreviese a molestarlos, hablando y dándose muestras de cariño, hasta el siguiente amanecer.

Te sobrepusiste al deseo de correr detrás de él hasta alcanzarlo, abrazarlo por la cintura y acompañarlo a donde sea que él fuera para luego quedarte todo el día observando las escenas en las que actuaba, embelesada. No habías asistido a todas las grabaciones. De hecho, preferías quedarte con Analy y con cualquier otro amigo que te encontrases por el camino. Conocías bien a Nick y no habías mentido cuando le dijiste que se pondría nervioso. La última vez él había admitido que le sudaban las manos solo con pensar que tú lo mirabas a sus espaldas, mientras él trataba de recordar sus líneas. También confesó, en un momento de total sinceridad, que antes de que volviesen a estar juntos había llamado a Chloe por tu nombre, cuando filmaban una escena de Nate y Dana, porque no paraba de pensar en ti. 

Todo eso te parecía muy tierno de su parte, y desde entonces, decidiste que si ibas a verlo lo harías a escondidas, sin que él te viese por allí. Cuando grabaron Introducing Me fue diferente. Pero, allá por donde te viera, si no se ponía nervioso se distraía por completo dedicándote breves sonrisas e intensas miradas.

<Actuar en televisión no es lo suyo> pensaste. Definitivamente Nicholas se desenvolvía mejor en un escenario, con la seguridad de su guitarra. En las entrevistas se llevaba el asunto bastante bien, puesto que casi nunca estaba solo, pero siempre se controlaba y sabía mantener las cosas en orden. Además, jamás tenía que ser otra persona; se limitaba con actuar como él solo. <No hay muchas cosas que puedan alterarlo, la verdad> musitaste. Sabías que se presentaba en público desde que era sólo un crío, en Broadway. Allí también actuaba, y en todos los vídeos que habías visto (incluso aquellos que Denise decidió mostrarte sin el consentimiento de su hijo), actuaba con pasión. Igual que cuando cantaba. No podría ser más talentoso.

<Pero esos son musicales> reflexionaste <Por eso le sientan taaan bien>. Terminaste concluyendo que debería esmerarse mucho más si algún día esperaba aspirar por un Globo de Oro, un Oscar o algo por el estilo. No obstante, sus ambiciones no se dirigían en ningún sentido a tratar de vivir de películas o series de televisión. Él triunfaría, como hasta ahora, con aquello que más le apasiona, y aquello era la música.

Pronto volviste a la realidad. Estabas de pie mirando un punto perdido en el que Nicholas ya no estaba, vestida en pijamas, con una colcha sobre tus hombros y el cabello peinado por tu almohada. Aquello no tardaría en convertirse en un acto público vergonzoso, en especial si el que te veía era Joe, pues te torturaría por semanas con bromas. 

Agarraste tus pertenencias entonces, y entraste a tu cabaña. No se habían quedado a dormir muy lejos, tan solo un poco más cerca del follaje de los árboles que empezaba a espesarse a la entrada del bosque. Descubriste que Analy seguía bajo las sábanas, respirando tranquilamente en una de las camas. Por otro lado, Marilu yacía también tendida sobre la suya, pero ya vestida y con los ojos bien abiertos.

Tu: ¿Qué te pasa, eh? No me digas que te quedaste dormida y no irás a trabajar. [bromeaste]

Marilu: Ah, no. Un aparato de la cabina se descompuso y dijeron que esperaríamos a que alguien viniese a cambiarle no sé que cosa. [explicó monótonamente] Iré más tarde a ver si ya lo han resuelto, pero quise regresar aquí a relajarme un poco.

Tu: Pareces cansada.

Marilu: Imagina la cara que puse cuando me dijeron que pude no haberme despertado temprano hoy. [expresó ausente]

Tu: Oh, ahora comprendo [te echaste a reír]. Ya estás despierta ¿qué más da?

Marilu: [sonrió] Ya lo sé. ¿Cómo la han pasado afuera? ¿Dakota murió en el intento?

Tu: Ni que hubiese sido un acto suicida, Marilu  ¬¬. Dormimos bien y nos hemos divertido.

Marilu: Qué bueno. Temía que alguna de ustedes hubiese vuelto tocada o algo así.

Tu: [rodaste los ojos]

Marilu: ¿Sabes qué escena estuvieron filmando anoche?

Tu: No. ¿Cuál? [con curiosidad]

Marilu: Aquella en la que Joe y Demi se besan.

Tu: [parpadeaste] ¿En serio?

Marilu: [asintió]

Tu: Bueno, pero si le miras del lado artístico… Los que en verdad se besan son Shane y Mitche, los personajes. [intentaste aclarar, viendo el por qué estaba tan meditabunda] Joe y Demi sólo siguen algo que está escrito en el guión. No actúan por su cuenta. No significa nada ¿Me oyes?

Marilu permaneció inmutable por unos segundos más, con la vista perdida. Abriste la boca para añadir otra cosa más, pero después echó un suspiro y parpadeó, despabilándose. Encontraste el brillo en sus ojos grises y sonrió, contenta. Su gesto te llenó de alivio.

Marilu: Ahora sabes por qué tuve la noche libre ayer [murmuró]. Estuve nerviosa por bastante rato. Joe me aseguró que no pasaría nada, que me amaba mucho y que un beso era sólo un beso si no estaba escrito en el guión de su corazón o algo por el estilo. [sacudió la cabeza, evocando el momento, contenta] Propuso venir a hablar luego conmigo, al terminar de filmar, pero le dije que confiaba en él y que hablaríamos por la mañana.

Tu: Vaya… Conque al fin confías en él. [sonreíste, aliviada]

Marilu: No. Siempre he confiado en él. En la que nunca he confiado es en Demi, pero eso ya no importa. Todo ha pasado.

Tu: Estás loca [le diste un golpecito en la cabeza]. Haces todo un show por esto. Si yo fuera Demi en una versión grotesca y retorcida, disfrutaría de tus celos.

Marilu: Tú estabas celosa de Chloe al principio [te acusó con mirada burlona]

Tu: Bueno… Eso ha sido hace mucho.

Marilu: Ah, ¿es que nadie te dijo que era cierto que iban a incluir un segundo beso? ¡Nate y Dana, al final del Final Jam!

Tu: [frunciste el ceño] No es verdad.

Marilu: [riendo] Pues no. Pero ya me imaginaba tu cara de horror.

Tu: [sonreíste] ¿Y ahora? ¿Qué es eso de que los celos para ti ahora son algo de broma?

Marilu: Supongo que no vale la pena. Es mejor reírse de un mal chiste que darle bofetadas al que lo cuenta ¿O no?

Tu: ¿Y me tengo que reír…?

Marilu: [rió] Hazte un lado, quiero estirarme un poco.

Te apartaste un poco de su cama, en la cual te habías sentado para charlar con ella. Marilu se puso de pie, se desperezó y volvió asentarse contigo, radiante.

Marilu: Por cierto, acabo de acordarme que Joe me dijo que tenía una sorpresa por darme.

Tu: ¿Sí? ¿Qué es?

Marilu: Es una sorpresa, ________. ¡Es obvio que se supone que no lo sé! [dijo sonriente]

Tu: Oh, se supone. [repetiste enarcando tus cejas].

Marilu: Bueno, sospecho que nos llevarán al concierto de Kings Of Leon.

Tu: ¿Nos llevarán? ¿Cómo?

Marilu: Ay, vamos ¿Tan mala fan de los Jonas eres? ¡Si a ellos les encanta Kings Of Leon!

Tu: Jaja, ya lo sé. Yo siempre te ganaba en los tests de ellos [rodaste tus ojos] Pero ¿cómo estás tan segura? Nick no me ha dicho nada.

Marilu: [desconcertada] Oh… Entonces quizá no tarde en decírtelo. No creo que se atrevan a no ir. Es mañana.

Tu: ¿Mañana? [aturdida] No sé. Nick… Nick estaría muy emocionado. Pero si Joe te invitó es porque quieren que les hagamos compañía [sonreíste], y de todas formas, no creo que pudiesen habernos dejado a un lado.

Marilu: ¿Verdad? Creo que muchos del elenco aprovecharán para asistir al concierto. Esperaba que él dijese algo al respecto, porque hace mucho, cuando salieron las fechas del tour y me comentó que estarían por estos rumbos, me preguntó si me gustaría acompañarlo…

Tu: ¿Esto es lo que las novias normales hacen, no? [añadiste de pronto, emocionada] Los chicos invitan a las chicas a un concierto y se la pasan la noche coreando las canciones y bailando y todo eso.

Marilu: ¿Y tú me ves cara de extraterrestre a mí o qué? [te espetó y tú reíste] ¿Soy tan anormal?

Tu: Ya, tú sabes a lo que me refiero. No todas las chicas tienen a nuestros novios.

Marilu: Pero te equivocas en algo… [rió] Si fuera por ellos, nos llevarían a conciertos todas las noches de su vida. A sus conciertos.

Tu: Pero imagínate a Joe abrazándote mientras cantan, no sé, Use Somebody.

Marilu: Ó Sex On Fire [echándote una mirada].

Ambas se echaron a reír.

Tu: Oh, por favor… [sin parar de reír] ¡Te encanta pervertir a la gente!

Marilu: ¿Yo? ¡Si sólo es el nombre de una canción… JAJA!

Tardaron un rato más en calmarse. Tampoco querían estallar en carcajadas muy fuerte, pues Analy seguía en pleno sueño y no era su intención despertarla.

Tu: Oh… En caso de que Nick me invite…

Marilu: Ya sabemos que te va a invitar [interrumpió]

Tu:… pues, no me sé más que esas dos canciones. Sé que la banda es buena, pero no he escuchado más que sus hits de la radio [enrojeciste] Tú te las sabes, pero Nick tendrá que cantar sólo.

Marilu: [frunció el ceño] Pero ni que fuera a dejarte a un lado sólo por eso. Si no canta un rato, estará besándote hasta tragarte.

Tu: ¡Marilu!

Marilu: Bien que te gusta.

Tu: Ya basta [tratando de no reír] En fin…

Marilu: Analy también vendría ¿no? Sería injusto ir sin ella.

Tu: Estará con Kevin, seguro.

Marilu: Eso significa que no nos besaremos mucho, entonces [opinó mientras la miraba tendida en su cama] Será incómodo para ambos.

Tu: A lo mejor Kevin va con Dani.

Marilu: ¿Y en dónde dejamos a Anny?

Tu: Oh… Significa entonces que no será una cita tan romántica, después de todo.

Marilu: No tiene porque no serlo. Van a ir los tres. En algún momento estaremos nuestra tríada de chicas y su tríada de hermanos. Siempre que estamos así terminamos divirtiéndonos.

Tu: Una cita bonita, al fin y al cabo [susurraste]

Marilu: Enamorada [te llamó, cortando tu suspiro]. A ti no te lo había contado, pero no pienso acompañar a los muchachos al tour en Sudamérica.

Tu: Ah, es verdad. Joe me lo contó.

Marilu: [sorprendida] Oh ¿de veras? ¿No te habrá dicho algo malo, verdad?

Tu: Claro que no [sonreíste tranquilizándola]. Lo veía muy orgulloso por ti.

Marilu: [impresionada] ¿Orgulloso…? ¿Por qué?

Tu: Dijo que le fascinaba el hecho de que quisieras luchar por lo que ambos tienen.

Marilu: Ay, Joseph. [enternecida] Es un amor.

Tu: ¿No quieren casarse después de la boda de Kevin? Ustedes ya están hechos el uno para el otro. Tienen el viento a su favor.

Marilu: Si eso sucediera, lo cual creo infinitamente posible al menos hasta un par de años [entre risas], serías la primera, sino la segunda, en enterarte. Además, te pediría que fueras mi dama de honor.

Tu: Awn. ¡Marie! Eso significa mucho para mí, en serio.

Marilu: Oh vamos. ¿Pensabas lo contrario? [te empujó con su hombro] ¿Y cuándo Nick y tú se casen?

Tu: Si es que pasa, pasarán también unos años… Por Dios, a penas tenemos 17.

Marilu: Pueden fugarse y casarse en secreto [se encogió de hombros]. A mí no me importaría viajar hasta una cueva para presenciarlo. ¡Ah! Siempre y cuando tenga aire acondicionado.

Tu: Pff. Jaja. Bueno, en ese caso…Sí. Tú también serías mi dama de honor. En ese y en cualquier otro caso.

Marilu: ¡Genial! Ahora sólo falta proponérselo a Analy y escribir el felices por siempre. [saltó de alegría]

Tu: ¡Tranquila! ¡Vas a despertarla!

Marilu: Oye [volviendo a la realidad] ¿y tú irás a Sudamérica?

Tu: [cambiando el semblante] Uhm, no. No iré.

Marilu: Vaya. ¿Por qué?

Tu: Le prometí a papá regresar [alzando tus hombros] Además, los extraño. Así que… prácticamente también me lo he prometido a mí misma.

Marilu: Tienes tus razones, amiga. ¿Nick qué dijo?

Tu: Ah, pues… Bueno, él no lo sabe. No que yo sepa.

Marilu: [confusa] ¿Eh?

Tu: Él no me lo ha preguntado.

Marilu: No tardará en hacerlo. [aseguró, aún desconcertada]

Tu: [sonreíste] Quizá ya sepa mi respuesta y no quiere hacerme sentir presionada.

Marilu: Quizá… [pensativa] De todas formas, podrías confirmárselo.

Tu: No… No creo que sea buena idea. Mejor que me diga primero, luego le explicaré mis motivos. Tiene que entender, no habrá problemas.

Marilu no respondió. Escuchó perfectamente tus palabras, pero sus pensamientos le parecieron más importantes. <Sí. Ojalá que él le diga primero. Ése canalla…> masculló. <No, no. Son imaginaciones tuyas. Ya los has visto un montón de veces juntos.> reconsideró, manteniendo las esperanzas ante todo aquello.

Analy no tardó en despertar. Ella siempre solía amanecer con buenos humos, pero en esa ocasión, lo primero que dijo fue que tanto Marilu y tú, hablaban como cotorras.

[–Más tarde–]

Tu: Se me ha ocurrido una idea [saltaste y corriste al otro lado de la habitación]

Nick: ¿Qué? [sin apartar su mirada de ti]

Tu: Tomaré la guitarra de Kevin. No le importará ¿cierto?

Nick: Noup [masticando un pedazo de sándwich]

Era la hora de la comida y ambos habían optado por robarse algunos lonches y pasarse el rato libre a solas. Nick descubrió que Joe y ________ se sentaron cerca del lago, junto con Analy y otros muchachos, por lo que terminaron descansando en el interior de la cabaña Jonas.

Se tiraron en el piso al rededor de un montón de almohadas mientras comían un poco y charlaban. Nick estaba muy tierno y contento, más de lo normal, y tú no podías quejarte detenerlo tan cerca tuyo. Y a solas.

Nick: ¿Vas a tocarme alguna canción? [trató de adivinar mientras te acercabas con la guitarra acústica]

Tu: Más o menos, pero no.

Nick: ¿Me harás que te toque una canción? [sonriente]

Tu: Algo así, pero necesito que tú también tengas tu guitarra a la mano.

Nick: [desconcertado] Oh. Yo sólo estaba bromeando.

Tu: No, no. Tú también debes tener una guitarra. ¿Dónde está? Puedo traértela.

Nick: Descuida, voy por ella.

Nick se puso de pie y subió al segundo piso. Un minuto después bajó con su propio instrumento, aún algo confuso.

Nick: ¿Qué vamos a hacer?

Tu: Algo que nunca hemos hecho. [sonreíste] Vamos a cantar una canción juntos.

Nick: [abriendo la boca para decir algo]

Tu: Está bien. Ya sé que lo hemos hecho antes… Pero nunca así [le enseñaste la guitarra de Kev, en tus manos] Sé algunas canciones de la banda. Pensé que podíamos tocarlas juntos y pues… cantar un poco.

Los ojos de Nick relucieron. Claro, nunca habían hecho eso. Normalmente era sólo alguno de los dos el que tocaba el piano o la guitarra. Nick siempre cantaba. Tú, en una que otra ocasión, pero no mucho. Era una suerte cuando te nacía cantarle a él cosas al oído. Les gustaba corear canciones juntos, de eso no había duda. Siempre te gustaba estar acompañada porque él era la estrella… Pero sabías que Nick ansiaba que tú supieras reconocer tu propio talento y que ya no te esmeraras tanto en ocultarlo. Tocar era una cosa… pero cantar.

Tu: Me temo que las canciones tuyas y tus hermanos son las únicas que nos sabemos ambos. Y son mis favoritas.

Nick: Si lo que quieres es eso, entonces dime tú la canción.

Tu: Mmm… Bueno… [empezando a apenarte] No me las sé todas. Tampoco soy un as como tú.

Nick: Dime la que sea. No creo que haya alguna que no me guste, [bromeó] todas las escribí yo.

Tu: [sonreíste] Pues… Still In Love With You. Esa es mi canción favorita.

Nick: ¿En serio? [confundido] Pensé que dirías When You Look Me In The Eyes, o Please Be Mine.

Tu: Me sé ambas [apresuraste a decir] Cualquiera de los dos está bien, si tú prefieres…

Tenías los nervios de punta.

Nick: No, no. Still In Love With You es perfecta. Las demás te las he dedicado ya un montón de veces. El otro día me dijiste que solía repetir siempre la misma rutina…

Ambos sonrieron.

Tu: Bueno. Espero no equivocarme [ajustando las cuerdas]

Y no lo hiciste. O al menos, no para que Nick se diese cuenta al respecto.

Ambos empezaron a tocar Still In Love With You acústica. Él comenzó a cantar primero, como siempre, pero en parte para infundirte ánimos. Cuando llegó el primer coro, ya te habías respirado una bocanada de aire, decidida a cantar. Le acompañaste casi como Joe lo haría de estar allí, pero la canción te gustaba tanto que te metías a cantar las partes de Nicholas con placer. Él no deseaba apartar su voz de la tuya. Le parecía, en el fondo, una combinación musical perfecta. Y a ti te calmaba que su voz no desapareciera del todo.

Acabando eso, siguieron con BB Good. Ninguno quiso hacer la parte de Joe de «I don’t wanna hurt you, I wanna kiss you» del modo en que a él le gustaba gritarlo, pero terminaron riendo al respecto porque ya empezaba el coro otra vez para cuando quisieron ponerse de acuerdo. Además, con todo, eso te hizo equivocarte en algunas cuerdas y tuviste que parar por un instante. Eso no paró las risas.

Nick: Eres buena, no te preocupes.

Tu: Tardaba años en aprender estas canciones [confesaste con una tímida sonrisa]

Nick: Supongo que no te sabes ninguna de Lines, Vines & Trying Times ¿verdad?

Tu: No realmente. Pero me encanta Turn Right.

Nick: Es una canción…. bastante linda [acordándose de la letra].

Tu: [desviaste tu mirada, ruborizada]

A Nick se le agitaba el corazón. Esa canción… tenía una letra demasiado fatal. Podría dedicarte mil y un canciones que hablaran de que estaba perdidamete enamorado de ti, porque era verdad. Y a ti te hubiera gustado que te la dedicase, se había dado cuenta con perfección. Pero no, no podía. Por más que quisiese… No podía.

Nick: ¡Love Bug! [exclamó de pronto] Jamás te he dedicado Love Bug ¿te la sabes?

Tu: ¿Love Bug? [olvidándote de lo anterior] ¡Sí! Es perfecta. Toquémosla.

Todo comenzó bien. Al parecer querías ir un poco más rápido, pero nada que los acordes de Nick no pudiesen corregir. De modo que te pusiste otra vez con los mismos tiempos de nada más y nada menos que el maestro y autor, y cantaron. Ya iban a empezar el último coro, aquella parte de la canción donde todos los demás instrumentos se unían, las guitarras cambiaban de acústicas a eléctricas y el suelo parecía agitarse de furor, cuando Nick se detuvo. Intentaste escrutar su expresión, pero él te devolvió la mirada, una profunda y larga mirada.

Acabó por dejar la guitarra a un lado y te tendió la mano.

Nick: ¿Has visto el vídeo de Love Bug?

Tu: Sí, por supuesto.

Nick: Cuando las parejas están en la pista de baile ¿te acuerdas?

Tu: [sonreíste] Cómo no. Luego el ritmo cambia y todos empiezan a dar vueltas.

Nick sonrió. Dejaste la guitarra de Kevin a un lado y te pusiste de pie junto a él, agarrada de su mano. Posó sus manos sobre tu cuerpo y el pecho se te aceleró. Imitaste su posición y sentiste como si la música viniera de alguna parte, casi atronadora, pero hermosa. Ambos la escuchaban, o la percibían. Pronto había sido como si le vieses con el traje blanco puesto, y sus rizos peinados delicadamente hacia un costado. Notabas entonces que tus ropas habían cambiado por un vestido vaporoso y el peinado era mucho más formal, por no mencionar los tacones altos. Todo empezó a dar vueltas.

Te hundiste en los ojos de Nick, maravillada. Bebiste de su sonrisa como un charco de agua a la mitad del desierto y la música continuaba mientras ustedes marcaban al compás del momento, un descontrolado baile que mareaba todo tu ser, pero que te provocaba no separarte de tu amado ni un sólo centímetro. Y no querías separarte ni aunque de pronto todo eso se convirtiera en un maremoto.

No supiste cuánto duró. Ninguno, la verdad. El caso es que bendijeron el momento en que a alguno de los dos (ya no se acordaban de quién había sido realmente) se le había ocurrido bajar los cojines para estar más cómodos, pues terminaron desplomados sobre ellos, muy juntos, pero con el equilibrio perdido en su totalidad y el corazón amenazando con salirse de su puesto.

Cerraste los ojos, intentando respirar. Jamás habías sentido el mundo de cabeza. Nick te apretaba la mano con fuerza, bien fuera para asegurarte que él seguía ahí o porque simplemente necesitaba algo qué sostener ante todo su rededor que no paraba de moverse. Tampoco supieron el tiempo que estuvieron allí tirados, mas bendijeron de nuevo el hecho de que a penas hubiesen tocado su comida. 

De haber sido diferente, el vómito habría estropeado lo romántico del momento, con toda seguridad.

Nick: Oh, _________ ¿dónde estás? [reaccionó turbado] ¿te pegaste?

Tu: Estoy bien, Nick… Sólo algo aturdida.

Nick: Yo igual. Lo lamento.

Tu: Ha sido emocionante. ¿Has escuchado la música?

Nick: ¿La…la música? ¿Cuál música?

Tu: Tú sabes. La música. La que nos hizo bailar.

El hecho de pensar que te hubieses golpeado la cabeza tan fuerte que hubieras perdido la razón hizo que su mundo dejase de agitarse para volver su mirada hacia ti.

Nick: ¿Qué música? [repitió agobiado, al borde de la angustia]

Tu: Now I’m speechless, over the edge. I’m just breathless. I never thought that I’d catch this, Love Bug again… [cantaste en voz baja]

Nick: Ah, no has perdido el juico [respiró aliviado]

Tu: [frunciste el ceño] ¿Qué?

Ya no te importó. Él te plantó un conmovedor beso que hizo estremecerte, de los mejores de tu vida, porque ya ni siquiera sabías si eran ustedes o el mundo los que daban vueltas. Pero allí estaban. Vueltas y vueltas.

[–Por la noche–]

Tu: [acostada en la cama del hotel, intentando dormir]

Marilu: Joe me dijo que iban a llevar a los niños a comer, así que me invitó [explicó a Analy]

Analy: Bueno, diviértete. ¿Ya llevas la llave del cuarto? No esperes a que nos quedemos despiertas para abrirte a madrugada.

Marilu: Puedo irme a dormir con Joe, si esos son tus planes [masculló socarrona]

Analy: Ya, haz lo que quieras [rodó los ojos y le aventó la tarjeta del cuarto]

Marilu: Gracias ¡Duerman bien! Nos vemos. ¡Adiós _______! Le mando saludos a Nick de tu parte. [saliendo]

Tu: [volviéndote hacia ella] ¿Nick va a cenar con ustedes?

Analy: Descansa, __________.

Tu: Pero yo….

Marilu: No sé si venga, pero quédate aquí. Ya sabes que mañana nos desvelaremos.

Analy: Pero mañana no vamos al camping ¿o sí? [desconcertada]

Marilu: Es el concierto de Kings of Leon.

Analy: ¡Ah! Claro. Kevin me dijo que tendrían entradas. ¡Será fantástico!

Tu: ¿te invitó?

Analy: Pues me dijo que nos iban a invitar a las tres.

Tu: A mí no me ha invitado Nick, el muy tonto. [sonreíste] Pero no me molestaría si puedo dormir un poco más por ello… [acomodándote en la almohada]

Marilu: Pobrecita, delira.

Analy: [rió] ¿Cuándo no?

Marilu: [hizo una mueca] Hay algo que quiero contarte, Anny.

Analy: ¿Ahorita? ¿No se te va a hacer tarde¡

Marilu: [miró el reloj] Pfff. Sí. Te digo mañana ¿okay? Pero acuérdame… después se me olvida. Y eso que es muy importante.

Analy: No te entiendo nada [confusa]

Marilu: Es sobre Nick y _________. [murmuraste] No sé si decirle también a Joe, pero…

Analy: Mejor mañana [mirándote de soslayo]. A solas.

Marilu: Mejor [afirmó asintiendo].

Se despidieron y Marilu cerró la puerta. Analy se puso sus pijamas, pensativa. <Entonces Marilu sospecha algo> se dijo a sí misma <Espero que no tema lo mismo que yo>.

Y echándote un último vistazo, apagó la luz y se envolvió en las sábanas.

Mientras tanto, tú soñabas verdes campos en California. Con tu papá asando a la parrilla, Jerry y su familia sentados en la mesa, tu madre sirviendo cubiertos, tus tíos y primos entrando y saliendo por las puertas, el abuelo Harrrie con su palo de golf y Buddy guiñándote el ojo en una de las esquinas de la habitación, dentro de un marco de fotografía. En tus manos tenías una carta de Travis. Marilu y Analy te esperaban en el patio. Sophie hablaba con Dakota de las buenas nuevas. Todos entraban a clases al día siguiente, porque tenías un futuro… Una vida que lejos de viajar, estaba en California. Un sueño.

Al despertar, no recordaste que la familia Jonas apareciera en él.

¿Que sucederá?

¿Qué es eso que piensan tus amigas?

¿Por qué Nick está mortificado?

¿De veras es cierto que Nick actúa raro?

¿Te invitará a su tour en Sudamérica?

¿Cambiarás de opinión si te lo pregunta?

¿Cuándo partirá Analy?

¿Qué pasará en el concierto de KOL?

¿Qué significa el hecho de que Nick no pudiera dedicarte Turn Right?

Creo que hay más preguntas, pero por ahora les dejo estas c:

Gracias por sus comentarios! Me gustaría que hubiera más pero, bah, ya sé que más o menos me lo merezco -.-‘

OH! &disculpen si las letras están muy chiquitas, porque sé que está terriblemente editado. No sé porque WordPress cambia las cosas  .|. pero al menos se entiende, y mientras no me las borre…. Extraño Nirbelog :c jaja.

Entre tanto, he abierto un Grupo en Facebook para todas las que leen la novela! (: http://www.facebook.com/groups/323375691027181/ UNÁNSE! Si es que no las he agregado ya. Podemos estar más conectadas por allí :B

También está mi twitter, claro http://www.twitter.com/cecygoober . Ya en ambas partes avisaré cuándo subo los capítulos restantes ;)

Estoy tan ansiosa porque llegue al final… Parece que ya tengo la idea. Y no puedo aguantar a comenzar ya bien mis nuevos proyectos :’D estoy muy ilusionada. Pero ya entro a la escuela en esta semana, así que otra vez se me reduce el tiempo. Mas no importa.

Además, he leído muchos libros… Pero debería cambiar de autora. Si me pueden recomendar un buen libro (en especial si es de fantasía combinado con amor, porque estoy obsesionada ._.) se los agradecería bastante! Aunque tengo que dejarme de la costumbre de terminar de leer los libros en un día :|

Joe dijo que estarían trabajando en un nuevo álbum en NY! Y estoy emocionada por Nick que va a salir en How To Succeed… Tan orgullosa :’)

Me voy. Cuídense chicas. ¡Las quiero! Recomienden la novela lol :P& COMENTEN! por fis n.n

¡ADIÓS! <3.

.

Capitulo 33 ♥ Segunda Temporada ♥

Capítulo 33

Lavando los trastes, una parte de la conversación que sostenían tus padres se colaba por la cocina. No paraban de hablar sobre lo que la familia haría con la casa. La abuela no podía quedarse allí para siempre, sola. Tarde o temprano le afectaría muchísimo la ausencia del abuelo y lo peor que temían era que aquello de «morir de dolor» por extrañar tanto a su marido se volviese realidad. Tú preferías mantenerte alejada al respecto.

Lo más probable de todo era que tu abuela Emma se fuese a vivir con tus tíos. Ellos poseían una casa mucho más grande, con el suficiente espacio para atenderla a ella y a todas sus necesidades. No quedaba muy lejos; estaba, de hecho, a unos cinco minutos del centro.

Cualquier otro anciano hubiese renegado, no obstante, la abuela fue fácil de convencer. Luego del entierro, hubo hablado abiertamente de todo con Isabella (psicóloga por experiencia) y con su hija. Ella era muy fuerte y lo tomó con calma porque sabía que su salud estaba de por medio, además de las emociones de toda su descendencia.

– No es tanto que me suba la presión ¿sabes? – confesó entre susurros mientras la ayudabas a subir unos cuantos escalones.- El tiempo hará lo suyo, y no quiero que el resto se mortifique por mí. Buddy tenía un gran corazón y por supuesto que lo extrañaré. El viejo se verá decepcionado si llego antes de tiempo – suspiró con voz cansina-. Por más que quiera continuar el camino hasta él, sé que no es momento para rendirme. Vivir es algo apasionante.

Tus ojos se anegaron en lágrimas al escucharla murmurar aquello con todo el sentimiento que su sabio corazón despedía. Obviamente, que la abuela fuera fuerte significaba un ejemplo para todos los demás. Por lo tanto, la familia debía ser fuerte.

Te secaste las manos con un pedazo de tela rojo y encaje blanco. Parecía casi un adorno navideño. Recorriste la vista por el paisaje que se visualizaba a través de la puerta de la cocina. Amplios espacios verdes por doquier, y alguien caminando a lo lejos, dirigiéndose hasta la casa. Llevaba puesto unos vaqueros y una camisa vieja, así como un sombrero que parecía de paja. Alzó su mano para saludar, sonriente.

Travis: ¡_______! [nombró a unos metros de ti] ¿Adivina qué?

Tu: Buenos días [sonreíste] ¿Qué adivino?

Travis: Voy a tener un hermanito. [anunció contento, sin detener su caminata]

Tu: ¿Có..Cómo? ¿Un hermanito? ¿Hablas en serio?

Travis: ¡Sí! ¡Mi mamá está embarazada! No sé cómo rayos pasó, pero el doctor ya lo ha dicho.

Tu: ¡Oh! ¡Pero qué buenas noticias, Travis! [felicitaste abrazándolo con fuerza] Tu mamá ha de estar maravillada.

Travis: Sí, todos nosotros [asintió enérgicamente]. ¿Sabes qué me contó? Cuando tuvo a mi hermano Marco, tu abuela fue la partera, porque el médico nunca alcanzó a llegar.

Tu: ¿De veras? [sorprendida] ¡Qué cosa! Eso no lo sabía.

Travis: Yo tampoco [se encogió de hombros]. Por eso quiso que se los viniese a avisar.

Tu: Fantástico. Mi abuela no está, ha salido con mi tía al mercado, pero si regresa se lo cuento ¿vale?

Travis: De acuerdo [sonrió]

Tu: Uh… Qué maleducada soy. Pasa, Travis [lo invitaste internándote de vuelta a la cocina] ¿Gustas algo? ¿Agua, limonada? Dime, ¿viniste caminando desde tu casa?

Travis: Sí, agua, por favor. Mi hermano tiene la camioneta y no sabemos dónde se ha metido.

Tu: En nada malo, supongo. [sirviendo el vaso de agua] ¿Cómo está Peeves? Me gustaría salir hoy a montarlo. ¿Crees que pueda…?

Travis: ¡Claro! De todas formas, es tu caballo.

Tu: Gracias [dijiste sentándote con él] Ya sabes cómo hemos estado de atareados… Una buena cabalgata por el río ¿te animas?

Después de la charla que hubieron tenido el miércoles, las cosas entre ambos cambiaron para bien. Como supusiste después de aquel beso, estaban finalizando su historia justo en el instante y dos días después, ninguno pareció afectado. A veces lo mirabas y sentías como si sus ojos reflejaran cierta tristeza, pero él hacía su mejor esfuerzo y tú lo recibías con los brazos abiertos. No querías perder su confianza, su amistad, y Travis parecía estar consciente de ello y lo asimilaba muy bien. Incluso estuviste contándole un poco sobre Nick, pero sólo un poco, porque te sentías incómoda hablándole de él. En algún momento estuviste a punto de preguntarle si era verdad lo que decía cuando mencionó que allí no había ninguna chica como tú y si en serio no le había echado el ojo a alguien en el pueblo después de que te hubieses marchado. De todas formas, él hubo formulado otra pregunta y la cuestión se te escapó entre los dedos.

Tu: ¿Cómo dices?

Travis: Te pregunto que si tus padres ya te hablaron de su partida [contestó divertido, ocultando su pesar mientras ambos andaban tranquilamente sobre el lomo de sus caballos]

Tu: Bueno… Creo que mencionaron algo, pero no les hice caso. Papá tendrá que volver al trabajo pronto, y mamá… también. [frunciste el entrecejo] No me había puesto a pensar en eso. Que yo sepa, ninguno de los dos está de vacaciones.

Travis: A lo mejor pidieron los días, ya sabes, por la emergencia.

Tu: Ah, sí. Seguro fue eso.

Percy echó un estornudo, como a propósito, para acabar con el silencio.

Travis: Muchacho, no me digas que te enfermarás [apremió dándole unas palmaditas del lado del hocico].

Tu: Hablando de enfermos… Te oyes ronco ¿Andas bien?

Travis: Oh, sí. A noche estuve tosiendo un poco y digamos que me duele un poco la garganta.

Tu: Espero que te recuperes pronto [sonreíste]

Travis: Gracias. Yo espero no contagiarte [guiñándote el ojo]

El sábado por la mañana, las maletas ya estaban hechas. No valía la pena quedarse más tiempo, puesto que el mundo seguía girando y tus padres debían volver. Ellos esperaban que les insistieras un poco para demorar la partida, mas tu no te opusiste. Comprendías que entre más tiempo pasaras en el pueblo, más difícil sería la despedida, así como el viaje devuelta a casa. De todas formas, aún no te ibas y el simple hecho de pensar en eso te provocaba nostalgia.

En cuanto a Nick, volviste a hablar con él el viernes por la noche. Fue una breve llamada a larga distancia, pero al menos pudiste notificarle que llegarías a más tardar el domingo. Él respondió, alegremente, diciendo que estaría libre y que haría lo posible por recibirte en el aeropuerto. No obstante, no te hiciste ilusiones: por ningún motivo le permitirían hacer algo tan arriesgado, menos si está trabajando. Cuando se lo comentaste, él refunfuñó, aceptando que ya lo sabía pero que esperaba que le diesen una oportunidad, lo cual parecía imposible.

Así pues, se limitaron a acordar que se reunirían en el hotel, dónde él estaría esperándote con ansias.

Travis: Bueno, hasta luego [resopló con una sonrisa reprimida, sin verte a los ojos]

Frunciste el ceño, desconcertada y a punto de reír. Claro que estaban haciendo lo posible por no entristecerse, pero todo el camino estuvieron riendo y charlando como si nada, que casi olvidaron por qué viajaban al aeropuerto. Ustedes eran los últimos en despedirse, y lamentablemente, en esas circunstancias no podían tomarse en serio. Travis hizo una mueca con ojos bizcos. Estallaron en carcajadas.

Tu: Ese último fue bueno [parando de reír]. Pero, en serio. Ya hay que despedirnos.

Isabella y tu padre los miraban a cierta distancia, junto con el tío Sergio, el mismo que los hubo recogido con rostro de pésame, pero que ahora, sonreía por un chiste.

Despedirse de la abuela había sido más triste, pero mucho más fácil de lo que pensaron. La abuela Emma les dio la bendición a todos, con una sonrisa de agradecimiento y consuelo, así como ojos llenos de lágrimas. Ella no te dijo nada como «Hasta la eternidad» ó «Recuérdame siempre, pequeña» como escuchaste decir de la boca de Buddy la última vez, por lo que supusiste que nadie debería preocuparse: ella estaría bien.

Además, se habían traído dos obsequios por parte de ella y de tu abuelo, por así decirlo: una tienda de campaña (que a tu padre le encantó) y el álbum de fotografías que le regalaste a Buddy, con interminables fotos de ambos. Hubieras deseado que se lo llevara a la tumba, pero una vez en tus manos, estuviste segura que Buddy de veras quería obsequiártelo de vuelta, como muestra de su aprecio y su eterna compañía.

Travis: Bien [finalizó el muchacho, alargando su mano para estrecharte la tuya]. Fue un placer conocerte, ________, y hacer las paces contigo.

Tu: ¿Cuáles paces? [soltaste riendo, y lo abrazaste] Te juro que te extrañaré. Gracias por todo, tú sabes.

Travis: Nah, gracias a ti [sonrió, ciñéndote fuerte]. Sé que al principio no fue muy simple, pero agradezco realmente que hubiésemos hablado sobre nosotros. Además, estoy feliz de que estés con Nicholas.

Tu: Y para mí significa mucho que te lo tomes tan bien, aunque sé… Sé que habrá alguien ¿sí? [le miraste fijamente, sosteniéndole los hombros] Quizás no sea momento, pero sé reconocer corazones heridos, así que espero que la herida no sea muy profunda porque jamás me lo perdonaría. Permite que alguien más venga a untarle un poco de amor ¿de acuerdo? Quiero enterarme de que esa chica sea linda contigo y de que, sobre todo, mejor de lo que yo soy.

Travis: Oye, estás despreciándote. [reprochó entrecerrando sus ojos] No necesito que alguien te supere ¿entiendes? Sólo a alguien que me ame, y que yo la ame. Nadie te igualará por ningún motivo, porque todas las chicas y chicos somos únicos. Además ¿qué quieres? ¿que otra norteamericana venga para compartirle mis secretos de repostería? Todo eso se va contigo.

Tu: Por supuesto [sonreíste orgullosa] De cualquier modo, sabes a lo que me refiero.

Travis: [asintió] Sí que lo sé.

Una vez más se abrazaron. En esta ocasión, las lágrimas no se hicieron esperar. Todos los años vendrías a visitar a un buen amigo, a cabalgar con él y hablar sin parar durante el verano, estaba claro. Fue complicado dejarlo ir, porque tu corazón latía por él en ese preciso instante, emanando sentimientos que sólo y únicamente le pertenecían a él y le pertenecerían por siempre.

Una vez lejos de su alcance, casi al entrar por las puertas en donde esperarían el vuelo, volviste tu mirada. Travis permanecía allí, sonriente, con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones. Lo único que deseabas desde entonces, era verlo así: feliz. Pero con otra persona. Una persona que de verdad te superara a ti.

[–Domingo–]

Isabella: ¿Lista? Tendrás que tomar otro avión tú sola para llegar a Canadá.

Tu: Sí, no hay cuidado. Ellos ya saben que llegaré en unas horas.

TP: Quizá sea mejor que llame de nuevo a los Señores Jonas para estar seguros…[comentó nervioso, sacando su teléfono de la chaqueta]

Tu: No, papá. Está bien. No será la primera vez.

TP: Bueno, ¿puedes prometerme una cosa, entonces?

Tu: Eh, claro. Lo que sea.

Isabella: [viéndolos con extrañeza]

TP: Uhm, después de que eso termine… Vuelve a casa. ¿Sí?

Tu: ¿Eh? [desconcertada] ¿Después de que termine qué? ¿La película?

TP: [asintió sin quitarte los ojos de encima]

Tu: Pues claro [te encogiste de hombros] ¿A dónde más habría de ir? Ya he estado lejos de casa mucho tiempo… Extraño mi cama.

Isabella se cruzó de brazos, negando, y mirando hacia el techo con una leve sonrisa. Tu padre se echó a reír y te abrazó.

TP: Es que yo te extraño en casa, cariño. Y tu mamá también, y su familia y tus amigos…

Tu: Igual los extraño a todos, en serio [asentiste con pesar] Pero… ¿Estás bromeando? Papá, no llores [reíste, abrazándolo nuevamente] Estaré en casa pronto ¿de acuerdo? Pase lo que pase.

TP: Sí, sí. Y yo te estaré esperando.

Isabella: Ah, qué escena la suya. Y pensar que por algún momento de mi vida imaginé que no la cuidarías bien, George. [admitió con un dejo de vergüenza] Ven acá, ahora sigo yo, mi hija.

Tu: [abrazándola] Gracias, mamá.

Isabella: Cuando quieras también puedes pensar en mí ¿eh? No sólo debes vivir con tu padre llorón. Si quieres.

Tu: Claro que quiero, mamá. Ya verán. Estaré en casa cuando menos lo piensen.

Isabella: Sin prisas [sonrió] Salúdame a todos por allá, especialmente a Nick. Agradécele de nuestra parte a tu novio que te haya cuidado tan bien el otro día.

Te sonrojaste. ¿Agradecerle? ¿Cómo? ¿Sólo por eso? Si supieran tantas cosas que deberías de agradecerle… Su simple existencia, por ejemplo.

Un avión más. Ya estabas mareada. Definitivamente, el avión de regreso a casa sería el último que tomarías en un buen tiempo. Te gustaba viajar y acostumbrada desde niña estabas, debido al trabajo de tus padres. No obstante, necesitabas un descanso de esa vida tan ajetreada… Y la necesitabas a lado de los que más te querían ¿Y qué mejor que la compañía de tus padres para ello? Se los debías. Los favores que te hacían, las obligaciones de las que te deslindaban… Ellos eran magníficos y no había muchas maneras para compensarles todo eso. Por lo menos, conocías una de ellas: amarlos con todo tu corazón.

<Estaré en casa cuando menos lo piensen> dijiste al despedirte. Bueno, eso tenía muchos significados. 

[–Toronto, Canadá–]

Entré riendo con Hoffman, el fotógrafo de los muchachos, así como con Analy y el Señor Kevin Jonas. Éste último se había tomado la molestia de ir a recogerme por más que le insistiera que estaría bien con Rob, y mucho mejor si Analy también venía. Sin embargo, papá Jonas se creía también papá mío frecuentemente, gesto que nunca he podido reprocharles ni a él ni a su esposa, Denise.

Al abrirse las puertas frente a nosotros en la entrada del majestuoso hotel, todo seguía igual que como cuando lo dejé. Como ya había visto a Analy, ahora ansiaba ver a Marilu. De hecho, quería reunirme con todos y pedirles disculpas por marcharme tan súbitamente, así como explicarles lo que había pasado y evitar así, repetir la historia una y otra vez.

El señor Jonas sólo tocó el tema por un segundo, lo cual agradecí profundamente:

– Nick nos contó enseguida lo sucedido – comenzó él, tomándome de la mano brevemente- De veras lo lamento mucho, ________. Buddy era un gran hombre, pero descuida: el señor lo tiene en sus aposentos y desde el cielo nos sonríe a todos.

Analy sólo asintió ante aquel gesto y dijo – Todo estábamos muy preocupados, pero después de que Nick te llamase, nos tranquilizamos. ¿Sabes? Yo también lo extrañaré.

Me alegré de que fuera ella quien ahí se encontraba, porque si de Marilu se hubiese tratado… Pues, sabemos todos que a veces pone la pata accidentalmente.

SrJonas: Listo, hija. ¿Es todo el equipaje, cierto?

Tu: Todo [asentí], gracias señor Jonas. Siento las molestias, sé que es domingo libre…

SrJonas: Oh, no pasa nada. Descansa un poco ¿quieres?

Tu: Claro, gracias.

Y sin más, giró sobre sus pies y salió de la habitación.

Analy: Dime ¿de veras descansarás?

Sonreí. Aunque estaba exhausta, mi mejor amiga acababa de descubrirme.

Tu: Le prometí a Nick que en cuanto llegara iríamos a reunirnos…

Analy: Uh. ¡Esto se pone cada vez más romántico! [bromeó entre risas]

Tu: Bueno, tú lo conoces… [sonrojada]

Analy: Comoquiera… Estaría bien que durmieras un poco ¿sabes? [aconsejó, preocupada] Seguro estás hecha un lío con el cambio de horario, y los viajes cansan demasiado… ¿Por qué no le dices a Nick que venga acá, o que se reúnan más tarde?

Apreciaba lo que Anny decía aunque no fuese sincera del todo. No estaba realmente preocupada por mi cansancio, sino por lo dolida que podría haber regresado de Europa. Ella estaba en lo cierto. Ambas cosas me incitaban a tirarme a la cama a dormir, pero, extrañaba a Nick, y quería verlo y le prometí verlo. ¿Qué le iba a hacer?

Tu: Iré a buscarlo para decírselo. Tal vez ceda a traerme de vuelta cargándome como bebé… ¿Qué piensas al respecto? [propuse divertida]

Ella bufó, poniendo los ojos en blanco.

Analy: Como gustes. Pero hay de ti si luego te quejas de la cara con la que amanezcas ¿entendido?

Nos echamos a reír. Salió del cuarto y por vez primera, la visualicé como una hermana mayor. La mejor de todas.

Corrí al baño a lavarme el rostro. Nick no tardaría en enterarse de que estaba ya en el hotel y, podría venirme a buscar al cuarto ó iría al lugar al cual nunca acordamos encontrarnos. Tal vez pareciera un juego del escondite, con la diferencia de que ninguno se escondería, sino que trataríamos de hallarnos.

Pero cuando salí al pasillo me quedé en blanco. De veras ¿por qué no acordamos vernos en algún lugar en especial?

Fui a su habitación, la número 176, pero estaba vacía. Traté de agudizar mis sentidos por si percibía su maravillosa voz a lo lejos o su calor emergente por alguna parte, sin resultado. Vagué por los pisos preguntando al que se me apareciera en frente, mas ninguno sabía con exactitud dónde estaba. La cama se me antojó más suave y prodigiosa en ese momento, cuando mis piernas me temblaban y necesitaba un descanso. ¿Dónde rayos se había metido mi novio?

Entonces el teléfono sonó, e irritada, contesté:

Tu: ¿Sí? ¿Quién habla?

– ¿______? ¿Cómo que quién habla?

Parpadeé. Miré la pantalla del teléfono y observé el nombre de Nicholas J con una imagen suya en el centro. ¿Pero cómo no se me ocurrió llamarle?

Tu: Ah, Nick. Llevo buscándote un buen rato, ¿dónde estás?

Nick: Estoy en el salón de eventos. También fui a buscarte al cuarto…

Tu: Oh, gracias al cielo estás en el mismo piso que yo. ¿Salón de eventos? [quise confirmar, mientras torcía en una esquina para aproximarme a dicho lugar]

Nick: Sí ¿Y tú estás..?

Pero en ese momento los dos nos vimos porque justo él salía al pasillo y yo iba a medio camino. Me quedé pasmada. Era tan guapo. Sobrecogida, sonreí de pura emoción, incapaz de reaccionar, como cualquier fan lo haría al verlo por primera vez. Él, sin embargo, sonrió ampliamente aliviado, con entusiasmo, y alborozado vino precipitándose hacía mí. Apenas  alcancé a dar dos pasos cuando él ya me tenía acurrucada en su brazos, extasiada de alegría.

Me estrechó fuertemente, como si no nos hubiésemos visto en semanas, meses, años… Parecía irreal con cuánto júbilo me tenía entre sus brazos, acariciándome, besándome, susurrando mi nombre… Y yo no hacía más que lo mismo, pero un poco más torpe, puesto que seguía embobada, incapaz de manifestar abiertamente mi regodeo, especialmente porque Nick casi ni me dejaba respirar. Por supuesto, nada de eso me incomodaba, porque me sentía querida.

Tu: Nick…

Nick: ¿Sí?

Tu: Te extrañé. En serio.

Nick: Yo también, bonita [murmuró, acomodándome un mechón por detrás de la oreja]. Pero pensaba en ti todo el tiempo.

Suspiré. El momento era perfecto. Todo estaba silencioso. Podía advertir su respiración agitada, así como su conmocionado pecho subir y bajar frente a mí. Sus ojos brillaban con un destello de felicidad… pero también de otra cosa que no supe definir. No era tristeza, tampoco desasosiego. Parecía, como pesadumbre…

Fruncí el ceño.

Tu: Oye, estoy bien ¿sabes? [tranquilicé, sobándole la mejilla]. Me gustaría contarte tantas cosas del viaje pero… No hay mucho qué decir. Sólo que me divertí y lloré un poco.

Nick pareció un tanto desconcertado. Pensé que tal vez no hube acertado en los motivos de su pesar, pero continué.

Tu: Buddy… Descansa del lado de mi madre, ahora. Y, me encontré con Travis [escupi lacónicamente] fue muy lindo. La abuela Emma se entristeció mucho, pero es tan fuerte… Ya lo superará. Salimos a dar paseos y me sentí en mi hogar nuevamente… Cerca de… [sacudí mi cabeza] Necesitaba regresar. De hecho, extraño California. Y ya te extrañaba mucho a tí…

Él sonrió con ternura. Sus ojos mostraban comprensión. Me sentía tan segura y tranquila tan cerca a él. Me puse de puntitas y le besé con dulzura. Él me sujetó de la cintura, solamente, porque era de esos besos que saciaban algo mucho más profundo y adorado. Sin pasión, sin presión, sin deseo, sin emociones fuertes… Sólo querer, palpar, agradecer, despertar, tratar con cariño… Me sujetaba de la cintura, porque me quería demasiado como para dejarme ir, otra vez.

Nick: No sé si este loco, pero me siento la persona más afortunada del mundo.

Tu: Puedes estar loco, siempre y cuando yo comparta tu locura.

Nick sonrió.

Nick: Te tengo una sorpresa. Ven. [me tomó de la mano]

Tu: ¿A dónde?

Nick: Aquí adentro. Anda, entra. [abriendo la puerta de la sala por donde había salido]

Tu: ¿Y qué se supone que…? Oh, un piano.

Nick: Pero no es cualquier piano.

Tu: Oh ¿Es…?

Nick: Sí [asintió]. El regalo que me diste.

Tu: Vaya, es bellísimo. Yo no lo había visto. Me alegra que tu mamá haya arreglado las cosas porque de lo demás yo no me entere.

Nick: Pero tú fuiste la de la idea, y eso me importa mucho.

Cogió un ramo de rosas rojas que yacían sobre la caja del alucinante piano blanco. Me lo dio.

Tu: Gracias, Nick. [enternecida] Son muy lindas.

Ambos: No tan lindas como tú. [se echaron a reír]

Tu: Siempre lo dices…

Nick: Siempre digo la verdad [guiñó un ojo]

Tu: Bueno… [vacilé observando al piano] ¿Qué canción me cantarás?

Nick: ¿Pero cómo..? [divertido]

Tu: Ya sabes, [te encogiste de hombros] conozco el itinerario.

Nick: [sonrió] ¿De veras lo hago muy seguido?

Tu: Digamos que es propio de ti… Me gusta.

Nick alzó los cejas sonriente y complacido. Tomó asiento en el banquillo que se situaba frente al teclado y se acomodó.

Nick: Vamos, siéntate. [señaló un espacio a un lado suyo] A menos que desees escuchar de pie.

Sin responder, me coloqué a su lado. Una memoria se me vino a la mente.

Tu: ¡Ah, dejavu!

Nick: ¿En serio esto había pasado antes? ¿Cuántas veces? [aturdido]

Tu: No, es que ¿te acuerdas nuestro primer mesversario?

Nick: ¿mesver…? Ah, sí. Palabra de Marilu ¿no? [rió] Creo que sí.

Tu: Tú te pusiste a tocar When You Look Me In The Eyes en tu jardín y me diste un peluche, chocolates, flores…

Nick: Qué detallista.

Tu:… Nos fuimos al centro comercial, compramos helados, nos paseamos…

Nick: ¿Y los papz? [confundido]

Tu: … Te llevé a los Go-Kars y después fuimos a McDonalds porque era tu restaurante favorito de comida rápida…

Nick: ¡Ah sí! Recuerdo los Go Kars…

Tu: …Vimos una película en esos ¿cómo se llaman? Los cines al aire libre con las pantallas gigantes y nosotros estacionados en tu Mustang…

Nick: Aguarda, [haciendo memoria] conozco el final de la historia…

Tu: ¡Oh! Te ayudé a escribir Love is on its way…

Nick: [sonrió]

Tu: … Terminamos en el lugar de nuestra primera cita ¿lo recuerdas? Aquella playa donde bailamos por primera vez mientras tú cantabas Out Of This World, nuestra primera cita y…

Nick: ¿Y?

Tu: Me besaste. [lo miré] Todo el día anduviste de caprichoso sin besarme hasta que llegamos allá y lo hiciste a la misma hora en que me pediste que fuera tu novia. Al mes exacto. Todo eso lo repetimos y…

Nick: Bueno, tú recuerdas todo eso ¿no? Dime la hora en que nos hicimos novios.

Enmudecí.

Nick: Te he cachado. [rió] Quizás no lo recuerde todo con detalle ¿sabes? Pero en mi corazón esos momentos permanecerán por siempre y me los llevaré a la tumba. No obstante, me gusta acordarme de ciertos detalles, como que fue a las 8:47 pm cuando empezamos todo.

Tu: A veces pienso que todo por lo que pasamos, y por como empezamos.. No sé. Me ha parecido una eternidad. Y he cambiado bastante desde nuestro encuentro, al igual que tú. Es como si… Claro, crecimos juntos y aprendimos un montón de cosas. Tú sigues haciendo cosas lindas, pero en ese entonces… Creo que me hubieses comprado Júpiter si yo lo comentaba. Júpiter con nuestro nombre ahí grabado, toda una tienda de jardinería y el departamento de chocolates de…

Nick: [parpadeando] ¿Quieres Júpiter? Haré algunas llamadas, quizás…

Tu: [reíste] Nick.

Nick: Por supuesto, te entiendo [asintió]. ¿Sabes qué corría por mi mente aquellos días? Que acababa de encontrar a la mujer de mi vida y que no quería perderla. La quería a ella y a nadie más. Necesitaba mostrarle que jamás la iba a olvidar y ansiaba que tú tampoco lo hicieras. Era… un meloso total. [enrojeció]

Tu: Sí. Eso de meloso se te ha quitado un poco [te echaste a reír]. Pero ¡vamos! A mí no me incomodaba. Era como vivir un cuento de hadas.

Nick: [te observó]

Tu: [sonreíste tímidamente] Aún lo es.

Nick: Bueno. ¿Me dejarás cantarte una canción?

Tu: Lo siento [volviste a reír] Ya, comienza.

Nick: Okay, se llama… Pero no la he escrito yo. ¿De acuerdo?

Tu: No importa. [sonreí] Casi nunca me dedicas canciones que no sean tuyas. ¿Cuál es, eh?

*LOL. Hace mucho que no hago esto de poner una rayita ______ para estas cosas, pero bien xD se me hace justo porque es su historia :P*

Nick: __________ {inserte aquí su canción de amor favorita (: }.

Tu: Oh.

Nick tocó la pieza. Yo estaba perdida, viéndolo a él, a su rostro, a sus dedos, a su cuerpo… Me pregunté qué haría si de pronto las cosas cambiaran, si por alguna razón aquel hombre se me fuese arrebatado del pecho. ¿Habría siquiera ocasión para eso? Si todo parecía perfecto, tan tranquilo… Acordaba los meses después de mi cumpleaños, donde el camino que tomábamos era el mejor de todos. No había problemas ni terceras personas.

No. Si había una próxima vez, esto sería entre ambos. Lo arreglaríamos entre ambos. O lo terminaríamos por ambos. Con amor.

Mas yo no esperaba que hubiese una próxima vez. Él estaba ahí, conmigo. ¿Quién necesita el mañana, si tenemos para nosotros el ahora?

Nick: Dime, ¿te ha gustado? [al terminar con la última nota]

Sumida en mis propios pensamientos, apenas puse atención a la canción. Sin duda resultó la tonada perfecta para embelesarme al mismo tiempo que contemplaba los serenos movimientos de mi interlocutor. Su mirada clavada en mí me despertó del trance en que me hube hipnotizada por voluntad propia. Sonreí.

Tu: ¿Gustarme, hablas en serio?

[–Nara Nick–]

La tarde entera me la pasé con ella. Ignoraba por completo si mis hermanos o sus amigas ya estuvieran enterados de su llegada, mucho menos de si conocían dónde estaba y quién la acompañaba. No, esta tarde ________ era mía, completamente mía, y no deseaba compartirla con nadie más.

Después de comer un poco en una mesa que hubieron preparado para nosotros los empleados del hotel dentro el mismo salón de eventos donde nos encontrábamos, nos dirigimos a mi habitación. Estaba vacía, como supusimos. La verdad era que la mayoría de los del elenco aprovechaban el domingo libre en los alrededores de la ciudad y sólo muy pocas personas decidieron quedarse en el edificio. ________ y yo éramos unas de esas pocas. Podía notar el cansancio en su rostro, estaba exhausta. Demasiadas emociones agitadas en tan poco tiempo podrían consumir a cualquiera; y yo lo comprendí de inmediato.

Me encaminé a su lado rodeándole la cintura, sin apartarla de mí ni un centímetro durante todo el trayecto. Al subir el elevador, hundí mi cabeza en su cabello, aspirando su aroma con locura. Ella enrollaba sus dedos en mi rizado cabello, describiendo círculos por todos lados hasta mi nuca. Cerró los ojos. Palpó con sus manos cada parte de mi cara, como adivinando dónde se encontraba cada cosa y reconociendo así, que era el mismo muchacho del que se había enamorado años atrás. Con sus caricias, no pude evitar sumergirme en un mar de colores brillantes que me cegaba, por lo que también cerré mis ojos, disfrutando del momento.

Claro, cualquiera que hubiese entrado al elevador nos hubiera sorprendido al punto de violar una intimidad que, al menos yo, consideraba únicamente nuestra de una forma bastante especial. Pero no nos importó o quizá ni siquiera nos detuvimos a pensar en ello. De todas formas, en ningún momento las compuertas se abrieron para dar paso a alguien más. En mi interior, lo agradecí profundamente. Tendida en mis brazos, ________ parecía hundirse en mí, dejándose sorber por una energía que nos mantenía unidos, tan unidos que simulábamos a uno solo.

Entrando a la habitación, busqué a tientas el interruptor de la luz. Con ________ acurrucada en mi pecho y casi dormida de pie, no podía moverme demasiado. Me rendí ante ella y la sujeté por las piernas, levantándola finalmente del suelo y llevándola hasta la cama, a oscuras. La luz llegaba a colarse un poco entre las cortinas, mas podía captar perfectamente la expresión de inmensa serenidad que rondaba por su rostro y me enterneció.

La coloqué con suavidad sobre el colchón, cuidando que su cabeza descansara sobre una de mis almohadas. Tiré de las sábanas y la arropé. Ella se limitó a removerse en sueños.

Me asomé a la ventana. Tal vez, si estuviéramos en el campamento, la naturaleza le habría devuelto la energía de la que siempre rebosaba y el sueño no se hubiese interpuesto en su estadía. Por otra parte, quizás al aire libre se hubiera tirado con gusto a dormir por horas y horas en un maravilloso y natural sueño reparador.

En cualquier caso, ella había decidido dormirse en mis brazos, y aquel pensamiento me hizo volverme hacia ella, dándome cuenta que mi puesto de vigía se encontraba a su lado, reposando junto a ella. Sintiendo su contacto.

Así pues, me posicioné a su derecha para velar su sueño. Apenas volvía a cubrirla con las mantas cuando sus ojos parpadearon, fijos en mí. Adormilada, sonrió contenta por mi presencia; pude leerlo en su gesto. Le devolví la sonrisa.

Tu: Acércate más [en voz baja]. Estás muy lejos.

No eran ni dos palmos lo que nos separaban, pero yo ya estaba socorriendo sus deseos. ________ me echó los brazos encima, colocando su cabeza sobre mi pecho. Noté que volvía a abrir los ojos. Mis manos recorriendo el contorno de su rostro con suavidad, a lo que ella reaccionó encogiéndose aún más cerca mío. Suspiró.

Tu: Analy quería que descansara. [murmuraste] Le he dicho que habíamos quedado en vernos, y me dijo que lo mejor sería que lo hiciéramos después o que tú fueses a mi cuarto y que ahí nos la pasáramos… Me alegra haberla desobedecido. [juguetona] Me siento más tranquila aquí.

Nick: ¿Tranquila?

Tu: Sí… No es que esté preocupada por algo [sacudiste tu cabeza]. Para nada. Pero… ¿Qué sientes, Nick? Dime qué sientes cuando estoy contigo. Cuéntame qué es lo que te alienta a estar conmigo.

Su voz se escuchaba apenas audible, como si hablara en sueños. Sus ojos eran dos rendijas delgadas, escondidas entre una cascada de largas pestañas. No sabía con seguridad si aquello lo decía totalmente despierta o pensando que se trataba de un bonito sueño. De pronto, un recuerdo apareció en mi mente rompiéndome el corazón por completo. 

En mi memoria estaba ella, con los ojos empañados y hablando fuera de sí ; inconsciente de todo lo que hacía y decía. Aquella noche jamás la olvidaría por cuánto nos hubo afectado a ambos. Ella, despedazada con el alcohol corriendo por sus venas, y yo, descorazonado por tanto sufrimiento que causaba en su alma. Resoplé alejando lo evocado.

_______ no merecía volver a pasar por un episodio similar, aunque esa noche hubiésemos pasado la noche juntos, como ahora. Su mano encontró la mía volviéndome a la realidad; sonreí. Bueno, despierta o no, nada me impedía responderle con sinceridad lo que acababa de preguntar.

Nick: ¿Qué siento cuando estás conmigo? Vaya… Siento tantas cosas. Me siento completo. Alegre y vivo. Pienso que es como si me fuera a un retiro espiritual, o algo por el estilo… Porque tú me traes tanta calma, tantas emociones que sólo he encontrado a tu lado. Y me gustan.

Tu: [sonreíste]

Nick: Y lo que me alienta a estar contigo es eso… Pero ¿sabes algo? [frunció su entrecejo] Lo he estado pensando. Es como si no importara lo que pasara entre nosotros. Vamos a volver una y otra vez, sin remedio [silenció]. Al menos sé que yo estaré siempre enamorado de ti. Creo que está bien empezar a asumirlo… Por si alguna vez deseo lo contrario.

Tragué saliva. Había hablado más para mí mismo que para que ella me escuchase, y sin embargo, ya había soltado la lengua en voz alta. Ella no se inmutó, pero presentía que seguía poniendo atención, descifrando tal vez el significado de mis palabras.

Tu: Yo también estaré siempre enamorada de ti. Es algo que elegí desde el primer día en que te conocí.

Mi corazón dio un vuelco.

Nick: ¿Ha..hablas en serio?

Tu: Claro. Muy en serio. Así que, pase lo que pase…

Pero su voz se apagó sin terminar la frase. Casi al mismo tiempo, nos mordimos nuestro labio inferior con angustia. Éramos realistas. Éramos maduros. El tiempo estaba ahí, corriendo… y el amor nos tentaba a cometer locuras, una tras otra. Ya habíamos aceptado que aunque las cosas cambiaran, nuestros sentimientos no lo harían. Separados o no, nos amaríamos por siempre… Parpadeé. ¿De qué nos preocupábamos? Si nos amaríamos por siempre, no habría que temerle a nada. Si nos manteníamos enamorados el uno del otro día con día ¿qué nos iba a tormentar? De pronto todo pareció tan claro y preciso. Ella pareció comprenderlo también porque me ciñó con más fuerza sonriendo y dejando salir un suspiro.

Nick: Siempre y para siempre [susurró].

[–Más tarde–]

Alguien estaba abriendo la puerta con curiosidad, con acompañantes charlando por lo bajo. No querían despertar a nadie, y si lo hacían, de todas formas iba a resultar divertido. Por supuesto, dos de ellos gozaban tirando bromas a cualquiera que se les pasara en frente, especialmente si se trataban de amigos. Sus miradas de complicidad sucedían tan a menudo que cualquiera advertiría la química entre ambos, cosa que, en confianza, no se esforzaban por ocultar.

Detrás de ellos venía alguien más, muy apegado a ambos. Bufón no era, pero corazón de oro lo tenía bien merecido. No obstante, cualquiera que se detuviera a escuchar su risa no tardaría en contagiarse. Y, con el semblante relajado y siempre amigable, se dedicaba con gusto a poner siempre un ojo sobre los demás, asegurándose de su bienestar.

Joe vio la puerta de la habitación de su hermano entreabierta, preguntándose a la vez dónde se había en metido todo el día. En la suite, todo parecía normal, y si se había marchado a algún otro sitio interesante, lo habrían invitado.

Asomó su cabeza con detenimiento, escrutando en la oscuridad. No tardó en captar un gran bulto tendido en toda su extensión sobre la cama. <En toda su deforme extensión> pensó el muchacho, desconcertado por las figuras que se vislumbraban en su interior.

Joe: ¿Nick..? [murmuró, entornando los ojos]

Kevin: ¿Qué pasa, hermano?

Joe: Nick está en la cama… Y creo que hay otra persona.

Kevin: ¿Eh? [despistado] ¿De qué hablas?

Joe: Sí, mira. Hay alguien durmiendo con Nick… Creo que es una chica.

Kevin: [enarcó una ceja]

Marilu: ¿Qué ven, chicos?

Joe: Nick se ha traído a una chica a dormir. [respondió con naturalidad, aún confundido]

Marilu: ¿Que Nick ha hecho qué? [perpleja] ¡No bromeen! ¡Déjenme pasar ustedes dos! Ése imbécil me va a escuchar ¿Cómo se atreve a aprovecharse de…?. . .

Y entonces Marilu pasó entre ambos, abriendo más la puerta y dejando traspasar un poco de luz al cuarto. Las figuras sobre la cama se removieron y Nick se volvió con los ojos entrecerrados, con ganas de gritarle a quienquiera que los hubiese despertado a ambos.

Nick: ¿Se puede saber qué quieren? [de mal talante]

A punto de contestar, la chica a su lado se asomó por detrás de su compañero, intentando evitar la leve luz que los iluminaba.

Joe&Marilu&Kevin: ¡_________!

Tu: [sonreíste adormilada] Hola. Gracias por despertarnos. [con sarcasmo]

Joe: ¡Ah, menos mal que eres tú! Marilu estaba a punto de empezar una escena…

Marilu: Oye, me has dicho «Nick se ha traído una chica a dormir» ¿Qué esperabas que hiciera si todos pensábamos que ______ estaba en España?

Kevin: [riendo por lo bajo]

Joe: Nos hemos asustado un poquito [se encogió de hombros]

Nick: Bueno, ¿eso es todo por lo que venían? Ya pueden marcharse. [refunfuñó dándose la vuelta, sin apartar su brazo de tu cintura]

Marilu: Sí, creo que hemos interrumpido algo… [se lamentó]

Tu: No importa. Sólo no enciendan la luz ¿quieren?

Y sin más, volviste a echarte sobre el pecho de Nick, quien te ciñó gustoso. Joe, Kevin y Marilu cerraron la puerta tras de sí, silenciosos y algo incómodos.

Joe: En serio, ya estaba preguntándome si de veras aquél tipo era Nick. Él nunca se iba a acostar con nadie sólo por que sí. Qué bueno que averiguamos que era ________.

Kevin: A ver, Joe, ¿tú crees que vendría cualquiera a dormir a nuestra habitación con una chica así sin más?

Joe: Pero no ha sido un cualquiera, ha sido Nick. ¿No lo viste?

Kevin: [resopló dándole palmadas en la espalda] Qué bueno que tienes a Marilu, Joe.

Marilu: Deja tú eso. No estaban vestidos ¿lo notaron?

Kevin y Joe se giraron hacia ella, estupefactos.

Joe: ¿Que Nick qué!

Kevin: ¿______ no…!

Marilu estalló a carcajadas.

Marilu: Oigan, estuvieron a punto de irse corriendo hasta allá. [riendo] Tienen que ponerse sus lentes, chicos.

Joe: Lo he estado sospechando. Sería buena idea. [sonrojado] No vuelvas a hacer eso.

Kevin: Nos has metido un buen susto, Marie [sonrió, aliviado].

Tu: Y yo te he escuchado desde acá [apremiaste alzando la voz]

Marilu: Rayos [alcanzaste a escuchar, desde el otro lado]

Nick: Bueno, ¿nos dejarán en paz? ¿Por qué no pueden hablar en voz baja? [pensó a regañadientes]

Tu: Oye, Nick… Descuida. [le tranquilizaste, acariciándole la mejilla] No seas tan malo. A mí no me han molestado.

Nick: Porque tú eres la persona más buena del mundo, preciosa.

Tu: No es verdad. [acongojada] Tú también eres buena persona.

Nick: Pero no tanto como tú. [sonrió] Además, tú no tienes hermanos. Tu vida es mucho más tranquila…

Tu: Ah ¿tú crees? Joe y Kevin son como mis hermanos. Frankie, además, es como… El hermanito pequeño que nunca tuve. Y yo tengo dos locas amigas por tolerar.

Nick: Oye, yo sé que los quieres tanto… Pero eso no nos convierte en hermanos a nosotros también ¿verdad? Digo, estaría mal salir con una hermana.

Tu: Ay, Nicholas. Bien sabes que a tus hermanos los adoro. Son muy especiales para mí, por eso yo los considero como mis hermanos.

Nick: ¿A mí no me adoras?

Tu: Claro que sí… Pero contigo es diferente, lo sabes…

Nick: Entonces no importará que te bese una vez más ¿cierto?

Que te besase era un deseo que necesitabas saciar con proximidad, así que cediste acercándote aún más hacia sus labios, cerrando los ojos. Esa fue la señal que Nicholas estaba esperando, pues te tomó con ambas manos del rostro y se entregó a ti en cuerpo y alma. O al menos, eso era de lo que se sentía capaz sin pensarlo dos veces.

La temperatura de tu cuerpo aumentó en consideración. Cada caricia y contacto que tenías a su lado te abrasaba con tal pasión haciéndote estremecer de lo intenso que podías percibir su amor. Las manos de Nicholas rebuscaban y exploraban cada centímetro de tu cuerpo, un cuerpo que él trataba casi con veneración, pues portaba en su interior a nada más y nada menos que a la mujer que tanto quería; aquella por la que arriesgaría la vida sin dudarlo. Complacida, te sentías embriagada por su aroma, enloquecida por sus muestras de cariño, inquieta por tenerlo ahí, en todo su esplendor, su figura de masculinidad, tan atenta a amarte… A darlo todo, todo por ti.

Sucumbida en sus musculosos brazos, rodando de un lado para otro, echada encima suyo y un segundo después, bajo todo su ser, tu cordura pendía de un hilo… Y también la de él.

Las sábanas ya se habían arremolinado en alguna parte de la cama, aunque no te hubiese sorprendido ver algunas almohadas tiradas en el piso. Nick estaba aprovechando la ocasión con tanto deseo que hubo un momento en que su aliento se vio tan agitado que te sacó de su hechizo… y notaste que tu corazón jadeaba descontroladamente, por igual. Aquello se sentía tan bien que no supiste cómo pararlo… No te sentiste con la valentía suficiente como para pararlo…

Y justo cuando Nick volvía a recorrer tu cuello con tus brazos tirándolo de la camisa, rendida ante el momento, el peso de su cuerpo se alejó ágilmente de ti, sin darte el lujo de siquiera tratar de retenerlo… Lo percibiste todo tan rápido que pensaste que sólo había sido un retorcido sueño tuyo que se hubo desvanecido de pronto, sin aviso, y condenándote a la vergüenza.

Pero en tu pecho sentías que el corazón estaba apunto de romperte las costillas y supiste que no era tu imaginación, ni mucho menos un sueño. Aturdida y con la habitación dándote vueltas, volviste tu mirada hacia un lado.

Nick no estaba mucho mejor que tú, con la vista clavada en algún punto del techo, perturbado. Tembloroso, el rubor en su rostro era igual de intenso en la luz como en la presente oscuridad. En su mente sólo recorría un pensamiento con vehemencia, y era que había estado tan cerca… pero tan cerca…

Y aquello podría interpretarse de muchas maneras.

No supiste cómo reaccionar. No sabías como tranquilizarte a ti misma… Pero necesitabas tranquilizar a Nick. te dijiste a ti misma, dándote fuerzas para hacer lo primero que se te ocurrió: tomar su mano.

Fue como si Nicholas despertara de una pesadilla. Parpadeó un par de veces aterrizando en el momento y te miró. Tú ya no estabas recostada, sino sentada a su lado, acariciándole el rostro con una expresión preocupada. El chico se alzó, sentándose frente a ti, azorado. Con voz ahogada y profundamente apenado, susurró:

Nick: Perdóname, ________. Perdóname. Yo.. No… No sé…

Simplemente no encontraba las palabras con las cuales disculparse, así que lo abrazaste, y él te estrechó fuerte, buscando sitio donde recuperar protección, seguridad y paz. Quería las cosas devuelta en su lugar, pensar que nada había ocurrido, y tú no eras la excepción.

Tu: Nick… Nick… No ha pasado nada ¿de acuerdo? Tranquilízate.

Pero él no podía.

Nick: Yo… Yo… No puedo, ________. Perdóname. Perdóname.

Tu: No tienes porqué disculparte. Déjalo ya…

Nick: No ¿cómo lo he de dejar? [con la respiración aún entrecortada] Estuve apunto… No sabía…

Tu: Estamos juntos en esto ¿sabes? [recordaste con seriedad] Discúlpame tú a mí.

Nick: ¡Qué va! Tú no has hecho nada. Yo soy quien…

Tu: Por eso mismo, Nick, Nicholas [interrumpiste, sujetándole la mirada]. No he hecho nada. ¿Has escuchado eso que dice que el hombre llega hasta donde la mujer le permite?

Nick: Pero yo no he querido… Perdí toda sensatez. Soy un imbécil. Me dejé vencer por algo tan… sucio. [empezó a admitir con repugnancia]. Deberías odiarme. Siento asco de mí mismo.

Tu: Oye, oye. No seas tan duro contigo. Te detuviste ¿no? Eso es lo que importa.

Nick negó con la cabeza, con ojos dolidos.

Nick: Pero lo hice muy tarde. [cabizbajo]

Notaste entonces algunos botones de tu camisa desabrochados. Quisiste pasarlo desapercibido, pero Nick ya se había dado cuenta de tus intenciones. En un acto que te pareció, por alguna razón, lo más lindo del mundo, acercó sus manos hacia ti para abrocharlos uno por uno, como si con aquello pudiera deshacerse de la culpabilidad y pena que lo embargaba.

Una vez terminado, no pudiste reprimirte más.

Tu: Yo no pude contenerme, Nick. Yo no supe cómo decirte que debíamos deternos… Pero tú lo hiciste de todos modos. Eres, eres todo un caballero. Muchos hubieran caído, pero tú no lo hiciste. ¿Sí?

Nick: Aún así, siento que te he forzado…

Tu: Ay, por favor. ¿Me viste acaso quejándome de algo?

Nicholas sonrió a duras penas, enrojecido. Luego rió apartando la vista en un vago intento por hacerte pensar que no había reparado en tu rostro, que se había puesto de mil colores.

Nick: No, supongo que no… [admitió de mejor humor]

Tu: Estas cosas pasan a veces [volviste al tema, apenada] Somos humanos y cometemos errores… Y si tú fueras mucho menos humano de lo que eres, no serían tan perfecto para mí. Yo te amo con todo y tus equivocaciones.

Nick: Yo también te amo, __________. Te amo mucho, más que nunca [rozando tu mejilla]. Gracias por no hacerme sentir como un desgraciado.

Tu: Vuélvete a maldecir y ya verás qué tan desgraciada puedo ser yo ¿entiendes? [amenazaste, divertida] No sé qué horas son… Pero ya no tengo sueño.

Nick: Yo tampoco. Todo fue… Muy rápido.

Tu: Fue lindo, no obstante. [confesaste, acongojada]

Nick: [mirándote] Bueno, no ha sido nada fuera de este mundo. Sólo ha sido un beso… fuera de control. [abrumado]

Tu: No quiero olvidarlo ¿sabes?

Nick: ¿Y por qué no? [con curiosidad]

Tu: Porque… Quiero decir… Fue por amor ¿no? Lo hicimos por eso.

Nick: Claro [asintió comprendiendo] Tampoco querré olvidarlo. A la próxima me acordaré de que no estamos preparados…

Tu: No, no lo estamos.

El silencio inundó sus sentidos. Ya estaban los dos mucho más tranquilos y aliviados. La pena todavía no les pasaba del todo, pero tenían el consuelo de que el otro se sentía exactamente igual y que se entendían y se apoyaban por ello. Nick acababa de cumplir sus diecisiete años y tú los cumplirías en un tiempo. Ni siquiera alcanzaban la mayoría de edad y la experiencia ya los había hecho recapacitar al respecto: no era algo que quisiesen hacer ahora, pero tampoco pensaban planearlo. Así que, por el momento, sólo lo dejarían para después.

Nick: Tuve miedo. [con voz ronca]. Por un momento yo tampoco supe cómo parar… No sabía si quería parar.

Tu: [sonreíste] Me parece que es de las pláticas más sinceras que hemos tenido.

Nick: Tenía que ser así. Imagínate si no.

Tu: [suspiraste] Podemos… ¿Podemos acostarnos otra vez?

Los ojos de Nick se iluminaron con un breve resplandor y su sonrisa apareció ligeramente en su cara.

Tu: Ya no tengo tanto sueño, pero…

Nick: Yo también quiero tenerte cerca [interrumpió, efusivo]

El reloj podría haber marcado las ocho, las once, la tres o las siete. No importaba, realmente. Lo único que importaba era que, a los brazos del otro, se sentían mucho más relacionados. No les molestaría compartir otra noche de esas varios días a la semana… Despertar y ver que la persona por la que tu corazón late sin límites, por quien tus pulmones desean respirar, a quien tus ojos necesitan mirar, donde tus labios anhelan reposar, yace junto a ti, cuidándote, es, sin más, un sentimiento que arrebatado traspasaría la añoranza.

[–Día siguiente–]

Analy: Miren nada más quién viene [anunció sonriente, divertida]

Tu: Hola, ¿puedo pasar? [encogiéndote de hombros]

Marilu: ¿Cómo que si puedes pasar? Esta es tu habitación, aunque te niegues a dormir en ella, claro. [dijo poniendo los ojos en blanco, mientras te recibía] Te extrañamos.

Tu: [abrazándola] Me hubiera gustado correr a abrazarte ayer pero… Tú sabes [enrojeciste]

Marilu: Jaja. Por supuesto, con lo ocupada que estabas.

Analy: Sólo esperamos que no haya pasado nada.

Marilu: Y si pasó, que nos cuentes [sonrió maliciosamente]

Tu: ¿Y ustedes de qué hablan? [azorada] Si nada más estuvimos ayer… platicando…

Analy: Bueno, al menos te dejó descansar.

Marilu: ¿Cómo te sientes?

Tu: Bien. Muy bien, a decir verdad. Me siento casi como en casa. [alegre]

Analy: Pues ya partiremos al campamento pronto. ¿Tienes cosas qué llevar, o te ayudamos?

Tu: Sí, necesito desempacar unas cosas. ¿Cuánto será? ¿Nos quedaremos a dormir?

Marilu: Ojalá no. [en voz baja]

Analy: Pero por lo que sabemos, sí.

Tu: Ay, Marilu, [la abrazaste por un costado] si nos tienes a nosotras ¿por qué temerle a unos verdes campos? Es la madre naturaleza quien te llama para que le des una oportunidad.

Marilu: Que madre naturaleza ni que nada [refunfuñó]. Además, yo estaré con los de producción. Apenas si duermo bien en la cabaña. No soy como tú: a la naturaleza le caigo mal.

Analy: Menos mal que no la odias, amiga. [se burló]

Por un rato siguieron platicando y riendo poniéndose al corriente del todo. No había mucho qué llevar al campamento, pero por si acaso, ya iban a estar preparadas.

Sentiste que Marilu sospechaba que anoche había pasado algo entre Nick y tú, mientras que Analy simplemente lo ignoraba, porque sabía que si ibas a contarlo lo harías por tu cuenta. Ella nunca se había metido mucho en tus asuntos a menos que tú se lo permitieras abiertamente; en cambio, Marilu se sentía a sí misma con el pleno derecho de inmiscuirse cuanto le hiciera falta para que escupieras la sopa. De todos modos, aunque fuese dos años mayor que tú, era tu mejor amiga y hermana, e iba difícil el hecho de que se le escapara cualquier situación tuya. Con Analy pasaba algo similar, pero ella siempre mantenía los pies bien puestos sobre la tierra, cuidado siempre de sus mejores amigas y hermanitas menores. En eso se parecía mucho a Kevin.

Tu: Quiero acampar al aire libre en uno de estos días… ¿No quisieran acompañarme?

Bien conocías su respuesta.

Marilu: A mí ni me metas [dijo levantado ambas manos, deslindándose de todo]. Vete con Analy, si quieres, pero yo no pienso pasar la noche y ver cómo los mosquitos me comen.

Tu: Oh, vamos… ¿Analy?

Analy: Pues…

Tu: De acuerdo, de acuerdo. ¿En una casa de campaña? ¿Una carpa? Ahí no estaríamos totalmente a la merced de los mosquitos.

Marilu: [negando rotundamente]

Analy: Si Marilu va, yo voy.

Tu: Bueno, misión imposible entonces [resoplaste rendida] ¿Saben de alguien que quisiera aventurarse conmigo…?

Marilu: ¡Oh! Yo conozco a alguien que con gusto se aventura contigo [echándose a reír]

Analy: [sonrió] ¿No estarás hablando de..?

Tu: ¿De quién? [interesada]

Alguien tocó la puerta.

– ¡Chicas! ¡Buenos Días!

Marilu: Ah, es Joe [poniéndose de pie de un salto y abriendo la puerta] ¡Hola!

Joe: Eh, Maribonita [la besó]. ¿Cómo has dormido?

Marilu: No mejor que otras, pero bien. [mirándote de soslayo]

Tu: Ah, ya verás… [entornaste los ojos]

Joe: Nick se ofenderá si sabe que lo niegas [musitó trágicamente]. Con lo bueno que nos dijo que la pasaron.

Sostuvo una sonrisa enigmática que nadie pasó desapercibida. Marilu se dio media vuelta reprimiendo una exclamación y Analy interrumpió:

Analy: Oye Joe, ¿ya nos vamos?

Joe: Ah, sí. [asintió] Pueden venir en una de las camionetas, si quieren.

Ustedes: [se miraron]

Marilu: A mí no me importaría [tomando la mano de Joe]

Analy: ¿Tú que dices? [te miró]

Tu: No pienso quedarme sola en el camión… Aunque sería divertido.

Marilu: Acompáñanos [suplicó]

Joe: Sí,________. El viaje de ida no será lo mismo sin ti, brujita. Estos días todos hemos estado echándote de menos.

Los ojos de Joe se volvieron tan tiernos que no pudiste decir que no. Si bien en el campamento no volverían a encontrar esos momentos en los que los tres hermanos y las tres amigas se la vivían juntos, por lo menos en el trayecto pudieran evocar viejos momentos. Comoquiera, no pensabas en negarte.

Entre más tiempo juntos pasaran, mejor.

Tu: Nos vemos abajo [lo despediste]

Marilu: [cerrando la puerta después de que Joe se fuese] Ya, en serio ¿qué pasó ente tú y Nick que nosotras no sepamos?

Tu: Nada, en serio…

Analy: Seguramente unos besos y ya ¿no? Ya, déjalo Marie.

Marilu: Anda _______, cuéntanos. Danos una pista siquiera.

Tu: Marilu ¬¬’ ¿Que acaso voy yo como perrito esperando a que me cuentes tus momentos íntimos con Joe?

Marilu: ¡Ajá! Conque fue un momento íntimo ¿eh?

Analy&Tú: ¡Marilu!

Marilu: Bueno, bueno… ¿Pero fue lindo?

Analy: [haciendo como si no pusiera atención]

Tu: Sí… [murmuraste casi instantáneamente] Pero no creo que vuelva a repetirse. Digamos que… perdimos un poco el control. Nada fuera de lo ordinario.

Marilu le dio un mirada fugaz a Analy y esta correspondió con una de complicidad.

Tu: ¿Ustedes qué sabían? [entrecerrando los ojos, expectante]

Marilu: Nada, sólo que te dejó una marca en el cuello.

Tu: ¿Que Nick hizo qué…? [pasmada]

Analy: No es que sacáramos nuestras propias conclusiones, pero deberías ocultártelo con el cabello cuando salgamos [aconsejó sonriendo]

Tu: ¿Pero…? [te miraste en el espejo]

Marilu: Eso es a lo que llamo yo un chupetón.

Tu: Oh, no.

En tu reflejo observaste claramente una ligera marca rosada en el cuello que te trajo de inmediato el recuerdo de Nick besándote con pasión y sin cese. No pudiste evitar ruborizarte aún más. Ahora tus amigas lo sabían, quizá Joe y Kevin se hubiera dado cuenta. ¿Quién más podría enterarse? ¿Y si los señores Jonas lo veían? ¿El elenco entero lo sabrá?

Analy: Ya, olvídalo. No pasa nada.

Tu: Prométanme que no le dirán a nadie [azorada].

Marilu: No pensábamos hacerlo, somos amigas [sonrió para tranquilizarte]. Pero tendrás que cubrírtelo. Pasarán algunos días para que desaparezca… Hasta entonces vivirás con la experiencia.

Analy: [rodando los ojos, sin evitar sonreír]

Tu: [observaste sus caras por un segundo y te echaste a reír] Bueno, ya ¿cuál es el chiste? Esto no me da ninguna gracia… Pero bueno, ya me descubrieron. Ayúdenme a ocultarlo ¿sí?

Analy: ¿Ocultar el amor de Nick? [mientras te acomodaba el cabello en los hombros] Imposible.

En la camioneta se acomodaron todos en los asientos traseros. Joe hizo espacio para que Analy se sentase a sus anchas de modo que cupieran todos, así pues, echándose en el piso casi hecho un ovillo. No le molestaba para nada porque a su izquierda tomaba de la mano a Marilu, quien se volvía continuamente hacia atrás para charlar con todos los demás.

Del otro lado de Joe estaba Nick, quien sin duda estaba mucho más interesado en sus espaldas que en cualquier otra parte. Ahí estabas tú, con Kevin y Analy a tu derecha pero fija en la mirada del muchacho de enfrente. No planearon cómo situarse, y si Nick no hubiese sido el último en subir, seguramente habrían tratado de viajar lo más cerca que estuviera de su alcance.

De todas formas, como iban estaba bien. Temías que reconociera la marca que te había hecho y después de todo lo de ayer, tu sed de él había desaparecido. Además, andabas nerviosa.

Nick: ¿Cómo estás? [cuando se hubieron quedado solos]

Tu: Bien [jalándote un mechón, de modo que te cubriera más el cuello] ¿Y tú? ¿Todo bien?

Nick: De maravilla [acariciándote la mejilla]. Mis hermanos lo saben, [confesó rápidamente] tuve que contárselos. Me conocen demasiado bien.

Tu: Sorpresa, mis amigas también. [medio sonriendo] Pero todo anda bien ¿no?

En el camino se te ocurrió pensar que tal vez, sin darte cuenta, le habías dejado una marca similar a Nick como recuerdo involuntario. Te estremeciste.

Nick: Claro.

Se volvió a todas partes para asegurarse que nadie los miraba y te besó; lenta y profundamente…

Tu: Lo necesitaba [agradeciste sin pensarlo]. Gracias.

Nick: No hay de qué. Lo haría siempre… y con gusto.

Los días transcurrieron, uno tras otro… Las cosas parecían ir cada vez mejor.

Las grabaciones estaban saliendo excelentes. <Seguro que si se pusieran más estrictos con el tiempo, la filmación no duraría ni dos semanas más> reflexionaste viendo cuán tranquilos pasaban los días y como en vez de trabajo, para todos era realmente algo de entretenimiento. Cada vez que el elenco se paraba a descansar y charlar un poco, todo parecía un juego.

Marilu: Tú que eres tan buena actriz, ________, deberías irte a castings para estar en la empresa ¿sabes? Si de esto se trata, no me importaría trabajar en tus mismas películas. ¡Vacaciones prácticamente gratis!

Era tentador pero bien sabías que el ambiente se ponía así por las personas que estaban en él, porque ustedes no ponían mucho de su parte y porque simple y sencillamente… Era una película Disney.

Nick: Preguntamos ya lo de acampar afuera [musitó Nick, recostado en tu regazo]. Dijeron que sí, siempre y cuando tuvieran control de quiénes estarían allí y dónde.

Tu: Y que respetasen el toque de queda ¿no?

Nick: Exacto.

Tu: No debiste de haber preguntado por mí… [mientras le pasabas los dedos entre el cabello]

Nick: Fue Kevin, en realidad.

Tu: Pero no me gusta que ustedes se metan en líos por mí. [renegaste] Yo sólo quería que me dijeran a quién podría acudir y listo.

Nick: No nos hemos metido en ningún lío por tu culpa ¿quién te ha dicho lo contrario? [replicó mirándote a los ojos]

Tu: Nadie… pero ya te he dicho que no necesito su protección del todo. Puedo manejar las cosas por mí misma.

Nick: Eso no lo dudo, pero nosotros somos tus hermanos y queremos cuidar de ti.

Tu: Tú no eres mi hermano [sonreíste desviando la mirada]

Nick: Bueno, yo soy tu novio… Pero te cuidaría como un hermano si fuese necesario.

Tu: ¿Qué? No inventes. [terciaste, incrédula] Yo no deseo que me cuides como un hermano. Suficiente tengo con Joe y Kev. Yo a ti te amo… y mi corazón te pertenece. Los cuidados son muy distintos.

Nick: Tienes razón… Pero captaste el mensaje ¿no?

Tu: Sí. [asentiste con la mirada perdida] ¿Alguna vez me has visto como una hermana?

Nick: [frunció el entrecejo] No. Nunca.

Tu: Yo tampoco… Es que me pusiste en duda con tu insistencia [explicaste al verlo confuso]

Nick: Ah, no, para nada. Desde un principio me sentí atraído por ti. [sonrió] Siempre te he considerado una hermosa chica, con unos hermosos ojos. Es difícil verte sin que me vuelvas loco.

Tu: [riendo] ¿Entonces te he gustado desde siempre? Bien.

Nick: A veces te he visto como amiga… Eres mi mejor amiga. Siempre lo has sido. Lo sabes, ¿no?

Tu: Sí. Tú también eres mi mejor amigo [murmuraste, acariciando el contorno de su rostro]. Pero siempre te he amado como novio, amigo o lo que sea, de la misma manera. Intensamente… Tal vez hoy te amo más que ayer. Estoy pensando en eso.

Nick: [sonrió] Cada segundo que paso contigo hace que mi amor por ti aumente [buscó tu mano y la puso sobre su pecho] ¿No lo sientes? Late muy, muy fuerte.

Tu: [devolviéndole la sonrisa] Me encanta. ¿Cómo lo haces?

Nick: ¿El qué?

Tu: Esto, yo también lo siento.

Agarraste su mano y la acercaste hasta posarla sobre tu pecho, junto el palpitar de tu corazón. 

Tu: Es tan… intenso. [cerraste los ojos]. Yo nunca, nunca, Nick, he sentido algo así por alguien. Tú siempre has sido el único.

 Nick se alzó de tu regazo sin poder resistirse aún más. Se puso en cuclillas y rozó tu mejilla con las yemas de sus dedos, suavamente, sin apartar su profunda mirada de ti. Mantenía su otra mano justo donde la habías dejado, percibiendo los latidos de tu corazón y apretada por la tuya, con cariño.
Seguías sin abrir los ojos pero el calor que Nick te transmitía era instantáneo y lo pudiste sentir demasiado cerca. Su nariz estaba rozando la tuya con ternura, impaciente porque lo dejases penetrar en la belleza de tus ojos. Parpadeaste. Él sonrió. Encontró tu izquierda buscando compañía y la estrechó llevándola hasta su nuca. Ya sabías lo que quería y tú se lo permitiste sin obstáculos. Los dos estaban tan enamorados que la única forma de poder demostrarse cuánto se amaban, cuánto se echaban de menos, cuánto disfrutaban, cuánto significaban… podía transmitirse en un beso. Sólo así podían sentirlo todo a la vez. No había manera ni tampoco razón, pensaste.
.

Sus besos sabían a gloria.

[–Otro día–].

Joe: ¡Hey, brujita!

Tu: Ah, hola Joe ¿cómo dormiste?

Joe: Bien ¿y tú?

Tu: Bien [sonreíste acusadoramente] Pero Marilu no vino al cuarto anoche.

Joe: Oh… Tú no eres la única con derecho a dormirse con su novio.

Tu: [reíste] De acuerdo, no importa. Ni que fuera la primera vez.

Joe: Estuvimos hablando mucho… [suspiró] Ella tiene que volver a la escuela pronto.

Tu: ¿Te preocupa? [extrañada]

Joe: Bueno, es que no me gustaría dejarla ir tan pronto… Aunque claro, nosotros también tenemos nuestras ocupaciones. 

Tu: La gira en Sudamérica ¿cierto?

Joe: [asintió pensativo]

Tu: ¿La invitaste a ir con ustedes..?

Joe: Le dije, pero ya conocía su respuesta.

Tu: [anonada] ¿Te dijo que no?

Joe: Claro ¿qué otra cosa podría haberme dicho? [se encogió de hombros] Tiene que recuperar las clases perdidas… Este proyecto le ha quedado de maravilla y por suerte, su colegio lo sabe. No sé si te lo comentó ya, pero parece que quiere aprovechar las vacaciones de invierno para adelantarlo todo.

Tu: Pues… algo así me había dicho. [lo miraste] Vamos, Joe. La distancia nunca ha sido problema para ustedes [animaste] Si les encanta llamarse todos los días. No es la primera vez que ella tiene prioridades.

Joe: Lo sé. [sonrió] Y me fascina, porque ella de verdad quiere luchar para salir adelante no sólo por sus asuntos… Sino, por nosotros.

Tu: [después de un breve silencio] En invierno será la boda de Kevin. Espero que a ella no se le ocurra ir a clase.

Ambos: [se echaron a reír]

Joe: Oye, te veo más pensativa.

Tu: Yo siempre he tenido la capacidad de pensar, Joe. [rodaste los ojos]

Joe: Haha. No, no hablo de eso. ¿Nick te ha dicho algo con respecto a la gira?

Tu: Noup.

Joe: [ceñudo] ¿No han hablado sobre si quisieras acompañarle?

Tu: [negaste]

Joe: [perplejo] Bueno.

Tu: ¿Crees que me lo pregunte? [mordiéndote el labio inferior, nerviosa]

Joe: Quizá quiera insinuártelo… Pero en realidad, con esto de que vuelven a ser novios y están más melosos que nunca…

Tu: [sonreíste ruborizada]

Joe: … imagino que de tan sólo pensar que podrías ir con nosotros, se le sube el azúcar.

Tu: [reíste] Ya. No importa. Realmente, a pesar de lo que me diga….

Analy: ¡Ah! Por fin los encuentro [interrumpiéndolos] Joe, el director quiere hablar contigo. Y __________, te quieren proponer una cosa.

Tu: [confusa] ¿Cómo? ¿Quién?

Analy: Los jefes [haciendo saludo militar] Vamos.

[–Minutos después–]

Tu: O.O ¿es en serio?

Kevin: ¿Aceptas o no?

PaulH[director]: Será sólo la escena de pistolas de agua, descuida.

Tu: Pues… Si sólo es un cameo como extra, está bien [sonreíste] Si mi nombre aparece en los créditos no será ni por un segundo ¿verdad?

PaulH: [un tanto decepcionado] No te preocupes. Si no quieres involucrarte tanto, nosotros no haremos lo contrario. Gracias por venir, ________.

Tu: Gracias a usted [saliendo junto a Analy]

Analy: Admítelo, no te lo esperabas.

Tu: [ya lejos] Al llegar, Denise me dijo que yo podría aparecer en la película… [sacudiste la cabeza] Ya, en serio ¿quién fue el gracioso que tuvo la idea?

Analy: Pues…

Tu: ¡Los Jonas, seguro! [resoplaste] No iba a decirle que no a Hoen, sé que les han contado cosas sobre mí…

Analy: No me digas que no te gustaría ser artista, _______, eres muy talentosa. Tú lo sabes. Ellos…

Tu: Ellos quieren lo mejor para mí. Quieren ayudar [mascullaste] Ya sé. Pero, creo que aveces se pasan de protectores. ¿No?

Analy: [sin responder]

Tu: Anny…

Analy: A mí no me preguntes [negó con la cabeza] Yo sé que Marilu y yo somos bienvenidas en la familia Jonas, pero tú eres ahí la hija adoptiva.

Tu: [torciste la boca]

Analy: Yo me llevo bien con Joe y Nick… Pero hasta ahí. Kevin es como mi mejor amigo ¿Entiendes? A Marilu le pasa lo mismo. Ella es novia de Joe, sí, pero no tiene una amistad tan sólida y de confianza con Kevin y Nick. A comparación tuya, que son como hermanos tuyos, tus mejores amigos, tu familia adoptiva… Ellos te aprecian bastante. No han tenido tantos problemas con nosotras como contigo.

Tu: [suspiraste] Son lo bastante amables… Y me siento casi una molestia. Normalmente no me molesta lo que hagan por mí, pero desde un principio he sabido quien está detrás de todo esto.

Analy: [desconcertada]

Tu: Nick.

Analy: [entrecerrando la mirada] Estás feliz porque vas a salir en una escena… Pero te hubiese gustado conseguir la oportunidad por ti misma ¿no?

Tu: Se lo he dicho a él muchas veces. [resignada] No quiere escuchar.

Analy: Lo ciega el amor, como con muchas otras cosas…

Tu: Iré a hablar con él al respecto. No sé cómo hacerle entender que yo no soy tan frágil… Analy [cambiando de tema] ¿Cuándo te vas?

Analy: [sonrió] Esta semana empieza Octubre… Al principio dije que dos semanas, luego tres, ya voy para el mes… No quiero irme.

Tu: [sorprendida] ¿Hablas en serio? ¿Y tu familia? ¿Y Nathanael?

Analy: Ése es el problema… Los extraño a todos, en especial a Nathanael. Quiero volver allá, pero no deseo alejarme otra vez de aquí. Ustedes permanecerán siempre aquí… Y las voy a extrañar mucho, de nuevo.

Tu: Nosotras siempre estaremos contigo, amiga [tomándola del hombro] Ni los dos continentes pudieron separarnos. Hemos seguido con nuestra amistad como si el tiempo no hubiera pasado. Tú cuentas con nosotras, y con los chicos, para lo que sea.

Analy: Lo sé. Va a ser complicado marcharme, de todas formas.

Tu: Y es obvio, que debes marcharte.

Analy: [asintió] El punto es decidir cuándo.

Tu: No quiero que te vayas… Pero ya has contemplado una fecha próxima ¿o me equivoco?

Analy: La segunda semana de octubre [sonrió a su pesar] Como en diez días, más o menos.

Tu: Oye, eso es mucho tiempo [contenta]. Aunque es una lástima que no puedas quedarte para la clausura de la filmación.

Analy: Me conformo con todo el tiempo que me he tomado para compartir con ustedes [sonrió más animada]. Para contemplar el drama en el que las dos se metieron… [rió]

Tu: Y otra vez a las andadas [reíste]. Oye, ¿piensas venir para la boda de Dani y Kev?

Analy: [hizo una mueca] No les digas, pero pienso que no.

Tu: Oh, ¿por qué?

Analy: [alzó sus hombros] 19 de diciembre. Casi Navidad.

Tu: Uhm, tienes razón. Se te extrañará para esas fechas…

Analy: Nos mantendremos en contacto. Además [bromeando], compraré la revista People. Seguro ahí me cuentan toooooodos los detalles de la boda de ambos.

[–En la escena–]

– ¡Acción!

Todos comenzaron a correr sin detenerse. Un grupo de muchachos acarreaba baldes de agua mientras que otros lanzaban globos por doquier; las mangueras se estiraron cuán largas eran para chorrear a quien estuviese en su camino y el resto se divertía repartiendo y disparando sus pistolas de agua con un sólo objetivo: que nadie quedase seco.

Analy: ¡______! ¡Por aquí!

– ¡Síganse moviendo, vamos, muchachos!

Tu: ¡Oh! No sabía que querías… [con el cabello chorreando]

Analy: ¡Ah! ¡Cuidado atrás!

Frankie: ¡Ajá! Las atrapé [lanzándoles globos de agua]

Tu: ¡Ay! [esquivando el lanzamiento] ¡Frankie!

Analy: Miren quien…

Frankie: [mojado de pies a cabeza] ¡Oh! James, ya verán ustedes dos [salió corriendo hacia ellos]

Tu: Analy, mira, una tina… [señalándola]

Analy: Arrasemos con todos ¿quieres? [echaron a correr a carcajadas]

Alyson: ¡Ay! ¿Se unieron a la fiesta? [huyendo de alguien]

Tu: Nos gustaría tener un arma, sería más divertido.

Analy: ¡Uff! Qué bueno que deje mi celular allá.

– ¡Chicos! Un acercamiento a las mangueras. Llenen las tinas de allá, por favor.

Tu: ¿Todavía no se acaba la escena?

Alyson: Oh, no. [rió] Tomen, se las doy, creo que van a traer más globos [entregándoles una pistola de agua]

Analy: ¡Gracias!

Tu: De acuerdo, vamos a llenarla [hundiéndola bajo el agua]

Analy: ¡Ah! Un globo me ha caído en la cabeza… [volviéndose]

Joe: ¡Hola chicas!

Analy: Joe… [arrebatándote la tina] ¡Ya verás! [persiguiéndolo para echarle todo el agua encima]

Joe: Oh-oh… [salió corriendo]

Tu: [exhausta] Jaja.. ¡Analy! ¡Espérame! [saliendo tras ella]

Nick: Hey, hey… [agarrándote de la cintura] No tan rápido, hermosa.

Tu: Nick [dándote la vuelta, quedando bastante cerca tuyo] Tú también estás todo remojado… Jaja.

Nick: [sonrió] Igual que tú [jugando con tu nariz]

Tu: Nick, Nick.. [separándote un poco] Nos van a ver.

Nick: Nadie nos presta atención. [acercándose seductoramente]

Tu: Las cámaras… [perdiéndote en su mirada]

Nick: Me adoran, pero están grabando allá por el lago…

Tu: Oh, Nick… [sin aliento]

Nick te ajustó más entre sus brazos y te besó. El repentino contacto de su cuerpo con el tuyo te hizo notar que antes de que él apareciera, estabas temblando de frío. Le echaste los brazos encima, olvidándote de que había docenas de personas alrededor, de lo que pudieran pensar, de lo que podrían rumorear…

Y entonces, una bola de agua estalló en tu cabeza..

Tu: ¡Ah! [asustada por el globo]

Nick: [sonriente]

Tu: [miraste su mano] Has sido tú… Tonto [echaste a correr hacia él]

Nick: Lo siento [gritó mientras huía] ¡Te amo!

Tu: ¡Nicholas Jerry! ¡Tú, arbusto podado! ¡Pedazo de broccoli sin rulos! ¡Ven acá, amor!

Nick: ¡Atrápame si pue…AH! [tropezando con alguien] Lo lamento.

Extra: Descuida [sonrió y siguió disparando chorros de agua]

Tu: ¡Ya te tengo! [aventándote a su espalda]

Nick: [desprevenido] Auch.

Tu: Jaja, perdón.

Nick: No te preocu… pfffshhh [cerrando ojos y boca].

Tu: [con la pistola de agua apuntándole en la cara] Ups.

Nick: Venganza ¿eh? Está bien [sonrió con la cara escurriendo] No me importa.

Tu: A mí tampoco. [mirada traviesa]

Nick: Espero que con esto no enfermes.

Tu: No pasa nada. [murmurándole al oído] He aprendido a bailar bajo la lluvia…

Nick: [te besó el cuello] Te amo, lindura… [frunciendo el ceño] Oye ¿qué es..?

Tu: [extrañada] ¿Qué cosa?

Nick: Esto [señalándote al cuello]

Tu: ¿Tengo algo? No puedo verme… [tocando el lugar que Nick indicaba] Ay no.. [helada].

Nick: ¿Qué te hiciste allí?  [ceñudo] Parece… [enrojeciendo] No me digas que yo…

Tu: [frunciendo los labios] No es nada, no importa. Ya se quitará, nadie lo ha visto. Olvídalo.

Nikck: [balbuceando]

Tu: Nick, cariño…

Nick: [sacudiendo la cabeza] Lo lamento. No pensé que… [riendo] Lo siento.

Tu: Es una bonita marca de amor [mascullaste sin mirarlo para animarlo]

Nick: Tú también me has hecho una.

Tu: [perpleja] ¿Qué dices? ¿Yo también te hice un…? [buscando en su cuello]

Nick: Ah. No, no. [echándose a reír] No me refiero a esa marca. Digo, tú me has tatuado el corazón…

Tu: Awn [enternecida], Nick. No me vuelvas a asustar de ese modo. [esbozando una sonrisa] Te quiero.

Le besaste en la mejilla.

Nick: Yo también, dulzura. [mirando alrededor] Será mejor que… Sí, tengo que irme. Hay que seguir rodando, aunque quisiera… [te robó un beso fugaz]. Ya me voy. Nos vemos luego. [salió corriendo]

Tu: [suspirando] Adiós, Nick.

[–Días después–]

Marilu: Joe, Joe, Joe…

Tu: Nick, Nick, Nick…

Analy: Nathanael, Nathanael, Nathanael…

Las tres murmuraron a espaldas del lago, con los ojos cerrados, suspiraron por última vez y lanzaron hacia atrás una moneda cada una; éstas chapotearon dejando ondas en su superficie, unas más grandes que las otras, que se esparcían hasta desaparecer.

Se volvieron al mismo tiempo.

Marilu: Les dije que iba a ser divertido.

Analy: Bueno, se ha sentido bonito.

Tu: ¿Creen que los chicos deban enterarse?

Todas: [mirándose de soslayo] No. [echándose a reír]

Tu: ¿Lo ves, _______? La naturaleza no ha sido mala del todo contigo.

Marilu: [resopló contenta] Okay, quizá empiece a cambiar de idea al respecto…

Tu: [apunto de agregar algo]

Marilu: [interrumpiéndote]… Pero no te prometo nada.

Analy: Después de 18 años [rió].

Tu: Lo que yo iba a decirles, es que, a la próxima que nos quedemos aquí…

Marilu: [enarcando una ceja]

Tu:… Nos quedemos a dormir en mi casa de campaña. ¿Qué dicen?

Marilu: ¿Otra vez con eso?

Tu: Chicas… [suplicaste]

Marilu: Ya te habíamos dicho de alguien que te acompañaría con gusto.

Tu: No es cierto [te cruzaste de brazos] Nunca me lo dijeron. Me dejaron con la incógnita.

Marilu: ¿Ah, en serio? [despistada] Bueno, cuéntale Anny.

Tu: [mirándola]

Analy: [sonrió negando con su cabeza] A ver, la persona que jamás te diría que no algo como eso… Tu novio, sis.

Tu: ¿Nick? Oh ¿y ustedes piensan que nos dejarían siquiera? Eso sería como dormir en sus cabañas…

Marilu: No es la primera vez que dormirían juntos. [se encogió de hombros]

Tu: Pero, HELLO. Todos pensarán mal…

Analy: Tengo una idea ¿Y si le dices a Dakota?

Marilu: [echándose a reír] ¿Dakota? ¿Hablas en serio? ¡Ella piensa igual que yo!

Analy: Pero le gustan las aventuras ¿no? Escuchen, parece que viene hacia acá ¿Por qué no le preguntas, ________?

Tu: ¿Y por qué mejor tú no acampas conmigo, ________?

Analy: Alguien debe quedarse con Marilu. [se excusó, tranquilamente]

Dakota: ¡Oigan, chavas! Están asando carne allá atrás ¿no se les antoja un poco? [mostrándoles un plato] Es que parece que va a sobrar un buen…

Marilu: ¿Comida? [emocionada] ¡Seguro! Vengan, chicas. Tengo hambre.

Tu: Oye Dakota, mis amigas son unas deja-morir. Así que, me preguntaba si la próxima noche en el campamento querrías pasarla conmigo afuera, en una tienda de campaña.

Dakota: [confusa] ¿Afuera? Ósea… ¿en el suelo y así? ¿dentro de una carpa?

Tu: Sí… Llevaríamos colchas para que sirvan de bolsas de dormir. Es que tengo ganas, será divertido. Anda [cruzando los dedos]

Dakota: Bueno, está bien. Será como una pijamada ¿no?

Tu: ¡Ay, gracias! [la abrazaste] La vamos a pasar bien, ya verás. [sacándoles la lengua a Marilu y a Analy]

Marilu: Huelo a un peso menos de encima… Tal vez sea la carne.

[–En el hotel, una noche–]

Analy: Ya sé que dijiste que ibas a vengarte, pero eso no se compara con lo que te hizo [rió quedamente]

Tu: No se me ocurre otra cosa. [murmuraste] Ella me pintó la cara de mil colores y salí como payaso, frente a Nick. [recordando]

Analy: Deberías agradecerle. Él te acarició el rostro mientras te ayudaba a limpiarte… [narró melodiosamente]

Tu: ¿Estás grabando?

Analy: Ya. [asintió, presionando el botón en la cámara] Este vídeo se llama: venganza.

Tu: No, no es cierto. [hablándole a la cámara] Se llama: Te amo mucho, Marie.

Marilu yacía dormida profundamente en su cama. Tú tenías un bote de crema batida en tu diestra y esperabas recrear la típica broma que todos realizaban con ella, mas con algunos detalles extras.

Tu: Eres tan dulce, amiga.

Vaciaste un poco del contenido en la mano que Marilu tenía tendida sobre la cama. Ella no se dio cuenta. Luego, con un pedazo de listón, comenzaste a hacerle cosquillas en la mejilla. Tu amiga se removió en sueños arrugando su nariz por un segundo y luego, se llevó la mano con crema batida a su rostro, manchándose por completo. Ustedes reprimieron una carcajada.

Tu: ¿Está grabado? Dime que sí, oh dime que sí. [susurrando bastante entretenida]

Analy: Claro que sí. Tú continúa… [mordiéndose el labio]

Sacaste silenciosamente una bolsa de gomitas en forma de gusanos de muchos colores y sabores y fuiste colocándoselos uno por uno sobre la cara cubierta de crema: en las cejas, en la boca, en la nariz… Después esparciste cacahuates con más crema batida y…

Analy: _______… [alertándote]

Marilu: [moviéndose un poco]

Tu: [alejándote de ella]

Marilu: [soltando un ronquido]

Tu: Creo que así está bien ¿no? Se ve suculenta. [reíste silenciosamente]

Analy: Y éstas fueron las aventuras de __________ y Analy. Dulces sueños, Marilu… [apagando la cámara]

Tu: Tomémonos unas fotos con ella. ¿Sí? [malévolamente]

[–Día Siguiente–]

Joe: Chicas, estaba la puerta abierta. Recibí su mensaje de que viniera… [entrando a su habitación]

Analy&Tú: Sshhhhhh….

Joe: ¿Por qué…? [bajando la voz]

Analy: Nada importante, descuida. [murmuró dándole unas palmaditas en la espalda]

Tu: Hey, Joe. Ten cuidado con Marilu. Está casi despierta. [le guiñaste el ojo] Y por cierto… Aquí tienes [le diste el bote de crema batida]

Joe: [observándolo con desconcierto] ¿Qué significa?

Tu: ¡MARILU! ¡JOE HA VENIDO A VERTE!

Analy: ¡Ah! El espejo, no lo olvides [dejándoselo en la mano]

Joe: ¿De qué se trata…?

Ambas: ¡Adiós!

Analy y tú salieron rápidamente del cuarto dando un portazo. El ruido debió de haber despertado a Marilu, así que su trabajo estaba hecho. Con un poco de suerte, Marilu despertaría viendo a Joseph con las manos en la masa, y claro, culpándolo de todo lo embarrado en su cara.

Tu: Debería sentirme culpable… Pero cuando seamos viejitas nos acordaremos de esto [sonreíste en el pasillo]

[–Más tarde–]

Kevin: Oh no… ¿De veras lo hicieron?

Nick: Uy, su cara. [haciendo una mueca]

Analy: Y Marilu jamás despertaba.

Kevin: ¿Tienen idea de cómo reaccionará…?

Tu: Dejamos a Joe para controlarla.

Nick: ¿Por qué no lo grabaron también a él? Hubiera aumentado la diversión [sonrió maliciosamente].

Tu: Necesitábamos escapar cuanto antes [acomodándote en su pecho]

Analy: [apagando la cámara de video, luego de que todos vieran su travesura] Me pregunto dónde están.

Kevin: ¿Para qué? ¿Se los enseñarán?

Tu: Uy no [te estremeciste]. Tal vez Joe pueda verlo, pero Marilu…

Analy: Será mejor esperar algunos meses [riendo por lo bajo]

Nick: Bueno, no ha sido la gran cosa. Ellos también se rieron un poco cuando saliste al público con toda tu cara rayada ¿no? [mirándote]

Analy: Pero eso fue algo que _______ añadió. Su broma no iba taaan lejos.

Tu: Desde entonces, me levanto todas las mañanas y me miro al espejo para asegurarme de que todo va bien n.n

Nick: Como sea. Aquel día te veías bastante linda [te murmuró al oído]

Tu: Ay, claro que no. [te ruborizaste] Sólo lo dices porque llevabas mucho tiempo sin verme.

Nick: Un error que cometí… [masculló casi para sí mismo]

Tu: Entonces te hube prometido perdonarte todas tus equivocaciones ¿te acuerdas?

Nick: [parpadeando] No deberías…

Tu: ¿Por qué no?

Nick: Es que… No, olvídalo.

Tu: [frunciste el ceño]

Analy: ¿… esta semana, ________?

Tu: [reaccionando] ¿Qué?

Analy: Que todavía piensas acampar con Dakota.

Tu: ¡Ah! Sí, claro.

Nick: Me habría gustado acampar contigo.

Kevin: Algo totalmente restringiiiido [canturreó]

Analy: En alguna otra ocasión Nicholas; _______ tampoco se querrá quedar con las ganas.

Tu: [sonriente] Podríamos ir algún día [encogiéndote de hombros]

Nick: De acuerdo, me agrada la idea.

Tu: Perfecto. El trato está hecho [le besaste en la mejilla]

Kevin: Hay algunas buenas áreas allá en California. Si es que no nos quieren dejar fuera, podríamos ir todos un fin de semana…

Analy: Oh, creo que Marilu [sacando su celular]… Ah, es un mensaje [leyéndolo en voz alta] ¿Dónde están? Bola de payasos. 

Todos: [rieron]

Analy: ¿Le digo que estamos acá en el salón?

Tu: Como quieras.

Analy: Bueno, podemos huir antes de que llegue…..

[–Minutos después–]

Joe: Mira, ya los encontré [entrando de la mano con Marilu]

Marilu: ¡Ah! Pero si son los agraciados. ¿De quién fue la idea, eh?

Kevin: Yo no sé nada [reprimiendo una risotada]

Analy: [desviando la vista]

Tu: [sonriendo estúpidamente]

Nick: [sin apartar su mirada de ti]

Marilu: Y la ganadora es….

Joe: La bruja de __________.

Tu: ¿Yo? [haciéndote la inocente] Por favor. Fue Joe quien tenía la crema batida en las manos ¿no es cierto?

Marilu: Sí pero… ¿Cómo iba a enojarme con él? [le echó una mirada y luego lo abrazó] Josephin ayudó a quitármelo todo de la cara.

Joe: Con el sacrificio de colmarla de besos… Fue una sabrosa mezcla, al fin y al cabo.

Marilu: Sabrosísima.

[– Un día a la tarde-noche –]

– ¿Puedes hacerme una promesa?
– Por supuesto.
        ~      ~      ~
– Sólo quiero que si alguna vez vuelvo hacer algo mal…
– No has hecho nada malo.
        ~      ~      ~
– …. No quisiera volver a hacerte daño.
– Está bien, no hay manera de que lo hagas.
– Sólo quiero que me perdones si vuelve a pasar. Si vuelvo a meter la pata… Discúlpame.
– Claro. Lo haré. Siempre lo hago. Es una promesa.
– Uh, no… No quiero que lo prometas. Quiero que lo hagas por voluntad, recordando que soy un idiota.
~      ~      ~
– ¿Estás triste?
– Sí. ¿Cómo no estarlo? Estoy apunto de dejarte sola.
~      ~      ~
– … Despidámonos sonrientes.
– ¿Cómo se supone que no llore si estás apunto de dejarme sola?

 Suspiré.

– Está bien. Todos cometemos errores.
– Tú también los cometes, así que no te preocupes. Yo entenderé.

Ojalá… Ojalá así sea.

Otra vez.

¿Qué ocurrirá? (:

Feliz 2012, chicas!

No sabía como continuar este capítulo… Espero que a ustedes les haya gustado! Lo cierto es que trate de hacerlo lo más «amplio» en cuestión a temporalidad :P porque, finalmente, siento el último capítulo bastante cerca…

Y no tengo idea de cómo escribirlo. JA. A ver si se me ocurre algo bonito. Tengo unas ideas pero… pff. Quizás me demore más de lo debido, ahora que lo pienso XD

Espero que este año les traiga bendiciones, alegría y salud a ustedes y a sus seres queridos. Reitero en el hecho de que, los Jonas estarán aquí para nosotras :’D así que, KEEP DANCING UNTIL TOMORROW c:

¿Recomiendan? COMENTEN :D Please.

PD. Díganme algo con respecto a la parte «hot» JAJAJAJAJ. Fue entretenido escribirla.

PDPDPD. ¿ALGUNA DE USTEDES HA LEÍDO ALGO DE LA ESCRITORA ESPAÑOLA LAURA GALLEGO GARCÍA? Díganme que sí :c Si no, les recomiendo abiertamente MEMORIAS DE IDHÚN. Son unos estupendos libroooooos <3 Estoy enamorada de Kirtash.

LAS QUIERO! MIL BESOS ;)

.